Comunidad Javeriana
Medioambiente
Diciembre 20, 2024
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Transformación de territorios desde la educación y la agroecología

Manuela Correa participa en un proyecto educativo comunitario que está cambiando la manera en que niños y adolescentes entienden su entorno. Se trata de un proyecto agroecológico en la vereda Cariaco Bajo, enfocado en fortalecer las capacidades de liderazgo local para garantizar el crecimiento autónomo del territorio, ampliar las actividades económicas y asegurar el financiamiento para su sostenibilidad.

Cariaco Bajo es una vereda de clima medio situada en el municipio de Consacá – departamento de Nariño, al suroccidente de Colombia, está localizada entre los 1.500 y 1.600 metros sobre el nivel del mar y se caracteriza por su riqueza agrícola, centrada en cultivos de café y frutales, y por la importancia de fuentes hídricas como los ríos Guáitara y Cariaco.

En este contexto, Manuela Correa, estudiante de la Maestría en Educación para la Innovación y las Ciudadanías de la Pontificia Universidad Javeriana promueve ejercicios intergeneracionales de memoria sobre el territorio y la sostenibilidad a través del proyecto Comprensión del territorio rural desde proyectos educativos agroecológicos con niños, niñas y adolescentes, liderado por la Facultad de Educación de la Javeriana.

Lo que hace especial el aporte de Manuela al proyecto es que, como parte de su trabajo de grado, decidió vivir junto a su familia en la comunidad de Cariaco Bajo durante tres meses, realizando un profundo trabajo etnográfico que le permitió comprender aún más las dinámicas del territorio y sus habitantes.

De esta forma, la iniciativa sobre prácticas intergeneracionales de memoria sobre el territorio, desarrollada inicialmente como una práctica social, ahora beneficia a cerca de 20 niños de la Institución Educativa San Miguel y la Asociación Flor de Monte; además involucra activamente a al menos 10 adultos, incluidos padres de familia, docentes, personas mayores y miembros de la asociación quienes apoyan y se vincularon a las actividades.  

La Asociación Flor de Monte, pieza clave en esta transformación, se constituyó legalmente hace dos años bajo el liderazgo de Silvia Gómez, quien ha trabajado por más de dos décadas en temas de agroecología y conservación ambiental. Esta organización, integrada en su mayoría por mujeres, fomenta prácticas agrícolas sostenibles, como el cuidado de semillas nativas, economías justas y la educación ambiental. Su eco tienda y restaurante son espacios que además de promover el comercio local, también funcionan como escenarios pedagógicos para niños, jóvenes y adultos.

Educación fuera del aula y para distintas generaciones

Un pilar esencial de esta iniciativa ha sido la participación activa de niños y adolescentes en actividades educativas y artísticas, como talleres de pintura y fotografía. Manuela Correa destaca que “estas experiencias han servido para explorar la importancia ecológica de las abejas y otros recursos locales, fomentando la educación ambiental y la sostenibilidad”. La educadora menciona que se realizan actividades clave como mesas de diálogo, talleres creativos y recorridos por el territorio, que han fortalecido los vínculos entre actores locales de diferentes generaciones y participantes del proyecto. Estas dinámicas no solo han impulsado el aprendizaje, sino que también han promovido la cohesión comunitaria, pues se ha demostrado cómo el conocimiento compartido trasciende las barreras de edad y roles tradicionales, creando un espacio inclusivo y enriquecedor.

Este enfoque pedagógico crítico y contextual fortalece el tejido comunitario mediante conexiones transgeneracionales y ejercicios de memoria territorial, y se configura como un ejemplo valioso para repensar la educación en sintonía con las necesidades y experiencias de las comunidades al integrar conocimientos locales y saberes escolares formales.

Formación y desafíos

El paso de Manuela Correa por la Pontificia Universidad Javeriana fue clave para moldear su visión educativa. Durante su formación como licenciada en Pedagogía Infantil y estudiante de la Maestría en Educación para la Innovación y las Ciudadanías, adquirió herramientas pedagógicas e investigativas que le han permitido diseñar estrategias que integran la educación ambiental, la agroecología y el trabajo comunitario. Cabe destacar que su labor se inscribe en un proyecto que la Facultad de Educación viene desarrollando con esta comunidad desde 2017, lo que refuerza su raíz en un esfuerzo colectivo y continuado.

Si bien el proyecto tiene un impacto positivo, garantizar su sostenibilidad es uno de los mayores desafíos. Actualmente, la Asociación Flor de Monte busca apoyo financiero a través de convocatorias gubernamentales y municipales para continuar las actividades. Además, mantener la participación activa de la comunidad requiere un esfuerzo constante de sensibilización y coordinación. Sin embargo, la alianza de la Asociación Flor de Monte, de la Escuela San Miguel y de la Facultad de Educación de la Javeriana ha sido crucial para superar obstáculos, proporcionando una base sólida para avanzar hacia un modelo educativo y social más autónomo y sostenible.

Esta experiencia demuestra que la educación, cuando se integra con el territorio, puede generar transformaciones significativas, dejando una huella duradera en las comunidades.