Acompáñenos en la vida buena y la salud mental
A través del tiempo…
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Por: FERNANDO CABALLERO | PALENCIA |El Norte de Castilla.es
El profesor Roberto Zarate asegura que hay evidencias de los éxitos de la recuperación de los pacientes.
Por: Semna | Semana.com
El psiquiatra Hernán Santacruz, profesor emérito de la universidad Javeriana y miembro del grupo de atención siquiátrica y psicosocial en desastres, señala por qué es tan importante la recuperación psicológica de las víctimas después de tragedias como la de Mocoa.
SEMANA: ¿Qué efecto deja en los sobrevivientes una catástrofe de estas proporciones?
Hernán Santacruz: El primer efecto es estrés agudo que se caracteriza por un estado hiperalerta con una gran ansiedad, insomnio y en el que se pueden producir momentos de agitación desordenada o conductas riesgosas. Otros, sin embargo, hacen episodios de quietud absoluta, de parálisis, que dura unas horas o unos días. La gente se queda como pasmada. Esta fase de estrés agudo se describe hasta las 4 semanas. Luego de este tiempo, la mitad se recuperan completamente.
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SEMANA: ¿No todos sufren del mismo modo?
H.S.: De 100 personas que viven un impacto como el de Mocoa 50 están bien y 50 hacen estrés agudo y de estas últimas la mitad desarrolla trastorno de estrés postraumático, una condición que se define por un estado constante de ansiedad, insomnio o pesadillas en las que reviven una y otra vez los momentos más aterradores de la experiencia. También se caracteriza por pérdida de apetito y crisis de pánico que se pueden desencadenar cuando cualquier evento les recuerda la tragedia que vivieron.
SEMANA: ¿Cómo se alivia esta condición?
H.S.: Este estado, con tratamiento y sin tratamiento, va a resolverse en los primeros seis meses pero 12 por ciento de la población inicialmente afectada quedará con estrés postraumático crónico. Esos son los que tienen estrés postraumático en los siguientes seis meses al desastre.
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SEMANA: ¿Qué hace que estas personas no se curen?
H. S.: Se ha observado en las tragedias de Armero y Armenia que una cosa que agrava mucho y que empeora el pronóstico de estas personas es vivir durante periodos muy prolongados en campamentos, en sitios de damnificados, que son planteados inicialmente por corto plazo y se vuelven sitios de permanencia por años. Hay que evitar que se queden en esos sitios más de seis meses. Idealmente lo que se debe buscar es que toda la gente que perdió sus casas se aloje con familiares y amigos y se una a personas de su cercanía. El alojamiento en campamentos hace mucho daño, sobretodo a los jóvenes, porque se pierde el sistema de control sociales que las comunidades siempre tienen.
SEMANA: ¿Cuál es el momento crítico para iniciar la atención?
H.S.: La gente de Mocoa va a necesitar ayuda en las próximas tres o cuatro semanas y esa ayuda no debe limitarse a los fármacos. Una vez se subsana el cobijo y la comida, las víctimas deben recibir consulta psicológica de manera grupal, porque hacerla individual es muy difícil. Lo ideal es trabajar en grupos por una hora y media. Cabe agregar que quienes han sido victimas son los más pobres del pueblo, son sujetos desplazados de áreas de conflicto y entonces ya vienen vulnerados. Van a requerir ayuda más intensa porque ya vienen de estar mal desde hace mucho tiempo.
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SEMANA: ¿Es conveniente aliviar estos síntomas iniciales con medicamentos?
H. S.: Desde lo farmacológico debe evitarse usar los tranquilizantes conocidos como benzodiazapinas. Se tienden a usar pero estos medicamentos impiden la recuperación. En general es mas útil bajar al ansiedad con otras drogas como propanolol o antidepresivos de efectos sedantes, en dosis bajas.
SEMANA: ¿Cómo es el manejo con los niños?
H.S: Los niños que se quedan sin papas y aislados deberían merecer la atención primordial. Deben ser cuidados, protegidos y se debe iniciar la búsqueda de los adultos. Eso pasa en los primeros días de confusión inicial. Esperemos que algunos de ellos, ojalá pocos, queden perdidos.
SEMANA:¿Recomienda algunos primeros auxilios mentales para las víctimas?
H.S.: Todos los socorristas están capacitados para dar auxilios psicológicos a las víctimas y el primero es resguardar la vida de los sobrevivientes y resolver sus necesidades básicas de abrigo, hidratación, techo. Obviamente hay que evitar decirles ‘usted viera como están los demás’ o cosas así. Se debe procurar escuchar y siempre tener abierto un contacto para que la víctima sepa a donde dirigirse.
SEMANA: ¿Por qué es tan importante atender este tema desde la perspectiva psicológica?
H.S.: Porque mientras más gente reciba ayuda en las primeras semanas habrá menos estrés postraumático en los meses siguientes, y por lo tanto menos crónicos habrá.
SEMANA: ¿Qué pasa si no se tratan bien estos casos?
H.S.: Lo grave es que deja secuelas. Aquellas que lo necesitan y no se tratan pueden tener más tarde sintomatología depresiva. En Armenia, por ejemplo, algunos se volvieron drogadictos o alcohólicos sin antes haber padecido esas patologías
SEMANA: Cómo lidiar no solo con la pérdida de seres queridos sino de todo lo material?
H.S.: Son duelos múltiples y especialmente complicados porque el impacto del evento fue sorpresivo. La intensidad y la duración son los dos elementos que marcan el trauma. Esto no había pasado allá en Mocoa y fue una tragedia brusca y el elemento de lo inesperado es un factor crucial en el trauma. La avalancha aparece y dura 4 a 6 horas, pone en peligro la vida de los que viven allí y ocurre de noche. Si esto pasa de día sería diferente.
SEMANA: ¿En Colombia sabemos atender estas catástrofes?
H.S.: De todas las tragedias hemos aprendido muchísimo y por eso ya muchos de la tragedia de Mocoa están en Neiva y Pasto. Hemos observado que quienes han tenido lesiones físicas están menos mal psicológicamente que los que están sanos. A los heridos les cambia el destino de la angustia. Es como si la herida los protegiera. Además están siendo apoyados inmediatamente con enfermeras y médicos y protegidos o acunados por la gente que se ocupa de ellos. Los indemnes están más vulnerables al daño síquico.
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SEMANA: ¿Cuánto pueden durar los traumas?
H.S.: El estrés postraumático crónico, el que se prolonga más de seis meses, puede durar toda la vida. Aún hay gente en Armero que tiene reacciones catastróficas cuando se va la luz porque allá se fue la luz antes de la avalancha. Y son sobrevivientes de hace 30 años que se asustan y hace reacción de terror por el simple hecho de que se vaya la luz; les revive el evento que los marcó.
SEMANA: ¿Qué no se debe hacer?
H.S.: Hasta donde sea posible no separar las familias, que la víctima esté con los suyos, con conocidos y amigos. Observamos en la tragedia del río Paez que las redes de solidaridad comunitaria son más fuertes y sólidas entre los paeces y desde el comienzo el impacto sicológico allí fue más bajo que en Armero y en Armenia. Las poblaciones indígenas nuestras son más idóneas para soportar estas desagracias porque tienen un grado de solidaridad y acompañamiento mayor. Esos vínculos los protegen. En las ciudades todo eso se destruye.
Zuli: Estudiante de grado 11 edad:16 años
¿Qué le dice “vida buena?
Yo imagino que la vida buena es tener una familia, un buen trabajo, amigos, felicidad. Es tener una vida saludable y tener una buena vida.
¿En la cotidianidad cómo ha vivido una vida buena?
La separación de mis padres no puede afectarme que yo siga mi felicidad y mis proyectos, y que me quede estancada. Si, duele mucho, pero uno lo va aceptando, siempre que tenga el apoyo de los dos se puede seguir.
¿Qué lugar ocupan los otros en esta experiencia de “vida buena”?
Viendo la vida de mis compañeras es muy importante la relación con los papás. Cuando son malqueridos es una vida devastadora, para los padres y los hijos. Los papás viven mucho rechazo y no quieren a los hijos, porque el marido los dejó. Los papas con sus conflictos hacen que los hijos tengan una vida devastadora y tratan a los hijos como una pelota, no hay estabilidad y piensan que el niño es el problema y no de ellos.
Zuli: Estudiante de grado 11 edad:16 años
¿Qué hay que cambiar para que la” vida buena” sea algo que se comparte con otros?
Yo creo que uno no puede pensar solo en uno, sino en todos, escuchar lo que les pasa a los otros. Con mis amigas nos apoyamos y conversamos mucho de lo que nos pasa.
También creo que uno puede ser poderosa, tener dinero, ser importante, tener apoyos, afecto, familia y amigos. Pero, uno debe ser uno mismo, sin importar lo que piensen los demás.
Muchas veces se piensa que el malestar y el sufrimiento no van con la “Vida buena”, ¿Qué piensa usted de esta afirmación?, ¿Cuál es el valor de las distintas caras de la misma moneda?
No todo es perfecto y yo pienso que tener una buena vida, no significa “vida perfecta” y considero que en un lapso de tiempo uno puede tener malestar y dificultades pero se tiene que mirar cómo resolverlas.