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Empezó un nuevo año y con él la esperanza que podemos alcanzar una vida buena. ¿Es humano preguntarse si el año nuevo traerá mejores oportunidades que el anterior y si será más satisfactorio? Muchos por la curiosidad acuden a la lectura del tarot, horóscopo, o cartas adivinatorias, buscando certezas.

No tenemos respuestas, pero si, que es posible conseguir una vida buena si trabajamos en algunos propósitos colectivos que, complementados con las aspiraciones individuales, lo podremos alcanzar

 

  • En las relaciones con los otros, tómate un tiempo para entender su perspectiva. Que tu punto de vista no sea el único valedero.

 

  • Dale la vuelta a lo que te hace sufrir, crea otras posibilidades más llevaderas que transformen la situación en un mejor vivir.

 

  • Renueva tu compromiso con la naturaleza. Cuida una planta, conserva un equilibrio con el medio ambiente, sé razonable con el uso de los recursos naturales, eso nos brindará tranquilidad a largo plazo.

 

  • Sé solidario con los otros, eso te dará un sentido de vida. El mundo no gira alrededor de uno.

 

  • Cuida de los tuyos como a ti mismo. En los cuidados mantén el principio. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.

 

  • Cultiva tu espiritualidad, cuida tu cuerpo, equilibra tus emociones, haz las cosas lo mejor posible y mantén buenas relaciones con tu familia, amigos, colegas; ellos son el soporte de la existencia.

 

  • ¡Procura ser feliz y haz feliz a los otros! Ese es el sentido de una vida buena.

 





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A propósito del aumento de la licencia de maternidad que se decretó en Colombia recientemente, le invitamos a escuchar nuestro programa de radio sobre lactancia y trabajo.

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Por: Redacción de El País |El País.com.co

 

El permiso remunerado de las madres trabajadoras aumentó 4 semanas. La norma entra a regir este mes.

Con la sanción del presidente Juan Manuel Santos a la Ley 1822 del 4 de enero de 2017, se hace realidad el aumento en cuatro semanas a la licencia de maternidad. Lea también: Santos aprueba ley que amplía a cuatro meses y medio la licencia de maternidad

Es decir, que una vez se publique en la Gaceta Oficial la nueva norma (en este mes), todas las mujeres que salgan a tomarse ese permiso remunerado, lo harán por 18 semanas y no por 14, como está en la actualidad.

   Según explicó la autora de la iniciativa, Tatiana Cabello (representante a la Cámara por el Centro Democrático), la ley permitirá a las madres estar al cuidado de sus bebés durante los primeros cuatro meses y medio de vida, fundamentales porque garantizará, entre otras, la lactancia materna exclusiva.

  El País explica  cómo funcionará la nueva ley.

¿Qué es la licencia de maternidad?

De acuerdo con la nueva ley, que modifica el artículo 236 del Código Sustantivo del Trabajo, “toda trabajadora en estado de embarazo tiene derecho a una licencia de 18 semanas, contadas a partir del día del parto o del tiempo que estipule el médico que debe ausentarse de su trabajo.

A la madre se le deberá pagar el salario que devengue al momento de iniciar la licencia. En caso de que la madre trabaje a destajo o por tarea, se tomará en cuenta el salario promedio devengado por la trabajadora en el último año de servicio.

¿Qué debe hacer  para obtener la licencia?

La trabajadora  deberá presentar al empleador un certificado médico en el que conste el estado de embarazo, el día probable del parto y la indicación del día desde el cual debe empezar la licencia, según recomendación médica. Se estima que las licencias han de iniciarse dos semanas antes del parto.

¿La licencia de maternidad aplica para las mamás con hijos adoptados?

También aplica para las mamás adoptantes. En este caso se asimilará a la fecha del parto a la fecha de la entrega oficial del menor adoptado.

Si la madre muere en el parto, ¿el padre del bebé puede tomar la licencia de 18 semanas?

Sí. También aplica para la persona que quede a cargo del recién nacido sin apoyo de la madre, sea por enfermedad o muerte. Si la madre muere durante la licencia, el padre o la persona que quede a cargo del menor terminará la licencia.

 ¿Cómo se cuenta la licencia de maternidad?

Se empieza a contar desde que el médico la autoriza (generalmente es una o dos semanas antes del parto). Si no tomó esas semanas antes del nacimiento, podrá tomar las 18 semanas a partir del parto.

¿Qué pasa con la licencia cuando el niño es  prematuro?

Se contará desde la fecha en la que el médico certificaba el nacimiento del bebé (con el tiempo completo). Es decir que la madre estará ausente del trabajo el tiempo faltante del embarazo y las 18 semanas de licencia.

 ¿Si el parto es múltiple?

La licencia será de 20 semanas.

¿Se mantiene la hora de lactancia materna cuando la madre vuelve al trabajo?

 Sí se mantiene.

Si actualmente estoy en licencia de maternidad, ¿puedo extender las semanas de la nueva ley?

No, la norma no es retroactiva.

¿Se amplió la licencia de paternidad?

No. El padre tendrá derecho a ocho días hábiles. Para ello deberá presentar el certificado de nacimiento a la EPS, en los  30 días siguientes a la fecha del nacimiento del hijo.

¿A quién corresponde cubrir la licencia de paternidad remunerada?

Está a cargo de la EPS, para lo cual se requerirá que el padre haya estado cotizando efectivamente durante las semanas previas a la licencia.

Salas para lactantes Se estableció en la nueva ley  que  las entidades públicas y empresas privadas deben  adecuar un espacio para que las mujeres en período de lactancia que laboren allí cumplan esa función. En ellas se podrá extraer la leche materna, asegurando su adecuada conservación durante la jornada laboral.  En el caso de las empresas privadas,  están obligadas las que tienen capitales iguales o superiores a 1500 salarios mínimos o las que tengan capitales inferiores a ese monto, pero que tengan más de 50 empleadas. El Ministerio de Salud tiene seis meses  para establecer los criterio técnicos para la operación de estas salas. Las empresas públicas tendrán dos años y las privadas cinco años, para adecuarlas.

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Por: |El Diario.es

Joan Tronto (Minnesota, 1952) asiente a cada palabra. Persigue con la mirada cada movimiento y atiende, con interés extraordinario, cada consigna que la jefa de prensa del Col·legi d’Infermers i Infermeres de Barcelona –donde ha realizado una charla– lanza. “Ella me cuida hoy”, explica risueña.

Ella misma traza el paralelismo entre una anécdota tan nimia y lo robusto de su tesis de estudio: la ethics of care (ética del cuidado), teoría feminista de principios de los años 90, compete cada espacio de la vida de las personas. Ser consciente de ello es lo que hace que Tronto, doctora en la Universidad de Minnesota y acostumbrada a los viajes y simposios, muestre tanto interés en las palabras de su entorno.

Para Tronto, todo está relacionado con el cuidado: las relaciones, las estructuras… La democracia. “Por supuesto también el trabajo”, destaca la politóloga, que relaciona la ética del cuidado con el decrecimiento económica y califica el cuidado como algo “revolucionario”. Un cambio de paradigma.

Tronto apuesta por reducir las jornadas laborales e invertir menos en paliar y más en prevenir. “Cuántas horas trabaja usted?”, pregunto. “Muchas”, dice mientras ríe. “Yo tengo la posibilidad de invertir tiempo en algo que me gusta, pero no podemos obligar a la gente que trabaja en algo menos satisfactorio a que haga lo mismo”, concluye.

El concepto ética del cuidado nos acompaña toda la vida, aseguran sus estudios. Pero los términos en si no nos resultan familiares.

El cuidado es una parte esencial de lo que significa ser humano. No se puede entender la humanidad sin entender lo que significa cuidar de los demás. Existen muchos tipos de relaciones diferentes que implican el cuidado.

Define el cuidado como “antídoto contra el capitalismo”.

El cuidado no forma parte de muchas teorías políticas. Pero yo, como teórica feminista, lo pongo en el centro: ¿Qué pasaría si nos tomáramos enserio esta parte de vida? Creo que la del cuidado es la mejor crítica al capitalismo; pone en relieve la falacia que el mercado es la manera de entender la vida humana… El mercado presume que somos racionales, autónomos. Entes individuales. El capitalismo construye un patrón de persona que se corresponde a un segmento pequeño de la sociedad. Dice que sólo tenemos responsabilidad sobre nosotros mismos o, cómo mucho, sobre la familia. Esa no es una manera muy certera de entender la vida.

¿Cómo somos, según la  ética del cuidado?

Los humanos somos dependientes desde nacimiento. Necesitamos a la gente incluso para sentirnos seguros, ¿más prueba que esa? Necesitamos cuidados cada día de nuestra vida. Incluso en cosas más mundanas: comer, asearse… También cuando crecemos y enfermamos; o cuando envejecemos… Todas estas cosas pueden convertirse en algo dramático si descuidamos el cuidado en la sociedad. Cuando empecemos a reconocer cuánta de nuestra felicidad viene de los cuidados…

La especialista ha expuesto su tesis en el Col·legi de Infermeres i Infermers SANDRA LÁZARO

¿Se preocupan las sociedades por el cuidado?

No. Se preocupan por los mercados. [Larga pausa] Y a mi me preocupa lo siguiente: ¿Por qué invertimos tanto tiempo en la producción económica? Incluso en las sociedades democráticas pensamos: ‘Si tenemos más trabajo, más producción, la vida humana será mejor’. Y no es cierto. La vida de la gente, con más, no es mejor. Necesitamos una economía del cuidado.

¿Qué significa eso?

Simple: producir menos y centrarnos más en cuidarnos.

Usted defiende, bajo la teoría feminista, que debemos erradicar la idea del cuidado como algo natural. Algo dado.

De ahí viene la opresión de la mujer, de entender el cuidado como algo natural. Pues los roles sociales los creamos nosotros. Y esto es una cuestión de justicia: unos privilegiados bloquean a otros que lo son menos. Los que están arriba, fruto de su posición, hacen que los otros hagan lo que ellos no quieren. Y por esa simple razón, los hombres, que son los que están arriba, los presentes en la esfera pública, han relegado a las mujeres… A sus casas. La pregunta es: ¿Es más natural para las mujeres la cura?

No. Son enseñadas a cuidar, lo hacen por el privilegio de los hombres.

En 1987 usted escribía sobre esta cuestión: Más allá de la diferencia de género. Hacia una teoría del cuidado. ¿Hemos avanzado en algo?

Las cosas mejoraron un poco hace unos años, pero empeoraron aún más después. Cosas del capitalismo.

Balance pesimista.

[Ríe] Sí, visto con la perspectiva de la historia de las ciencias sociales modernas es dramático. Pero comparado con la historia de la humanidad, no está mal. Hace realmente poco que hablamos de los cuidados, por lo que soy optimista. Esta es una idea revolucionaria y sólo estamos al principio del cambio.

Cuando habla de cuidado lo expande a ciudades, estados… A la misma democracia.

Hay varias cosas que deben pasar. Necesitamos pensar en las necesidades humanas y medioambientales. Y pensar quién tiene esas responsabilidades: aquí entra la política. Organizamos las responsabilidades atendiendo al pasado, debemos repensarlo: qué cojo y qué no cojo. Esas elecciones están relacionadas con el cuidado, y en ello está involucrada cualquier estructura y institución de la sociedad.

Tronto califica los cuidados como un “antídoto del neoliberalismo” SANDRA LÁZARO

¿Cómo afecta esto al sistema médico, concretamente? Usted ha hablado ante un auditorio de enfermeras y enfermeros.

El sistema médico también debe repensarse. La medicina es un ejemplo claro de cómo la ciencia nos lleva, generalmente, por el mal camino. ‘Puedo hacer un nuevo medicamento que curará…’. ¡Guau! Igual deberíamos gastar menos dinero en la industria, y más en la gente. Igual pensando en la gente nos damos cuenta que necesitamos menos. Menos, sobretodo, trabajo.

¿Decrecimiento?

El capitalismo quiere traducirlo en términos de mercado. Incluso las relaciones y los cuidados. Hay un libro, Born to buy [Juliet Schor, 2004], que lo ilustra: en América la gente trabaja 50 horas a la semana. Y les preguntas: ‘¿Para qué?’. Ellos contestan que es para darle un futuro a sus hijos, para comprarles cosas a sus hijos. Lo que no nos hemos planteado es que tal vez invirtiendo más tiempo con ellos, necesitarán menos cosas. Y eso habla de lógicas de la producción, que deben ser substituidas por lógicas del cuidado.

Eso no parece competer a la mayoría de la gente, que no tiene posibilidad de decidir. ¿Qué pequeños cambios podemos hacer?

Volvamos a Marx: ¿Por qué cambiamos nuestro tiempo? Dinero? Necesitamos trabajar la mitad, 20 horas. Con mejores salarios. Pero eso será complicado. Para bajarlo a un nivel cotidiano: la gente debe democratizar y cambiar cada institución de la que forma parte. Familia, amistad, comunidad. ¿Qué puedo hacer cada día para reducir lo que consumo y a la vez mantener las relaciones con mi entorno? Aquí reside el cambio. El poder de la ética del cuidado reside en cómo entiende la vida cada uno: cuidarse es lo más importante.





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Por: ESTUDIO DE LA REVISTA MÉDICA BRITÁNICA “THE LANCET” |noticiasdenavarra.com

Unos 50 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad que disminuye las funciones del cerebro.

LONDRES. Un estudio indica que se dan más casos de demencia en personas que viven cerca de calles con mucho tráfico, posiblemente debido al ruido y la contaminación ambiental, según informa hoy la revista médica británica “The Lancet”.

El análisis, hecho en Canadá durante un periodo de 11 años, señala que un 7 % de los casos de demencia correspondió a personas que vivían a unos 50 metros de carreteras con intenso tráfico.

Según los expertos, se estima que unos 50 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad que disminuye las funciones del cerebro y cuyas causas aún se desconocen.

El médico Hong Chen, de la Sanidad Pública de Ontario (Canadá), es uno de los principales investigadores del estudio realizado entre dos millones de personas entre 2001 y 2012.

De acuerdo con el análisis, se diagnosticaron 243.611 casos de demencia durante esos años, pero se observó que el riesgo fue mayor entre los que vivían cerca de calles siempre congestionadas.

Los expertos observaron que los casos de demencia fueron un 7 % más altos entre los que vivían a 50 metros de calles con tráfico, un 4 % más altos entre los que residían entre 50 y 100 metros de estas carreteras y un 2 % de los que estaba entre 101 y 200 metros.

Hong Chen dijo en su estudio que es necesario llevar a cabo más investigaciones para entender este vínculo, “especialmente sobre los efectos de los diferentes aspectos del tráfico, como la contaminación ambiental y el ruido”.

La investigación sugiere que partículas ultrafinas, el ruido, el óxido de nitrógeno y el desgaste de los neumáticos pueden influir en el desarrollo del mal.

No obstante, los investigadores sólo observaron dónde vivían las personas con demencia, por lo que se muestran a favor de hacer más estudios sobre esta enfermedad.





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Por: psiquiatria.org.co | scielo.org.co

La ACP lamenta profundamente el fallecimiento del Dr. LUIS ALEJANDRO CÁRDENAS REYES y hace llegar a sus hijos y nietos el más sentido pesame.

VIDA Y OBRA AL SERVICIO DE LA PSIQUIATRÍA

LUIS ALEJANDRO CÁRDENAS REYES

El Profesor Luis Alejandro Cárdenas Reyes nació el 16 de mayo de 1927, en la que él llama de manera un tanto pomposa “la muy noble y leal ciudad de Santiago de Tunja”. Hijo de Rafael Cárdenas Molano y Efigenia Reyes Aguilera, fue criado en un hogar estable, armónico y cristiano, donde compartió con dos hermanas menores: Lola y Efigenia. Aprendi ó a leer, a escribir y las nociones básicas de matemáticas a los cinco años de edad, gracias a las lecciones de un tío materno. Posteriormente ingresó al colegio de Boyacá donde cursó los últimos años de primaria y el bachillerato académico, que terminó en 1944.

“Por esa época Tunja era una ciudad provincial con intensa actividad acad émica, cultural y deportiva, muy competitiva, en que nos enfrentábamos todos los nuevos miembros de la sociedad Tunjana, ya que el colegio recibía todo tipo de clases sociales: alta, media, obrera, campesina acomodada, hijos de profesionales y artesanos con quienes convivíamos, sufríamos y disfrut ábamos”.

Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en 1945. Terminó sus estudios en 1950 y vivio a plenitud los momentos aciagos de abril del 48. “Compartí los estudios universitarios con diversidad de compañeros de otras provincias y de la capital; con oligarcas, niños ricos y pobretones como yo; con cristianos, judíos, musulmanes, grande amalgama social de la realidad universitaria colombiana”. Estudiaba en los pasillos del Capitolio Nacional en los fríos amaneceres bogotanos y particip ó en algunas huelgas estudiantiles sin importancia ni trascendencia. Se inclinó por las disciplinas de la Medicina Interna y poco por las actividades quirúrgicas en el viejo e inolvidable Hospital de La Hortúa.

A muy temprana edad se interesó por la Psiquiatría, a partir de la lectura de la novela El médico de las locas de Javier de Montepin. Su primer contacto con esta disciplina fue en el Asilo de Locas de Bogotá, acompañando a Carlos Arteaga Camero en la elaboración de su tesis de grado. Allí conoció a los profesores Edmundo Rico, Luis Jaime Sánchez, Álvaro Villar y Ariel Dur án, entre otros. “Fue un paso relativamente corto dadas las otras exigencias académicas, pero que confirmó mi profunda vocación por la actividad psiquiátrica”.

Contrajo matrimonio con Soledad Sastoque Pulido en diciembre de 1950 y con ella viajó para cumplir con el requisito de la medicatura rural a Cunday (Tolima) donde permaneció dos años. “Además de practicar la medicina, conocí la violencia política, conviviendo con esa endemo-epidemia que ha asolado nuestra patria, pero al mismo tiempo me enteré de primera mano de las enormes necesidades de nuestra población en educación, salud, cultura y recreación”.

A su regreso a Bogotá en 1953, inició su actividad psiquiátrica formal en el Frenocomio de Varones de Sibaté, vinculándose sin nombramiento ni emolumentos durante tres años, bajo la dirección de Luis Jaime Sánchez. Simult áneamente, inició otras actividades académicas ocupando los siguientes cargos: Preparador por concurso (Medicina Legal – 1953); Interno por concurso (Clínica neurológica y psiquiátrica ” 1954); Jefe de clínica por concurso (Clínica neurológica y psiquiátrica ” 1955 y 1956); Jefe de clínica por concurso (Neurología, psiquiatría y psicosomática ” 1957 y 1958), todas ellas en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. Además, fué médico legista y psiquiatra forense por concurso (Instituto Nacional de Medicina Legal ” 1960 a 1967), profesor de Psiquiatría Forense y Medicina Legal en las Universidades Libre de Colombia y Gran Colombia, profesor de Psiquiatría Clínica en la Facultad de Medicina del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario “donde alcanzó el grado de Profesor Emérito- y de la Pontificia Universidad Javeriana, donde es actualmente Profesor Titular.

Fue Miembro fundador y primer presidente de la Asociación de Estudios Psiquiátricos de Bogotá y Miembro fundador de la Asociación Colombiana de Psiquiatría. asistió a los primeros 25 congresos ininterrumpidamente. En 1961 presentó, junto con el Dr. Luis María Beltrán, el trabajo: Situación actual de la asistencia, docencia, prevención y otros aspectos de la psiquiatría colombiana. Fue Jefe de Consulta Externa por concurso de los hospitales psiquiátricos de la Beneficencia de Cundinamarca por 21 años continuos e intervino de manera capital en la modificación de la asistencia de los enfermos mentales de esa Institución.

Junto con Luis Jaime Sánchez, Horacio Taborda P. y Luis Carlos Taborda R., dio nuevos rumbos a la Clínica Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Bogotá. Fue cofundador, con Luis Carlos Taborda R., de la Casa de Reposo del Rosario, donde se implementaron algunos métodos novedosos de atenci ón hospitalaria y ambulatoria para pacientes psicóticos.

Su existencia ha estado ligada a dos aspectos principales: la docencia y la asistencia. No hay duda que un buen número de los psiquiatras actuales nos hemos nutrido de sus conocimientos y experiencias. Él ha compartido con nosotros su vocación de servicio por el más menesteroso, el más pobre, el más desvalido. Él recreó para nosotros la “stultifera navis”, donde la locura se convierte en una realidad rampante que no puede ser ignorada. Ese momento en que enfermedad y miseria se confunden para mostrarnos “la otra psiquiatría”, la de la ignominia y el dolor.

El Doctor Cárdenas también se ha destacado como activo sindicalista y cooperativista: es miembro de ASMEDAS y de COASMEDAS. En esta última entidad fue Presidente Nacional y miembro de su Consejo Administrativo, miembro de la Junta de Vigilancia y Presidente de la Comisión Directa del Gimnasio de los Pinos. Actualmente es miembro principal de la Junta Directiva de Cundinamarca.

De su unión conyugal con Doña Soledad, quien falleció prematuramente en 1987, hubo seis hijos: Rafael (abogado), Soledad (médica psiquiatra), Amparo Eugenia (bacterióloga), Clara Inés (psicóloga clínica), Constanza (psic óloga educativa) y Luisa Marcela (enfermera jefe).

“He vivido como he planeado y en el momento actual, desde la cúspide de mi existencia, me siento satisfecho con el mundo, con la sociedad, con mi familia, con mis ancestros y sobre todo con mi yo, con mi ello y con mi superyo, así como con mis círculos bioeléctricos y con mi entorno. Seguiré existiendo hasta que mi parábola vital se complete, siguiendo mi formación y principios, sin renunciar a lo que me ha motivado siempre: la competitividad y el compartir sin condiciones con los demás”.





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Por: Valeria Sabater |La Mente es Maravillosa.com

El padre que atiende el llanto del bebé, que lo mece, que le cambia los pañales y le enseña las primeras palabras, no está “ayudando” a la mamá, está ejerciendo el papel más maravilloso y responsable de su vida: el de la paternidad. Son sin duda matices de un lenguaje a modo de trampas disimuladas en las que caemos muy a menudo y que es necesario trasformar.

A día de hoy, y para nuestra sorpresa, seguimos escuchando a muchas personas poner en voz alta la clásica frase de “mi pareja me ayuda en el trabajo del hogar” o “yo ayudo a mi mujer en el el cuidado de los niños”Es como si las tareas y responsabilidades de una casa y de una familia tuvieran patrimonio, un sello distintivo asociado al género y del cual aún no nos hemos desprendido del todo en nuestros esquemas de pensamiento.

“Padre no es el que da la vida, padre es el que nos educa con amor”

La figura del padre es igual de relevante que la de una madre. Queda claro, no obstante, que el primer vínculo de apego del recién nacido durante los primeros meses se centra en la figura materna. Sin embargo, en la actualidad, la clásica imagen del progenitor donde se focalizaba la férrea autoridad y el sustento básico del hogar ya no se sostiene y debe ser invalidada.

Debemos dar fin al caduco esquema patriarcal donde las tareas se sexualizan en rosa y azul, con el fin de propiciar cambios reales en nuestra sociedad. Para ello, debemos sembrar el cambio en el ámbito privado de nuestros hogares y, ante todo, en nuestro lenguaje.

Porque el papá “no ayuda”, no es alguien que pasa por casa y aligera el trabajo de su pareja de vez en cuando. Un padre es alguien que sabe estar presente, que ama, que cuida y se responsabiliza de aquello que da sentido a su vida: su familia.

El cerebro de los hombres durante la crianza

Algo que todos sabemos es que el cerebro de las mamás experimentan asombrosos cambios durante la crianza de un bebé. El propio embarazo, la lactancia así como el cuidado cotidiano del niño favorecen una reestructuración cerebral con fines adaptativos. Es algo asombroso. No solo se incrementa la oxitocina, sino que la sinapsis neuronal cambia para aumentar la sensibilidad y la percepción con el fin de que la mujer pueda reconocer el estado emocional de su bebé.

Ahora bien… ¿y qué ocurre con el padre? ¿Es quizá un mero espectador biológicamente inmune a a dicho acontecimiento? En absoluto, es más, el cerebro de los hombres también cambia, y lo hace de un modo sencillamente espectacular. Según un estudiollevado a cabo en el” Centro de Ciencias del Cerebro Gonda de la Universidad de Bar-Ilan”, si un hombre ejerce un papel primario en el cuidado de su bebé experimenta el mismo cambio neuronal que una mujer.

A través de diversos escáneres cerebrales, efectuados tanto en padres heterosexuales como en homosexuales, pudo verse que la actividad de sus amígdalas era 5 veces más intensa de lo normal. Esta estructura se relaciona con la advertencia del peligro y una mayor sensibilidad al mundo emocional de los bebés.

Asimismo, y este dato puede sorprender a más de uno/a, el nivel de oxitocina segredado por un padre que ejerce el rol de cuidador primario es igual al de una mujer que cumple también su papel como madre. Todo ello nos revela algo que ya sabíamos: un padre puede relacionarse con sus hijos al mismo nivel emocional que la madre.

La paternidad y la maternidad responsable

Hay padres que no saben estar presentes. Hay madres tóxicas, padres maravillosos que crían a sus hijos en soledad y mamás extraordinarias que dejan huellas imborrables en el corazón de sus niños. Criar a un hijo es todo un desafío para el que algunos/as no están preparados y que muchos otros afrontan como el reto más enriquecedor de sus vidas.

“Hombres y mujeres deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como un conjunto, no como un juego de polos opuestos. Debemos parar de desafiarnos los unos a los otros”
-Discurso de Emma Watson en la ONU-

Con ello queremos dejar claro un aspecto: la buena paternidad y la buena maternidad no sabe de sexos, sino de personas. Aún más, cada pareja es muy consciente de sus propias necesidades y llevará a cabo las tareas de crianza y atención en base a sus características. Es decir, son sus propios miembros quienes establecen el reparto y las responsabilidades del hogar en base a la disponibilidad.

El llegar a acuerdos, el ser cómplices uno del otro y el tener claro que el cuidado de los hijos es responsabilidad mutua y no exclusividad de uno solo creará esa armonía favorecedora en la que el niño crecerá en felicidad teniendo ante todo un buen ejemplo.

Asimismo, y más allá de los grandes esfuerzos que cada familia lleva a cabo en el seno de su propio hogar, es necesario que también la sociedad sea sensible a ese tipo de lenguaje que alimenta las etiquetas sexistas y los estereotipos.

Las mamás que continúan con su carrera profesional y que luchan por tener una posición en la sociedad, no son “malas madres” ni descuidan a sus hijos. Por su parte, los papás que dan el biberón, que buscan remedios para los cólicos de sus bebés, que van a comprar pañales o bañan cada noche a los niños no están ayudando: ejercen su paternidad.





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Por: Piedad Bonnett |El Espectador.com

EN COLOMBIA, SÓLO UNA DE CADA DIEZ PERSONAS RECIBE TRATAMIENTO

La escritora Piedad Bonnett hace una reflexión sobre una de las enfermedades que más afectan a las personas jóvenes. La Organización Mundial de la Salud lanzó la campaña “Hablemos de depresión” en 2017.

El solo hecho de saber que la edad de personas afectadas por depresión es cada vez más temprana, debería alarmarnos. Si bien la media indica que es más fácil sufrir un primer episodio depresivo entre los 19 y los 39 años, sabemos que cada vez más los adolescentes, a veces casi niños, pueden sentirse deprimidos. Y no en el sentido coloquial del término, ese que usamos a la ligera para exagerar nuestra tristeza o frustración, sino en su verdadera acepción, la de enfermedad mental que a menudo incapacita a la persona o la puede llevar a la muerte. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 332 millones de personas padecen depresión en el mundo; de ellas, 788.000 mueren, casi todas por suicidio. Se calcula que para el 2020 esta será la enfermedad más frecuente en el mundo, superando las cifras de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Que la depresión es una enfermedad hay que reafirmarlo, porque uno de los problemas que explican por qué el porcentaje de pacientes que recibe tratamiento es bajísimo (en Colombia, una de cada diez personas), es que por tratarse de un trastorno del estado de ánimo se la subvalora y se cree que a punta de voluntad se puede superar. Expresiones como “Debes sobreponerte” o “Pero si lo tienes todo” equivalen en esas circunstancias a aumentar el martirio de quien la padece. El mismo enfermo puede tratar de convencerse de que no se trata de una depresión verdadera o, lo que es peor, puede intentar ocultar su mal a los demás por miedo a ser juzgado de débil o de loco, o por temor a perder su trabajo, a afectar una relación, a ser excluido de su grupo social. Porque, como bien escribió Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas, hay enfermedades que cargan, además del sufrimiento que ya les es inherente, con el peso de que son interpretadas como malditas o denigrantes o innombrables. La lepra, la tuberculosis, el cáncer, son algunos de sus ejemplos. A estas, por supuesto, podemos sumar las enfermedades mentales, estigmatizadas desde siempre y temidas por el entorno. La misma Sontag nos dice que hay que dejar de nombrar –u ocultar– ciertas enfermedades como si fueran “un animal de rapiña, perverso e invencible”. La solución, en cambio, está “en rectificar la idea que tienen de ella, desmitificándola”. Y por esto la OMS ha dedicado este año, y especialmente el Día Mundial de la Salud que se celebrará dentro de un mes, para pensar en la depresión cada día que pasa, para destruir el estigma.

El que jamás ha padecido depresión no puede ni siquiera imaginar la intensidad de sus síntomas: falta de interés en la vida, ausencia de apetito, sentimiento de culpa y baja autoestima (“no sirvo para nada”, “soy un fracaso”) ,insomnio, pérdida de peso, ralentización del movimiento, poca resistencia al ruido, aislamiento e ideación suicida. El desarreglo sicológico hace, además, que la persona aumente la conciencia de sí misma y por tanto esté mirando obsesivamente sus sensaciones a fin de determinar si está mejor o peor. Y a eso puede sumarse despertar angustiado en la madrugada, náuseas, sudoración, miedos, porque a menudo la depresión va acompañada de ansiedad. Todo esto se debe, según investigaciones médicas, a que la persona deprimida está produciendo en demasía una sustancia llamada cortisol, es decir, está sufriendo cambios bioquímicos que producen estas consecuencias.

Ahora bien: aunque esto es así, y hay evidencias de que hay factores genéticos que inciden en la depresión, esta incidencia no parece ser superior al 16 %. En cambio, hay unos elementos desencadenantes que tienen que ver con el entorno o con conductas aprendidas, con falencias adaptativas. De la historia personal de los pacientes debe ocuparse el médico especialista. Pero en cambio, todos estamos obligados a preguntarnos sobre las causas sociales del aumento de la depresión: ¿Qué es lo que nos está pasando? ¿Podemos prevenir los estados depresivos, reflexionar sobre los factores culturales que los desencadenan?

Tres son sus víctimas mayoritarias: los adolescentes, las mujeres, los ancianos. Hasta cierto punto, población vulnerable. En los ancianos, las causas externas son fácilmente identificables: enfermedades, impedimentos, soledad, conciencia de la muerte. También está establecido que en mundos urbanos la enfermedad es infinitamente mayor. Es fácil deducir que en la ciudad el encerramiento es más deprimente y que las distancias, el caos vehicular y las rutinas de trabajo hacen difíciles las visitas cotidianas de los familiares. La vida de los viejos se hace monótona y no hay una noción de futuro que los aliente; aunque vale la pena decir que en las culturas latinas la noción de familia es más fuerte y es más probable que haya alguien que sacrifique su propia vida en favor de los padres o los abuelos.

Las mujeres también somos más proclives a la depresión, que muchas veces tiene origen en cambios hormonales que se dan en el posparto. Pero, como los adolescentes, también podemos ser víctimas de los llamados “estresores”, que no son otra cosa que demandas sociales que no podemos asumir, sobre todo por exceso de tareas y responsabilidades, como en el caso de las madres cabezas de familia. En los jóvenes estos “estresores” son distintos. Por el hecho de estar en plena transformación psíquica y física, su autoestima es más frágil y las demandas del medio, atizadas por la publicidad, cruelmente exigentes: hay que ser bello, popular, tener medios; el “distinto”, infortunadamente, debe estar muy bien armado para soportar el rechazo o la discriminación. El matoneo, tan común en las escuelas, puede llevar, como sabemos, a la depresión y al suicidio. También las exigencias extremas de los padres y de los maestros o, lo que es más grave, la autoexigencia, producto del perfeccionismo o de una idea equivocada del éxito, que hace que el más mínimo fracaso conduzca al autocastigo. En ese sentido, fallamos muchas veces como padres y educadores, pues desde la infancia no inducimos a la elasticidad, a la benevolencia con uno mismo, ni preparamos a los muchachos para la resolución de problemas.

Finalmente, habría que hablar de sociedades que condenan a sus jóvenes –y no sólo a ellos– a la desigualdad y a la falta de oportunidades. Un muchacho educado con dificultad económica, en ambientes muchas veces violentos, que tiene el sueño de una formación especializada pero debe rendirse a una realidad que lo condena a un trabajo elemental o, peor aún, al desempleo, puede caer fácilmente en la depresión; y también la mujer que debe soportar diariamente el peso de la violencia masculina, manifiesta a menudo como asfixia económica, o el varón que debe asumir más responsabilidades de las que se siente capaz.

Es claro que la depresión debe ser tratada médicamente, muchas veces con fármacos. Mientras más rápidamente se atienda, más probabilidades hay de salir pronto adelante, pues se supone que la mayoría de los pacientes se recupera entre 6 y 24 meses. Desafortunadamente, el panorama en Colombia es desolador: según la OMS sólo el 38,5 % de los adultos que solicitaron atención en salud mental, la recibieron. Algo que nos pone a pensar, sobre todo ahora que el país se dispone a incorporar un número considerable de exguerrilleros, dispuestos a dejar las armas a cambio de que la sociedad les dé una oportunidad.





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Por: Redacción ELTIEMPO |El Tiempo.com

No se trata sólo de entretener y divertir. Con la música, el teatro, la pintura y en general las artes también se puede ayudar a la rehabilitación de los discapacitados. Por eso, la Vicepresidencia de la República y el grupo Ixión Asociados Limitada, encabezado por la actriz Laura García, han organizado un programa de música y teatro dirigido a las personas con limitaciones físicas y su familia, bajo el nombre de La rueda del alfarero.

Con este programa buscamos la sensibilización hacia las artes para ayudar a despertar la creatividad de los discapacitados, que es fundamental en la rehabilitación sicológica y social del minusválido. También es una efectiva arma para lograr la integración de estas personas a la sociedad , comenta Laura García, quien conoció un programa de este estilo en Washington y vio los efectos positivos del mismo.

La rueda del alfarero no es sólo entretención. Paralelamente a los espectáculos que se programan se realizan talleres de formación en las diferentes artes. De hecho, en Bogotá se hizo uno de pintura y entre varios discapacitados hicieron un mural de 18 metros de largo por dos de alto, en el que se cuenta la historia de la ciudad.

En Medellín se está haciendo algo parecido con el objetivo de ofrecer el trabajo final, también un gran mural, al Metro.

En el Centro Viva la Escena, que hace parte de este programa, la idea es hacer teatro con los discapacitados. Queremos hacer un trabajo práctico, que escriban, que monten obras, que aprendan sobre este quehacer artístico, comenta Laura García. El objetivo último es que de estos talleres puedan salir artistas o actores .

A este programa se han vinculado institutos como el Ical, la Fundación Matamoros, Crac, Ascopar y la Asociación de Amigos de los Limitados Físicos que funciona en Medellín. Pero la idea es que La rueda del alfarero ruede por todo Colombia. Por eso el programa que comienza hoy en Bogotá, también llegará a Medellín, Cali y Manizales.

Esta noche, a las 7, en el auditorio del Colegio Sagrado Corazón de las Bethlemitas (Carrera 5 No. 65-90), se llevará a cabo un concierto del grupo de rock Compañía Ilimitada. La entrada es libre, especialmente dirigida a los discapacitados y su familia.

Mañana jueves, en el Teatro Libre de Chapinero, se presentara la obra de teatro escrita por Gabriel García Márquez, Diatriba de amor contra un hombre sentado, protagonizada por Laura García.

Esta misma obra estará en Medellín el 19 de febrero en el Teatro Pablo Tobón, a las 7 p.m. El 26, en esta misma ciudad, la pianista Teresita Gómez dará un concierto latinoamericano en el Pequeño Teatro a las 7 p.m.

La rueda del alfarero llegará a Cali el 24 de febrero para presentar en el Teatro Municipal la obra de William Shakespeare Noche de Epifanía, un montaje del Teatro Libre de Bogotá, a las 10 a.m.

Dos días después, el 26, en el mismo escenario y a las 7 de la noche, estará Laura García con Diatriba…

El programa termina en Manizales con el concierto de Teresita Gómez, el 29 de febrero en el Teatro Los Fundadores.

Para mayor información en Ixión Asociados Limitada (Carrera 18 No. 39 A-37. Tel. 287 97 73).





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Por: FERNANDO CABALLERO | PALENCIA |El Norte de Castilla.es

El profesor Roberto Zarate asegura que hay evidencias de los éxitos de la recuperación de los pacientes.

El Centro Asistencial San Juan de Dios reúne a 280 participantes en la II Conferencia Nacional de Rehabilitación Psiquiátrica y Gestión de Calidad, que se inició ayer y concluye hoy. Tres profesores de la Universidad de Ucla (EE. UU.) -Paul Liberman, Álex Kopelewicz y Roberto Zarate- imparten en estas jornadas un taller basado en el modelo de intervención para la enfermedad mental, que se conoce como psiquiatría de la rehabilitación y recuperación. «La filosofía del modelo es centrar en el paciente todos los pasos del programa, desde una evaluación inicial individualizada hasta planes de intervención y luego de mantenimiento a largo plazo, también individualizados», explicó ayer Zarate.
Hay dos aspectos fundamentales en este programa. Uno es el que se refiere a la manera en que las medicinas ayudan a los enfermos a conseguir las metas. El segundo aspecto que cita Zarate resume el objetivo del programa: que el paciente establezca su funcionamiento independiente en la comunidad», agrega el psicólogo y profesor.
Valor de la independencia
Esta independencia combina cuatro factores: vivir de una forma independiente en su propio piso -o compartido, pero que el paciente se administre las medicinas, las citas con el médico o su dinero y que se valga por su cuenta en las necesidades diarias-; la integración dentro de la familia como cualquier otro miembro; la inserción laboral, es decir encontrar un puesto de trabajo adecuados y que facilite las capacidades del enfermo y, por último, el establecimiento de relaciones de amistad dentro de la comunidad, no solo con otros enfermos o en lugares aislados.
Este modelo está dirigido a enfermos mentales severos crónicos, por ejemplo, enfermos con esquizofrenia o con cualquier psicosis, depresión o trastorno bipolar severo. ¿El cien por cien de los pacientes pueden lograr su meta final? «Obviamente, no», responde de forma categórica. «El tanto por ciento de paciente que lo pueden alcanzar puede ser del 15% o el 20%. Alguna de estas cuatro metas las alcanzan todo los pacientes», matiza el profesor, que lamenta que este sistema se utilice en pocos centros. «La inmensa mayoría de los centros en el mundo entero siguen un modelo de mantenimiento en el que el paciente tiene los síntomas controlados. El énfasis en recuperar el funcionamiento social, laboral y familiar en la mayoría de los centros no existe», asegura. En este sentido, para Roberto Zarate, el centro asistencial San Juan de Dios de Palencia es ejemplar, con un modelo de trabajo, de coordinación y de integración que llama la atención de los expertos, y que califica de «excepcional».
Zarate reflexiona sobre el moderno concepto de la psiquiatría que aborda la recuperación en el entorno familiar en lugar de en los tradicionales psiquiátricos. «Al principio de esta tendencia, hubo dudas por parte del pensamiento tradicional, pero a medida que se hacían estudios y se aplicaban los resultados, se empieza a cambiar la mentalidad de los modelos de intervención. Ahora la evidencia científica y empírica que existe en apoyo del modelo de recuperación es incuestionable. En la reinserción laboral, el porcentaje que alcanza esta meta puede llegar al 50%», concluye.