
Casa, carro y beca para el Departamento de Biología
“Asumí en 1986 la dirección del recientemente creado Departamento de Biología, así como de la Carrera de Biología”, recuerda Elizabeth Hodson, profesora emérita graduada de Bacteriología de la Universidad Javeriana. Se trataba de una enorme responsabilidad social y ética en un país cuyo principal activo son sus recursos naturales, y en momentos en que se despertaba el interés por la sostenibilidad y el deterioro del planeta debido a la actividad humana (Antropoceno).
Asumir este reto implicaba una muy profunda reflexión sobre las necesidades y proyecciones del ejercicio de la biología que el Departamento debía atender, y en el cual se detectaban carencias en campos del conocimiento como ecología, sistemática, botánica y zoología, entre otras.
La profesora Hodson recuerda que con alguna oposición y difícil aceptación trajo a la Javeriana especialistas reconocidos en estas áreas como Gary Stiles, ornitólogo, y posteriormente a varios destacados biólogos de la Universidad Nacional con quienes se conformó la Unidad de Ecología y Sistemática -UNESIS-: Henry Yesid Bernal, Jaime Correa, Orlando Vargas, John Charles Donato, German Amat, Julio Mario Hoyos, Luis Carlos Jiménez, Edgar Linares, Cesar Valdez, Udo Schmidt, entre otros.
Con la certeza de que el siglo XXI sería el siglo de la biología y con el impulso del padre Jairo Bernal, vicerrector académico, se venía promoviendo la investigación en la Facultad con grupos como el de Fitoquímica, y el de Biotecnología Vegetal (UBV) con Elizabeth Hodson de Jaramillo, Eduardo Guerrero, Susana Carrizosa, Carmen Eugenia Rodríguez, Luz Mercedes Santamaría, Claudia Ramírez. De forma individual algunos profesores adelantaban trabajos como el caso de biología del desarrollo, con Irma de Escamilla y Edilma Guevara; mutagénesis, con Nubia de Parra; y Genética, con Bertha de Dulce. Así se fueron definiendo las unidades o grupos de investigación. Por ejemplo, derivada de la Unidad de Biotecnología Vegetal aparece la de saneamiento y biotecnología ambiental en 1988, y posteriormente se estableció la Unidad de Genética de poblaciones.
Experimentar para enseñar
Por unanimidad, los profesores del Departamento de Biología acordaron que ningún profesor en ciencias biológicas puede enseñar lo que no haya vivido en forma experimental, dado que es la forma de transmitir conceptos y enfoques. Por lo tanto, se realizó un giro de 180° al programa de Biología y se ajustó a esta dirección. Revisando y modificando los contenidos, asignatura por asignatura, se reformó todo el programa con la parte práctica claramente definida. Se intensificaron las salidas de campo y se estableció un “reglamento” fuerte para el trabajo de campo. Así se enriqueció la carrera con un notable trabajo en equipo y se fortaleció la investigación.
La casa
Las actividades de investigación se adelantaban en áreas “adaptadas” en las oficinas de los investigadores. Con la escasez de espacios físicos, era un total exabrupto pretender que la Universidad facilitara algún lugar para la investigación. Pero con mentalidad creativa de biólogos y copiando la sabiduría de la naturaleza, se planteó la solución: “si no existe ese espacio, ¡pues lo creamos! ¡No podemos vararnos!!” Y así se inició el diseño y construcción del edificio Jesús Emilio Ramírez, S.J. (No. 53), proyectado como un edificio de y para la investigación.
El edificio 53 ha sido y continúa siendo el hogar de muchos investigadores del Departamento de Biología y de otros departamentos.
UNESIS había funcionado inicialmente en un espacio en Morfología en la parte superior del anfiteatro en la Facultad de Medicina. Corría el año 1986 y Colciencias estaba financiando programas de investigación más que proyectos y esa oportunidad la aprovechó Henry Bernal quien lideró un programa de investigación en “Ecología y sistemática del parque nacional natural Chingaza”. Por su parte, el grupo de UBV consiguió una sólida financiación en biotecnología forestal con el CIID de Canadá. Estos dos hechos fueron el capital semilla para fortalecer la investigación en el Departamento y proporcionarle ese techo o sede tan necesitado, lo cual conllevó al fortalecimiento de la carrera de Biología.
Vale la pena destacar que tanto el P. Gerardo Arango, S.J. rector de la Universidad en ese momento, y el P. Jairo Bernal, vicerrector académico, fueron aliados incondicionales e inició la construcción del edificio 53 y se establecieron los cimientos para el 54, que se levantó un par de años después. El padre Arango planteó: “…vamos a construir primero un bloque y ahí miramos …”. Para facilitar la futura ampliación y segunda parte de edificio que debía ser todo de laboratorios, se construyeron cimientos, cableado y tubería.
El carro y la beca
Ya con el edificio Ramírez como techo propio, ahora era necesario contar con un carro que facilitara las salidas permanentes a Chingaza de los profesores. Fue así como se adquirió un vehículo campero. Así mismo, por diferentes vías se tramitaron becas para que los investigadores del Departamento adelantaran sus doctorados, primordialmente en Europa, Estados Unidos y Brasil. “Con mucho trabajo en equipo y esfuerzo de todos los integrantes, ¡el Departamento de Biología logró en pocos años casa, carro y beca!, tal como decía el slogan de un banco en ese tiempo”, comenta la profesora Hodson.
La inauguración del edificio 53 en 1990 fue la consolidación de muchos sueños, planes, esfuerzos y proyectos. Ha sido y continúa siendo el hogar de muchos investigadores del Departamento de Biología y de otros departamentos. Fue también la sede del IDEADE, Instituto de Estudios Ambientales, que se creó en 1991 con la participación de diferentes unidades académicas de las Facultades de Ciencias, Ciencias Económicas y Administrativas y de Ingeniería. Luego, en 1998 se transformó en la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales y la carrera de Ecología, que pertenecía al Departamento de Biología, se transfirió a la nueva Facultad.
En un abrir y cerrar de ojos los años pasaron y la investigación en la Facultad de Ciencias se fue consolidando; aparecieron nuevos grupos de investigación y nuevas carreras. Sin duda en estos estos últimos 35 años ocurrieron grandes hechos que marcaron de nuevo un rumbo. La historia se repite y con la intensa actividad investigativa y de cara al futuro hay una demanda de nuevos espacios de investigación, de áreas antes no concebidas, pero necesarias, de nuevas formas de trabajo en equipo para continuar los esfuerzos iniciados. La Facultad pronto tendrá un nuevo edificio para continuar la actividad investigativa que despegó en la década de 1980 y que desde entonces no se detiene, sino que sigue campante, fortalecida y reconocida.