
Efemérides javerianas del 2020
Todo aniversario nos ofrece la oportunidad de recordar de manera especial un acontecimiento que, sin duda alguna, dejó huella perdurable en la vida de una persona o una familia, de una institución o un país.
Gracias a los documentos que se conservan en archivos, podemos ayudar a la memoria de hombres y mujeres, que siempre es limitada y frágil, y volver con mayor certeza y detalle sobre los hechos del ayer, los personajes y sus circunstancias; así, podemos juzgar con más ponderación sus efectos y, además, apreciar los cambios que han tenido lugar en los años transcurridos desde entonces. De esta forma, su conmemoración nos permite también contar con una mejor perspectiva para proyectarnos hacia el futuro que es hacia donde se dirigen nuestros pasos.
En la Javeriana, el calendario de este año, el 2020, trae una serie de efemérides que nos obligan a detener la marcha ordinaria de las cosas porque es necesario celebrar, expresando nuestro regocijo y gratitud, así como también renovando el compromiso institucional con la creación de un mundo mejor.
Hace 90 años, los jesuitas de la provincia colombiana tomaron la decisión de restablecer en la ciudad capital los estudios universitarios que habían estado a su cargo en tiempos coloniales, y que se suspendieron en 1767 debido a la expulsión de la Compañía de los dominios españoles. Sin embargo, no se trataba de hacer de nuevo lo que tiempo atrás se había hecho. Su opción era innovadora: abrir un programa doble, de Economía y Derecho, aprovechando los recursos del Colegio de San Bartolomé. Así quedó consignado en el acta que suscribieron los padres Jesús María Fernández, Provincial; su Secretario, Félix Restrepo; el Rector del Colegio, Jesús Salvador Restrepo, y los otros cinco sacerdotes que asistieron a la memorable reunión del 1º de octubre de 1930. Tal fue el punto de partida de la época contemporánea de la Universidad Javeriana.
Para conmemorar dos décadas de labores, se realizó en 1950 el Primer Congreso Universitario Javeriano, evento de gran trascendencia, como quiera que, “mirando hacia el porvenir”, se trazaron los primeros bosquejos de una nueva etapa en la vida institucional, porque se veía conveniente la ampliación de su oferta educativa. Fue así como nacieron Arquitectura, Ingeniería Civil y Odontología, tres nuevas unidades que entraron a formar parte de las llamadas Facultades Civiles, que junto a las Facultades Femeninas y las Facultades Eclesiásticas completarían el mundo javeriano de entonces.
Todos ellos forjaron estas realidades que conforman lo que en la actualidad es la Javeriana, institución respetada y reconocida por su identidad.
Un tercer hito de nuestra historia ocurrió en 1970, cuando la Universidad abrió un programa de extensión en la capital del Valle, que sería el germen de lo que hoy es la Seccional de Cali, un polo de desarrollo académico en el suroccidente colombiano, que se fortaleció en estos cincuenta años y evidencia la preocupación que siempre hemos tenido por las regiones del país.
Pues bien, estas son las efemérides javerianas que conmemoraremos en 2020, destacando la labor de muchos hombres y mujeres, de sucesivas generaciones, que soñaron con una Universidad al servicio del país, comprometida con “la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más justa”.
Como sucede en una carrera de relevos, en el desarrollo histórico de la Javeriana se pueden identificar los pasos de sus profesores y estudiantes, de sus empleados administrativos y los directivos, entre estos muchos decanos y quince rectores, así como también la labor cumplida de tan diversa manera por sus egresados. Todos ellos forjaron estas realidades que conforman lo que en la actualidad es la Javeriana, institución respetada y reconocida por su identidad.
El mundo es muy distinto de aquel que vio renacer la Javeriana en 1930. Lo mismo podemos decir del país. En cuanto a la Universidad, ¡qué gran transformación! Qué diferencia entre la Javeriana colonial y la de los años del restablecimiento en la sede del centro de Bogotá; y entre ésta y la de ahora, en este campus impresionante de la calle 40 y en el de la Seccional en Cali, con una presencia en tantos otros lugares del país y del extranjero. Sin embargo, algo no ha cambiado ni cambiará: los principios que enmarcan nuestra labor, fundados en la tradición educativa de los jesuitas.
Celebremos, entonces, con la mirada puesta en el porvenir, sin olvidar en ningún momento que debemos honrar ese legado y llevarlo adelante, teniendo presente que también nosotros seremos otro eslabón de una sólida y brillante cadena.