julio 2012 | Edición N°: año 51, No. 1279
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



Entrevista con Ronald Modras

Con la colaboración en la traducción de Ivonne Carolina Gómez Rodríguez, Directora del Centro de Gestión Cultural de la Universidad Javeriana, la revista Hoy en la Javeriana entrevistó a Ronald Modras.

El filósofo y doctorado en Teología Ronald Modras, profesor de Saint Louis University, fue el invitado central de la Semana de la Herencia Ignaciana y Jesuítica que se realizó en la Pontificia Universidad Javeriana.
Él ofreció la conferencia Ignatian Humanism: in our Postmodern World, y realizó el lanzamiento de la versión en español de su libro Ignatian Humanism: A Dynamic Spirituality for the Twentyfirst Century (Humanismo Ignaciano: una espiritualidad dinámica para el siglo XXI).
En este libro Modras explica y proyecta al hoy todo lo relacionado con la influencia del humanismo renacentista en la espiritualidad ignaciana y en la Compañía de Jesús, basado en la vida y el pensamiento de seis jesuitas y humanistas: San Ignacio de Loyola, Matteo Ricci, Federico Spee, Karl Rahner, Pierre Theilard de Chardin y Pedro Arrupe.
La Pontificia Universidad Javeriana celebró del 30 de julio al 3 de agosto la Semana de la Herencia Ignaciana y Jesuítica.

¿Qué significa para usted que su libro tenga nuevos lectores de habla hispana?
Estoy encantado, maravillado, me parece increíble que todo un continente pueda tener acceso al libro. No sabía si lo iban a vender fuera de Estados Unidos y ahora con esta traducción tiene mucho más acceso a nuevos lectores. En Estados Unidos solamente el 25% de la población es católica y en Latinoamérica es un número mucho más amplio y uno de los objetivos de mi libro es hacer sentir a los católicos orgullosos de su religión, además de promover que los jesuitas hablan a un público no necesariamente católico, hablan también para judíos e inclusos musulmanes que tienen una espiritualidad muy arraigada. El dinamismo que puede aportar la espiritual ignaciana es lo atractivo del libro.
El libro se basa en la vida de seis jesuitas que han desarrollado el humanismo ignaciano en la historia y usted promueve una nueva visión del espíritu ignaciano hacia el futuro, ¿en qué consiste este planteamiento?
Hay muchos libros e investigaciones sobre cada uno de estos personajes, sobre sus vidas como personas y sus características,
incluso todo el tema del Renacimiento se trata a través de las personas como tal, pero lo que quiero mostrar que la espiritualidad del humanismo transforma desde el Renacimiento hasta hoy, que todo lo que pasaba únicamente en el aspecto humanista de los jesuitas se puede trasladar a hoy. No to- dos los jesuitas son abiertos de mente, es la generalidad, pero no todos, y quiero mostrar cómo esas líneas del humanismo se pueden trasladar al siglo XXI.
¿Qué características especiales tiene el mundo de hoy que hace necesario revitalizar el humanismo ignaciano?
Hoy los judíos, los musulmanes y cualquier cantidad de religiones se juntan en espacios diversos de trabajo, y lo que pretendo es mostrar que las relaciones entre personas son independientes de la religión, que somos hermanos y que ese humanismo se puede trasladar como una espiritualidad colectiva, sin marcas de religión.
Hoy, además, hay una cantidad de aparatos, tienes iPad, iPod, Skype… que hacen que todo esté interconectado; hombres y mujeres tienen que tener una perspectiva global de lo que está pasando, y con esta interconectividad, no sólo los beneficios, sino también los problemas, son globales. Las elecciones en Estados Unidos dependen del movimiento de la bolsa, del calentamiento global, de lo que pase en África, de cuánto combustible consumen los chinos, digamos que eso afecta el mundo.
Para esta problemática mundial, las universidades deben entender y aportar globalmente, no sólo localmente. Hay 28 universidades jesuitas en Estados Unidos y 23 universidades jesuitas en Latinoamérica, más o menos 80 universidades en el mundo, que podrían trabajar juntas. La gran Harvard, la gran Bostón o Cambridge no tienen todas estas sedes, no tienen tanto mundo para acaparar.
El Padre Adolfo Nicolás vio esto, que los jesuitas tiene una capacidad de llegarle a la gente por el número de universidades que tienen y estamos haciendo algo, pero debe ser algo más grande, más transformador. Profesores, decanos, todos los que tenemos que ver con las universidades jesuitas debemos acercarnos a los jóvenes que manejan las nuevas tecnologías y partiendo de ahí la difusión puede ser mayor. Debemos salirnos del mundo pequeño, salirnos de la caja y buscar afuera qué hay por hacer. El gran reto es ser hombres y mujeres que ayudemos aquí y en todas partes.
Colombia lleva más de cinco décadas de conflicto y por ningún medio se ha encontrado solución, ni política, ni militar,
¿qué se podría tomar de lo que se predica en el libro para buscarle de alguna forma solución al conflicto colombiano?
En todo el libro lo que busco es promover el diálogo con las personas y acercarse no a los amigos, sino a los que piensan diferente a ti, sea por religión, por inclinación política o lo que sea. La clave de estos conflictos está en que no escucho al que está al otro lado y por lo tanto no hay diálogo. Es necesario poner a un lado las armas y entablar un diálogo que nos permita entender la otra posición; precisamente lo que enriquece y lo que da solución a los problemas es hablar con las personas que no están de acuerdo con lo que yo pienso.
Muchas gracias por la entrevista, ¿desea despedirse con un mensaje para los javerianos?
El mensaje que quiero darles a los javerianos es que forman parte de una universidad antigua, una universidad con historia, y deben sentirse muy orgulloso de ello, pero también tienen que tener en cuenta que estando en la Javeriana también hacen parte de una red de universidades gigante, una red que funciona en todo el mundo, y uniéndose pueden lograrse cambios. En una frase más corta, todos los javerianos hacemos parte de una universidad muy antigua, pero sobre todo hacemos parte de una red muy grande