Creación y transformación de semilleros de investigación en comunicación en Colombia
Yoleidys Moreno Torregroza1Pregrado de Comunicación Social y Periodismo, Universidad del Norte. Contacto: torregrozay@uninorte.edu.co
Resumen
Los semilleros de investigación son espacios que contribuyen a la adquisición y el fortalecimiento de habilidades por parte de estudiantes y docentes en torno al proceso investigativo. A partir de esta idea, se está avanzando en la propuesta para la creación de un semillero de investigación en comunicación en la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia). El objetivo es brindar un espacio para el desarrollo de ideas de investigación cuyo eje sean la comunicación y el trabajo colaborativo e interdisciplinario, con el fin de afianzar el enfoque investigativo del programa, abrir más oportunidades para estudiantes y docentes, y aportar al desarrollo de este campo en Colombia. Con tal propósito, se hace una revisión sobre los énfasis y las estructuras de diferentes semilleros de investigación en comunicación en Colombia, acompañada de entrevistas a sus participantes. El resultado es una propuesta que sirve como modelo base para construir semilleros de acuerdo con las necesidades y los intereses de estudiantes y docentes, al ser ambos participantes activos del proceso de estructuración y ejecución, así como su correspondencia con las tendencias y los compromisos actuales de la investigación en comunicación.
Palabras clave: semilleros, investigación, comunicación.
Introducción
Los semilleros de investigación son espacios extracurriculares que contribuyen a la adquisición y el fortalecimiento de habilidades por parte de estudiantes y docentes en torno al proceso investigativo; suelen ser iniciativas de los estudiantes, a partir de sus intereses; también son impulsados por grupos de investigación o por docentes interesados en conformar grupos de apoyo para investigaciones particulares. Constituir semilleros de investigación abre oportunidades para estudiantes y docentes, y aporta a la formación integral de profesionales capacitados para aportar a sus territorios. El área de estudio de la presente investigación es la comunicación, por lo que el objeto son los semilleros de investigación en Comunicación de universidades colombianas. A partir del interés en saber cómo es el panorama actual de los semilleros de investigación en comunicación en Colombia, se busca establecer un mapa sobre el estado de los semilleros, y generar, a partir de este, una propuesta para la creación de un semillero en el programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte (Barranquilla, Colombia).
Los semilleros son grupos autogestionados conformados por estudiantes y docentes que trabajan en torno a intereses comunes y se adentran en procesos investigativo-formativos donde ambos actores se retroalimentan, producen nuevos conocimientos y nuevas experiencias, y aportan al desarrollo científico en sus entornos. Para González (2008), los semilleros ofrecen una base formativa sobre la investigación donde se capacita con el fin de crear interés y una cultura científica. El proyecto investigativo es, más bien, una consecuencia de todo este proceso, y es impulsado por sujetos inquietos y curiosos que quieren consolidar sus ideas. Más allá del trabajo en el ámbito académico, los semilleros también son comunidades que propician las relaciones de compañerismo y empatía entre los participantes; en esta interacción se crean y se recrean valores, rituales y formas de comportamiento que solidifican al grupo. “Los semilleros de investigación, al ser comunidades de aprendizaje, deben brindar un espacio propicio para el diálogo y la expresión de pensamientos y sentimientos de sus integrantes, facilitando así el crecimiento personal y colectivo” (González, 2006, citado por Saavedra-Cantor et al.-, 2015).
La interdisciplinariedad es un enfoque muy importante para los semilleros, porque reta a estudiantes y docentes a comprender los objetos de estudio desde otras miradas. Se entiende aquí que los semilleros no son espacios sumidos en su propia realidad de interés, sino que deben tener presente el carácter interdisciplinario que les permite integrarse con otras áreas del saber, al igual que complementar y ampliar el espectro de entendimiento de un fenómeno. “La interdisciplinariedad nos obliga a comprometernos en la investigación de la interacción, ayudando al proceso por la naturaleza de las cosas, por la complejidad de los fenómenos, a la diversidad de contextos para aplicar una solución a problemas” (Torres, 2005). La interdisciplinariedad permite el dinamismo, la interacción, la ampliación de enfoques, una mayor comprensión hacia lo que se estudia y la estimación y la consecución de mayores impactos sociales. “Hace falta pensar también que aquello que está más allá de la disciplina es necesario para la disciplina, para que ella no sea automatizada y finalmente esterilizada” (Morin, 2010, p. 15).
Las redes de conocimiento e investigación
Uno de los propósitos de esta investigación es incentivar la creación de una red de semilleros de investigación en comunicación a escala nacional, de modo que haya una mayor conexión, una mayor articulación y un mayor trabajo colaborativo entre semilleros y universidades.
Pierre Lévy (2004) concibe la noción inteligencia colectiva como un nuevo vínculo social, donde confluyen no solo las ideas, sino también, las personas: “En nuestras interacciones con las cosas, desarrollamos competencias. Por medio de nuestra relación con los signos y con la información adquirimos conocimientos. En relación con los otros, mediante iniciación y transmisión hacemos vivir el conocimiento” (p. 18). Esta noción es interesante, porque ubica al sujeto como una parte importante de ese vínculo social más allá de su capital cognitivo y ubica el aprendizaje recíproco como mediador entre las personas.
Una red debe ser conformada por individuos comprometidos con el aprendizaje colaborativo, que estén dispuestos a compartir sus conocimientos y sus experiencias, y asimismo, retroalimentarse de las de otros. Esta red puede sustentarse en un entorno virtual que permita la vinculación constante y el acceso libre a la información, tanto para quienes comparten intereses como para quienes buscan aportar desde otras áreas.
Metodología
La presente investigación busca proponer una estructura para un semillero de investigación en comunicación tomando en cuenta cómo se han organizado y desarrollado estos grupos, reconociendo dinámicas y experiencias que los han favorecido, así como aquellos aspectos por mejorar. Se emplea una metodología cualitativa, dado que esta permite comprender y describir los fenómenos a profundidad; además, permite proponer hipótesis.
Como técnica principal, se hicieron entrevistas a diez coordinadores de semilleros en programas de Comunicación de diferentes universidades colombianas. La investigación aún se encuentra en desarrollo, dado que la idea es conformar un grupo más plural, temática y geográficamente hablando. Así, también se entrevistará a estudiantes de dichos semilleros, para contrastar y entender el desarrollo y la importancia de estos espacios desde ambas perspectivas. Las entrevistas son de tipo semiestructuradas, y tienen como eje cuatro preguntas fundamentales, que son, a su vez, las categorías de análisis: Enfoque epistemológico, Metodología, Fortalezas, y Aspectos a mejorar.
Como enfoque epistemológico se entiende a las líneas de interés del grupo, sobre las que no necesariamente se deben haber desarrollado proyectos de investigación, sino también críticas, reflexiones y demás actividades destinadas a la comprensión y la discusión.
La metodología es esa dinámica de organización que el grupo establece para el desarrollo de su trabajo. Estas metodologías tienen componentes fijos; sin embargo, no se hallan exentas de cambios que obedecen a factores de tiempo, recursos y, recientemente, a asuntos como la pandemia.
Las fortalezas son aquellos aspectos que han sido fundamentales para la solidez, la permanencia y el trabajo constante, y que, además, le permiten al grupo visionar futuras posibilidades. En cuanto a aspectos por mejorar, se refiere a las dificultades o los obstáculos que han debilitado o truncado algunos procesos dentro del grupo, y que tanto coordinadores como estudiantes trabajan para mejorar.
Resultados y reflexiones
Enfoques epistemológicos
A partir del barrido inicial sobre los semilleros, se denota un interés en áreas que involucran componentes prácticos y tratan fenómenos que impactan las realidades cercanas. Entre las líneas de más preponderancia se encuentran la ciudadanía, el periodismo, el cambio social, la comunicación organizacional y la comunicación digital. Los enfoques sobre el género y la diversidad, el impacto del conflicto armado en sus territorios y las situaciones cotidianas que afectan a los jóvenes son abordados dentro de los proyectos.
Sin embargo, falta cubrir otras áreas en las cuales se ha demostrado que la comunicación es decisiva: comunicación y género, decolonialidad, comunicación en salud, comunicación y medio ambiente, comunicación para la paz y el postacuerdo, entre otras. Desde los programas de Comunicación se deben fomentar más la discusión y el involucramiento de los estudiantes en áreas como estas, que plantean grandes retos nacional e internacionalmente.
Metodología
Los semilleros son espacios plurales y diferentes entre ellos; por ende, no hay metodologías iguales. Las dinámicas de trabajo son constituidas por cada grupo de modo que sean flexibles, pero frecuentes, y que permitan la libertad en el proceso.
Como estrategias en común, los semilleros hacen actividades introductorias para los nuevos integrantes, y en estas se proponen temas de interés. Algunos semilleros trabajan un solo proyecto durante el tiempo que designen, mientras otros se dividen en grupos de acuerdo con intereses particulares. Priman la interacción, el espacio para contar experiencias, y la libertad para hacer crítica constructiva y retroalimentarse de lo que otros han aprendido. También se invita a personas expertas en determinado tema para que los estudiantes indaguen y definan puntos de vista.
Los coordinadores señalan que es importante variar las actividades y las integraciones, para evitar que los estudiantes caigan en el aburrimiento y la monotonía, lo que desencadena problemas de compromiso y de motivación. Por ello, las actividades no solo ocurren dentro del aula, sino que también se hace trabajo de campo y se estimula la participación en eventos.
Es importante que las universidades tengan en cuenta que no todos los semilleros tienen como objetivo producir, pues algunos disfrutan más de la discusión y la reflexión, y no manejan ritmos de trabajo acelerado. Como ya se especificó, el proyecto investigativo suele ser una consecuencia, mas no debería ser el objetivo principal, y esto es porque lo más valioso es el proceso de integración, la apropiación de herramientas, el carácter crítico ante una realidad y el deseo de pensar y entender más allá de lo superficial. Por ende, las universidades deben comprender los ritmos de trabajo y los objetivos de sus semilleros para regular las exigencias sobre la producción científica.
Fortalezas
Los semilleros son espacios donde los estudiantes crean comunidad y constituyen relaciones por fuera de lo académico. Una de las fortalezas reiteradas por varios coordinadores es la unión del grupo, que genera un ambiente cómodo, de colegaje y amistad. Quienes coordinan se esfuerzan por abrir esos espacios de interacción y procuran que no todo se reduzca al trabajo sobre el proyecto que se está ejecutando. Eso ha permitido solidificar las relaciones y que el interés de los estudiantes permanezca aun cuando ya se hayan graduado.
La regularidad en las reuniones de trabajo y la fijación de metas periódicas es otra causa de la permanencia del grupo. Si bien los semilleros tratan de ser espacios flexibles, es indispensable establecer un horario consensuado para reunirse. Así, también es necesario que haya metas u objetivos a diferentes plazos, para que el trabajo no se estanque.
Los semilleros buscan renovarse constantemente. En algunos cabe la posibilidad de que no solo sean estudiantes del programa quienes ingresen, sino que también los haya de otras carreras, dependiendo de la temática investigada. Las convocatorias pueden ser anuales o semestrales; incluso, pueden estar siempre abiertas, de modo que los estudiantes no tengan que esperar un determinado plazo para unirse.
Los estudiantes tienen un papel muy activo en la planeación, la organización y la ejecución de las actividades, con el fin de incentivar en ellos la autonomía y el compromiso con el semillero. La iniciativa parte de los mismos estudiantes: ellos son promotores en las convocatorias, lideran las discusiones y trabajan en la construcción de relaciones del semillero con otros grupos. Algunos semilleros trabajan de la mano con ONG, fundaciones, grupos, semilleros de otras universidades o instituciones educativas, entre otros. Forjar estas relaciones impulsa a los semilleros a trabajar con mayor responsabilidad, además de motivarlos con la posibilidad de un impacto social a mayor escala.
Todos los semilleros coinciden en que, independientemente del producto final, la investigación es la base desde donde se parte. Es una fortaleza que los semilleros tengan esto presente, porque son, precisamente, un espacio para adentrarse en la investigación y reconocer lo necesaria que ella es en cualquier área.
Aspectos para mejorar
Aunque los semilleros son de carácter voluntario, mantener la motivación de los estudiantes suele ser complicado, y a menudo es la causa de la deserción. Algunos coordinadores han notado que muchos estudiantes se interesan más en el componente práctico, por lo que cuando se enfrentan a hacer revisiones teóricas o bibliográficas se van apartando. Los estudiantes presentan debilidades cuando se trata de revisar, comprender y poner en práctica lo que se plantea desde sus referentes teóricos, por lo cual es necesario crear un balance entre lo teórico y lo práctico, así como hacerlo de una forma dinámica. El balance no quiere decir que siempre se deba partir desde lo teórico hacia lo práctico, pues lo práctico también es una fundamentación necesaria, donde los participantes se enfrentan a una realidad, y esto, con posterioridad, permite comprender mejor lo que se plantea teóricamente.
La autodesconfianza cuando los proyectos no culminan como era de esperarse es otro motivo de deserción. Al ser el semillero un espacio de experimentación, estas situaciones son muy comunes, y es tarea de quienes lideran impulsar al grupo para no perder el entusiasmo y trazarse nuevas metas.
Para contrarrestar la desmotivación, los coordinadores han intentado implementar beneficios académicos para los estudiantes de semilleros, que se ven reflejados en las notas de las asignaturas de investigación. Sin embargo, esto puede resultar contraproducente, porque influiría en la verdadera motivación de los estudiantes para permanecer en el semillero, pues dicha motivación ya no sería el deseo de aprender a investigar, sino que lo sería el interés en obtener una nota.
En los semilleros cuyo componente práctico requiere hacer viajes a territorios o disponer de ciertas tecnologías se presentan dificultades para costear esos gastos; muchos han tenido que reevaluar sus proyectos y abstenerse de realizar algunas actividades debido a esto. Aunque las universidades ofrecen un apoyo económico, este no es suficiente para sustentar las ambiciones de los semilleros que se han propuesto traspasar el aula y ejecutar grandes proyectos retadores. Es necesario ampliar las convocatorias en las entidades gubernamentales y ONG, e incluso, dentro de las mismas universidades, para financiar proyectos de investigación de semilleros, lo que repercutiría en el alcance social, y también, en la motivación de estudiantes y docentes para seguir proponiendo ideas.
Por último, falta construir una red de semilleros de comunicación donde se pueda colaborar en proyectos y compartir experiencias. Los semilleros parecen estar trabajando aislados entre sí, incluso dentro de los mismos programas, por lo cual se deben fortalecer la conexión y la interacción entre estos, y promover el trabajo colaborativo. Además, los encuentros, los coloquios y los demás espacios donde convergen los semilleros deberían incluir sesiones de trabajo colectivo e integración, de modo que las experiencias no se reduzcan a una mera presentación de proyectos, sino que permitan a los estudiantes construir relaciones.
Referencias
González, J. (2008). Semilleros de Investigación: una estrategia formativa. Psychologia. Avances de la disciplina, 2(2),185-190. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=297225162006
Levy, P. (2004). Inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio. https://ciudadanosconstituyentes.files.wordpress.com/2016/05/lc3a9vy-pierre-inteligencia-colectiva-por-una-antropologc3ada-del-ciberespacio-2004.pdf
Morin, E. (2010). Sobre la interdisciplinariedad. Publicaciones Icesi. https://www.icesi.edu.co/revistas/index.php/publicaciones_icesi/article/view/643/643
Saavedra-Cantor, C. J., Muñoz-Sánchez, A. I., Antolínez-Figueroa, C., Rubiano-Mesa, Y. L. y Puerto-Guerrero, A. H. (2015). Semilleros de investigación: desarrollos y desafíos para la formación en pregrado. Educ., 18 (3), 391-407. 10.5294/edu.2015.18.3.2
Torres, L. C. (2005). Para qué los semilleros de investigación. Universidad Nacional de Colombia. https://www.researchgate.net/profile/Luis-Carlos-Soler/publication/228708157_PARA_QUE_LOS_SEMILLEROS_DE_INVESTIGACION/links/54c25ee50cf2911c7a4738ec/PARA-QUE-LOS-SEMILLEROS-DE-INVESTIGACION.pdf