Institucional
Conmemoración
Octubre 31, 2025

Centro Ático: 15 años creando, innovando y conectando saberes

Andrea Ortiz Pulido
Comunicadora del Centro Ático 

Hace quince años, la Pontificia Universidad Javeriana inauguró un espacio para aprender, crear y experimentar con la tecnología, el arte y la comunicación: el Centro Ático. Desde entonces, este lugar ha sido un territorio de exploración, un laboratorio de encuentro entre disciplinas y un punto de partida para miles de proyectos que han cruzado las fronteras del arte, la ciencia, la educación y la tecnología.  

“El Centro Ático ha sido una respuesta a la sociedad, al reto de poner en tensión la educación universitaria, del más alto nivel, con la creación. Para la Javeriana, la educación siempre es un acto creativo, retador, que exige tanto la experimentación como el rigor”, afirma Germán Franco Díez, director del Centro. 

Este lugar se ha convertido en un punto de encuentro entre la academia, la industria y la creatividad. Hoy, celebra su aniversario número quince reafirmando su propósito: ser un lugar donde las ideas se hacen posibles. 

 

Un espacio que inspira 

El Centro Ático es un edificio emblemático por su arquitectura y su concepto. Más que un centro tecnológico, es un ecosistema de innovación, diseñado para fomentar la colaboración interdisciplinaria. Sus estudios de televisión y sonido, laboratorios, cabinas de posproducción, salas de exhibición y espacios de formación han sido testigos de miles de proyectos que combinan arte, ciencia, tecnología y humanismo. 

Así lo resalta Julián Jaramillo Arango, profesor asistente del Departamento de Comunicación: “creo que el Centro Ático es uno de los espacios más importantes de la ciudad. Su mayor cualidad es la integración que hay entre los diferentes espacios, dado que en el mismo edificio se pueden encontrar estudios, salas de edición, espacios para reunirse. Todo se puede desarrollar en el mismo espacio”.  


Un aliado para el desarrollo de ideas, la exploración con herramientas digitales y la formulación de procesos innovadores


En sus quince años de historia, Ático ha sido escenario de cientos de proyectos: cortometrajes, documentales, pódcasts, piezas interactivas, instalaciones artísticas, programas educativos virtuales, transmisiones en vivo, experiencias inmersivas y productos culturales que han recorrido Colombia y el mundo. Cada uno de ellos ha sido una pieza del gran mosaico que compone su identidad, tal como cuenta Tariq Burney, egresado de la carrera de Música: “Recuerdos de Ático tengo un montón. Por ejemplo, me acuerdo que como estudiante tuve la oportunidad de grabar el disco de Kany García. Fue un proceso espectacular porque grabamos todas las canciones, hicimos videoclip de varias de ellas y fue con todo el equipo internacional que tenían ellos. Fue una producción muy chévere y en esa época también fue Franco De Vita a grabar, me acuerdo muy bien. Yo viví mucho tiempo en Ático. Para los ingenieros de sonido siempre ha sido espectacular porque están todos los juguetes posibles. Es un espacio muy chévere de aprendizaje. Es como un gran laboratorio en donde uno puede experimentar, trabajar y aprender haciendo y además toda la gente que conocí es increíble, ahí trabajé con personas muy talentosas y muy chéveres que hoy en día son mis colegas”.  

Por su parte, María Fernanda Hernández, egresada de Relaciones Internacionales, resalta que tiene recuerdos muy felices en el Centro Ático, “porque fue uno de los lugares en donde descubrí cuál era mi camino en la vida, que es el de la creación y la creatividad. Recuerdo con mucho cariño cuando por accidente llegué al Salón Creativo un martes hace muchos años a las 11 a.m. y había un grupo de gente que decía que querían hacer un parche para crear, para hacer todos esos proyectos que tal vez en las clases no podían hacer. Viniendo de una carrera un poquito más racional, más estructurada como lo era las Relaciones Internacionales esto a mí me abrió muchísimo la cabeza. Me di cuenta de que, aunque estaba estudiando otra cosa, a mí lo que realmente me apasionaba era la creatividad y poder traducir en símbolos, en imágenes y en sonidos todas estas cosas que aprendía y que llenaban mi cabeza”.  

 

Proyectos que transforman 

En estos quince años, Ático ha acompañado cientos de proyectos interdisciplinarios y cada iniciativa ha sido una oportunidad para que estudiantes, profesores, investigadores y aliados externos experimenten con nuevas formas de narrar, aprender y conectar con el mundo. 

Entre los proyectos con gran impacto en la academia y la sociedad ha estado, por ejemplo, C4 ‘Ciencia y Tecnología para Crear, Colaborar y Compartir’. Este fue un proyecto en conjunto con la Secretaría de Educación del Distrito de Bogotá. Se diseñó para lograr la apropiación de TIC en colegios distritales con el fin de que estudiantes y docentes desarrollaran talleres de sonido, video, animación, videojuegos e instalaciones interactivas. Participaron 7.825 estudiantes y 864 docentes.  

En su quehacer también se encuentran producciones como La Lleva, programa de televisión infantil que obtuvo un Premio India Catalina en la categoría “Mejor Programa Infantil” en 2011 y Las Víctimas de Pablo Escobar, serie documental que recibió el premio al “Mejor trabajo periodístico en televisión” del Círculo de Periodistas de Bogotá, y se realizó en coproducción con Canal Capital.  

 

Ático ha sido escenario de cientos de proyectos: cortometrajes, documentales, pódcasts, piezas interactivas, instalaciones artísticas, programas educativos virtuales, transmisiones en vivo, experiencias inmersivas y productos culturales que han recorrido Colombia y el mundo. 

 

En la historia del Centro Ático también se encuentran proyectos como OJOSECO y Estudio A, los cuales pretenden reunir estudiantes de diferentes disciplinas e incluso diversas universidades, para que tengan una experiencia de cocreación, experimentación y encuentro en torno a la producción audiovisual y musical.  

O también se pueden resaltar Plaza Pública y Debates Absurdos, formatos audiovisuales donde se abrieron los micrófonos a estudiantes y a profesores para hablar de temas poco convencionales o de actualidad. Más recientemente se encuentra Desde Ático un videopódcast con profesores javerianos donde se habla de ciencia, investigación, pero sobre todo de curiosidad. Formatos innovadores y necesarios para la sociedad y la academia.  

Además, cada año Centro Ático se reafirma como un gran aliado del sector educativo y cultural de la ciudad y el país haciendo parte de eventos emblemáticos como el Festival de Cine de Cartagena - FICCI, el Bogotá Audiovisual Market - BAM, el Festival Bogoshorts, el Festival Miradas, entre muchos otros.  
 

Un laboratorio de historias 

Más que un edificio, el Centro Ático es un espacio de experimentación. Cada proyecto que nace allí lleva consigo la impronta del trabajo conjunto. Esa esencia interdisciplinar ha sido, desde el inicio, una de las mayores fortalezas del Centro. Los proyectos que allí se desarrollan no responden a una sola mirada, sino a muchas que se entrecruzan para dar forma a experiencias integrales.  

“Ático es un espacio en el que estudiantes y profesores se pueden encontrar alrededor de la idea de la creatividad y es una creatividad que tiene pocos límites y en la que no hay necesariamente una relación vertical, sino horizontal, en la que todos pueden aportar buenas ideas y ejecutarlas juntos”, afirma Esteban Bernal, profesor de cátedra de Comunicación Social.  


Un espacio con tecnología, infraestructura, profesionales e ideas innovadoras para desarrollar proyectos dentro y fuera de la Universidad

 

De esta manera, Ático se ha convertido en un espacio donde la educación se vuelve práctica y donde la tecnología se pone al servicio de las ideas. 

“Para mí lo mejor del Centro Ático es la capacidad que tenemos a nivel de infraestructura y la calidad humana que se percibe, siempre proclive a apoyar nuestros trabajos como profesores y el de los estudiantes”, asegura Luis Fernando Beltrán, profesor de la Facultad de Artes.  

 

Las manos que lo hacen posible 

La historia del Centro Ático puede contarse a través de sus proyectos, pero, sobre todo, a través de las personas que los han hecho posibles. Detrás de cada producción, de cada evento, de cada capacitación, hay un equipo humano que sostiene el corazón del Centro. 

“Desde que nos propusimos considerar un entrenamiento técnico en Ático, en el 2011, toda la comunidad académica ha podido acceder a un plan de formación técnica caracterizado por promover el apoyo significativo de diversos procesos y prácticas en clase, así como el fortalecimiento de un sin número de proyectos y experiencias académicas, sustentado en los saberes y aprendizajes de nuestro talentoso equipo de instructores”, cuenta César Vélez, profesional del Centro.  

Ingenieros de sonido, técnicos de iluminación, productores, diseñadores, programadores, docentes, coordinadores, entre muchos otros, trabajan día a día para que las ideas se hagan realidad. Esa mezcla de profesionalismo y calidez ha hecho del Centro un espacio querido dentro de la comunidad javeriana.  


Un espacio dedicado a la formación, creación y experimentación con mediación tecnológica


“Ha sido más que una experiencia laboral, una verdadera aventura de crecimiento personal y profesional. Durante estos años he visto cómo el Centro ha evolucionado con las personas que lo conformamos. Cómo los sueños, las ideas, los proyectos se han transformado en realidades que inspiran y acompañan los procesos educativos y sociales en los que hemos estado involucrados tanto dentro como fuera de la Universidad”, afirma Sandro González.  

El Centro Ático no solo es un espacio de producción, sino también un laboratorio pedagógico donde se aprende a través de la práctica. En sus salas se mezclan carreras, perspectivas y talentos. Quienes han pasado por allí, le recuerdan como un lugar donde se valora la curiosidad, donde se aprende a fallar y volver a intentar, donde cada proyecto es también una lección de vida. “Ático para mí fue como ese laboratorio en donde pude darme cuenta de que mi vida podía ser diferente, de que yo podía crear otras cosas”, resalta María Fernanda, egresada de Relaciones Internacionales.  

 

Mirando hacia el futuro 

Quince años son solo el comienzo. Hoy, Ático sigue proyectándose con la misma energía con la que nació. Nuevas alianzas y proyectos de impacto social y cultural continúan expandiendo sus horizontes. 

“El futuro próximo del Centro Ático es seguir haciendo proyectos con pasión, a través de los cuales recordemos que la experimentación es parte del aprendizaje, que la tecnología puede ser un instrumento de la creación y que la formación se construye en diálogo entre las disciplinas y en torno a proyectos con retos”, afirma Germán Franco, su director.  


En el Centro Ático se desarrollan proyectos innovadores que combinan arte, tecnología y creatividad


En sus quince años, Ático ha demostrado que la innovación no es solo una cuestión de herramientas, sino de encuentros. Cada historia que se graba, cada idea que se diseña, cada aprendizaje que se comparte es una prueba de que la creatividad florece cuando se da espacio al diálogo, a la experimentación y a la emoción de crear con otros. 

“Estos 15 años han sido de crecimiento, de enfrentar desafíos, de desaprender y aprender, de retarme a hacer más de lo que hacía antes e incluso, de hacer otras cosas que nunca pensé, como por ejemplo las jornadas de capacitación y los cientos de horas de apoyo y acompañamiento que le brindé a los profesores durante la pandemia. Duro y a la vez gratificante por todo lo que ese esfuerzo representó para nuestra comunidad”, asegura Yolima Hurtado.  

Por su parte, Samar Atta, coordinadora de Operaciones del Centro, afirma que “Ático cada día representa un nuevo desafío, cada día se respira un ambiente lleno de energía y aprendizaje constante, donde profesionales, estudiantes y docentes comparten saberes para transformar ideas en realidades. Ser parte del Centro Ático no solo significa trabajar con herramientas avanzadas, sino también formar parte de una comunidad que inspira, innova y deja huella en el desarrollo cultural y tecnológico del país”. 

Hoy, Ático celebra su historia, pero también todas las que aún están por contarse. Porque cada día, en sus estudios, pasillos y laboratorios, alguien prende una cámara, abre un software o simplemente dice: “¿y si probamos esto?”. Y en ese gesto cotidiano, el espíritu del Centro se renueva. Quince años después, Ático sigue siendo un lugar donde todo puede pasar.