Hoy en la Javeriana: Universidades Nacional y Javeriana cantaron juntas en IAJU - Hoy en la Javeriana
Universidades Nacional y Javeriana cantaron juntas en la IAJU
Melissa de Hoz Pimienta, periodista de la Dirección de Comunicaciones
La inauguración de la Asamblea de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU 2025), celebrada en el histórico templo de San Ignacio, ubicado junto al Colegio Mayor de San Bartolomé, marcó el tono del encuentro: un coro interuniversitario que unió las voces de estudiantes de la Universidad Javeriana y la Universidad Nacional de Colombia.
La imponente Iglesia que hace parte de la manzana jesuítica, no solo por su arquitectura, sino también por su historia, se engrandeció aún más al recibir a los cerca de 50 sacerdotes jesuitas rectores de las universidades de la Compañía de Jesús de los cinco continentes, quienes con sus vestiduras litúrgicas ingresaron a la Iglesia como un solo cuerpo apostólico. Su marcha hacia el altar fue acompañada por las voces de los estudiantes que llamaron la atención de cada uno de los asistentes a la celebración eucarística.
La obra elegida fue la Missa Brevis del compositor holandés Jacob de Haan, interpretada en su totalidad en latín. Durante cerca de un mes, 25 estudiantes de la Javeriana y un grupo del coro de la Nacional, bajo la dirección de Sara Lizarazo y Alexander Munevan, ensayaron intensamente a pesar de estar en periodo de vacaciones. “Fue muy bonito verlos encontrarse todos los días, descubrir que podían construir algo juntos desde sus diferencias y regalarlo a la IAJU”, cuenta Carolina Gómez, directora del Centro de Gestión Cultural de la Javeriana.
La propuesta no se quedó ahí. Quince días antes de la inauguración surgió la idea de darle un sello aún más javeriano a la presentación: invitar a diez niños del Programa Infantil y Juvenil de Música para interpretar el canto de salida de la eucaristía. Su entrada en escena, mientras los jesuitas avanzaban en procesión, se convirtió en uno de los momentos más emotivos de la jornada. “Cuando los niños comenzaron a cantar, todo el templo se detuvo. Fue un cierre conmovedor, un regalo que unió generaciones y nos recordó la fuerza de la esperanza”, relata Carolina.
En total, fueron ocho piezas musicales, pero lo que quedó en la memoria de quienes asistieron va más allá de las partituras. “Nadie sabe lo que hay detrás: un mes de trabajo, ensayos casi diarios, cansancio y compromiso”, explica la directora del Centro de Gestión Cultural. “Todo ese esfuerzo termina en un momento muy breve, pero, así como es efímero, es profundo. La música en vivo logra que la piel se erice, que uno cierre los ojos y se conecte con algo más allá”.
Para Carolina, lo vivido en la Iglesia San Ignacio fue un ejemplo del espíritu que anima a la IAJU: “Ahí entendí lo que significa estar en red. Dos universidades distintas, pública y privada, estudiantes que no se conocían, encontrándose en la música y descubriendo que hay más cosas que nos unen que las que nos separan”.
Más allá de lo artístico, destaca el valor educativo de esta experiencia: “En la Universidad no solo venimos por un cartón. Venimos a vivir. Y esas vivencias son las que nos transforman. Cuando un estudiante participa en algo así, cuando vibra y se emociona, encuentra un propósito que va mucho más allá de lo académico”.
Los estudiantes de la Nacional, recuerda, estaban maravillados con el templo: “Me decían: ‘No sabíamos que esto estaba en Bogotá’. Ninguno lo conocía. Salieron felices, hicieron amigos. Y eso es lo que al final deja huella: conocerse, conversar, cantar juntos”.
El eco de las voces en esa noche del 30 de junio no solo dio inicio a la IAJU 2025: también dejó una imagen clara de la misión de las universidades. “Si quienes trabajamos en la educación no creemos en el futuro, ¿quién lo va a hacer? —reflexiona Carolina—. La educación es esperanza. Y ese día, los coros cantaron eso”.