San Ignacio de Loyola fue un caminante que transitó por caminos interiores y exteriores. Sus rutas interiores lo llevaron a darse cuenta de sus vanidades, miedos, apegos y también a reconocer el amor de Dios que ardía en su corazón a través de la escucha de cada instante de vida que se revelaba en cada momento. Sus pasos interiores se combinaron con pasos exteriores que lo guiaron a Loyola, Manresa, Jerusalén, París, Roma, entre otros tantos lugares, y que le permitieron afinar su escucha interior y la de la realidad que lo circundaba. La inspiración de su camino fue Jesús, otro caminante que experimentó el llamado de estar en constante relación con su Padre. Si nos conectamos con los relatos[…]