William McNeill, un gran historiador canadiense que en el siglo pasado se ocupó muy en serio de las plagas y las pandemias a través del tiempo desde el principio de los tiempos, solía decir que, vista desde la perspectiva de los demás organismos vivos que pueblan la Tierra, y si ello fuera posible, la especie humana parece una enfermedad contagiosa de altísimo poder destructivo. Esta idea pesimista y desoladora del lugar del ser humano en la “creación” (por usar el concepto religioso, aunque en su acepción más amplia y más rica) suele ser la de muchos defensores del ambiente, que señalan la vocación depredadora del hombre: su tiranía implacable sobre todo lo demás. Al mismo tiempo, una idea así plantea,[…]