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"Reconociendo la toma de decisiones y los acuerdos"

CONSENTIR Y PEDIR CONSENTIMIENTO

Ana Marcela Uribe y Linda Teresa Orcasita

Docentes e investigadoras

Pontificia Universidad Javeriana Seccional Cali

Antes de hablar de consentimiento, es importante reconocer que este término se relaciona con la posibilidad de consentir, y para hacerlo, los seres humanos debemos tener la autonomía para realizar una acción que en sí misma, es un derecho pero a la vez es un deber, pues como principio ético se ve reflejado en la medida en que la libertad de cada persona es coherente con la responsabilidad que se tiene consigo mismo, con los demás y con la sociedad evidenciándose como se alcanza a partir del desarrollo, del conocimiento y en la medida en la que podemos dictar nuestras propias normas sin una instancia reguladora y sancionatoria para actuar permitiendo a las personas tener la capacidad de elegir, de tomar sus propias decisiones y de actuar de acuerdo a ellas de forma libre (Mazo, 2012). 

Ahora bien, si hablamos de consentir una acción de parte de otros en la cual nos veremos implicados de alguna forma, el principio en el que se debe partir para su aceptación o rechazo, debería ser la autonomía, y siguiendo por la línea de lo que implica este principio ético de velar por el respeto de los seres humanos; las personas que podrían dar su consentimiento tienen la capacidad de reconocer la validez de sus derechos humanos y civiles y la facultad de autogobernarse. 

Eso hace que más que plantear una edad específica para poder definir quién podría consentir o no, se debe identificar que tan libre es para tomar sus propias decisiones sin coacción alguna, si la información que tiene de la propuesta es suficientemente completa para tener en cuenta las implicaciones de las acciones y si cuenta con la capacidad de reconocer las consecuencias tanto para sí mismo como para los demás de las actividades que acepte realizar. 

Desafortunadamente en muchas ocasiones, estos criterios no se cumplen en su totalidad e incluso en ninguno de ellos por lo que muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes realizan actividades de las que después deben asumir todos los efectos negativos que se generan a partir de sus acciones. 

Es por esto que muchos adultos pueden buscar las formas para atraer a niños, niñas, adolescentes y jóvenes a realizar actividades sexuales aprovechando muchas veces el contexto de vulnerabilidad social (UNICEF, 2017) o de situaciones adversas que estén viendo para enmascarar una propuesta forzosa en una oportunidad para ellos. 

Uno de los temas en los cuales se observa múltiples vulneraciones asociadas al consentimiento, son las Violencias Basadas en Género (VBG), en diversas ocasiones se gestan en el marco de relaciones de dominación y subordinación por las características y atributos de las personas, en las cuales se observan diversas coerciones frente a los límites personales y relacionales. 

Algunos ejemplos son las atribuciones de acoso sexual asociadas a la “vestimenta” de la persona, el estado de la persona bajo el efecto de sustancias psicoactivas, el silencio, las interpretaciones asociadas a “provocaciones”, desconociendo la importancia del consentimiento sexual como un acuerdo para participar independiente de las percepciones que tengamos de lo que observamos e interpretamos o de la relación que se establece con la persona. 

Los acuerdos implican una decisión consensuada por ambas personas, libre de manipulación, es clara para las personas involucradas, debe ser explícita, incluye toda la información necesaria sobre lo que se realiza, puede ser reversible “hoy puedo querer hacerlo, pero es posible que en el momento mi decisión se transforme acorde al sentir de la situación¨, en diversas investigaciones asociadas a las VBG, muchas de las situaciones de violencia sexual fueron en el marco de relaciones de noviazgo o matrimonio, ya que en muchas ocasiones se interpreta que por el hecho de ser pareja no requiere el consentimiento.  

Existen diversos marcos legales y normativos que amparan la toma de decisiones basadas en el consentimiento, el qué o quiénes se encuentran en condiciones para consentir, así como las diferentes instancias de protección frente a los menores de edad. Existe poblaciones que históricamente han vivido mayores experiencias de vulneración del consentimiento, ejemplo de ello son: niños, niñas, adolescentes, mujeres, adultos mayores, personas con diversidad funcional, personas en contextos de conflicto armado, personas LGBTIQ en el cual el común denominador son los sistemas de opresión y subordinación.  

Para finalizar, te invitamos a reconocer:

  • Límites en las interacciones que establecemos
  • Siempre comunicar e indagar con la otra persona las decisiones de forma consensuada
  • Respetar el “Si” o el “No” de la persona
  • Expresar con claridad mis deseos, sentimientos y necesidades
  • Validar las expresiones del lenguaje corporal 
  • No generar ninguna presión que genere incomodidad en la persona y especialmente en el marco de relaciones de poder o subordinación (ejemplo: docente-estudiante, adulto-niñx-jefe/empleadx)

Recuerda que en nuestra Universidad existen diversos canales para denunciar en caso de que experimentes situaciones de acoso, violencia o discriminación, te invitamos a consultarlo: Haciendo Clic Aquí