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"Cuando jugamos videojuegos nos metemos en la piel del personaje con el que jugamos, así que si un hombre juega Poder Violeta se puede hacer una idea de lo que ellas enfrentan a diario."

Miradas al acoso sexual desde el videojuego

Carlos Torres PhD*

Todos deberíamos tener la misma facilidad para movilizarnos en las ciudades pero no es así: para las mujeres, especialmente niñas y jóvenes, desplazarse para ir a estudiar o trabajar implica el riesgo de ser acosadas en los sistemas de transporte público. Este es un problema universal, presente en ciudades de países ricos y pobres de todo el mundo, pero parece que Bogotá es la peor. Ya en el año 2014 una investigación de la Thomson Reuters Foundation señalaba a Bogotá como la ciudad más insegura del mundo para usuarias de transporte público. Según estudios de la Secretaría de la Mujer, cerca de la mitad de las bogotanas temen usar el transporte público porque sienten que pueden ser acosadas y casi un tercio evita usarlo cuando puede. Sin duda los hombres percibimos la ciudad de una manera muy diferente a las mujeres.

El acoso sexual es una forma de violencia y la gran mayoría de sus víctimas son mujeres. Pero curiosamente la mayoría de las veces las iniciativas que intentan atender este problema se dirigen a ellas, indicándoles cómo reaccionar o cómo denunciar, pero nadie parece hacerse preguntas por el comportamiento de los hombres o la manera en que asumimos nuestra masculinidad. A partir de una línea de investigación que explora las capacidades del videojuego para estimular conversaciones sobre problemas sociales, en conjunto con el Departamento de Diseño, el Instituto Pensar y la ONG Despacio diseñamos Poder Violeta, un videojuego para celulares sobre este problema. En él, la protagonista debe hacer una pequeña travesía a través de estaciones y buses de Transmilenio para llegar a su destino, enfrentando a varios acosadores en su camino. Este videojuego que ya va por su segunda versión, ha sido jugado por miles de personas en toda Latinoamérica y fue seleccionado por Apple como una de las mejores apps colombianas en el año 2021.

El campo del videojuego, al igual que muchos otros espacios, es un entorno especialmente hostil para las mujeres. A pesar de que representan casi la mitad del mercado, apenas participan en esta industria. Además, la manera en que son representadas en este medio suele responder a estereotipos machistas y con frecuencia son acosadas cuando juegan en línea por gamers acomplejados (el acoso también prevalece en el mundo virtual). Por eso un videojuego sobre acoso sexual es tan importante. Cuando jugamos videojuegos nos metemos en la piel del personaje con el que jugamos, así que si un hombre juega Poder Violeta se puede hacer una idea de lo que ellas enfrentan a diario.

A pesar de que por ahora pocas mujeres desarrollan videojuegos, el diseño de Poder Violeta contó con la participación de varios colectivos feministas de la Universidad Javeriana, especialmente Degénero y Polifonía, de manera que el proyecto de alguna manera incorpora reflexiones construidas con posturas muy claras frente al acoso sexual. En efecto, uno de los aspectos más valiosos de nuestro videojuego es que elementos como sus personajes, sus rasgos y las situaciones que recrea, fueron dictados por las participantes que hicieron parte del proceso. En el mundo del diseño están de moda los enfoques colaborativos; al involucrar en el desarrollo de un artefacto a sus usuarios, o en este caso a quienes tienen cosas por decir, el diseño adquiere un matiz democrático, incluso político. Diseñar un videojuego que además de entretener quiere compartir una idea, le abre formas de poder singulares a quienes con frecuencia son excluidos de la narrativa de los medios de comunicación tradicionales. Por otra parte, la experiencia detrás de este proyecto fue valiosa no solamente por el resultado sino por lo que aprendimos haciéndolo: los videojuegos diseñados para educar, enseñan especialmente a quienes los diseñamos. En este caso, con Poder Violeta conocimos lo extendido que es el acoso sexual y entendimos varios argumentos del feminismo.

Por eso debo reconocer que no deja de ser problemático que sea un hombre quien escriba esta columna. Es una obviedad, pero a pesar de las bondades del diseño colaborativo donde participaron muchas mujeres, después de meses de trabajo y una vez terminamos el videojuego, se hizo evidente que estas iniciativas ganan legitimidad cuando son lideradas por una mujer. Aunque la autoría del proyecto fue compartida con varias socias entre investigadoras y activistas, es claro que necesitamos jugar más videojuegos diseñados desde la sensibilidad femenina, especialmente cuando se tratan temas como el acoso sexual. Uno de los aprendizajes más valiosos que puedo compartir después de trabajar en este proyecto, es que a veces la postura más adecuada que los hombres podemos tener frente al feminismo es simplemente escuchar.

Mirando atrás, veo con orgullo las conversaciones que construimos y agradezco la generosidad enorme de nuestras socias en esta iniciativa. Mi experiencia dirigiendo el Semillero de Investigación en Diseño de Videojuegos de la Universidad me ha mostrado el talento y las capacidades de muchísimas estudiantes, pueden ver sus trabajos acá: https://www.semillerovideojuegos.org , así que sé que en el futuro podremos jugar muchos más videojuegos novedosos, refrescantes y concebidos desde enfoques diferentes a los que hemos jugado durante décadas. Mientras tanto los invito a jugar Poder Violeta y reflexionar sobre lo que podemos hacer para borrar el acoso sexual del comportamiento social bogotano (https://podervioleta.com).

 


*Profesor Asociado Departamento de Diseño
Pontificia Universidad Javeriana