Personas archivos - Página 7 de 8 - APS - Punto de Apoyo
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«Con la historia de Rosalía se conocen posibles señales de alarma que podrían indicar la presencia de Alzheimer: pérdida de memoria, pérdida constante de objetos, insomnio en las noches y desorientación, pueden ser algunos síntomas comunes en los pacientes que padecen de este trastorno.
Tener conciencia de las señales de alarma que presenta una persona con este tipo de enfermedades, puede ser fundamental para brindarle ayuda oportuna y especializada.»
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«Con la historia de Paola se conocen posibles señales de alarma que podrían indicar una tendencias suicidas. Cambios en el comportamiento, distracción constante, pérdida de interés en las actividades diarias, retraerse y repulsión a estar en compañía, pueden ser algunos síntomas comunes en los pacientes que padecen de este trastorno.
Tener conciencia de las señales de alarma que presenta una persona con tendencia al suicidio, puede ser fundamental para brindarle ayuda oportuna y especializada.»
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«Con la historia de Pedro Luis se conoce de manera general qué es la esquizofrenia y cuales los principales síntomas: ansiedad, agitación, agresividad, falta de sueño y alucinaciones.
Seguir siempre la recomendación médica y buscar la ayuda de especialistas es muy importante para quelos pacientes y sus familiares puedan mejorar su calidad de vida.»
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«Con la historia de una familia conformada Olivia y Albeiro y sus dos hijos se conocen las posibles señales de maltrato intrafamiliar, una de las problemáticas más comunes en nuestra sociedad.
Podemos ver reflejadas acciones, actitudes y situaciones que muchas familias viven y que no se atreven a denunciar.
Es por esta razón que aprender a identificar los signos de alarma, es básico para poder brindar ayuda a las personas que están sufriendo de manera silenciosa.»
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«Desde distintas miradas como la psicología, la ciencia política, la psiquiatría, la neurociencia se construye un concepto de salud mental en el que la vida colectiva, el capital social, las redes de apoyo y la satisfacción de necesidades básicas contribuyen al buen vivir colectivo.
Se presentan algunos resultados de la IV encuesta de salud mental realizada en el 2015, en los que se encontró que el 95% de las personas afirman tener salud mental asociándola a actividades cotidianas como comer, descansar, dormir y en algunos casos con superar momentos difíciles, tener la oportunidad de seguir adelante y sentir paz interior. de lo que se trata es de ir más allá de una noción individual para abordar la salud mental como un asunto colectivo.»
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«Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre la historia de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios
Menciona los origenes de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios en el siglo XVII haciendo una descripción física y ubicando geográficamente la Unidad en el centro de la ciudad de Bogotá, para llegar a la ubicación y estructura básica del hospital actual y al nacimiento de la Unidad de Salud Mental en la década de los años 70.»
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«Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre su experiencia en la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios.
Relata cómo era la dinámica entre los profesionales y los pacientes en la Unidad de Salud Mental de San Juan de Dios y describe la estructura y distribución de la institución antes de la década de los años setenta.
Describe la relación entre las universidades y las unidades de salud mental, que fue creciendo desde Bogotá y posteriormente se extendió a otras ciudades del país.»
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«Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre las disciplinas con las que tuvo diálogos la psiquiatría colombiana de la primera mitad del siglo XX: literatura, las artes plásticas y, particularmente, fotografía. Asi mismo, se hace un recorrido del encuentro entre la psiquiatría y algunas ciencias humanas y sociales como la antropología y sociología.»
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Gabriel Fernando Oviedo, Psiquiatra de Enlace de la Pontificia Universidad Javeriana, nos cuenta sobre la evaluación del paciente psiquiátrico en los servicios de urgencias.
Se aclara el criterio de selección de pacientes con síntomas de enfermedad psiquiátrica, las consideraciones y terminología correctas, además de ejemplos con casos reales de pacientes y errores que se comenten con frecuencia.
Finalmente se mencionan los diagnósticos, se hacen algunas recomendaciones y se presentan algunas diferencias clínicas entre trastornos psiquiátricos primarios y secundarios.
Joan Tronto (Minnesota, 1952) asiente a cada palabra. Persigue con la mirada cada movimiento y atiende, con interés extraordinario, cada consigna que la jefa de prensa del Col·legi d’Infermers i Infermeres de Barcelona –donde ha realizado una charla– lanza. «Ella me cuida hoy», explica risueña.
Ella misma traza el paralelismo entre una anécdota tan nimia y lo robusto de su tesis de estudio: la ethics of care (ética del cuidado), teoría feminista de principios de los años 90, compete cada espacio de la vida de las personas. Ser consciente de ello es lo que hace que Tronto, doctora en la Universidad de Minnesota y acostumbrada a los viajes y simposios, muestre tanto interés en las palabras de su entorno.
Para Tronto, todo está relacionado con el cuidado: las relaciones, las estructuras… La democracia. «Por supuesto también el trabajo», destaca la politóloga, que relaciona la ética del cuidado con el decrecimiento económica y califica el cuidado como algo «revolucionario». Un cambio de paradigma.
Tronto apuesta por reducir las jornadas laborales e invertir menos en paliar y más en prevenir. «Cuántas horas trabaja usted?», pregunto. «Muchas», dice mientras ríe. «Yo tengo la posibilidad de invertir tiempo en algo que me gusta, pero no podemos obligar a la gente que trabaja en algo menos satisfactorio a que haga lo mismo», concluye.
El concepto ética del cuidado nos acompaña toda la vida, aseguran sus estudios. Pero los términos en si no nos resultan familiares.
El cuidado es una parte esencial de lo que significa ser humano. No se puede entender la humanidad sin entender lo que significa cuidar de los demás. Existen muchos tipos de relaciones diferentes que implican el cuidado.
Define el cuidado como «antídoto contra el capitalismo».
El cuidado no forma parte de muchas teorías políticas. Pero yo, como teórica feminista, lo pongo en el centro: ¿Qué pasaría si nos tomáramos enserio esta parte de vida? Creo que la del cuidado es la mejor crítica al capitalismo; pone en relieve la falacia que el mercado es la manera de entender la vida humana… El mercado presume que somos racionales, autónomos. Entes individuales. El capitalismo construye un patrón de persona que se corresponde a un segmento pequeño de la sociedad. Dice que sólo tenemos responsabilidad sobre nosotros mismos o, cómo mucho, sobre la familia. Esa no es una manera muy certera de entender la vida.
¿Cómo somos, según la ética del cuidado?
Los humanos somos dependientes desde nacimiento. Necesitamos a la gente incluso para sentirnos seguros, ¿más prueba que esa? Necesitamos cuidados cada día de nuestra vida. Incluso en cosas más mundanas: comer, asearse… También cuando crecemos y enfermamos; o cuando envejecemos… Todas estas cosas pueden convertirse en algo dramático si descuidamos el cuidado en la sociedad. Cuando empecemos a reconocer cuánta de nuestra felicidad viene de los cuidados…
La especialista ha expuesto su tesis en el Col·legi de Infermeres i Infermers SANDRA LÁZARO
¿Se preocupan las sociedades por el cuidado?
No. Se preocupan por los mercados. [Larga pausa] Y a mi me preocupa lo siguiente: ¿Por qué invertimos tanto tiempo en la producción económica? Incluso en las sociedades democráticas pensamos: ‘Si tenemos más trabajo, más producción, la vida humana será mejor’. Y no es cierto. La vida de la gente, con más, no es mejor. Necesitamos una economía del cuidado.
¿Qué significa eso?
Simple: producir menos y centrarnos más en cuidarnos.
Usted defiende, bajo la teoría feminista, que debemos erradicar la idea del cuidado como algo natural. Algo dado.
De ahí viene la opresión de la mujer, de entender el cuidado como algo natural. Pues los roles sociales los creamos nosotros. Y esto es una cuestión de justicia: unos privilegiados bloquean a otros que lo son menos. Los que están arriba, fruto de su posición, hacen que los otros hagan lo que ellos no quieren. Y por esa simple razón, los hombres, que son los que están arriba, los presentes en la esfera pública, han relegado a las mujeres… A sus casas. La pregunta es: ¿Es más natural para las mujeres la cura?
…
No. Son enseñadas a cuidar, lo hacen por el privilegio de los hombres.
En 1987 usted escribía sobre esta cuestión: Más allá de la diferencia de género. Hacia una teoría del cuidado. ¿Hemos avanzado en algo?
Las cosas mejoraron un poco hace unos años, pero empeoraron aún más después. Cosas del capitalismo.
Balance pesimista.
[Ríe] Sí, visto con la perspectiva de la historia de las ciencias sociales modernas es dramático. Pero comparado con la historia de la humanidad, no está mal. Hace realmente poco que hablamos de los cuidados, por lo que soy optimista. Esta es una idea revolucionaria y sólo estamos al principio del cambio.
Cuando habla de cuidado lo expande a ciudades, estados… A la misma democracia.
Hay varias cosas que deben pasar. Necesitamos pensar en las necesidades humanas y medioambientales. Y pensar quién tiene esas responsabilidades: aquí entra la política. Organizamos las responsabilidades atendiendo al pasado, debemos repensarlo: qué cojo y qué no cojo. Esas elecciones están relacionadas con el cuidado, y en ello está involucrada cualquier estructura y institución de la sociedad.
Tronto califica los cuidados como un «antídoto del neoliberalismo» SANDRA LÁZARO
¿Cómo afecta esto al sistema médico, concretamente? Usted ha hablado ante un auditorio de enfermeras y enfermeros.
El sistema médico también debe repensarse. La medicina es un ejemplo claro de cómo la ciencia nos lleva, generalmente, por el mal camino. ‘Puedo hacer un nuevo medicamento que curará…’. ¡Guau! Igual deberíamos gastar menos dinero en la industria, y más en la gente. Igual pensando en la gente nos damos cuenta que necesitamos menos. Menos, sobretodo, trabajo.
¿Decrecimiento?
El capitalismo quiere traducirlo en términos de mercado. Incluso las relaciones y los cuidados. Hay un libro, Born to buy [Juliet Schor, 2004], que lo ilustra: en América la gente trabaja 50 horas a la semana. Y les preguntas: ‘¿Para qué?’. Ellos contestan que es para darle un futuro a sus hijos, para comprarles cosas a sus hijos. Lo que no nos hemos planteado es que tal vez invirtiendo más tiempo con ellos, necesitarán menos cosas. Y eso habla de lógicas de la producción, que deben ser substituidas por lógicas del cuidado.
Eso no parece competer a la mayoría de la gente, que no tiene posibilidad de decidir. ¿Qué pequeños cambios podemos hacer?
Volvamos a Marx: ¿Por qué cambiamos nuestro tiempo? Dinero? Necesitamos trabajar la mitad, 20 horas. Con mejores salarios. Pero eso será complicado. Para bajarlo a un nivel cotidiano: la gente debe democratizar y cambiar cada institución de la que forma parte. Familia, amistad, comunidad. ¿Qué puedo hacer cada día para reducir lo que consumo y a la vez mantener las relaciones con mi entorno? Aquí reside el cambio. El poder de la ética del cuidado reside en cómo entiende la vida cada uno: cuidarse es lo más importante.