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“Gracias a la voz y la experiencia de Victoria, una enfermera que vivió en una zona de control paramiliar, se narra la manera cómo se fue transformando la salud mental de la comunidad, una vez los violentos pusieron en marcha una estrategia para romper el tejido social. Esta experiencia corrobora que la salud mental es un asunto que se vale de la vida colectiva. Recomponer la salud mental luego de experiencias tan dolorosas, en donde la muerte violenta estuvo presente, solo es posible a través del fortalecimiento de redes de apoyo, del diálogo y la participación.”





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“Los pasados 8 y 9 de mayo de 2017, se realizó en la Pontificia Universidad Javeriana, el evento Para que suceda… El Buen vivir.

El evento estuvo centrado en las preguntas ¿Cómo hacer para que el anhelo del buen vivir colectivo sea un propósito y una experiencia en la vida de cada cual? y ¿Y este buen vivir tiene algo que ver con la salud mental?

La agenda del evento se construyó a partir de páneles sobre crianza, vida laboral, conflicto social, cuerpo y género.”





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Por: Gemma Tarafa/Sara Berbel |El País

Las personas con trastorno mental son las invisibles en el mercado laboral. Su nivel de paro duplica el del resto.

Las siglas VICA son el acrónimo de las características que, según personas expertas, conforman nuestra época: volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Un mundo cambiante, difícil de predecir, confuso y caótico, con múltiples significados. No es, sin duda, el contexto más fácil para desarrollarse en confianza y seguridad, dos condiciones que los seres humanos necesitamos para mantener una buena salud mental.

Nuestra ciudad, Barcelona, no es una excepción. Sabemos que en los barrios más deprimidos los problemas de salud mental se multiplican, y que los jóvenes que viven en barrios periféricos tienen peor salud mental que los habitantes del centro. También las mujeres, especialmente castigadas por la crisis, peores sueldos y mayor nivel de paro, se resienten psicológicamente de esta situación de desigualdad. Según los últimos estudios, son las más estresadas de Europa y las quintas del mundo, de modo que toman un 6,2% de antidepresivos más que los hombres.

Las personas con trastornos mentales son las grandes invisibles en el mercado laboral. Su índice de inactividad no es comparable al de ningún otro colectivo en edad de trabajar. Su nivel de paro duplica el de la población general y, en consecuencia, se ven privadas de los beneficios que aporta el trabajo remunerado: autonomía y reconocimiento social. Por todo ello el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido poner en el centro las capacidades y aportaciones de estas personas a nuestra sociedad. Se trata de una cuestión de derechos fundamentales, pero también de una diferente configuración del nuevo modelo socioeconómico que estamos diseñando, un modelo en que las personas y sus talentos están en el centro. Hay estudios que cifran en un 5% la pérdida del PIB si no se les ofrece un trabajo de acuerdo con sus capacidades. Nuestra sociedad no se puede permitir ignorar el talento ni la riqueza personal y profesional que aportan. Siglos de prejuicios y miedos irracionales han instalado una barrera entre ellas y el mercado laboral que queremos contribuir a derribar.

Las personas con un trastorno mental no son, en general, consideradas como parte de la esfera pública. No suelen participar en la elección de los principios básicos de la sociedad y con frecuencia se ven excluidas de las elecciones políticas. En el ámbito laboral, la percepción social considera que difícilmente pueden promocionarse en un trabajo, apenas pueden acceder a cargos de decisión y se cree que contribuyen a generar tensiones o conflictos en el clima laboral. Se trata de una serie de prejuicios no contrastados que son producto del temor o el desconocimiento y que configuran un estigma muy difícil de eliminar. Acabar con el estigma es tan o más imprescindible que subsanar las discriminaciones económicas objetivas ya que no será posible una igualdad real mientras se mantengan en el imaginario colectivo unas percepciones tan negativas y alejadas de la realidad.

Por todos estos motivos desde el Comisionado de Salud se ha diseñado, por primera vez en la historia de nuestra ciudad, el Plan de Salud Mental de Barcelona 2016-2022, que tiene la misión de promover, prevenir y mejorar la salud mental de la ciudadanía, con un presupuesto de 51,2 millones de euros.

En el mismo sentido, a los servicios que ofrece el Instituto Municipal de Personas con Discapacidad se suma la Agencia de desarrollo económico y local del Ayuntamiento, Barcelona Activa, incorporando a su modelo de inserción laboral a las personas con trastorno mental. Queremos que cada persona que se encuentre en situación de desempleo sepa dónde dirigirse, dónde ser atendida, asesorada, formada (si fuera necesario) y acompañada para acceder a un lugar de trabajo y adaptarse adecuadamente.

Somos conscientes de que la cohesión, la igualdad y la justicia social son la base necesaria para la construcción de una sociedad sana. Nuestra cultura no sería la misma sin las valiosas aportaciones de personas como Silvia Plath, José Agustín Goytisolo, Virginia Woolf o Van Gogh, como tantas otras personas no conocidas afectadas por trastornos mentales. La igualdad de oportunidades entre todas las personas que permita el acceso al trabajo, la autonomía y el desarrollo personal será la clave que logrará disminuir el malestar —físico y psicológico— y avanzar en la salud social.

Gemma Tarafa, Comisionada de Salud y Sara Berbel, directora general de Barcelona Activa





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Por: POR ANDREA MARÍN GÓMEZ | ElColombiano

Véase en un taco a las seis de la tarde. Va en un vehículo hacía su casa agotado y hambriento. No fue su mejor día laboral, llueve y los carros y los motociclistas amenazan con chocarlo a través de pitos y madrazos.

Lo anterior, una escena que cada vez es más cotidiana en la ciudad, y que en algún momento puede ser el detonante para que pierda su salud mental.

La Organización Mundial de la Salud, define la salud mental como un estado de bienestar en el que la persona es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.

Según Fredy Romero Guzmán, sicólogo clínico y docente universitario, una enfermedad mental existe cuando se alteran de manera significativa los nivel emocionales, cognitivos, físicos o afectivos y cuando esa alteración tiene una duración en el tiempo.

Al consultar con la Secretaría de Salud de Medellín, sobre la salud mental de la ciudad, remiten al Primer Estudio Poblacional de Salud Mental Medellín 2011-2012, informando que el 14,7 % de la población ha sufrido uno o más trastornos mentales, en los 12 meses anteriores al estudio, en contraste con 17,8 % de Colombia (Estudio Mundial CIDI-OMS). En números, serían 282.068 personas afectadas en por algún trastorno mental.

Las cifras hacen que el problema sea de salud pública. El estrés postraumático, con 21.587 personas afectadas durante los 12 meses anteriores al estudio, o el trastorno bipolar con 14.391 afectados, son solo algunas de las alertas.

Los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar: ansiedad generalizada, pánico, agorafobia, fobia específica, estrés postraumático, ansiedad por separación, y obsesivo compulsivo. El segundo puesto es para los del estado de ánimo y los de abuso de sustancias.

La depresión registró 73.755 casos, asociados con otros trastornos ocasionados por consumo de sustancias y los comportamientos de alto riesgo, como el suicidio, la violencia y los accidentes de tránsito. Donde el suicidio poblacional ha presentado tasas de mortalidad superiores a la tasa promedio del país, en la última década en Medellín.

El consumo de drogas, según el último Estudio Nacional de consumo de sustancias en Colombia del Observatorio de Drogas de Colombia, Medellín y su área metropolitana tienen la mayor tasa en el país, el 8,2 %, seguido por Quindío y Risaralda, que supera el 6 %.

¿Cómo saberlo?
Según Fredy Romero Guzmán, no dormir bien, no comer bien, o no respirar debidamente, son alteraciones biológicas que pueden llevar al padecimiento de trastornos mentales. Sin embargo, para padecerlas, se deben sumar alteraciones y tiempo.

“Si usted termina con su pareja es normal que se sienta triste, pero si al cabo de tres meses esa situación no cambia y se suma la pérdida de apetito, poca energía, y fatiga, puede estar cayendo en depresión”, explica el sicólogo como ejemplo.

Sumado al ejemplo anterior, la Organización Mundial de la Salud, enlista síntomas a los que se deben realizar seguimientos según la condición a ser evaluada.

Si es sospecha de depresión, la falta de interés en actividades que antes disfrutaba, múltiples síntomas sin causas definidas como dolores, malestares y palpitaciones, poca energía, fatiga y problemas de sueño son manifestaciones que indican la necesidad de una evaluación.

Todos podemos ser víctimas

Al ser humanos, todos estamos predispuestos a tener una enfermedad mental. La necesidad de contarle un problema a otro, y saberse escuchado descarga tensiones.

Sin embargo, “la labor de un sicólogo, aparte de escuchar, es orientar y devolver de una manera socrática eso que el otro dice para que reflexione y actúe de una manera diferente”.

Los problemas de la salud mental también pueden estar asociados a los vínculos afectivos y la crianza “dependiendo de la crianza así será nuestra salud y nuestras estrategias para la adultez. Si hay maltrato, inseguridad, y sobrexigencia también podremos tener pensamientos inadecuados”, comenta Romero, adentrándose en enfermedades sicológicas como esquizofrenia, paranoia, manías, delirios, depresión, etc.

Mejor o peor
Según la Secretaría de Salud, el último estudio de salud mental a nivel nacional encontró incremento en algunos trastornos, especialmente en la depresión y la ansiedad.

“Sin embargo, los problemas de salud mental ahora son más visibles que antes por cuanto hay mejor acceso a consulta y diagnóstico, son culturalmente más aceptados y se ha avanzado en estudios poblacionales, lo que contribuye a visibilizar el número de casos”, explican.

Romero agrega que la vida citadina: ruido, contaminación, congestiones, la política, cifras de desempleo, desigualdad, indiferencia y otras actividades relacionadas con las dinámicas en las grandes ciudades también ha influido en la salud. “En una zona rural hay menos ruido, la gente no sufre de estrés y hay menos situaciones traumáticas”.

Sí hay programas y ayuda
Las personas afiliadas al sistema actual de salud, tienen garantizada la atención de este tipo de consultas. Inicialmente se darían con un médico general, para que este remita al especialista según cada caso.

En Medellín se aborda la salud mental en los escenarios de violencias, conducta suicida, consumo de sustancias psicoactivas y trastornos mentales, desde diferentes secretarías.

La de salud se encarga de realizar programas preventivos donde los niños en etapa educativa, las madres, los jóvenes, los presos y los ancianos, obtienen información a través de instituciones como la escuela, las cárceles, ancianatos, y campañas en las comunas.

Además de disponer de la Línea amiga en salud: 444 44 48, donde se ofrece información, orientación y ayuda, a la población del municipio con problemáticas como el uso indebido de sustancias psicoactivas, suicidio, maltrato, violencia, bulimia, anorexia, depresión, farmacodependencia, salud sexual y salud familiar, y salud en general.

Si siente que necesita ayuda, no dude en pedirla a su Eps, o a personas que sienta cercanas y sepa que lo aprecian. Si se siente bien, esté atento a posibles síntomas de sus seres queridos, alguno podría estar necesitando ayuda.





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Por: CONFIDENCIAL COLOMBIA | @confidencialcol

El concejal Nelson Cubides (Partido Conservador), afirmó que Bogotá es la región del país con mayor prevalencia para cualquier trastorno mental, con el inconveniente de que la red de atención es insuficiente, pues según el concejal Cubides, hay muchos hospitales que no cuentan con personal psiquiátrico como es el caso de Centro Oriente, Pablo VI de Bosa y Usme.

En el Concejo de Bogotá, este martes inició se denunció la debilidad en la política pública de salud mental en la ciudad de Bogotá. Según el concejal Nelson Cubides, en la capital podría haber unas 78.000 personas que están en riesgo de padecer esquizofrenia, lo que podría considerarse uno de los precursores de trastornos mentales, comportamientos que asociados al consumo de sustancias psicoactivas pueden ser un agravante en la salud de la ciudadanía.

El concejal expresó través de un comunicado de prensa lo siguiente; “La salud mental podría ser el tema más descuidado en la salud pública de los últimos años. Las conductas negativas se vuelven cada vez más repetitivas en la sociedad: ataques con ácido, feminicidio, asesinatos, riñas, violencia doméstica, suicidios, entre otras, genera un sistema de alerta para las instituciones de salud”.

Lo que más preocupa la concejal son los factores de riesgo vinculados al desarrollo de trastornos mentales que se pueden ver agarbados por el acceso a drogas y alcohol, guerras, desplazamiento, aislamiento, falta de educación, nutrición deficiente o pobreza, desventaja social, discriminación, delincuencia, estrés, sobrecarga laboral, bullying que son aspectos desfavorables bastante visibles en la capital.

Es por esta razón, que el cabildante ha propuesto ejecutar un estudio en detalle sobre salud mental en la ciudad y de esta manera tener una cifra más detallada del comportamiento de los bogotanos, así como reformular la política distrital de salud mental.

Asimismo, se buscaría que sean asignados mayores recursos a la política y promover investigaciones respecto a la salud mental en habitantes de Bogotá. Otro objetivo en el que se debe priorizar según Cubides, es el concientizar a la población sobre esta problemática, apoyándose en la implantación de jornadas educativas y campañas en coordinación con la Administración Distrital.