Realidad y desafíos de las universidades católicas
Cada tres años la Federación Internacional de Universidades Católicas –FIUC– celebra su Asamblea General para contribuir al desarrollo, la transformación y la consolidación de la educación superior católica a escala mundial. Este año se realizó la edición número 27 del encuentro del 30 de julio al 3 de agosto en el Boston College, Estados Unidos.
En la Asamblea, que reúne a cerca de 200 instituciones de 40 países, estuvieron por parte de la Pontificia Universidad Javeriana su rector, P. Jorge Humberto Peláez Pidrahíta, S.J., el secretario general, Jairo Humberto Cifuentes Madrid, y la vicerrectora de Extensión y Relaciones Interinstitucionales, María Adelaida Farah Quijano.
El tema central de la Asamblea fue “Legado y transformación en un mundo de cambios. La educación superior católica y el futuro”, que invitó a los participantes a conversar y reflexionar sobre el sentido e impacto de la universidad católica en la sociedad contemporánea; la tradición intelectual católica y la construcción de comunidad frente a los desafíos modernos; la educación superior: tendencias y retos de futuro; el impacto de las actividades de la FIUC; el liderazgo católico; la formación de líderes en y para la educación superior, y las nuevas fronteras de la investigación en las universidades católicas.
La tecnologización de la educación superior está llevando a hablar de edutech market, dejando de lado lo que la universidad considera debe brindarse en los procesos de enseñanza – aprendizaje.
De acuerdo con el padre Peláez y el secretario general, algunos de los temas que interpelan a la Javeriana están relacionados con la crisis antropológica y socioambiental, donde las universidades católicas deben construir un nuevo modelo cultural con énfasis en la trascendencia, es decir, superar el actual paradigma de la simple temporalidad de la vida humana; un nuevo humanismo que prevalezca sobre el actual transhumanismo y el cuidado para contrarrestar la cultura del descarte, el consumismo, el egoísmo y la indiferencia. Así mismo, las universidades católicas deben impulsar especiales visiones que ayuden a superar el posmodernismo, la postverdad y la cultura utilitarista y del eficientismo. Además, a partir de sus proyectos educativos es necesario que impulsen la búsqueda de la verdad; el diálogo, expresado en consenso e inclusión y la defensa de la dignidad, la solidaridad y la bondad.
Dentro de las diferentes mesas de conversación surgieron las preguntas ¿Cuáles son los objetivos de las universidades católicas? ¿Por qué la iglesia católica tiene universidades? Algunas de las respuestas fueron: para formar a quienes trabajan en las obras de la Iglesia; porque el mundo requiere de personas responsables y éticas; para llevar a los pobres y marginados al centro de la sociedad a través de la educación; para ayudar a resolver problemas humanos y sociales desde su alta capacidad de generar conocimiento y aplicarlos, y para ayudar a la humanidad a enfrentar el cambio.
Entre los retos que debe enfrentar hoy la educación superior se contempló la comercialización de la educación con la alta competencia entre universidades. La tecnologización de la educación superior está llevando a hablar de edutech market que trae beneficios en temas de acceso y equidad, pero deja a un lado lo que la universidad considera debe brindarse en los procesos de enseñanza – aprendizaje. También está la realidad de las empresas que se convierten en oferentes de servicios educativos al no encontrar las destrezas que requieren en los estudiantes. Esto conlleva a la temporalidad de las habilidades requeridas por el cambio tecnológico.