Es un lugar común escuchar cómo tanto el estado de derecho como la democracia en Colombia están en crisis. En el primer caso, porque la ley, el orden y el respeto por las instituciones han perdido paulatinamente la confianza ciudadana y se ha ido recorriendo, producto del miedo y de la incertidumbre, un camino errático que se acerca al caos, a la anarquía y a la defensa de los intereses particulares y minúsculos sin pensar en la sociedad en general, en el bien común. La democracia, por su parte, como decía Winston Churchill “es la peor forma de gobernar excepto todas las demás formas”, se va desdibujando en cuanto construcción colectiva. La idea del pueblo como poder soberano se ha[…]