La última frase del prólogo escrito por el P. Manuel Briceño Jáuregui, S.J. para la publicación de la Política de Aristóteles, traducida por él directamente del griego, fue: «… y que todo sea ad maiorem Dei gloriam«. Sin habernos recuperado del impacto que nos produjo la noticia de la muerte repentina del inolvidable jesuita, podemos afirmar que su vida, su obra, todo fue a mayor gloria de Dios. No fue difícil conocer y apreciar al Padre Briceño. No lo será tampoco en el futuro. Basta leer sus libros y traducciones, sus discursos y ponencias, para contemplar admirados la altura intelectual del hombre nacido en Cúcuta el 3 de junio de 1917 y fallecido en la capital española el pasado 28[…]