ISBN : 978-958-781-326-5
ISBN digital: 978-958-781-327-2

Comunicación indígena, buen vivir y colonialidad de saber en América Latina

Minerva Campion

Magíster y doctora en Estudios Internacionales (Euskal Herriko Unibertsitatea). Licenciada en Periodismo. Docente en el Departamento de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Javeriana.

m.campionc@javeriana.edu.co

Resumen

Este trabajo se propone como crítica a los estudios de comunicación, puesto que se han construido desde una perspectiva eurocéntrica y han invisibilizado, por medio de la colonialidad del saber, otras epistemologías. Este cuestionamiento se realiza, además, para comprender que el surgimiento de la comunicación indígena se ha dado en un marco de descolonialización del conocimiento científico y de formulación de propuestas de comunicación por parte de los líderes y lideresas indígenas. Así mismo, consideramos que la comunicación indígena no es parte de la comunicación alternativa, sino que es una alternativa a la comunicación eurocéntrica, debido a que emana de una matriz de pensamiento no occidental, el buen vivir. El documento se propone como una genealogía de la comunicación en América Latina, donde la comunicación indígena viene a aportar nuevas aproximaciones teóricas, ontológicas y epistemológicas, a partir de la descolonialización de la comunicación.

Palabras clave: comunicación indígena, comunicación alternativa, colonialidad del saber, buen vivir.

Introducción

En este trabajo reflexionamos en torno a la comunicación indígena con respecto al Buen Vivir como alternativa a la comunicación tradicional y como propuesta epistémica invisibilizada por la colonialidad del saber. En primer lugar, abordamos el tema de la construcción de la comunicación como una de las ramas del conocimiento científico para cuestionar sus fundamentos eurocéntricos. Este primer paso se plantea como una genealogía de la comunicación en América Latina con respecto a la colonialidad del saber y vinculado principalmente a la escritura alfabética y a la razón (logos).

En segundo lugar, se propone que la Comunicación Indígena trasciende a la comunicación alternativa para convertirse en una alternativa a la comunicación tradicional. Esto se plantea recuperando el debate en torno a lo que significa la comunicación alternativa y sobre sus orígenes. En tercer lugar, se encuentran las conclusiones del trabajo. Por último, cabe destacar que esta ponencia se enmarca en una investigación más amplia que estudia la relación entre la Comunicación indígena y el Buen Vivir en los encuentros continentales de comunicación de Abya Yala.

Colonialidad y eurocentrismo en América Latina

Si bien existen varias formas de colonialidad propuestas por diversos investigadores1, lo que aquí nos interesa debatir es la colonialidad del saber (Lander, 2000) de la comunicación como campo académico. La colonialidad del saber “se refiere al efecto de subalternización, folclorización o invisibilización de una multiplicidad de conocimientos que no responden a las modalidades de producción de ‘conocimiento occidental’ asociadas a la ciencia convencional y al discurso experto” (Retrepo y Rojas, 2010, p. 136). Este discurso experto es considerado eurocéntrico; predomina una forma de entender el mundo y de aproximarse a la verdad, es decir, a través de conocimiento científico. En esta línea, Castro-Gómez (2007), Estermann (2009), Grosfoguel (2006) y Lander (2000) han cuestionado el pensamiento occidental por su supuesta universalidad y porque no reconoce su locus de enunciación.

En el caso de la comunicación como rama del saber encontramos diversos enfoques de su estado epistemológico. Castro-Lara (2014) señala que se puede abordar como Comunicología (ciencia de la comunicación), pluridisciplina, interdisciplina, eje de las ciencias, postdisciplina, transdisciplina y como hibridación. Existen diversas aproximaciones y hay un amplio abanico de posibilidades para comprenderla, sin embargo, consideramos que hasta las vertientes más flexibles obedecen a cánones y a un corpus teórico cientifista de modelos y discursos. Los y las estudiantes de Comunicación la abordan a partir ciertos autores clásicos: “Paul Lazarsfeld, Kurt Lewin, Harold Lasswell y Carl Hovland, calificación de paternidad que según varios es atribuible en sus orígenes a Schramm” (Torrico, 2016, p. 60), y sus orígenes se sitúan en el funcionalismo estadounidense de principios de siglo. Para América Latina encontraríamos a “Eliseo Verón, Luis Ramiro Beltrán, Armand Mattelart y Antonio Pasquali” (Barranquero, 2005).

Concretamente, para el caso latinoamericano; Beltrán, Herrera, Pinto y Torrico (2008) señalan que la comunicación tiende a estudiarse desde la llegada de la imprenta. De estos estudios se evidencia la colonialidad del saber de la comunicación porque se sigue tomando a la modernidad como periodo de salvación e ilustración, negando el pasado indígena latinoamericano. Tomar la imprenta y la escritura alfabética como inicio de la comunicación, implica divinizar la razón (logos). Así, observamos como Veronelli (2016) conecta el lenguaje y humanidad, es decir, que el lenguaje válido –para el saber académico eurocéntrico- es aquel que relaciona la lengua, la gramática, la civilización y la escritura alfabética (Veronelli, 2016, p. 48). Por esa inferiorización se ha producido la invisibilización de otras epistemologías y de otras formas de comprender la comunicación, como por ejemplo, en perspectiva del Buen Vivir. De hecho, a pesar de que América Latina cuenta con una larga tradición de teóricos críticos, en los estudios de comunicación predomina el mediacentrismo y el positivismo (Torrez 2006), y tiene tendencia tecnicista y liberal (Torrico, 2016). En la actualidad, varios autores del campo han cuestionado esa subalternización de conocimientos (Barranquero, 2010; 2013) y se ha propuesto su descolonialización.

De este modo, descolonializar la Comunicación pasa por la propuesta de nuevas ontologías, teorías, epistemes y metodologías que emerjan de otras racionalidades. Como señalan Herrera, Sierra y Del Valle (2016) pasa por volver transparente y reconstruir la historia de América Latina para valorar “los saberes locales, prácticos, ancestrales y populares que fueron subestimados y subyugados por los saberes universales y generalizantes de las ciencias sociales” (p. 87). Varios académicos de la comunicación han propuesto su visión sobre esta descolonialización (Barranquero, 2011, 2012, 2013; Barranquero y Saez, 2015; Castro-Lara, 2016; Contreras, 2014; Sierra, 2014 y Torrico, 2015).

De la Comunicación Alternativa a las Alternativas de la Comunicación

Como respuesta a las teorías de la modernización y progreso en el marco del funcionalismo estadounidense surgieron en América Latina propuestas en torno al desarrollo alternativo (Herrera y Urúburu, 2010, p. 24). Esto ocurrió en relación con los nuevos postulados de la teoría de la dependencia latinoamericana, que cuestionaría que el subdesarrollo pudiera superarse, puesto que este era la otra cara del desarrollo. Ese desarrollo alternativo en el campo de la comunicación se tradujo en la comunicación alternativa, que buscaba una mayor participación y democratización de los medios, las decisiones políticas y la educación (Herrera y Urúburu, 2010, p. 30).

Según Barranquero y Sáez (2011) la comunicación alternativa parte de los discursos y las estrategias comunicacionales que no están alineadas con la burguesía, y surge después del renacimiento y la invención de la imprenta. En su argumento colocan en el centro del debate la Modernidad y la escritura alfabética –la imprenta- para entender la comunicación alternativa2. Por esta razón, la Comunicación indígena con respecto al Buen Vivir no puede partir de la comunicación alternativa, sino de las alternativas a la comunicación (eurocéntrica). Estas últimas son prácticas comunicacionales que se piensan desde otras racionalidades, conceptos, premisas, reflexiones; es decir, desde otros territorios. Asimismo, en estas prácticas se deben incluir diferentes tipos de comunicación indígena como la oral, la gesto-espacial-sonora, la iconográfica, la escrita y la espacio-monumental (Beltrán, Herrera, Pinto y Torrico, 2008). En el caso de la comunicación escrita no estamos considerando primordialmente la alfabética, sino los tejidos, estelas o pallares.

En este sentido, mientras que la comunicación alternativa se mantiene en los términos de la racionalidad eurocéntrica, al menos en el sentido planteado por Barranquero y Saez (2011), las alternativas a la comunicación se generan desde ontologías/epistemologías otras, desde territorios que han sido históricamente subalternizados. Estas alternativas a la comunicación tradicional se expresan en lógicas que emergen de otro lugar de enunciación, el locus fracturado de la diferencia colonial, que en este caso está representado por los pueblos indígenas de Abya Yala.

En el caso de las Cumbres Continentales de Comunicación Indígena celebradas a partir de 2010, los pueblos indígenas han debatido sobre la ontología de este tipo de comunicación vinculada al Buen Vivir. En términos generales y de la lectura de los documentos publicados después de las cumbres, se pueden encontrar unos ejes comunes para delimitar la ontología de la comunicación indígena. De este modo, se puede decir que esta última difiere de convencional porque se da entre los seres humanos y la naturaleza, es decir, se rompe con el esquema cartesiano. En segundo lugar, se plantea como comunicación posicionada y no objetiva, ya que la comunicación indígena –al menos en términos normativos- debe ser anticolonial, antripatriarcal y anticapitalista. Asimismo, se entiende que los comunicadores/comunicadoras no son solo periodistas indígenas, sino también los ancianos/ancianas y los sabios/sabias de las comunidades.

Finalmente, como recuerda Eva Gonzalez (2016) la comunicación no solo es cultura o medios, sino que en el caso de los pueblos indígenas es más integral, por lo que necesita mayor investigación sobre esta ontología con el objetivo de que la comunicación indígena se conciba como un campo autónomo (p. 37).

Conclusiones

En esta ponencia hemos abordado la comunicación indígena desde el Buen Vivir como alternativa a la comunicación tradicional y como propuesta epistémica invisibilizada por la colonialidad del saber. A pesar de que hay diversos enfoques sobre el estado epistemológico de la comunicación, sigue predominando la concepción de establecer cánones, tradiciones, padres fundadores y orígenes; que convierten a la comunicación en una disciplina, o a lo sumo, en un campo de estudio, que viene a ser lo mismo que disciplina pero de forma edulcorada.

En el caso de la comunicación Indígena consideramos que no puede partir de la comunicación alternativa, puesto que esta, en los términos que plantean Barranquero y Saez, se origina en la modernidad y se asocia a la imprenta. Nosotras creemos que la comunicación indígena forma parte de las alternativas a la comunicación eurocéntrica ya que no solo surge antes de la llegada de la imprenta (como demuestran Beltrán, Herrera, Pinto y Torrico), sino que se mantiene durante la modernidad, pero como su cara oculta, es decir, la colonialidad. Opera desde el lugar de la diferencia colonial y como parte invisibilizada de la colonialidad del saber.

Por último, las premisas principales que han sido debatidas y han puesto los fundamentos de la ontología indígena, guardan relación con que la comunicación no solo se da entre seres humanos sino también con la naturaleza; es una comunicación posicionada porque debe ser anticolonial, antripatriarcal y anticapitalista; y debe considerar como comunicadores/comunicadoras a ancianos/ancianas y sabios/sabias de las comunidades.

Referencias

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1 Para el campo de la comunicación consideramos relevantes los siguientes: colonialidad del poder (Quijano 2007), colonialidad del ser (Maldonado-Torres 2007), telecolonialidad (León 2012), colonialidad del ver (Barriendos 2012), colonialidad del lenguaje (Veronelli 2016) y colonialidad del género (Lugones 2012)

2 De todas maneras, la comunicación alternativa suele situarse por los teóricos de comunicación con la creación de las emisoras mineras en Bolivia (Catavi, Radios Sucre, La Voz del Minero, etc.) y Radio Sutatenza (Barranquero 2010).