Noticia: Encuentros Javerianos de Formación Integral - Vice Académica
Así viví los Encuentros Javerianos de Formación Integral
Hace unos días tuve la oportunidad de participar en los Encuentros Javerianos de Formación Integral, una experiencia que, como estudiante, me permitió mirar con otros ojos lo que significa ser parte de la Pontificia Universidad Javeriana. No solo desde lo académico, sino desde lo humano, lo colectivo y lo que construimos juntos/as cada día.
Participé en ambos espacios como relatora, pero también como javeriana comprometida con esta apuesta institucional. Desde la logística, haciendo colibríes, videos y presentaciones, hasta el desarrollo mismo de las mesas de trabajo. Estuve inmersa en un proceso que me permitió escuchar, aprender y compartir.
En las mesas de trabajo en las que estuve, hubo una gran variedad de perspectivas y opiniones, desde estudiantes a profesores, administrativos y egresados. Esta diversidad enriqueció profundamente el diálogo y cada persona parecía tener un gran interés en aportar, pensando el presente y el futuro de la Javeriana desde la Formación Integral.
Los encuentros giraron en torno a tres preguntas que nos invitaron a reflexionar desde la experiencia personal, sin juicios, con apertura y respeto:
- ¿Cómo vives la formación integral javeriana en tu día a día?
En este primer momento, las palabras que más resonaron fueron acompañar, ejemplo, escucha, construir, sociedad, compromiso y comprender. Muchas personas coincidían en que estar ahí para el otro, ser empáticos/as, preguntarnos y cuestionarnos por nuestras acciones, son formas que nos permiten ver y vivir la Formación Integral. Fue muy valioso ver cómo esta apuesta se encarna en lo cotidiano, en lo que hacemos y en cómo lo hacemos.
- ¿Qué te impide vivir plenamente la Formación Integral Javeriana y cómo podemos superarlo?
Aquí la conversación se tornó más crítica, pero también más honesta. Se habló de la falta de tiempo, de las dificultades en la comunicación, de la desesperanza frente al mundo, de la competencia negativa, de las incoherencias que a veces se viven. Reconocer estos obstáculos fue importante porque nos permitió pensar en cómo superarlos, cómo construir desde la dificultad y cómo hacer que la Formación Integral esté más viva en el día a día de todos/as.
Para la última pregunta, había cinco pactos, en mi mesa tuvimos el pacto por la solidaridad. La idea era conversar sobre las acciones que puede hacer la universidad para apostarle a cada pacto.
- ¿Qué acciones podemos emprender, junto a la universidad, para fortalecer la solidaridad y construir un futuro mejor?
Esto nos llevó a imaginar, a proponer y a soñar en colectivo. Algunas ideas que surgieron fueron fortalecer las redes de apoyo y acompañamiento, potenciar la noción de que juntos/as logramos más y hacer que la Formación Integral esté más presente en el plan de estudios. Fue fascinante ver cómo cada voz sumaba, cómo cada experiencia tenía valor y cómo la universidad se abría a escuchar y a construir con nosotros/as.
Como estudiante, esta experiencia fue profundamente significativa. Me permitió reconocer que la Formación Integral es una apuesta viva que se construye entre todos/as, y que precisamente por eso tiene el poder de transformar no solo nuestra universidad, sino también el mundo que habitamos. Espacios como estos son fundamentales para continuar fortaleciendo la propuesta educativa de la universidad y seguir formando los/as mejores para el mundo.
