
La muerte de dos jesuitas destacados
Adolfo Nicolás Pachón, S.J.
A los 84 años de edad, 67 de Compañía y 53 de Ordenación sacerdotal, el 20 de mayo falleció en Tokio, Japón, el P. Nicolás, anterior prepósito general de la Compañía de Jesús, “un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio”, según las palabras del P. Arturo Sosa, S.J., su sucesor en ese cargo.
Nacido en Villamuriel de Cerrato, Palencia, España, el 29 de abril de 1936, ingresó a la Compañía de Jesús en 1953. En 1961 se trasladó a Japón. Luego de terminar sus estudios de Teología en Tokio, recibió en 1967 la ordenación sacerdotal. En la Pontificia Universidad Gregoriana obtuvo su título de Doctor en Teología, en 1971. Fue Provincial de Japón durante la década de los 90 y moderador de los Provinciales Jesuitas de Asia Oriental y Oceanía; fue también Rector del Instituto Pastoral de Manila de Filipinas, así como del Escolasticado de Tokio.
Elegido Prepósito General de la Compañía en la Congregación General 35, reunida en 2008 con motivo de la renuncia del P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J, vino a la Javeriana el 12 de agosto de 2013, y participó en el conversatorio que tuvo lugar en el coliseo del Centro Javeriano de Formación Deportiva, donde se congregaron cerca de mil personas para escuchar las palabras del Gran Canciller. El texto de su intervención fue titulado “La Javeriana, Universidad transformadora”. Resulta de interés recordar el siguiente aparte de su intervención en el coliseo de la Universidad: “Me impresiona también, lo típico de esta Universidad, la capacidad de transformación; esta expresión me parece sumamente importante, porque yo creo que de la esencia de la espiritualidad ignaciana es la transformación”.
Fernando Londoño Bernal, S.J.
A los 95 años de edad, 80 de Compañía y 65 de Ordenación Sacerdotal, el 11 de mayo falleció en Medellín el P. Londoño. Fue un hombre sencillo, y a la vez, distinguido, que en todo dejaba ver la alegría de vivir que surge de una profunda espiritualidad. El P. Carlos Alberto Romero, S.J., director de la Casa -Enfermería Pedro Arrupe, S.J., en Medellín, se refirió al P. Londoño como “el líder que escuchaba, con sus dichos paisas bajaba tensiones, con su amor a su equipo de futbol el Nacional generaba conversaciones amenas, y en la madurez de la ancianidad irradiaba serenidad y esperanza” (Homilía, Misa de exequias, 13 de mayo de 2020).
Licenciado en Filosofía-Letras y Teología de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, y Doctor en Teología Espiritual en la Universidad Gregoriana en Roma en 1961, el P. Londoño fue Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia y, por lo tanto, Vice-Gran Canciller de nuestra Universidad, de 1969 a 1974. Años después, de 1981 a 1983, sería vicerrector del Medio Universitario en Bogotá. Nacido en La Ceja (Antioquia) el 30 de noviembre de 1924, ingresó a la Compañía de Jesús en Santa Rosa de Viterbo el 1º de diciembre de 1939. Recibió su ordenación sacerdotal en Bogotá, el 3 de diciembre de 1954.
Entre las numerosas huellas del Padre Londoño, nos queda la entrevista que en buena hora concedió durante las grabaciones del documental “Hombres de barro”, que puede verse en YouTube (Centro Ático, 27 de septiembre de 2016), en la cual se puede apreciar el talante humano de este inolvidable y querido jesuita, que ahora descansa en paz. Como lo anotara el P. José Roberto Arango, S.J., “ahora su alegría nadie se la arrebatará”.