ISBN : 978-958-781-326-5
ISBN digital: 978-958-781-327-2

Necrobías de los afectos y del cuerpo en la era del celular

Jorge Alberto Palomino Forero

Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Estudios Culturales de la Universidad de los Andes. Comunicador social y periodista de la Universidad Central.

jpalominof@ucentral.edu.co

Resumen

La presente propuesta recoge algunas reflexiones teóricas y metodológicas del proyecto de doctorado Heterotopias, subjetividades y cyborgs: coordenadas para pensar las emociones en el capitalismo. Esta investigación centra su mirada en el uso que hombres y mujeres de Bogotá les dan a los teléfonos inteligentes. En esta ponencia se propone visitar la imaginería de la obra del escritor Stanislaw Lem, para problematizar las relaciones que se producen entre emociones, cuerpos y tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en el marco de la producción de ciertas formas de la subjetividad en la sociedad contemporánea, asunto central para pensar la comunicación hoy.

Palabras clave: cuerpos, afectos, tecnologías de información y la comunicación, subjetividad.


La ciencia ficción es un género literario mal entendido, pues para muchos lectores esta se restringe al conjunto de relatos que narran conflictos bélicos/espaciales entre hombres y razas extraterrestres de figura antropomórfica. Naves espaciales, desplazamientos intergalácticos, asentamientos marcianos y espadas laser son algunos de los elementos que están instalados en el imaginario popular. La literatura fantástica es el campo en el que se erigen las diversas utopías y distopía que alimentan las visiones en las que la sociedad percibe el futuro. Más allá de las imágenes espectaculares que los escritores del género han construido, resulta importante reflexionar en torno a los interrogantes que la ciencia ficción ha desarrollado sobre los procedimientos mediante los cuales se construye el conocimiento, se presentan los desarrollos tecnológicos y se establecen las condiciones de vida.

En este texto se propone un juego, un intento de construir un conjunto de metáforas que permitan comprender las transformaciones que el uso de los teléfonos móviles han generado en los cuerpos, las subjetividades y los afectos. A modo de provocación se propone seguir el rastro de la obra de Stanislaw Law, un escritor polaco para quien el proceso de escritura significaba la posibilidad de construir mundos posibles que tenían sus propias leyes biológicas, físicas, sociales y culturales. Las descripciones detalladas de los artefactos tecnológicos y de los escenarios que aparecen en sus libros permiten pensar en múltiples maneras para comprender la forma en que los cuerpos, las subjetividades y los afectos se han visto transformados por el uso de los teléfonos móviles inteligentes.

Necrobías y celulares

Las necrobías son una de las maquinas descritas en uno de los tomos de la Biblioteca del Siglo XXI, específicamente del manuscrito titulado Magnitud Imaginaria, en él Law recoge un conjunto de prólogos de libros inexistentes. Necrobías es el titulo de un hipotético libro de pornografía, el cual esta conformado por 139 imágenes en las que no se ve ni un solo centímetro de piel, ningún milímetro de vello o ningún fluido corporal. Las imágenes de que habla el autor son una mezcla de sexualidad y muerte, son registros visuales en los que solo se pueden ver halos de carne y cuerpos flexionados en una diversidad de posiciones sexuales.

La cámara que permite capturar este tipo de imágenes es nombrada por Stanislaw Estel (nombre que Law le pone al supuesto escritor que hace el prólogo del libro inexiste) como necrobía, una maquina de rayos X que atraviesa la piel y muestra de manera evidente la forma en la que están constituidos tales cuerpos. La descripción que realiza Law de las imágenes hace que el lector entienda rápidamente que no esta ante una colección de radiografías médicas o simples imágenes anatómicas, más bien el lector ante un conjunto de retratos que revelan los deseos, los placeres y los afectos de sus protagonistas. Los detalles proporcionados por el polaco hacen que nos encontramos ante perfil de cualquier red social. Prácticas asociadas con la exposición de la intimidad, la reconfiguración de lo público y lo privado han transformado los métodos de autoconocimiento y las modalidades tradicionales en las que los sujetos construyen relatos de sí mismo, modificando los procesos de configuración de la subjetividad (Sibilia, 2009). En este sentido, “El smartphone (...) aparato de subjetivación, funciona como el rosario, que es también, en su manejabilidad una especie de móvil. Ambos sirven para controlarse y examinarse a sí mismo. La dominación aumenta su eficacia al delegar a cada uno la vigilancia” (Han, 2014: 26). Las tecnologías establecen otras formas de relación con los cuerpos, en las que los flujos de datos y los procesos de colonización de la vida cotidiana se empiezan a cobrar relevancia. Lo anterior hace tangible en la producción y la circulación relatos autobiográficos en entornos digitales, la construcción lazos emocionales que se consolidan a partir de prácticas comunicativas a través del uso intensivo de las TIC.

En la sociedad contemporánea, la relación que hombres y mujeres han establecido con la tecnología ha modificado los procesos de configuración de la subjetividad. Ya que las TIC han generado un conjunto experiencias que han modificado la forma como los sujetos se relacionan con la verdad sobre sí mismos, es decir, los individuos libres incorporan y pliegan sobre sí mismos un conjunto de relaciones de poder y de saber, con el fin de constituirse en sujetos. El tipo de proceso de regulación que de las emociones que se ejerce a partir de la configuración de las emociones y la digitalización de la vida cotidiana se enmarca en lo que Lazzarato denomina como noopolítica, la cual hace referencia a las técnicas de regulación y modulación del cerebro. En este sentido, el autor señala que “la sociedad de control ejerce su poder gracias a las tecnologías de acción a distancia de la imagen, del sonido y de los datos, que funcionan como máquinas de modular, de cristalizar las ondas, las vibraciones electromagnéticas (radio, televisión) o de modular y cristalizar los paquetes de bits (las computadores y las redes digitales)” (Lazzarato, 2006: 99). En este sentido, podría pensarse en que el “proyecto biopolítico” ha sofisticado las tecnologías de poder y subjetivación con la emergencia de las TIC.

Siguiendo la propuesta de Lazzarato, Castro-Gómez señala que “las máquinas informáticas hacen una gestión sobre la vida, pero no es una gestión biopolítica, sino una gestión noopolítica, pues de lo que se trata aquí es de construir perfiles mayoritarios de subjetividad sobre los cuales empieza a funcionar el capitalismo de consumo”. (Castro-Gómez, 2009, 30). En este orden de ideas, el tipo de subjetividades que se configuran en la red dan cuenta de un proceso de sofisticación de las tecnologías del poder, en las que la noción del empresario de sí mismo cobra relevancia. En el caso de las búsquedas de pareja en la red, el sujeto se convierte en una especie de mercancía que se ‘vende’ a sí misma a partir de los relatos que de sí construye en sus perfiles (selfies, estados, perfiles).

Si bien se hace visible el carácter biopolítico del moldeamiento del cuerpo a partir del uso del teléfono móvil, se hace necesario pensar en las formas de recomposición del cuerpo que la interacción con la tecnología ha generado. En este sentido, Ingold (2000) ha exhortado a pensar que para comprender la forma como los seres humanos habitamos y actuamos en el mundo, se hace necesario reflexionar en torno las interacciones entre el organismo humano, el ambiente y la tecnología. Para el autor, ésta última es el producto del mismo despliegue de las potencias orgánicas y requiere el desarrollo de habilidades corporales.

Cuando se piensa en los dispositivos móviles es inevitable reflexionar sobre el papel que juegan los pulgares a la hora de interactuar con el teléfono móvil. Por tal razón, Serres definirá a la generación contemporánea como ‘pulgarcita’, pues la forma en la que interactúan con los otros y con el mundo es mediante las pantallas que activan mediante sus pulgares. Lo anterior le permite al autor afirmar que hombres y mujeres asisten a una nueva revolución guiada por las innovaciones digitales. El autor afirma que gracias a esta forma de interacción con las tecnologías, los sujetos de las sociedad contemporánea “ya no habitan el mismo espacio, no se comunican de la misma manera, no perciben el mismo mundo” (Serres,2016, 26). De manera, similar Ferraris, siguiendo a Derrida, señala que los objetos sociales “consisten en inscripciones: en el papel, en memorias magnéticas, en la cabeza de la gente” (Ferraris, 2016:24). Para el autor, el celular es una máquina que proporciona al usuario acceso los diferentes circuitos de registro (escritura, imágenes, música) y modifica la forma en la que comprendemos el hecho social. Desde perspectivas diferentes, Serres y Ferraris ponen en evidencia las potentes transformaciones que se originan a partir de la interacción entre cuerpos y celulares, asunto que abre preguntas en relación con las maneras en las que los sujetos conocen el mundo e interactúan con los otros.

Las distinciones cuerpo – máquina se recomponen a partir de nuestra relación con la tecnología, generando cambios en la relación entre los sujetos, en las formas de producción, en la composición y el estatuto mismo del cuerpo. En este sentido, Turkle señala que “los seres humanos cada vez más entrelazados con la tecnología y con los demás a través de la tecnología, las viejas distinciones entre lo que es más específicamente humano y específicamente tecnológico se hacen más complejas.” (Turkle, 1995: 21). Las formas de conocer, de comprender el cuerpo y de nuestras relaciones con los otros se ven profundamente afectados por los artefactos tecnológicos.

Esta recomposición de la condición humana, y del cuerpo como su expresión más palpable afecta diversos planos del sentido y de la acción. En primera instancia, la tecnología implica un reordenamiento de los significados y de la relación del cuerpo con el sí mismo, con lo que creemos que debemos ser y con lo que esperamos llegar a ser. Desde esta perspectiva, podemos “tratar la historia de estas tecnologías como un recuento de la disociación y la integración - de las relaciones tensas entre personalidades, los sí mismos, y cuerpos y el juego de sus interacciones, separaciones, y fusiones.” (Stone, 1996: 88)

Ahora bien, preguntarse en la sociedad contemporánea por la relación entre sujetos y tecnología implica indagar por las diversas instancias de la constitución misma de lo humano. Por lo anterior, propuestas como el cyborg (Haraway, 1995 y Aguilar, 2008) y lo posthumano1 (Braidotti, 2015) permiten pensar la hibridación entre maquinas, cuerpos y emociones, pues permiten ver cómo la interacción con la tecnología modifica la constitución de la subjetividad. Siguiendo esta línea agumentativa, Yehya propone “que el cyborg es una herramienta útil para estudiar la forma en que nos relacionamos con nuestra tecnología y la forma en que ésta nos afecta, desde las relaciones cotidianas con nuestras extensiones electrónicas y extremidades virtuales hasta la manera en que la tecnocultura determina nuestro inevitable paso a una condición posthumana” (Yehya, 2010:147). El celular se constituye entonces en un suerte prótesis que altera la forma en la que nos conocemos a nosotros mismos y nos conectamos con los otros.

Historia de la literatura bítica o del capitalismo libidinal

El tercer prólogo de la Magnitud Imaginaria se titula Historia de la literatura bítica, en el un equipo editorial formado por nueve expertos presentan de manera magistral una breve introducción a cinco tomos que explican la historia de la literatura no humana. En este relato-prólogo, Lew introduce unos juegos de escritura que le permiten producir el texto desde la perspectiva de una computadora que observa la configuración de este campo del saber. Las maquinas aquí detalladas tiene la capacidad de asumir el estilo y la personalidad de escritores fallecidos, con el fin de completar y crear nuevas obras. La potencia de este apartado radica en como las maquinas adoptan ciertas formas de control sobre los actos creativos que son atribuidos al proceso de la escritura de una obra de literatura. Estos procesos descritos aquí parecieran dar cuenta de las formas en las que el capitalismo actúa en la era postindustrial.

En el marco del capitalismo libidinal, el celular se empieza a configurar con el soporte tecnológico de los procesos de modelamiento de los deseos y las necesidades humanas, pues es mediante la producción inmaterial (comunicación e información) que se empiezan a generar unas formas determinadas de ser y de estar. La elaboración interminable de imágenes, textos y otras formas de expresión que se conectan con formas de producción propias de las sociedades postindustriales, en las que lo lúdico se configura en un espacios productivos en los que se moldea la subjetividad. Han (2014, 2013) sostiene que las lógicas de lúdificación son una de las lógicas que el capitalismo en la actualidad emplea para su consolidación, pues convierte a las emociones y al tiempo de ocio en vectores productivos. Para el autor, “ la ludificación del trabajo explota al homo ludens. Mientras uno juega, se somete al entramado de la dominación. Con la lógica de la gratificación del me gusta, de los amigos o los seguidores, la comunicación social se somete al modo juego. La ludificación de la comunicación corre paralela a su comercialización. Destruye la comunicación humana.”(Han, 2014, 78). Teniendo en cuenta lo anterior, se puede afirmar que los múltiples desarrollos tecnológicos que confluyen en el celular, lo constituyen en el artefacto privilegiado para analizar las formas en las que opera el capitalismo en su fase posindustrial.

El celular hace parte del conjunto de los artefactos tecnológicos que permiten interactuar los sujetos con bases de datos, algoritmos, etc. asunto central en la producción biopolítica de la subjetividad en las sociedades de control. La creación y la utilización de distintos dispositivos biométricos, así como el desarrollo de sistemas de medición y cuantificación son ejemplos que ponen en evidencia la manera en la que se han desplegado formas de administración de la vida a partir de datos. La cuantificación se convierte en un asunto central a la hora de pensar el impacto del teléfono móvil, ya que en los procesos de configuración del capitalismo libidinal los procesos de medición del cuerpo y de lo social son centrales2; sin embargo, la novedad del análisis radica en comprender el carácter performativo de las métricas, pues éstas producen y modulan el fenómeno que están midiendo. Lo anterior implica que se modifica la forma en la que se efectúa la acción social e individual a partir de la métrica. Entonces se puede afirmar que la cuantificación no solo es tomar un dar dato objetivo, sino también el despliegue de formas de anticipación de estos resultados.

Así pues, surge la pregunta ¿cómo respondemos a la forma en que somos metrificados (procesos de metrificación)? La popularización de las tecnologías “wearables”3 y la cuantificación de las relaciones sociales en las plataformas sociales son casos emblemáticos de cómo se configura la subjetividad hoy, específicamente permiten ver la forma en la que la métrica se ha constituido como una tecnología del yo. Foucault define las tecnologías del yo como aquellas “que permiten a los individuos efectuar por cuenta propia o con ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos o conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad” (Foucault,1990, 48). En este sentido, Foucault plantea que el sujeto es el resultado de una serie de relaciones consigo mismo, con la verdad y con las normas. Para este autor, la configuración de la subjetividad es el resultado de la acción de tecnologías, mediante las cuales el sujeto se constituye en objeto de conocimiento para sí mismo y se instala en las formas de relación saber-poder; así, el sujeto es una construcción histórica en la medida que es el resultado de las tecnologías de subjetivación y de gobierno de su tiempo.

Magnitud imaginaria o los retos metodológicos

Pink define la etnografía digital desde un enfoque que le da prevalencia a lo sensible y a lo afectivo, como una forma de interrogar cómo los desarrollos tecnológicos “se han convertido en parte de los mundos materiales, sensoriales y sociales que habitamos, y cuáles son las implicaciones para la investigación etnográfica” (Pink, 2016, 7). Tanto la etnografía virtual como la etnografía digital son esfuerzos por comprender los diferentes fenómenos que se producen a partir de la interacción entre las sujetos y las tecnologías, es decir, son métodos que se pregunta por los usos que las personas le dan a los diversos artefactos tecnológicos. La combinación de estos métodos permite comprender las complejas relaciones que plantea la irrupción de los teléfonos móviles inteligentes en la vida cotidiana de los sujetos, pues permite ver la forma en la que tanto la materialidad del objeto tecnológico como las capacidades de su software afectan los procesos de configuración de la subjetividad. Así pues, la estrategia metodológica no apunta a inventariar las prácticas que los sujetos desarrollan a partir del uso del teléfono celular, sino se constituye en una apuesta por comprender cómo la interacción entre sujetos y máquinas ha generado una profunda transformación en la subjetividad, el cuerpo y la experiencia emocional en la sociedad contemporánea.

La pregunta que orienta la presente propuesta de investigación se ubica en el uso cotidiano de la tecnología, por tal razón los datos que se producen a partir de la cultura del self-tracking y la métrica (Lupton, 2014) se constituyen en fuente de información fundamental que alimenta el proceso etnográfico, pues estos dan cuenta de los procesos de configuración del cuerpo, la subjetividad y los estilos emocionales que se producen a partir de la interacción entre sujetos y teléfonos móviles. En este sentido, Beaulie (2017) señala que el empleo de la etnografía en el estudio de los fenómenos de la vida cotidiana mediados por la tecnología se instalan en el campo de la “detección”. Para la autora, el tipo de investigaciones que se instalan en esta vía de trabajo permiten comprender las formas en las que los sujetos emplean tal información.

La etnografía digital y la etnografía virtual posibilitan obtener información a partir de la interacción entre usuarios y teléfonos, no solo cuando están en conectados a internet, sino también a partir del uso que hacen de estos dispositivos de información. Los datos se constituyen en información fundamental para comprender cómo la subjetividad, el cuerpo y los estilos emocionales se constituyen a partir de los ejercicios de cuantificación a los que se someten los sujetos. El significado que le dan los usuarios de teléfonos móviles a los likes, a las reacciones y a la información generada por los sensores de los celulares son algunos de los datos clave a la hora de pensar el presente estudio.

Bibliografía

Aguilar, T. (2008). Ontología Cyborg. El cuerpo en la nueva sociedad tecnológica. México: Gedisa.

Baudrillard, J. (2000). Las estrategias fatales. Anagrama: Madrid.

Beaulieu, A. (2017). Vectors for fieldwork: Computational Thinking and New Modes of Ethography. En Hjorth, L; Horst, H; Galloway, A y Bell, G. (comp.). The Routledge Companion to Digital Ethnography. Londres y Nueva York: Routledge.

Braidotti, R. (2015). Posthumano. México: Gedisa.

Castro-Gómez, S. (2000). Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la “invención del otro”. En Lander, Edgardo (editor) La colonialidad del saber: Eurocentrismo y Ciencias Sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Buenos Aires: Clacso.

Castro-Gómez, S. (2009). Noopolítica y sociedades de control: las subjetividades contemporáneas en Mauricio Lazzarato. En Jorge Eliécer Martínez Posada y Fabio Orlando Neira sánchez (Comp.) Miradas sobre la subjetividad. Bogotá: Universidad de la Salle.

Deleuze, G. (2006). Post-scriptum sobre las sociedades de control. Polis. Revista Latinoamericana, (13).

Foucault, M. (1981). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidos.

Giddens, A. (1992). La transformación de la intimidad: Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Madrid: Editorial Cátedra.

Giddens, A. (1999). Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Madrid: Península.

Hah, B. (2013). En el en jambre. Barcelona: Herder.

Hah, B. (2014). Psicopolítica. Barcelona: Herder.

Haraway, D. (1995). “El manifiesto cyborg. Ciencia, tecnología y feminismo socialista en el siglo XX” [en línea]. Disponible en https:// manifiestocyborg.blogspot.com/, recuperado: 20 de febrero de 2010.

Hardt, M. y Negri, A. (2005). Imperio. Paidos: Barcelona.

Ingold, T. (2000). The Perception of the Environment. Essays on livelihood, dwelling and skill. Londres. Reino Unido: Routledge.

Ippolita. (2012). En el acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo. Madrid: Clave libros.

Lazzaratto, M. (2006). Políticas del acontecimiento. Buenos Aires: Tinta

Pink, S. (2016). Experience. En Kubitschk, S. y Kaun, A. Innovative Methods in Media and Communication Research. Berlin: Palgrave MacMillan.

Serres, M. (2016). Pulgarcita. México: Fondo de Cultura Económica.

Sibilia, P. (2008). La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Schultz, M. (2006). Filosofía y producciones digitales. Buenos Aires: Alfagrama Ediciones.

Stone, A. R. (1996). The war of desire and technology at the close of the mechanical age. Massachusetts: The MIT.

Turkle, S. (2011). Why We Expect More From Tecnology and Less From Each Other. New York: Basic Book.

Turkle, S. (1995). Life on the screen. Identity on the age of internet. New York: Simon y Schuster.

Virilio, P. (1996). El arte del motor. Aceleración y realidad virtual. Buenos Aires: Manantial.

Yehya, N. (2010). La belleza y el cyborg. El ideal de la belleza, su representación y la manipulación de la carne para acariciarlo. En Muñiz, Elsa (Coord.). Disciplinas y prácticas corporales. Una mirada las sociedades contemporáneas. México: Antrophos.

Wajcman, J. (2017). Esclavos del tiempo. Vidas aceleradas en la era del capitalismo digital. Barcelona: Paidos.


1 Al respecto, Braidotti indica la necesidad de repensar la categoría de la subjetividad, pues “necesitamos proyectar nuevos esquemas sociales, éticos y discursivos de la formación del sujeto para afrontar los profundos cambios a los que nos enfrentamos.” (Braidotti, 2015, p.23).

2 Crawford y Karppi, T. (2015). señalan cómo estos procesos de medición y cuantificación en torno al cuerpo no son novedosos (el caso de la báscula pública de peso), el cambio está en la profundidad y la forma como se efectúa dicha medición.

3 La tecnología wearable define aquellos artefactos tecnológicos que se usan directamente en el cuerpo. Estas maquinas se caracterizan por tener un microprocesador, sensores de medición, conexión a internet y GPS. Gafas inteligentes, relojes inteligentes y zapatillas son algunos de los objetos que se han desarrollado desde este concepto.