ISBN : 978-958-781-555-9
ISBN digital: 978-958-781-556-6

Del giro lingüístico y el giro hermenéutico a la comunicación del siglo XXI

Ancízar Vargas León

Doctor en Comunicación de la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación (UNIACC), de Chile. Decano de la Facultad de Comunicación, Publicidad y Diseño de la Universidad Católica Luis Amigó.

ancizarvargas@gmail.com; ancizar.vargasle@amigo.edu.co

Lina M. González Correa

Doctora en Comunicación de la UNIACC, de Chile. Docente-investigadora de la Facultad de Comunicación, Publicidad y Diseño de la Universidad Católica Luis Amigó.

lina.gonzalezco@amigo.edu.co

Resumen

Al giro hermenéutico se llega por la vía del profundo viraje que da el lenguaje, luego del desarrollo de diversas teorías que lo relacionan con las manifestaciones del pensamiento y las sensaciones, desde los tiempos del fenomenismo, lo que incluye el encuentro del lenguaje con la expresión y pasión de los sentimientos, en cuanto “provocación de la acción”. Basados en el recorrido de Carlos Rojas Osorio por una genealogía del giro lingüístico, se encuentra la existencia de una propuesta de “constructo”. La relación realidad y texto es más que una representación de hechos. Su análisis en diferentes estadios dio pie a la caracterización de una “crisis de representación”, tal como lo plantea Flick. Esta cuestión, inscrita inicialmente en la modernidad, se traslada a la investigación cualitativa. El asunto es que, adicional a la crisis mencionada, se plantea también la crisis de legitimación. Debido al giro lingüístico que impacta las ciencias sociales, se agrega una duda sobre si el investigador social puede registrar e interpretar la realidad con verdadero carácter científico y si además lo puede validar mediante productos de investigación, particularmente en textos reconocidos, entre los cuales la comunicación del siglo XXI tiene un reto por protagonizar.

Palabras clave: giro hermenéutico, giro lingüístico, comunicación, sujeto.

Introducción

Esta investigación se pregunta de fondo por lo que puede suceder con el campo de la comunicación en el siglo XXI, entendiendo que varias profesiones hoy, no solo cuestionan su futuro, sino que cada acción cotidiana tiende a preparar las condiciones en nuevo terreno.

Luego de todo un recorrido por el giro lingüístico y el giro hermenéutico, puede empezar a comprender la relación estrecha entre estos dos conceptos, los sujetos, las ciencias y la comunicación.

Desde una mirada cualitativa, en relación con la investigación social, la indagación por el futuro de la comunicación aborda esa mirada de la sospecha a partir de la formulación de una pregunta que supera las respuestas inmediatas.

Una de las metas más necesarias es dar cuenta del giro que la comunicación puede estar dando y que permitirá dar un gran salto en este campo del conocimiento.

Vale la pena efectuar este recorrido, para acompañar la comprensión del fenómeno y adentrarse en el nuevo mundo de posibilidades de una ciencia en construcción.

Metodología

La investigación retoma los procesos cualitativos para acercarse a una realidad múltiple y cambiante, Por ello, las fuentes primarias permiten un acercamiento a los textos y las investigaciones que abordan los temas recorridos y posibilidad, a partir del cruce de información, llegar a las preguntas que se le plantean a la comunicación, luego de entender los giros posibles, relacionados además con el mundo de las disciplinas en tiempos de la modernidad y de la Interdisciplina, en momentos de los intentos posmodernos.

Consideraciones sobre el concepto moderno del sujeto y relevancia del giro hermenéutico

Crítica desde Foucault al concepto moderno del sujeto

Es necesario recordar que al giro hermenéutico se llega por la vía del profundo viraje que da el lenguaje, luego del desarrollo de diversas teorías que lo relacionan con las manifestaciones del pensamiento y las sensaciones, desde los tiempos del fenomenismo, lo que incluye el encuentro del lenguaje con la expresión y pasión de los sentimientos, en tanto <provocación de la acción>.

Basados en el recorrido de Carlos Rojas Osorio por una genealogía del giro lingüístico, se encuentra la existencia de una propuesta de <constructo histórico de la hermenéutica> con su paso por la Antigüedad y la Modernidad.

El lenguaje como figura del mundo y los juegos de lenguaje generan una nueva cadena frente a los acercamientos al lenguaje y es Wittgenstein quien rompe con la forma de ver el funcionamiento, usos y relación del lenguaje con los seres humanos, sus subjetividades, intersubjetividades y los asuntos de la verdad, el saber y el poder.

Estos interrogantes que se lanzan al mundo, cuestionan directamente el concepto de sujeto moderno clásico, en tanto Nietzsche aborda el <giro retórico y el hermenéutico> en relación con la filología, filosofía, semiótica (Peirce), retórica y la interpretación.

La presencia del lenguaje empieza a dejar huella en la historia humana en la medida que el ser humano es capaz de plasmar el habla en soportes que perduran y asumen el paso de los años. Los textos, logran acumular la memoria que puede dar pie a los estudios lingüísticos y es en ese proceso que es posible saber del lenguaje y de los posibles virajes en su largo viaje por la historia de la humanidad. Quizá por ello “como sugiere Derrida, evocar un texto es evocar toda la red textual, al menos la occidental” (Rojas, 2006). Tal textura discursiva permite entender como pudo existir (coexistir) el lenguaje visto en dos dimensiones (cartesianas) a una renovada manera de mirarse, donde la existencia de significantes, significados puede ir más allá, debido, entre otros asuntos, a la inmensa y posible capacidad de abstracción, cada vez más potenciada por los estudios de Wittgenstein, Nietzsche, Foucault, Vattimo y otros.

La relación del lenguaje con el pensar y, por tanto, de la construcción de la pregunta, propia de las ciencias, en particular las ciencias humanas y las ciencias sociales, invita a entender porqué “se hizo del lenguaje el ámbito preferido del pensar y del filosofar” (Carlos, 2006), en los hitos puntuales, tanto de los tiempos antiguos como de los modernos.

Frente a la concepción que las palabras son símbolos de las trémulas manifestaciones del alma y la sustentación de la tesis central sobre la “supremacía absoluta del pensamiento”, Rojas sostiene que contra esa conceptualización del lenguaje es que se da el <giro lingüístico> -Wittgenstein- Por ello, la inquietud sobre la existencia del universo, que podría entenderse “en la medida en que sus lenguas dan nombres a lo que sus sentidos y sus máquinas pueden percibir de él” (Hagége, 2010), es decir, nombrar las cosas con palabras que se puedan compartir en las diversas comunidades y culturas y que, además, puedan traducirse en la medida que los sistemas de signos tengan sus debidas correspondencias.

Se entiende a esta altura porqué Wittgenstein orientó la filosofía hacia el estudio del lenguaje. Él cuestiona la lingüística tradicional e impulsa un cambio en dos momentos. “En el primero el lenguaje es concebido como figura de realidad” (Rojas, 2006) y en segundo giro piensa el lenguaje desde la concepción de <juegos de lenguajes>. Lyotard denomina los juegos de lenguaje como “familias de comunicados y regímenes de discurso”. Así las cosas, puede decirse con Wittgenstein que ahora se puede ver más lejos de lo que se puede decir.

Rorty (1993) afirma que “si no hubiese objetos, si el mundo no tuviese sustancia, si no hubiese una <forma inalterable del mundo>, entonces el sentido no sería determinado, y no seríamos capaces de formar nuestras imágenes del mundo, y sería imposible la descripción” Una cuestión es el objeto en sí, otra el signo que lo representa, otra la voz que lo nombre y una cuarta sería la imagen (percepción) que el ser humano tiene de él. En este caso se estaría hablando de cuatro dimensiones. Faltaría complementar/desarrollar el estudio sobre las relaciones existente entre estas cuatro entidades.

Javier R. Alegre sostiene que la filosofía del siglo XX, ante el paso por el giro lingüístico y el giro hermenéutico, ha revolucionado sus reflexiones y que todas las percepciones sobre el giro “poseen algunos denominadores comunes que sirven para delinear los límites dentro de los cuales se enmarca la mayoría de la producción filosófica vigente”. Culmina afirmando que la mayoría de conceptos coinciden en Wittgenstein

En el entendido de la presencia de los hechos de la realidad y los de la conciencia y la existencia de unos denominadores compartidos de la filosofía vigente, puede decirse que “esto es lo que tienen en común Marx, Nietzsche, Freud, el que no se puede tomar ingenuamente los hechos de la conciencia por los hechos de la realidad. De aquí surge también el nuevo papel que le corresponde ahora al concepto de interpretación” (Gadamer, 2007). Éste autor, para ayudar a comprender el asunto de los fenómenos estudiados por la filosofía y otras ciencias, agregará con Nietzsche: “No conozco fenómenos morales. Únicamente se de una interpretación moral de los fenómenos”

Relevancia del giro hermenéutico

El concepto moderno de sujeto tiene su importancia en el momento del desarrollo del ser y del mundo del conocimiento e, incluso, los análisis de la contemporaneidad deben tener en cuenta esa fase del proceso conceptual científico, para la estructuración de saberes actuales. Según Gabriel Amengual, el principio de la autocerteza empieza con Descartes y allí se elabora la idea de un pensamiento que surge de sí mismo y agrega que esos caminos conducen al Idealismo.

Por su parte, Kant con su <filosofía trascendental> “expresa este intento de autofundamentación en el sujeto, analizando sus condiciones subjetivas de posibilidad, anteriores y posibilitantes de toda experiencia o acción posterior” (Amengual, 1998). Algunos de los elementos que acompañan esta manera de construcción de sujeto tienen que ver con el <uso de la razón> y el <uso de la facultad de juicio>, para lo cual se fundamenta en un enfoque formalista.

La crítica foucaultiana al concepto moderno de sujeto tiene un instante de interrogación determinante cuando Amengual se pregunta-afirma si “cabría situar el movimiento por el cual la subjetividad en su afán por autofundamentarse se destruye a sí misma”

En este recorrido de análisis, Marcelo Lobosco introduce el concepto de <espectro del otro> para acercarse a las posturas críticas de Sartre y Foucault frente a lo moderno del sujeto y expone una tesis frente al <problema del otro>.

Identifica como espectros del mundo, los espectros de Marx y los relacionados con el sujeto cartesiano. Considera la existencia de dos posturas que referencias el <tratamiento del otro>, en el contexto de subjetividad y concluye en el replanteamiento y significación de tal sujeto moderno, para considerar y visualizar una crisis del sujeto racional, “auto-centrado, portador de la racionalidad histórico-social, (que) introdujo la crisis del sujeto” (Lobosco: 2012). Una de las consecuencias de esta reflexión es el advenimiento de la posmodernidad o modernidad tardía que, para algunos nuevos autores, se denomina tardomodernidad.

En estos tiempos se “pone en tela de juicio la noción de sujeto”. Recuerda, estudiando a Foucault, como figuras del sujeto moderno al Estado, la clase (social), el pueblo, la nación. Se da paso a la <filosofía de la sospecha> de Ricour y afirma que “la conciencia no es transparente, ni traslúcida, ya que hay cosas de las cuales no puede dar cuenta; por ejemplo la aparición de lo inconsciente” (Lobosco: 2012) Este autor retoma las críticas al sujeto moderno y al modelo fenomenológico en Hegel, desde Cullen, y clasifica tres estadios: en el materialismo histórico presenta la crítica al concepto de experiencia –Hegel- donde el sujeto no determina la realidad; en el positivismos lógico, la crítica sostiene que “no hay intervención de un sujeto en el acto de conocer” y sí hay hechos con datos y relaciones lógicas; por último, en el existencialismo, la crítica se centra en la universalidad.

Lobosco encuentra que Foucault cuestiona la filosofía de la identidad y el “el disciplinamiento que implican los saberes” y se cuestiona por la apertura al otro y a lo diferente. La importancia del otro posible genera un movimiento conceptual que amplía la posibilidad del conocimiento y da pie para ruptura de fronteras. Por tanto, las críticas incluyen la <quimera del origen> y el <poder unificante de la historia>

En la contemporaneidad, las rupturas y concepciones renovadas conducen a una serie de reivinidicaciones de “singularidad subjetiva”, tal como lo plantea Félix Guattari, y las cuales incluyen contenidos lingüísticos, reivindicaciones autonomistas, regionales y nacionales y otros aspectos similares que manifiestan aspiraciones de liberación nacional o grupal o de género. Las llama “reterritorialidades conservadoras de subjetividad”

Entonces, Guattari recoge y reconoce el concepto de <subjetividad diferenciada> que, ante la crisis del sujeto de la modernidad, tiene por encargo intereses, prácticas sociales, imaginarios (éticos-míticos), con sus respectivas pulsiones y necesidades fragmentadas.

En la idea de sujeto re-territorializado se incluyen los ecologistas, mujeres/género, los sin tierra y hasta el derecho alternativo. Según Guattari, se estaría hablando de EL OTRO… <alteridad> en Sarte y de EL OTRO desde impugnar paradigmas de filosofía de identidad, desde filosofía que se abre a lo otro, lo diferente, en Foucault.

En el acercamiento que Edgar Castro hace de Foucault en “Sujeto e historia”, destaca unos conceptos que unen el pensamiento foucultiano, como el sujeto, la episteme, genealogía (emparentada con la historia). En genealogía describe las relaciones de poder, es decir las relaciones entre sujetos. Al estudiar la relación del sujeto consigo mismo se habla de las “prácticas de subjetividad” y a su vez de una historia de las prácticas.

En la alusión a la relación historia-sujeto y las contradicciones internas del sujeto, Castro introduce un elemento de análisis y polémica y lo denomina la <alienación> sicológica e histórica y retomando el estudio de Foucault sostiene que “no es, entonces, porque se está enfermo que se es alienado, sino en la medida en que se es alienado, se está enfermo”. El concepto de alienación hace también referencia directa al mundo de las ideologías, de acuerdo con los análisis marxistas y althuserianos que proponen una manera de estudiar las relaciones de los seres humanos, del saber/conocer y de la autoridad.

Foucault considera la modernidad como una actitud (éthos), en medio de lo cual se genera la acción de los individuos y los grupos humanos y se hace el planteamiento “acerca de las prácticas que nos constituyen históricamente como sujetos”, tales como las prácticas de homogeneidad, sistematicidad (desde saber, poder y ética) y generalidad.

Giro lingüístico, investigación social, interpretación

La relación realidad y texto es más que una representación de hechos. Su análisis en diferentes estadios dio pie a la caracterización de una <crisis de representación>, tal como lo plantea Flick (2007). Esta cuestión, inscrita inicialmente en la modernidad, se traslada a la investigación cualitativa. El asunto es que adicional a la crisis mencionada, se plantea también la crisis de legitimación.

Debido al giro lingüístico que impacta las ciencias sociales, se agrega una duda sobre si el investigador social pueda registrar e interpretar la realidad, con verdadero carácter científico y que además se pueda validar mediante productos de investigación, particularmente en textos reconocidos.

Diversas vertientes del constructivismo sostienen un punto de vista contrario y “parten de la idea de que los participantes producen activamente las realidades por medio de los significados atribuidos a ciertos acontecimientos y objetos” (Flick: 2007) La investigación social (crítica) tiene compromisos con la labor de significación en relación directa con las problemáticas sociales.

Flick retoma a Schütz para afirmar que los investigadores sociales son “constructores de segundo grado, es decir, constructores de los constructores hechos por los actores en la escena social”. En estas circunstancias, los científicos sociales pueden construir una <versión del mundo>, mediante el conocimiento en la cotidianidad y la percepción de las problemáticas diversas.

El giro lingüístico se vuelve vida en la investigación social en la medida que ésta establece una estrecha relación entre la construcción, la experiencia y la interpretación. La experiencia atada al “ambiente natural y social, los acontecimientos y las actitudes”, la interpretación entendida en “la comprensión y la atribución de significado” y la construcción desde los textos como “versiones del mundo”, según la representación gráfica de Flick (2007).

Mimesis, cuenta Flick (2007), retomando a Aristóteles, trata de la <transformación de los mundos> en <mundos simbólicos>. Se ubica como uno de los ejemplos posibles, ante diversos cuestionamientos, el caso de la textualidad literaria, donde se refleja una realidad comprensible y al alcance de lectores o espectadores que no tendrían, probablemente, otra forma de acercarse a los fenómenos allí descritos. Entonces, en la contemporaneidad, el ejercicio mimético toma caminos para permitir la “comprensión del mundo y de los textos” o de los lenguajes. Lo interesante es la mimesis permite al ser humano salirse de ti y llevar el mundo externo a su interior, lo cual genera un proximidad compresiva con los objetos, el mundo y sus problemáticas y, por ende. Se alcanzan nuevos niveles de comprensión.

La mimesis tendrá, por tanto, una relación muy cercana con los desarrollos biográficos y nueva narrativas que permitirán contar los desarrollos, hallazgos y potencialidades de la investigación cualitativa. U. Flick citando a Ricoeur, sostiene “la tesis de una cualidad narrativa o prenarrativa de la experiencia como tal”. Encontrar o rencontrar realidades subyacentes en los relatos de vida o en la descripción de las vivencias cotidianas (en investigación participativa) permite la construcción de diversas experiencias que requieren ser preguntadas, reconocidas y compartidas.

El paso de las ciencias

Adriana Puiggrós (2006) se refiere al concepto de <desarrollo desigual y combinado> para indicar que existen diferentes niveles del asunto. Al menos uno de ellos se relaciona con lo epistemológico que permite el análisis de proceso mediante “complejas articulaciones discursivas”, en tanto no existen historias totalmente lineales. El otro nivel enunciado se relaciona con la posibilidad de entenderlo como <ordenador> porque permite identificar coincidencias y diferencias, enunciadas por las narrativas, mediante lenguajes comprensivos, adaptables y cercanos a la comprensión.

Es posible el desarrollo desigual en las ciencias sociales, como también es factible la coexistencia de tales desarrollos. Por ejemplo, es posible que un desarrollo de las investigaciones de Vigotsky a principios del siglo XX tengan total aplicación en los albores del siglo posterior, cuando se releen conceptos como la zona de desarrollo próximo. En este caso particular se habla de la disciplina de la educación, pero las inferencias vienen de un estudio de la sicología acumulada en el mundo, analizada desde el materialismo histórico. La misma situación puede suceder y sucede y las demás ciencias sociales.

Mediante diferentes métodos, se trata de buscar verdades, que expuestas ante la comunidad de seres interesados puedan entenderse y comprenderse.

Precisamente las acepciones de entender dan cuenta de: tener idea clara de las cosas, saber con perfección algo, conocer, penetrar, conocer el ánimo o la intención de alguien, discurrir, en tanto que comprender habla de abrazar (por ejemplo una idea), rodear por todas partes algo, encontrar justificados o naturales los actos o sentimientos de otro. (RAE: 2018)

Sin embargo, algunos piensan que entender y comprender son sinónimos. Al respecto, la cita de Giannini (1998) dice que “imaginar es interpretar comprensivamente y comprender será el mecanismo para percibir la intención ajena”, según cita de Héctor Cárcamo Vásquez, cuando efectúa una reflexión sobre la hermenéutica y el análisis cualitativo.

El proceso de conocer requiere constantemente de interpretación para poder alcanzar el develamiento de las preguntas cotidianas manifiestas y que subyacen en un lugar esperando a que alguien las descubra, las mencione.

¿Hacia un giro comunicativo o la comunicación del siglo XXI?

Quizá sea muy apresurado especular que existirá un giro comunicativo, al estilo de los otros giros. Se requiere una renovada formulación de las preguntas que lleven a tal conclusión. Así mismo, se trata de indagar en diferentes escenarios y espacios, que permitan acercarse a esta idea

Sin embargo, las evoluciones lingüísticas y hermenéuticas impacta directamente los procesos comunicativos en sus más profundas manifestaciones y, por tanto, ya la comunicación nunca volverá a ser la misma.

Una de las ideas posible para acercarse a las próximas realidades de la comunicación es intentar una mirada prospectiva del campo, superando las zonas de confort y las prevenciones académicas. En tal sentido, José Luis Villaveces Cardoso pregunta por lo posible:

La prospectiva es un intento de mirar al futuro, especialmente para ver cómo pueden hacerse posibles los futuros que nos parecen deseables. En otros países no se habla de prospectiva sino de futurología, palabra que hace énfasis en el hecho de que se trata de estudiar el futuro, pero de estudiarlo rigurosamente, basados en el logos que en último término es la fuerza que pilota el universo como decía Heráclito. (p. 170)

Agrega Villaveces que la respuesta es sí. Agrega que “entrever el futuro no es cuestión de adivinar ni de invocar extraños poderes, sino de desarrollar las habilidades que todos los humanos tenemos y que la ciencia y la tecnología han potenciado tanto” (p. 170). El papel de interacción de la comunicación aquí es fundamental.

Guardadas las distancias, más que entrar a un giro comunicativo, este campo de conocimiento se encuentra ante una posibilidad inmensa de comprender y proponer soluciones creativas para la construcción de futuro, sin necesidad de esperar que otros campos del conocimiento tomen la delantera o empiecen a presentar sus avances

Conclusiones

Con base en el recorrido histórico, aquí se “pone en tela de juicio la noción de sujeto”. Se recuerda que como figuras del sujeto moderno al Estado, la clase (social), el pueblo, la nación. De esta manera queda <filosofía de la sospecha>.

De acuerdo con Flick, en la medida que se da el desarrollo de la capacidad cognitiva de los seres humanos, se genera una transformación de las vivencias y los mundos, de manera colectiva y los mundo simbólicos adquieren renovada dimensión.

Desde la dialéctica deviene la comprensión que el desarrollo es desigual, aunque también combinado y se pueden evidenciar cambios sustanciales en la medida que los protagonismos humanos así lo decidan. En parte, a este movimiento es lo que llaman “el paso de las ciencias”.

El avance de ellas depende de un buen número de circunstancias, entre las cuales se encuentran su entendimiento y su comprensión. La evolución de las ciencias dependen, en buena medida, en entenderlas y comprenderlas y, para ello, se requiere de un complejo proceso.

Esa complejidad la resuelve, en buena medida, el campo de la comunicación, que luego de pasar por el activismo, hace la pausa para darse cuenta de su vitalidad. Ésos son los imperativos éticos y las posibilidades de presentar una nueva dimensión para el desarrollo de las sociedades del conocimiento y los aportes a las empresas y a la ciencia, Ése es el gran reto.

Referencias

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Flick, U. (2007). Introducción a la investigación cualitativa. Madrid: Ediciones Morata.

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Puiggrós, A. (2006). Sujetos, disciplina y currículo. Buenos Aires: Talleres Gráficos.

RAE (2018). Diccionario Real Academia Española. España: Autor.

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Rorty, R. (1993). Ensayos sobre Heidegier y otros pensadores contemporáneos. En Escritos filosóficos 2, pp 79-99. Barcelona: Paidós.

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Villaveces C., J. L. (s. f.). Prospectiva de Investigación en la Universidad Colombiana. Recuperado de https://www.ucentral.edu.co/movil/images/stories/iesco/revista_nomadas/17/nomadas_17_12_prospectiva.PDF