ISBN : 978-958-781-555-9
ISBN digital: 978-958-781-556-6

Conflicto armado en el Oriente antioqueño: una lectura desde los vehículos de memoria de las víctimas

Edison García Rodríguez

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Oriente.

edisongar7@gmail.com

Mariana Muñoz Jiménez

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Oriente.

marianamj9705@gmail.com

Jénnifer Johana Patiño Arteaga

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Oriente.

jjpa2711@gmail.com

Manuela Betancur Pérez

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Oriente.

manuelabetancurperez21@gmail.com

Alexandra Nieves Uribe

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Oriente.

alexa.0803@hotmail.com

Resumen

Entre 1996 y 2003, el Oriente antioqueño vivió lo que en el panorama nacional se conoce como la época de agudización, recrudecimiento o escalada del conflicto armado. Este lapso representa, en clave metonímica, la crisis humanitaria que vivió el país, cuando la población civil estuvo en medio del fuego cruzado de las fuerzas subversivas, contrainsurgentes y del Estado. Luego de ello, comenzaron a aparecer compilados periodísticos que buscaban registrar y sistematizar las experiencias traumáticas de las víctimas de los municipios más afectados en la región. De ahí la importancia de detenerse en las narrativas en torno de un fenómeno que, si bien responde a las características internas y particulares de una región, también sirven de muestra inductiva de la condición humana y de uno de los fenómenos históricos más trascendentales en la historia de la Colombia contemporánea. La investigación busca analizar las compilaciones periodísticas que se han preocupado por registrar los testimonios de las víctimas del conflicto armado en el Oriente antioqueño, con el fin de interpretar las versiones de las víctimas de los diversos fenómenos que se desprenden del conflicto armado, y de los familiares de desaparecidos y las personas que murieron como consecuencia del accionar de las guerrillas, los paramilitares y las propias fuerzas estatales. Es evidente el esfuerzo de estas comunidades por no dejar que otros cuenten la historia, sino que sean ellos mismos los que reconstruyan los pedazos desperdigados de lo que ocurrió. Muchas de esas versiones, afortunadamente, han sido capturadas para la posteridad por emprendedores de la memoria (Jelin, 2002); esto es, por periodistas y comunicadores populares que emergieron de estas municipalidades y de las mismas entrañas del conflicto. Al respecto, entonces, vale la pena preguntarse: ¿cuáles son las características de esa época del recrudecimiento del conflicto armado que se desprenden de los testimonios de las propias víctimas? ¿Es susceptible encontrar variaciones entre las lecturas que las víctimas hacen de su propia condición con la manera como el discurso dominante ––del Estado, de los actores armados, de la institucionalidad, de los medios de comunicación, de la propia academia–– las ha visibilizado? Estos son los principales puntos de referencia de los que parte la presente propuesta.

Palabras clave: memoria, víctimas, conflicto armado, Oriente antioqueño.

Introducción

El 20 de julio del 2003, en la fecha que se celebra la independencia de Colombia, los habitantes de Aquitania perdieron la propia y quedaron a la deriva. El libro se concentra en el drama de cinco personajes. Cada personaje, desde su experiencia, cuenta cómo se desarrolló esta amarga etapa del desplazamiento forzado y cómo tuvieron que migrar a otros lugares como San Luis para poder sobrevivir esta oleada de guerra. A partir de este drama, se hace visible la tristeza y el miedo que cada uno de estas personas, junto a sus familias vivió, teniendo que dejar atrás sus casas y salir por los mismos caminos de arrieros que caminaban frecuentemente con sus frutas y verduras.

Juan Camilo Gallego Castro es periodista, especialista en derechos humanos y derecho Internacional Humanitario y magíster en ciencia política de la universidad de Antioquia.

Formatos periodísticos: Crónicas que son es tercera persona y en algunas ocasiones, cuando el autor lo considera necesario, narra la primera persona. Camilo cumple a cabalidad la idea del periodismo bien hecho que no consulta fuentes, sino que rescata la existencia de personas, busca el rostro humano de la noticia, hace una descripción física y psicológica de ellos. El autor se identifica con su drama, hace una inmersión directa a lo que algún día vivieron los cinco personales esos 20 de julio del 2003. En el texto también se resaltan algunas historias de resistencia de los valientes que desafiaron la muerte porque pensaron que era peor la incertidumbre; se hacen presentes personajes representativos y también el paisaje, los caminos de piedra y los ríos.

Ambrosio Pineda, Ana Ligia Higinio, Rosario Mejía, Chulo Guzmán

Fondo/contexto

Es un libro que está contado desde adentro, desde la inmersión del periodista. El acontecimiento principal del libro es el 20 de julio del 2003, donde se habla de cómo grupos armados como el ELN y Las Farc reunieron a toda la gente de una vereda y les dijeron que se tenían que ir, y para eso les dieron 3 días, días en los que se desplazaron alrededor de dos mil personas (casi todos) obligándolos a salir de manera forzada hacia Municipios Aledaños a San Francisco. A partir del hecho central que es el desplazamiento también se hace evidente la violencia que se dio por parte de estos grupos armados contra las personas que se resistían a sus órdenes. Por ello, se ocasionaron torturas y muertes violentas.

Las minas antipersonas también hacen parte de esta historia, pues en alguna parte del libro se muestra cómo muchas personas perdieron alguna extremidad de su cuerpo al cruzar por un campo que miraron los grupos armados.

El texto no solamente se centra en narrar la terrible historia en la que los personajes de Aquitania fueron los protagonistas, también en cada una de las letras refleja esa memoria de cada personaje, hace evidente cómo se puede subsanar un poco a través de la escucha y la narrativa. El miedo, uno de los sentimientos más encontrados en los relatos y es también uno de los que finalmente se mitiga y hace que las personas puedan regresar a habitar el territorio que un día fue de ellos y que ahora vuelve a ser su refugio, debido a ese amor que conservan sus habitantes hacia el corregimiento.

Con el miedo esculpido en la piel

Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta

Conclusiones

Pertenecer a un frente armado era el “sueño paisa” de los jóvenes de La Danta que crecieron viendo a sus amigos conformar un grupo donde según ellos les daba la sensación de poder y la ambición de tener dinero. Esto en síntesis agudizó más el conflicto en esta zona y la guerra se convirtió en el principal medio económico.

Uno de los principales motivos del discurso de los jóvenes por conformar un grupo armado era la venganza y la justicia, cobrar justicia por cuenta propia ya que le mataron a un hermano, un amigo, un padre o una madre.

Trochas por la vida: hacemos ejercicios de no violencia con adultos, jóvenes, niños de Argelia. La huella de la violencia es imborrable en la memoria de los argelinos.

La presencia del conflicto armado en Argelia dejó viudas, huérfanos, deterioró del tejido social. Una de las víctimas, concluye, que las Autodefensas Unidad de Magdalena Medio fueron más sangrientas, pues utilizaron el método de la tortura y posteriormente la violación, sembrando miedo entre la gente y temor en las calles.

De acuerdo con el Sistema de Información de Justicia y Paz, el frente José Luis Zuluaga comandado por MacGyver es considerado como uno de los grupos con más muertes con un total de 7.245 víctimas.

Según Robinson un habitante argelino, tiene claro que tanto la fuerza pública como los grupos armados trabajaban en connivencia, por lo tanto, posiblemente el Estado está involucrado en múltiples asesinatos que presenció el Oriente antioqueño. Poco a poco están recuperando la confianza en el Ejército y la Policía Nacional.

Dentro del capítulo, se abre la montaña, Luis Javier excombatiente en La Danta está seguro que su forma de reinserción a la vida civil es darle el ejemplo a sus hijos para que no vivan lo que le toco vivir a él, “la única arma que tengo son los destornilladores que cargo en este bolso”, cuenta mientras el sol golpea las paredes donde trabaja.

Tamayo Gómez, Hugo de Jesús (2013). Desde el salón del nunca más: crónicas de desplazamiento, desaparición y muerte. Medellín (Colombia): Inversiones Tamayo Palacio S.A.S.

Hugo de Jesús Tamayo Gómez es escritor empírico y oriundo del municipio de Granada, Antioquia, uno de los pueblos arrasados por la violencia y donde los habitantes fueron blanco de actos atroces crímenes como desaparición forzada, violencia y secuestro, provocado por el conflicto armando; en su libro “Desde el Salón del Nunca Más”, sistematiza a modo de crónicas el recorrido por diferentes hogares de Granada, realizó trabajo de reportería y etnografía para recopilar historias de las familias que lo perdieron todo a causa de la guerra, con el fin de conservar en la memoria los relatos de quienes vivieron y sufrieron en carne propia la época de agudización y represión. Es un libro que conserva la palabra viva del campesino quien narran los hechos, y no se percibe ni la voz ni el estilo propio del escritor.

El principal objetivo del escritor fue poder escuchar a las víctimas y comprender lo que ellos vivieron durante la guerra, para darle la voz que el Estado no había dado al campesino, en las doce historias que componen el libro –– Deudas pendientes, Tomas a Granada, A correr, En filita, uno tras otro…–– el escritor se basó en cada una de las historias contadas por los campesinos principalmente de aquellos que vivían cerca o en el propio corregimiento Santa Ana de Granada, sitio estratégico de concentración de la Guerrilla y donde el propio Estado perdía el control de lo que allí sucedía. Las historias que recopiló el escritor directamente de las familias y de las propias víctimas que lograron salir del secuestro con vida, de las filas de las Farc o huir por las amenazas que recibía si no desalojaban la vereda. El autor realiza contraste con varias fuentes para encontrar diferentes versiones y verdades con el fin de unir los testimonios y encontrar la verdad de como pasaron los hechos; además, la narración el formato periodístico de la crónica hila las tensiones que padecieron en las vías de las veredas, el miedo a estar solos, los sufrimientos y temores en sus propias casas.

En el capítulo Deudas pendientes, Don Salvador un campesino espera sentado en las escaleras de la iglesia a que las puertas del Salón del Nunca Más se abran, para visitar la foto de su hija que fue secuestrada en su propia casa y días después asesinada, lo supo porque quien la asesinó se lo confirmó a sangre fría el hecho, y después de un tiempo él es citado en el cementerio por la fiscalía para identificar unos cuerpos que fueron sepultados como NN, y entre ellos estaba el de su hija, la reconoce por la ropa que tenía puesta y unas calzas en sus dientes. Acude a ese lugar porque allí la logra ver y aprovecha visitar otros familiares que también fueron masacrados o desaparecidos. Además, narra cómo le tocó abandonar su tierra e irse para el Valle donde una hija que le había matado a cuatro de sus hijos, y esperar en incertidumbre que se calmara la guerra para retornar.

En el libro Tamayo reconstruye la historia de la Tomas a Granada por los militares el 3 de noviembre del año 2000. “Ese día llegaron disparando a diestra y siniestra a cuanta persona se cruzará en el camino”. El conductor de la ambulancia del único hospital en el Municipio, rehace el relato de cómo le tocó vivir el día que la guerrilla se apoderó del pueblo, además, de recoger todos los cadáveres que quedaron en la vía del municipio y el “privilegio” que tenía con la guerrilla por ser el conductor de la ambulancia, y los “favores” que debía realizar a los para poder conservar su vida y la de su familia.

Durante toda la narración de las crónicas que compone el texto, se escucha al campesino narrar los tratos padecidos y despreciables por parte de los grupos armados, los Derechos Humanos en esa época no tenían validez y se puede sentir la voz cuando las víctimas cuentan lo que vivieron sin querer olvidar, pero tampoco anhelan repetir lo que les tocó sufrir, con sus familiares asesinados, secuestrados y desaparecidos.

A correr, en este capítulo narra Arcenio un campesino del corregimiento Santa Ana, cultivador de caña de azúcar y panelero, al ser un líder de la vereda junto con otros más, son citados semanalmente por la guerrilla para tratar temas de seguridad para ellos, al ser sociedad civil y bajo las amenazas debía obedecer lo que el grupo armado necesitaba de ellos en el corregimiento e informales si había presencia de la Fuerza Pública para tomar medidas contra y derrotarlos. Pero, era presionado también por la Policía para que les informara donde había concentración de guerrilla en la vereda, el campesino dice no saber. El Ejercito hace presencia en el Corregimiento y se da cuenta que Arcenio no contó la verdad de tener vínculos con la guerrilla y es amenazado con la cárcel por no colaborar con la justicia. Un sábado él le pide a su hijo de ir al pueblo a vender la panela y comprar con ese dinero algo de mercado, pero pasaron las horas y días y no regresaba, le llega la razón de que su hijo fue reclutado para las finas de la guerrilla. Él y su esposa con el dolor de la partida de su hijo no soportan más el arsenal de la guerra y la presión del Ejército, deciden abandonar todo, salen un domingo en la madrugada para el pueblo con fin de al menos conservar sus vidas. La Alcaldía los acoge en un albergue con más campesinos desplazados.

En el capítulo En filita uno tras otro, entrevista a una madre e hijo con el fin recostruir la época de guerra en su vereda, el fragmento inicia: “Buenas tardes pa’l que puede decir buenas […] a mí se me los fueron llevando en filita. Seguiditos. Yo sentía doblar las campanas por mis hijos, nietos, nueras, sobrinos, a veces hasta semanalmente” (pág. 78). Lo menciona la madre y abuela que le tocó enterrar a sus seres queridos en fila, uno tras otro y abandonar sus tierras y cultivos para al menos conservar su vida. Además, cuenta como al hijo del hijo quiere tener su propia independencia económica, a los 13 años decide irse de mayordomo a trabajar a una finca. Estando allí y de un tiempo estar trabajando llega la fuerza militar y le impide continuar, le destruyen el cultivo de maíz y fríjol, el resiste y continúa, pero después de un tiempo la guerrilla se lo lleva para llenar sus filas. La familia comienza a padecer la perdida, luego comienza a sumarse muerte y desapariciones de sobrinos, tíos, hermanos y cuñados. El autor realizó entrevistas separadas para conjeturar la historia y en el escrito separó por intertítulos los hechos y temas.

En el capítulo Delante de mis niños no, por favor, narra la historia del secuestro del alcalde, Alberto Gómez (q.e.p.d788) la guerrilla ve salir de un evento en el corregimiento de Santa Ana al mandatario con su familia. Detienen el vehículo, lo obligan bajar del carro y lo llevan para el monte por más de mes y medio de cautiverio. El pueblo se estremece y los entes territoriales comienzan la búsqueda, pero no logran encontrarlo. Luego de llegar a un acuerdo entre la guerra y el Estado, liberan a todos los mandatarios secuestrados en país. En este apartado el escritor solo hace entrevista con el alcalde y escribe como vivió los días en cerrado en una vivienda abandonada en el monte.

Además, desde el corregimiento Santa Ana, lugar de concentración de la guerrilla, los campesinos piden a la Alcaldía, “Envíen transporte que estamos advertidos, que el que se quede en la vereda, sufre las consecuencias” (pág. 290) y desde el municipio enviaron escaleras para recoger más de dos mil personas y fueron alojadas en el coliseo: entre la multitud había bebés de brazos, niños, jóvenes y ancianos con sus cobijas y lo poco que lograron sacar de sus casas.

Sin dudas, el libro Desde el Salón del Nunca Más, es un ejercicio que sirve de reflejo en la necesidad que tiene el Oriente Antioqueño para reencontrarse con las víctimas, ya que después de terminado el desplazamiento y el regreso a sus tierras, los campesinos, los entes territoriales y el mismo Estado, son claves para la conservación de la memoria del conflicto, desde los relatos, recuerdos y vivencias durante la guerra, y así las nuevas generaciones se darán cuenta de lo que se vivió en el territorio. Y para finalizar con una frase: “Quién no conoce su historia está condenando a repetirla.

24 Negro

Testimonios del conflicto armado en el Oriente antioqueño

Es un libro de recopilación de ocho crónicas sobre el Oriente antioqueño, escritas por el periodista, Guillermo Zuluaga Ceballos. Narra diversos sucesos de violencia que se vivieron en el conflicto armado. Las historias se desarrollan en los municipios de Cocorná, Argelia, San Vicente, La Ceja, San Luis y San Carlos. Evidencia consecuencias del conflicto como secuestro, homicidios, tomas paramilitares, lesiones por minas antipersonal y amenazas.

El título del libro se toma de una de las historias que se desenvuelve en el municipio de San Vicente Ferrer y habla de una masacre paramilitar llevada a cabo en el camino entre San Vicente y El Peñol. Las víctimas fueron campesinos que vivían en este sector que era un puente por el que los frentes Bernardo López Arroyave y Carlos Alirio Buitrago del ELN, transitaban para llegar hasta el embalse de El Peñol. Así, las supuestas colaboraciones por parte de la población civil a la guerrilla no se hicieron esperar. Con el arribo de los paramilitares a finales de los años 90 las intimidaciones comenzaron y los asesinatos a supuestos “colaboradores” de la guerrilla, nublaron el 24 de diciembre del 2000. En la masacre murieron ocho personas: Luis German Morales, Fabio Enrique Gallego Monsalve, Jonh Fredy Alzate Morales, Vicente Giraldo Echeverri, Pablo Antonio Morales, Gilberto Antonio Gallo Valencia, Hernán Vergara Marín y Luis Alberto Ortiz Montoya. El autor logra contrastar en la segunda parte de las historias la inocencia de las víctimas frente a las acusaciones presentadas por los paramilitares. Muestra, además, un fuerte recurso en la paradoja que representa un 24 de diciembre en la idiosincrasia colombiana y cómo una fecha que se espera con ansían marca un antes y un después, ya que luego del 24 de diciembre negro, las personas no esperan su llegada, ya que, es el recuerdo de una muerte injustificada porque, como lo mencionan después los paramilitares, “a veces en la guerra se cometen errores”.

Sin embargo, este no es el primer texto que se encuentra en el libro. Este comienza con la historia titulada el viacrucis de José Aldemar, un exalcalde de Cocorná que fue secuestrado durante tres ocasiones por la guerrilla, la primera el 11 de diciembre de 1997. Relata, además, otro tipo de dificultades que tuvo que afrontar en su gobierno que, tras dos elecciones fallidas, llegaba. El primer motivo de los hostigamientos respondía a una supuesta elección ilegítima, ya que, en Cocorná se había declarado toque de queda para las votaciones y la elección de los alcaldes para el periodo de 1998, por tal motivo el porcentaje de sufragantes fue mínimo y se prestó para búsqueda de formas de intimidación por parte del Frente Carlos Alirio Buitrago del ELN, no solo en Cocorná, sino en municipios aledaños como San Francisco, San Luis y San Carlos. El 31 de julio de 1998 el frente, anteriormente mencionado, se toma a Cocorná y deja una pérdida económica y social enorme, ya que, quema la casa de la cultura que contenía la biblioteca y los archivos históricos del municipio. Cuatro meses después de la primera toma, el 30 de noviembre, se da una segunda toma guerrilla, esta vez, también en compañía del Frente Noveno de las FARC, en esta toma con carrobomba destruyó edificaciones y dejó pérdidas de 1.800 millones de pesos y dejó tres policías muertos. El segundo secuestro de José Aldemar se dio el 31 de octubre de 1999 y duró 11 días, hasta ser liberado en la Vía Granada- San Carlos. En febrero y marzo del 2000 circularon por las veredas de Cocorná aledañas a la autopista Medellín- Bogotá, un comunicado de las AUC, en la que obligaban a los habitantes a salir de sus hogares, por un gran imaginario que se tenía de Cocorná como municipio guerrillero. El desplazamiento tuvo como consecuencia la llegada al pueblo de 2.876 personas, sin contar con las demás que se dirigieron hacía el Santuario y Marinilla. Por último, el tercer secuestro se dio por parte de los elenos el 19 de abril del 2000, la retención habría terminado en la muerte de José Aldemar, si los guerrilleros hubieran encontrado pruebas de los hechos por los que lo privaban de la libertad: corrupción y la cesión del lugar donde se encontraba antes la casa de la cultura a la Policía para definir allí la estación. Enmarca la lucha de muchos líderes políticos a finales de los años 90 y los años siguientes. Durante el periodo de 1998 y el 2000 fueron retenidos 10 alcaldes del Oriente antioqueño y asesinados 9 en Antioquia.

Me mataron, mamá, me mataron es la historia de Juan Camilo, un niño de cinco años que vivía en el municipio de Argelia y que el 5 de septiembre del 2004 fue víctima de una mina antipersonal puesta por el Frente 47 de las FARC, que se encontraba entre dos fincas de la vereda Villeta. Juan camilo salió a jugar con su hermano y otros dos amigos, a pesar de que la guerrilla había declarado toque de queda por posibles enfrentamientos con el ejército. Mientras jugaban abrió una puerta para pasar de una finca a otra y activó una mina. El niño tuvo que esperar hasta el siguiente día ya que la línea que iba para el pueblo ya había pasado. Fue trasladado al Hospital San Juan de Dios de Rionegro y a pesar, de que las esquirlas que habían quedado incrustadas en sus ojos, parecían generarle una posible pérdida de la visión, Juan Camilo pudo recuperarse y mantener la visión.

En la historia de Giovanni, el malabarista también el personaje (Giovanni) es víctima de una mina, esta vez en el municipio de La Ceja, con la diferencia de que él pierde una de sus piernas. El autor relata la vida que Giovanni debe vivir en los semáforos de Medellín para poder sostener a su esposa y a sus tres hijas.

Tres años de “suite” por seiscientos mil pesos es la historia de Iván Sánchez, un policía que fue trasladado a San Carlos en 1997. El 4 de agosto de 1998 la guerrilla se tomó el pueblo y el enfrentamiento terminó en el secuestro de los policías que quedaban vivos, entre ellos Iván. Tres años permanecieron en cautiverio, adaptándose a las circunstancias adversas, insólitas e inhóspitas que promueve la privación de la libertad en la selva. Fueron tres años en los que buscaban no perder la esperanza de poder volver con sus familias, esperanza que llegó aun con $15.000 pesos que conservaba de los $600.000 que tenía cuando el secuestro comenzó. De esta manera, el autor hace la relación con el título de la historia; tres años de secuestro por un costo de $600.000, una ironía fuerte que permite la identificación de realidades que no son ajenas a las dinámicas de guerra.

Biografía del autor

Comunicador Social Periodista de la Universidad de Antioquia y Magister en Historia de la Universidad Nacional de Colombia.

Fruto de su tesis de Maestría es el libro Empatamos 6 a O, fútbol en Colombia 1900-1948 (2005). También ha publicado el libro de crónicas de fútbol Campo de Juego (2011); Camino a Versalles (2011) 24 Negro, testimonios del conflicto armado en el Oriente Antioqueño (2007), y Desde Adentro, un reportaje a San Vicente (2009).

Se ha desempeñado como profesor, entre otras, en la Universidad de Antioquia y la FUNLAM. En la actualidad es Profesor de Periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, donde dirigió el periódico CONTEXTO y coordinó un grupo de interés sobre Periodismo Deportivo. Director del programa radial MERIDIANO ANTIOQUIA Miembro de la Mesa de Pedagogía y Convivencia de la ciudad de Medellín

Categorías de las que habla el libro:

Desplazamiento, minas antipersonales, secuestro, masacres, resistencia, paramilitares, guerrilla.

Metodología:

El autor prioriza en su trabajo de campo las entrevistas y los recorridos con los familiares y principales fuentes de información a partir de la experiencia. Además, se apoya en fuentes escritas como: informes y archivos de prensa.

Escribió y publicó los textos en un periodo cercano a los hechos, no con un lapso mayor de 10 años, por lo tanto, el contraste de fuentes es apropiado y pertinente.

Aspectos de forma:

El autor hace la antología de una serie de crónicas que publica en diferentes entre el 2004 y el 2006. Utiliza de forma recurrente los intertitulos en las crónicas y los nombra, con gran frecuencia, con frases y sentencias que se encuentran en el cuerpo del texto.

Es un autor que relata de forma simple, sin muchas figuras literarias.

Resumen

Nunca Más Contra Nadie

La Violencia liberal y conservadora de los años cincuenta en San Carlos. Incursión de la guerrilla liberal en territorio de San Carlos y reacción conservadora

Por la década del 1930, cuando el país era gobernado por los liberales, estos no lo pensaron dos veces y tomaron medidas para atentar contra la vida de los conservadores. Cuando a mitad del siglo pasado, el mando nacional quedó en manos de los conservadores, el poder militar y policial pasó a ser usado en contra de los grupos liberales. Toda oposición entre partidos terminaba en riñas y muertos. Cuando se llegó al acuerdo del frente nacional, los conservadores del pueblo no estuvieron de acuerdo y siempre buscaron atentar contra los conservadores. Cada que se daban cuenta que había milicias y guerrillas liberales por el territorio (San Carlos, El Jordán, San Luis, San Roque) iban en busca de ellos y acababan con lo que se encontraran y oliera a liberal, también mataron muchos civiles por supuestas colaboraciones, aunque a veces eran solo rumores.

Conflictos por la división de los pobladores de San Carlos entre conservadores ospinistas y laureanistas

Por el año 1964 los conservadores del municipio se dividían, unos seguían luchando por el azul conservador, los ospinistas, mientras los laureanistas le hacían fuerza al nuevo partido político de rojas pinilla. Los ospinistas violaban lo acordado en el frente nacional y eran apoyados por el cura del pueblo, mientras los laureanistas ahora llamados anapistas pedían que la gente se uniera a rojas pinilla que era la fiel imagen del conservador católico colombiano. Cuando gano Misael pastrana, el grupo pasó a ser ospinista-pastranista y el conservatismo lideró a San Carlos en los 70-80

El movimiento cívico y la guerra sucia de los 80: el exterminio de una esperanza

Con el desplazamiento masivo de los años 50 y 60, el auge de la producción industrial en las ciudades y la gran concentración de personas en la ciudad, se incrementó la demanda energética.

La CEPAL empezó a promover la idea de que para tener un mayor pib debía incrementar la producción de energía para lo que se creó Antioquia s.a, donde los municipios, y los gobernantes hicieron uso de sus fuentes de agua en caída para sacar energía, hecho que no era suficiente, porque no se pudo generar grandes cantidades de energía a bajo costo. Para esto las gobernaciones integró la electrificadora y sus filiales sin tener en cuenta la opinión de los pueblos, hechos que generaban inconformidad porque las obras que se iban a ejecutar sin previo permiso de la comunidad iban a generar cotos que las personas debían pagar.

Ahí fue donde nació el movimiento cívico que argumentaba no era un grupo al margen de la ley, solo exigían participación en la toma de decisiones administrativas que se estaban ejecutando.

Por la incapacidad de la electrificadora d Antioquia para hacer infraestructura en los municipios y por la demanda de energía se le autoriza a EPM empezar con el proyecto de Guatapé. Luego el gobierno nacional mediante organismos de crédito internacional prestó el dinero para empezar con las megas obras de San Carlos, luego se pesó en las hidroeléctricas de jaguas y calderas.

Con la próxima ejecución de estas obras se crearon movimientos para oponerse de manera pacífica y reclamar indemnizaciones por los daños causados y participación en la toma de decisiones, lo que les fue negado y de paso se catalogó a estos movimientos como subversivos.

Los movimientos cívicos de san Carlos, Guatapé y el peñol

Sin tener en cuenta lo que la gente pensaba, incumpliendo lo prometido de dos años antes de la realización de la represa tener las vías y el nuevo caso urbano ya hecho, y reprimiendo militarmente las protestas de los habitantes de peñol, empezó la construcción de la represa y prácticamente le echaron el agua encima para que evacuaran. El sacerdote el peñol andaba por la vereda de los municipios incluso de San Carlos alertando de lo que pasaba, y de que las hidroeléctricas que estaba ejecutando el gobierno y las empresas iban hacían San Carlos y este proyecto iba a ser aún más grande.

Para la compra de terrenos no se tenía en cuanta el valor real que el campesino le daba a la tierra sino lo que desde el estado se le asignaba, no se tenía en cuanta la afectación de las fincas que iban a quedar alrededor de los embalses y la incomunicación por la que iban a pasar, incluso los que servían de intermediarios que iban a negociar el precios de las fincas amenazaban con el arrebato de fincas y que el pago no era negociable, solo lo que las empresas quisieran pagar por ellas, pago por predio.

A esto se le suma que los campesinos después de ser despojados quedan sumidos en la pobreza y la economía de los lugares donde son reubicados en miserable, mientras que los predios comprados a bajo precio por los empresarios se vuelve un capital que genera acumulación de riqueza de la cual el anterior dueño no tiene derecho, y debería tenerlo.

Cuando se inició la construcción, todos los problema anteriormente nombrados de pagos bajos, alto coste de vida por la movilización de recursos e inmigración, afectación social y económica se vieron en todo su auge, lo campesinos que recibieron su pago, algunos invirtieron en negocios de los que no sabían mucho y quebraron, algunos la malgastaron por su poco conocimiento en administración del dinero, algunos se fueron a buscar trabajos agrarios en otras regiones, otros pidieron trabajo en la construcción de la central, pero a fin de cuentas, todo fue un atropello que generó diferentes paros y exigencias de parte de la comunidad.

El paro cívico

Ante la negligencia de alcaldes y administraciones, profesores, estudiantes y campesinos crearon una junta cívica para dialogar pacíficamente con las empresas del sector eléctrico y con los gobiernos centrales, pero estos no eran tomados enserio por no ser entes legales con poder. Aunque no contaban con ese poder, la población les daba todo el aval para representarlos y se reunían a pesar de todo en casa de vecinos y en el parque principal donde iba mucha gente a poner su punto de vista.

Los servicios de luz eran caros e ineficientes porque de un momento a otro lo cortaban, así que la gente salió masivamente a la calle a reclamar, pero el alcalde respondió con represión militar, apresando a los líderes de la junta y a quienes se encontraran en el camino.

Al otro día la gente volvió a salir, pero esta vez se enfrentó a la policía y al ejercito con lo que encontraran, luego de eso el alcalde decidió hacer una conciliación para retornar el orden. Sin embargo, en esa conciliación se empezó a tachar el paro como subversivo, además había una incapacidad de los gobernantes del municipio por entender la verdadera problemática social y económica que traía la inversión de capitales por las hidroeléctricas.

Conformación y desaparición temprana de la unión cívica municipal

En los 80 se constituyó el movimiento de acción sancarlitana (MAS), que de inmediato se ganó el estigma y el rechazo de los conservadores del pueblo que empezaron a amenazar a los integrantes del movimiento que se cambió el nombre a UCM por el surgimiento del grupo Muerte a secuestradores. Para el 88 el grupo ya se había disuelto por las amenazas y el asesinato de algunos de sus integrantes.

Coordinadora regional de juntas directivas

Las cuotas de luz subían y la gente se oponía a la suspensión, así que cuando les iban a cortar las luces no dejaban y saboteaban a los mandados a cortar la energía por la electrificadora. Viendo la negligencia del estado, su carácter represivo y la desatención, se empezaron hacer marchas donde toda la población participaba y de ahí se empezó a conformar la coordinadora oficial de juntas cívicas prodefensa de los usuarios de la energía, y se empezó a cuadrar el primer paro regional. En este paro se condicionaron entre otras, la liberación de los detenidos, el no pago de la multa y la no suspensión de los servicios, y la eliminación de la electrificadora de Antioquia. El entonces alcalde de Medellín a. Uribe se oponía y no quiso tomar en cuenta estas condiciones, por lo que empezó el segundo paro.

Todos los paros y bloqueos que se hicieron fueron llevados a cabos por la mayoría de los municipios del oriente antioqueño, oponiéndose a todas las medidas que se estaban llevando a cabo, lo que ocasionó represión por parte del estado y asesinato sistemática por parte de grupos paramilitares autodenominados los (MAS) de a poquito y mes tras mes iban cayendo los líderes de los movimientos cívicos en todos los lugares, en Medellín al frente de la UdeA, en San Carlos, y en los municipios donde hubieran lideres aliados a la junta cívica. Sistemáticamente se fue acabando con la vida de la mayoría, los poquitos que quedaron se fueron a diferentes regiones del país o incluso se fueron a otro país algunos.

En diciembre del 1990 se hizo la primera toma guerrillera. el ELN y las FARC se aliaron y sigilosamente llegaron al municipio, desarmaron la policía y se robaron la plata del banco cafetero y se llevaron al sacerdote, cuando iban saliendo el ejercito los empezó a bombardear desde el cielo así la guerra que estaba en el magdalena medio se fue trasladando hacia el oriente en la década de los 80 se empezaron los diálogos de paz y los guerrilleros de las Farc, Eln se unieron a la vida civil, la UP logro poner congresistas y concejales en muchos municipios pero las fuerzas paramilitares se negaban a aceptar tal hecho por lo que empezaron a asesinar sistemáticamente líderes de la UP y también caían los líderes locales que defendían los derechos humanos de los municipios del oriente tras dicha barbarie se propuso reformar la constitución

Con ese propósito se elaboraron propuestas de reforma al sistema electoral, creación y legalización de nuevas fuerzas políticas, aprobación de un estatuto de la oposición, reglamentación de la carrera administrativa, control y vigilancia sobre la actuación de los funcionarios del Estado y de la administración pública, modernización y fortalecimiento de la justicia, descentralización administrativa y fortalecimiento de los poderes locales, al igual que garantías para ejercer el derecho a la información los diálogos de Caracas se suspendieron, tras el atentado realizado por las FARC contra el político liberal Aurelio Irragorri Hormaza. No obstante, después de cinco meses de suspensión, el 10 de marzo de 1991 se reanudaron las negociaciones en Tlaxcala, México. En este nuevo diálogo, las FARC plantearon doce puntos para conseguir la paz, referidos a los grandes problemas nacionales ocasionados con la aplicación de la “apertura económica neoliberal”, refrendada a través de la Constitución de 1991; denunciaba, además, la entrega de los recursos naturales del país a las multinacionales, la corrupción administrativa, la militarización de la vida nacional y la violación de los derechos humanos el EPL se acogió a los acuerdos y se desmovilizo, las Farc quiso tomar posesión de los territorios que habían dejado pero las milicias del Epl se unieron a los paramilitares y atacaros desatando fuertes guerras. Así trascurrió la década de los 80 con el asesinado del up, los empresarios que pagaban por la guerra, el asesinato de la UP y el movimiento cívico.

Después de la reforma constitucional del 1991 la comunidad sancarlitana empezó a reclamar participación en la toma de decisiones y para el municipio se empezó a dar recursos de las ganancias que dejaban las hidroeléctricas, con esto se pensó que el pueblo iba a mejorar, pero lo que pasó fue que las personas y sus deseos individuales ocasionaron corrupción y violencia. Los recursos que eran para obras públicas se las daban a contratistas que se aprovechaban para sacar la tajada sin siquiera saber ni tener experiencia en obras de infraestructura. Todos los partidos tenían interés en manejar los dineros públicos con el fin de sacar su ganancia, así se fue matando a líderes y exalcaldes, lo que hizo que desde la gobernación se empezara a juzgar al municipio como zona de riesgo, además de estigmatizar el pueblo de zona guerrillero que apoyaba con esos dineros públicos a subversivos, también Uribe, el entonces gobernador, quería poner un alcalde militar.

Propuestas de desarrollo comunitario para el municipio

Luego de poner un alcalde civil el pueblo empezó a reclamar los derechos y se empezaron a pensar planes para reestructuras la economía y ejecutar las obras inconclusas, se crearon juntas comunitarias para empezar a hacer veedurías y que el dinero que le entraba al municipio fuera bien invertido y no se desviara. Se pensó en mejorar la agricultura y el cultivo de plátano, yuca, café, etc… producción de panela, los proyectos de obras civiles que no necesitan trabas legales eran entregados a las comunidades, mediante programas que ofrecían los politécnicos se pesó en darle apertura a educación de líderes campesinos que tomaran riendas en el futuro de su territorio. Alrededor de las fincas que habían sido represadas hacer lagos para cultivar peces. Hubo algunos inconvenientes porque las tierras que se necesitaban para ejecutar los proyectos estaban en manos de gente que no pertenecía al municipio y también esos territorios estaban pensados para proyectos de energía y desarrollo tradicional. Los que anteriormente tenían el poder para ejecutar el presupuesto al ser quitados de su privilegio tuvieron recelo y empezaron a estigmatizar y decir que la comunidad apoyaba la guerrilla. Los paramilitares con el pretexto que en San Carlos solo había guerrilla y la gente la apoyaba, empezó a matar sistemáticamente líderes y así empezó a la ola de guerra de 97 hasta el 2007.

En junio julio y agosto fue constante el asedio de los grupos guerrilleros amenazando concejales y poniendo de manifiesto que no iban a impedir hacer las elecciones. Para lograr eso, quemaron vehículos, hicieron algunos secuestros a entes del sector público y mataron un candidato a la alcandía y ordenaron a los demás candidatos y concejales renunciar a sus cargos y retirar la lista de aspirantes a la alcaldía y concejo, cuando todos renunciaron quedó en duda si habría elecciones. Los aspirantes y concejales renunciaron por las amenazas guerrilleros y los de las juntas comunitarias renunciaron por miedo a ataques paramilitares, pues los grupos comunitarios eran tachados de subversivos.

La guerrilla en sep del 97 secuestraron a los alcaldes de san Luis, Cocorná, granada y san francisco, y la gobernación aprovecha la oportunidad para delegar a alcaldes militares. La mesa de DD. HH se opuso y dijo que con eso pretendían involucrar a la población en el conflicto y empezar un ataque a los grupos donde se verían mezclados los civiles. Luego mataron a otro candidato a la alcaldía de Guatapé y con eso lograron que en 53 municipios donde la guerrilla había dicho que impediría las elecciones, renunciaran los postulantes a la alcaldía. El gobernador dijo que no era necesario cancelar las elecciones y dijo que los municipios con más votos obtendrían dinero.

Los hostigamientos continuaron, la población pedía respaldo y seguridad, pero siempre fueron ignorados por el estado. Al comando se veían entrar civiles. Ocurrieron secuestros de alcaldes que luego fueron liberados y también algunos asesinatos de personas que, según la guerrilla, pidieron vacunas en nombre de la guerrilla.

Los paramilitares en febrero del 1998 incursionaron en territorio sancarlitano matando algunos líderes y personas pertenecientes a la Junta de acción comunal del corregimiento del Jordán. Por estas muertes las guerrillas de las Farc y el Eln llegaron al territorio y también el ejército, lo que ocasiono en las veredas muchos enfrentamientos que dejaron varios campesinos muertos y muchos desplazamientos forzados.

En octubre del 1998, con lista en mano y luego de haber tirado desde el aire panfletos que amenazaban a la comunidad civil por colaborar con la guerrilla, los paramilitares incursionaron en el municipio asesinando a líderes comunitarios y cualquier persona que tuviera alguna acusación por colaborar con los insurgentes. Mes y medio más tarde se hizo otra incursión violenta en el territorio, donde se asesinaron algunos civiles acusados de tener vínculos guerrilleros. Por un lado, estaba los grupos guerrilleros que atentaban contra la infraestructura del municipio detonando las estaciones de policía, comandos militares y asesinando policías y soldados, y por el otro estaban los paramilitares que acusando a las personas Sancarlitanos de tener vínculos con la guerrilla por dichos actos terroristas, asesinaban y metían miedo para así poder recuperar el poder territorial que la guerrilla les había quitado.

Durante los siguientes años hay una arremetida de las guerrillas contra la infraestructura de comandos de policía, también hay quema de carros, por el otro lado los paramilitares masacran líderes y gente con supuestos vínculos guerrilleros. Por el otro lado la guerrilla empezó después del 98 a matar mujeres esposas y novias de los policías, soldados y paramilitares. Los paramilitares también arremetieron contra las mujeres de las veredas.

En el 99 los guerrilleros seguían con los ataques a las infraestructuras y a las fuerzas del estado mientras los paramilitares pasaban por las veredas del municipio y por sus corregimientos asesinando campesinos.

En agosto de 1999 se celebraban las fiestas del agua, por los ataques que estaban recibiendo los policías, todos ellos decidieron abandonar el municipio de San Carlos, y también los demás como peque, Argelia, entre otros pueblos. Este abandono fue aprovechado por los guerrilleros para tomarse el municipio y decir que ellos iban a ser la nueva ley, estuvieron varios días, compraban y conversaban con la gente, no hubo ni un solo muerto, la gente se acostumbró a ver los guerrilleros en las calles. Ellos salían y entraban al pueblo a su antojo. Solo cuando se les aviso que venían grupos paramilitares en grupo salieron hacia el monte. El grupo paramilitar que entró, pasó recogiendo la gente en fila y llevándola hacia el polideportivo, armaron un pasillo y empezaron a pedir cedula. Las guerrillas empezaron a hacer disparo desde las montañas y la gente se dispersó y se fue huyendo, los paramilitares también se cubrieron lo que hizo que la gente tuviera la libertad de irse. Luego del ataque mataron a varios campesinos que eran de una vereda por donde normalmente estaban los guerrilleros. Esta fue la estrategia clave con la que los paramilitares pensaban tomarse el poder del territorio.

Autor

La familia de Carlos Olaya se fue a vivir a San Carlos desde que él tenía muy poca edad, y desde ahí empezó a desarrollar un amor por el territorio, y en la recopilación que hace en el texto “Nunca Más Contra Nadie” recoge una serie de hechos que, según él, ayudará a que la memoria histórica del pueblo no se pierda, y que las próximas generaciones tengan un libro que les cuente lo que pasó para que tengan conciencia de lo que no pueden volver a repetir.

Desde temprana edad ha estado vinculado de manera activa a los movimientos sociales de carácter popular que se movilizan ante la exclusión, la discriminación, la segregación, la marginalidad, la pobreza y las injusticias. Hizo parte con su padre, compañeros de estudio, amigos y vecinos, del movimiento cívico regional el oriente de Antioquia, un movimiento que desde finales de los años setenta y mediados de los ochenta canalizó la inconformidad de los pobladores del oriente frente a la acometida de grandes obras de infraestructura estatal, hidroeléctricas, la autopista Medellín-Bogotá, el aeropuerto José María Córdova, entre otras, las cuales se establecieron sin que mediara un procedimiento previo de consulta a las comunidades afectadas ni el establecimiento de medidas de mitigación, indemnización o compensación, lo cual llevó a que la población se movilizara exigiendo ser consideradas como es debido.

Historiador graduado en la Universidad de Antioquia. Desde hace una década promueve la defensa del agua, la vida y el territorio desde escenarios sociales y comunitarios; considerando que en las condiciones actuales, es fundamental, además, hacerlo desde espacios de representación política; buscando incidir en el establecimiento de un modelo de regulación, gestión y manejo de los recursos hídricos y mineros distinto al que se viene imponiendo en el país, mediante el cual se le están entregando amplias franjas del territorio nacional a empresas extractivas, auspiciadas por el estado y las instituciones que se supone están constituidas para proteger los bienes naturales comunes, lo cual se constituye en una grave amenaza para todos.

Actualmente es participante activo del movimiento social Movete.

Formato periodístico

Reportaje

Recursos para narrar

El texto generalmente se trata de un reportaje diacrónico que hace un recorrido desde la mitad del siglo xx hasta la primera década del actual siglo, donde se narran los hechos que llevaron a la población a ser una de las más violentadas del país; sus causas y las posteriores consecuencias que conllevó a una deshumanización, fragmentación social, desplazamiento, desplome económico, etc...

El punto de vista del autor se logra ver implícitamente, porque, aunque narra los hechos en tercera persona, utiliza algunos adjetivos propios para describir las atrocidades que en el municipio y sus alrededores se vivió.

Segmentación/categorización del texto

  • Violencia contra la mujer: Las mujeres de las fuerzas armadas publicas eran el blanco de las guerrillas para amedrentar y justificar algunas de las matanzas que cometían, por el otro lado, los paramilitares también acribillaron a muchas mujeres campesinas por el hecho de ser de las mujeres de campesinos líderes, o solo por marcar territorio.
  • Violencia sistemática: La guerra no se hace sin una justa causa, cada asesinato tenía un fin, y era callar los que lideraban los procesos, para así, silenciar y hacer crecer el miedo en la comunidad.
  • Paramilitares: Los principales actores armados que llevaron caos y muerte a las regiones del Oriente Antioqueño.
  • Policía: A veces como justiciera del Estado, otras veces como cómplice de las atrocidades cometidas por los paramilitares.
  • Guerrilla: Junto con los paramilitares, fueron los principales causantes de la barbarie ocurrida en la región de embalses y sus alrededores.
  • Ejército: Al igual que los policías, el ejército fue en gran parte culpable por desproteger a la comunidad y colaborar con los paramilitares.
  • Estado: El estado mostró un total abandono a los municipios más golpeados por la violencia cuando estuvieron en sus momentos más críticos.
  • Represión: Todos los hechos que se ejecutaron en el municipio de San Carlos y sus alrededores fueron en su fondo, represión y abandono por parte del estado.
  • Hidroeléctricas: El tema de las hidroeléctricas fue el detonante de la situación en esta región, pues el poder económico puso su mirada en la región y esto trajo grandes tragedias para el territorio.
  • Modalidades de guerra: secuestros, asesinatos, atentados, bombas, violación, calumnia, estigmatización.

Metodologías

  • Testimonios de campesinos de las veredas aledañas al pueblo de San Carlos, pobladores de los municipios del Oriente Antioqueño y corregimientos y veredas de los municipios.
  • Información oficial, dictada por los medios oficiales de comunicación (Tv, Radio, periódicos, etc…) empleados de la sala de prensa en la UdeA
  • Archivos, tesis de académicos, artículos de investigación, libros de otros autores.

El autor siempre buscó contrastar los hechos encontrados en los testimonios de los pobladores con los discursos que se veían en los medios de comunicación, con la intención de dar mayor contraste al texto y que sus argumentos no estuvieran basados en meras opiniones.

Memoria histórica y memoria colectiva

Tomando la memoria histórica como una historia más oficialista y la memoria colectiva como una memoria hecha desde la base social, podría decir que el texto se acerca más al concepto de memoria colectiva, porque busca en las historias de los pobladores desglosar cuál es la verdad que se ocultaba y que los medios oficiales no mostraban. Los relatos fueron contrastados con noticias que sacaban estos medios oficiales, pero no buscaban dar razón a esos puntos de vista, solo legitimar que el relato de la comunidad tenía valides y no se estaba tomando por sentado un hecho sin contrastar la fuente y su relato.

El Camino Sembrado: Estudio de Caso del Proceso de apropiación y poblamiento de los corregimientos de Aquitania, El Prodigio, San Miguel, Jerusalén y La Danta en el Oriente de Antioquia

Por medio de crónicas, el autor describe la transformación económica, social y cultural de los corregimientos de Aquitania, perteneciente a San Francisco, El Prodigio de San Luis y La Danta, Jerusalén y San Miguel de Sonsón; lugares pertenecientes al río Magdalena, y conectados por el camino de Mulatos y el camino de Islitas o Juntas, los cuales en un principio representaban su única forma de comunicación e intercambio mercantil, pero que con la construcción de la autopista Medellín Bogotá, quedaron en el olvido. Pues esta vía representó un cambio en las rutas de los caminos, los flujos económicos y las prácticas culturales de estos territorios. Para los campesinos (quienes vivían en la pobreza, debido a el aislamiento, el estado de los caminos, la ausencia de atención médica y la falta de intervención del Estado), este proyecto se convirtió en una oportunidad, pues se intensificó la apertura de carreteras y se construyeron vías, aumentando la movilidad y el comercio. Sin embargo, también generó cambios negativos, ya que estas zonas se volvieron atractivas y estratégicas para narcotraficantes como Pablo Escobar para el procesamiento de cocaína e ideal para la disputa entre actores armados como las FARC y el ELN contra grupos paramilitares como MAS (Muerte a Secuestradores), acabando con la tranquilidad de los habitantes, los cuales pasaron de trabajar con la agricultura, la ganadería extensiva, la pesca y el turismo, a dedicarse a la extracción de mineral y el cultivo de la cocaína. No obstante, al final de cada capítulo, el autor pretende mostrar la fuerza de estas personas que, al igual que el resto de los colombianos, después de los años 80 soportaron la violencia y rigurosidad del conflicto armado y actualmente han logrado retomar su vida y la identidad en su territorio por medio de los beneficios que brindan los programas de retorno del Estado, la aplicación de la Ley de Víctimas o liderando procesos comunitarios.

En el primer capítulo, se muestra el corregimiento de Aquitania, el cual está ubicado en San Francisco y está conectado con Cocorná por el camino de Mulatos. En los años cincuenta la violencia política se siente con fuerza entre liberales y conservadores, se intensifica la apertura de carreteras y se construyen vías, aumentando la movilidad y el comercio. Esta zona cambia para siempre después de los años 70, con la llegada de la autopista Medellín- Bogotá, el narcotráfico, el procesamiento de la cocaína y los grupos guerrilleros se fortalecen políticamente en la década de los 60 y 70, así que la presencia militar se hace permanente. Luego, aparece en este corregimiento la estrategia contrainsurgente creando grupos de paramilitares entrenados por el ejército y financiados por los ganaderos para atacar a militantes de izquierda y guerrilleros. Por esto, grupos guerrilleros como las FARC, radicalizan su posición y fortalecen su capacidad militar aumentando la presión a los ganaderos y comerciantes de la región, iniciando un ciclo de violencia para los habitantes. La violencia en el río y el paso de la autopista va dejando cada vez más solo el camino y se toman nuevas vías dándole cada vez más la espalda al Magdalena. El texto relata la situación actual de este corregimiento por medio de la historia de algunos habitantes del municipio que a causa del conflicto se desplazaron para otros lugares y lucharon para retomar la vida en su territorio.

En segundo lugar, el texto relata que, en los años 50, San Miguel era visto como una esperanza de riqueza para el municipio de Sonsón, aunque contaba con una ausencia de las leyes del Estado, así que existían confusiones administrativas que aprovecharon algunos colonos para tomar el mando de los desorientados agentes del orden público y los colocaron a trabajar bajo sus órdenes privadas. Por esto, este corregimiento fue la muestra de la tensión entre fuerza, poder y política que se estaba presentando en la región del Magdalena Medio y otras zonas rurales de Colombia. Este lugar es símbolo de productividad gracias a su ubicación estratégica junto al río La Miel, ya que brinda acceso a recursos como maderas, petróleo, oro, tagua y caucho. Además, entre los años 60 y 80, tuvo un acelerado crecimiento con una tradición económica basada en la ganadería y vivió su mejor época por la consolidación de las haciendas y el trabajo abundante en la agricultura, aserrío, pesca y turismo. Pero después de seis años se sometió a una situación generalizada de violencia y, al igual que en Aquitania, en este corregimiento entra el narcotráfico por medio de la implantación de laboratorios para procesamiento de coca y, de esta manera, la rentabilidad del oro y la coca supera la del ganado de las haciendas. Actualmente, la relación de San Miguel es más estrecha con La Dorada y Puerto Triunfo y ha superado los años más oscuros de la violencia; la ganadería sigue siendo su factor productivo principal y, aunque la minería ha querido regresar, hay una resistencia local por los efectos devastadores que deja. El río La Miel sigue siendo su factor de identidad, cohesión y vínculo, así que ha nacido una preocupación ambiental, específicamente por este río.

En tercer lugar, aparece La Danta como un territorio que evolucionó gracias a la extracción de mineral, pero que desde su origen ha estado marcado por el conflicto armado. Debido al enfrentamiento entre los paramilitares y la guerrilla nada volvió a ser igual en este territorio cuando, en 1980, las FARC se tomó el corregimiento, dejando atemorizados a los habitantes después de asesinar al señor Manuel Gómez y al inspector Luis Carlos Cañas.

Después, en los años 70, la guerrilla y los partidos políticos de izquierda logran aumentar su poder y reconocimiento popular en el Magdalena Medio y la violencia se desata a raíz de la estrategia contrainsurgente del ejército unido con civiles a los que apoya con armas. De esta manera, el corregimiento se convierte en uno de los principales centros de producción y exportación de coca y sus habitantes se alejaron de lugares que se consideraban foco guerrillero como Aquitania y San Luis, soportando el asentamiento paramilitar durante más de dos décadas. Para los habitantes del corregimiento, las autodefensas no fueron el problema, sino la solución, debido al abandono y la desprotección estatal, pues para ellos protegían al pueblo de la guerrilla así fuera por medio de asesinatos, desplazamientos y desapariciones. Además, existió y aún existe en gran medida la aprobación del autoritario Luis Eduardo Zuluaga Arcila, alias Maguiver, a pesar de que cometió actos delictivos. Después de la desmovilización paramilitar del 2006 y la disminución del narcotráfico, este corregimiento ha tenido un cambio significativo, fortaleciendo nuevamente la explotación de mármol y otorgando un valor ecológico a estas zonas, pues algunos jóvenes luchan por conservar algunas cavernas y evitar su deterioro por la explotación minera.

En el cuarto capítulo, Jerusalén, ubicado en una zanja profunda al lado de la quebrada Jerusalén, se muestra como un corregimiento vinculado al ritmo de la fábrica de cementos Argos, construida después de la apertura de la autopista Medellín- Bogotá (1986) y se fue generando una relación cercana entre los habitantes y la fábrica, por las constantes donaciones que hacía. Esta empresa comenzó su producción durante una época en la que paramilitares y guerrilla estaban en disputa. Por eso, veinte meses después de su inauguración, la “insurgencia comunera” atacó la planta y se inició un permanente ataque por parte de la guerrilla contra la cementera. Además, desde el año 1995, el ELN dinamitó varias torres de energía que conducían electricidad para la operación de la planta cementera y esto afecto su producción. Así mismo, aunque esta creó la Fundación Río Claro para canalizar recursos de inversión social y abrir espacios de interlocución para el desarrollo regional, recibió un golpe directo con el asesinato de su directora ejecutiva Luz Dora Ramírez en 1999, a manos de las FARC y, aunque la fundación no se detuvo, se redefinieron las estrategias y los compromisos. Este corregimiento se caracteriza por la ausencia de planeación en su crecimiento, inexistencia de alcantarillado, la disminución de la calidad del agua, la insatisfacción de las necesidades básicas y escasas oportunidades de educación superior, debido a la débil presencia del Estado y de la organización local. Además, la relación con la empresa se volvió conflictiva, debido al cambio administrativo de esta última. Actualmente, los habitantes lo consideran un lugar tranquilo y pacífico a pesar de la fuerte presencia de los paramilitares hace unos años y hay una mayor valoración a la conservación de los recursos naturales

Por último, el autor narra la historia del origen del corregimiento El Prodigio, donde sus habitantes comenzaron a dedicarse al comercio por medio del camino La Trocha, hasta que un bandolero liberal denominado Chicote, en 1952, junto a su banda asesinó a 33 personas en este recorrido con el fin de tomarse a San Luis y la gente dejó de transitarlo durante un tiempo. Este corregimiento atravesó tres décadas con sobresaltos a causa de actores armados como las FARC y Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio como “Los Escopeteros”, apoyados por el ejército y por narcotraficantes.

Por esto, este corregimiento se reconoció como perteneciente al paramilitarismo durante los años 90, pues temían a una toma guerrillera y no tuvieron otra opción que aceptar la protección de los paramilitares. Esto ocasionó un estigma para los prodigianos. Después de dos ataques por parte de las FARC en el 2001, los habitantes se desplazaron y el corregimiento se convirtió en un pueblo fantasma durante un año hasta que la gente fue regresando. Así, su reconstrucción económica estuvo basada en el cultivo y procesamiento de cocaína, pero en la actualidad sus habitantes se esmeran por tejer un nuevo corregimiento, basado en la memoria, la práctica de la minería, la ganadería y la conservación de sus recursos.

Trabajo periodístico para acceder a las fuentes:

  1. Entrevistas a habitantes que fueron testigos del proceso de transformación de estos corregimientos después del conflicto armado y la construcción de la autopista Medellín Bogotá.
  2. Investigación documental.
  3. Trabajo de campo.

FORMATO PERIODÍSTICO: Crónica.

RECURSOS PARA NARRAR: Su intencionalidad es evidenciar la historia y transformación de estos cinco corregimientos como consecuencia de la violencia. Y, además, resaltar la importancia de la superación de esta etapa y la recuperación de la identidad de las personas por su territorio.

FONDO: Los actores y temas principales de los relatos del libro sobre la transformación de estos corregimientos son: Guerrilla, paramilitares, desplazamiento, masacres, población civil, narcotráfico y construcción de la autopista Medellín Bogotá.

RESUMEN

VOCES QUE SE LLEVARON,

Paso del conflicto armado por Guatapé.

Autor: Álvaro Idárraga Alzate.

El libro Voces que se llevaron, paso del conflicto armado por Guatapé es un libro en el cual se recopilan los relatos del conflicto en el municipio de Guatapé , un municipio que renació de las cenizas para volver a empezar. Con múltiples crónicas su autor, Álvaro Idárraga Alzate, muestra de una manera humana las historias de sus habitantes y cómo esto ayuda a subsanar el dolor de la pérdida, este es el resultado del sentir de las víctimas del conflicto armado interno en este municipio.

En primer lugar, el autor contextualiza como fue Guatapé antes de la guerra y esto cómo modificó los procesos culturales en el municipio, ya que de este municipio muy poco se sabe de la violencia que lo afectó y cómo logró “sobreponerse” a ello. Describe a este pueblo como algo hermoso vestido de alegres colores que se ven expresados en zócalos donde se muestra la tradición de su pueblo, en donde no se ve reflejada esa historia que guarda detrás de su maravillosa fachada. Al hablar de Guatapé no se puede percibir la violencia que hubo detrás de sus coloridas calles, pero fue así, el autor narra cómo el conflicto irrumpió de manera inesperada a su gente trabajadora y campesina para absorber su lucha diaria y se vieron obligados a empezar de cero, donde voces se apagaron para siempre, donde no tuvieron oportunidad.

En segundo lugar, Alvaro Idarraga muestra una aproximación a los conceptos antes de entrar al contexto de Guatapé. La diferencia de Conflicto, Violencia y Guerra basándose en varios personajes que cita y sus diferentes concepciones de las palabras mencionadas para comprenderlos al largo de las crónicas presentada y donde estos términos no dan abasto.

En tercer lugar, va dando más bases para comprender la línea de tiempo del conflicto en el país y como se fue sectorizando , la premisa “ Todos somos víctimas” por la doctora Hortensia Guerra, se entiende por el comprender que el que todos somos víctimas es importante para empezar a tener un entendimiento más colectivo, no solo las personas afectadas por conflictos son las únicas víctimas, todos somos víctimas porque de alguna manera hemos sido afectados; en la actualidad colombiana se ve el miedo a salir por lo hurtos, personas inescrupulosas violentan la dignidad humana a menudo y muchos más factores que nos hacen estar en una sociedad de miedo.

Así mismo, se empieza a hablar del conflicto como tal, la violencia en Colombia llegó a su punto más alto a mediados del siglo XX de carácter político por el enfrentamiento entre partido liberal y conservador, esto generó una guerra civil extremadamente sangrienta. La incursión de guerrillas liberales al Oriente Antioqueño, entrando por la región Magdalena y procedentes de Santander y Boyacá (Olaya, 2012) aprovecharon no solo las escasas vías de comunicación y la espesura de las selvas, así como la indefensión de los pobladores. Al organizarse las chusmas conservadoras y más aún con su llegada al poder (1946), las arremetidas de uno y otro lado fueron devastadoras sobre todo en municipios como Puerto Berrío, Caracolí, San Carlos, entre otros.

Además, describe las acciones de las chusmas conservadoras y las guerrillas liberales, pájaros y cuadrilleros, en el pueblo de Guatapé alcanzó la reminiscencia de los planchadores y “serenateros” que lograron producir algunos desplazamientos en las décadas de los cincuenta y sesenta, aunque con pocas víctimas mortales por esa violencia.

El conflicto en Guatapé empezó desde 1985 pero particularmente entre los años de 1995 y 2005 donde el miedo, las acciones violentas representadas en desplazamientos forzados, desapariciones, asesinatos, secuestros y extorsiones, se hicieron más evidentes en el municipio.

Luego, menciona y aclara la nueva ley de víctimas (Ley 1448 junio 10 de 2011) del Artículo 3° que dice: De la presente ley, dentro de un marco de justicia transicional que posibiliten hacer efectivo el goce de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no repetición de modo que se reconozca su condición de víctima y se dignifique a través de la materialización de sus derechos constitucionales. Este libro de una u otra manera quiere hacer justicia desde la pluma, incentivando a la población a valer sus derechos y a liberarse de la opresión que han cargado por tantos años, dignificar la vida es el principal objetivo de este libro centrado en el municipio de Guatapé.

Para finalizar, se habla del principal objetivo de la recopilación y es la memoria colectiva que en este caso el autor la describe de la siguiente manera: “La memoria es un proceso cultural estableciendo el ejercicio de recordar y olvidar que ha encontrado como espacio principal para su expresión, arte y la literatura.” Esto muestra un claro ejemplo de memoria colectiva que genera un empoderamiento de la comunidad, este espacio genera una visibilización ante la realidad de las comunidades que se callaron por miedo y donde los medios manejaron estas situaciones de una manera apática, aquí se le da importancia a las víctimas como los portadores de los hechos y se le da el valor a las personas que sufrieron tanto directa como indirectamente la violencia en Guatapé, con el reconocimiento social de la magnitud de los hechos se podrá tomar la decisión y luchar porque situaciones así nunca se repitan.

La colectividad es clave para generar procesos de memoria que recopilen estos desaciertos transformándolos en esperanza y donde estos mostraran ante la sociedad que el conflicto no solo se vive en un lugar o víctima no es una persona, somos todos por el siempre hecho de pertenecer a esta sociedad.

Autor

Álvaro Idárraga es un profesor- historiador del municipio, un apasionado activista cultural quien ha rescatado y mostrado ante la sociedad a Guatapé, con múltiples libros que narran su cultura e historia, conocedor de la mayoría de su población que no es muy grande ayuda a dar voz en cierto sentido a quienes han callado por años y donde solo se les ha permitido hablar para generar comentarios y visiones que los victimiza más. La cercanía que tiene Álvaro con el pueblo y lo conocedor de su historia, ayuda a que estas personas se sientan en confianza para narrar las memorias que quedan en ellos a causa del conflicto, la memoria colectiva juega un papel fundamental, ya que no está manchada por una institucionalidad ni tergiversada a conveniencia, sino que son historia desde la raíz sin ningún cambio que ayuda a la recuperación de la memoria cultural, patrimonio e identidad social.

Trabajo periodístico para acceder a las fuentes

Esta recopilación que dignifica el derecho a la vida y ayuda a reparar de cierta manera a las personas que sufrieron estos desaciertos, fue posible por la unión de los líderes , juntas directivas y la Organización Renacer con amor (Asociación de víctimas de Guatapé) que apoyaron este proyecto desde la resiliencia para aceptar y emprender a un pasado que no genera nada positivo pero que ayudaría a redimir de cierta manera su realidad, donde fue tanto un esfuerzo individual como colectivo, en el cual se reconstruyeron estas historias dándole un matiz de esperanza y una visión de salir adelante y de cantarle a la vida por encima de cualquier derrota. El libro tiene elementos desde la antropología aplicada, la etnografía y el periodismo con una construcción literaria para que estas historias antes que ayudar a profundizar la herida, sirva de ejemplo vital y resaltan la capacidad de resiliencia con la que la mayoría de la gente a sabido buscar formas de superación a la crisis.

En este escrito también se une la Personería Municipal del municipio, Oficina Municipal de Atención a Víctimas y la Administración municipal desde las cuales apoyaron a la construcción literaria y de indagación, ayudando con la ambientación para los procesos de socialización donde la comunidad se hace partícipe y son las principales fuentes para esta creación.

FORMATO PERIODÍSTICO: Crónica.

RECURSOS PARA NARRAR: La intención del autor es contextualizar la realidad de la violencia en Colombia en general, contando la historia de Guatapé como ejemplo de la transformación de la cultura de toda la población a causa del conflicto armado. Lo narra por medio de la recopilación de crónicas, con el fin de explicar las diferencias entre conflicto, violencia y guerra, para que el lector entienda de una manera más clara el tema principal al que va dirigido este libro y qué objetivo tendrá ante la sociedad.

FONDO: Los actores y temas principales de los relatos del libro sobre la violencia en el municipio de Guatapé son: población civil, desplazamiento masivo y forzado, guerrilla, paramilitares, población, desapariciones, despojos de bienes, amenazas y homicidios.

Referencias

Gallego Castro, Juan Camilo (2013) Con el miedo esculpido en la piel. Crónicas de la violencia en el corregimiento La Danta (San Luis, Ant.). Proyecto ganador de la primera convocatoria de estímulos al Talento Creativo. Medellín: Hombre Nuevo Editores.

Gallego Castro, Juan Camilo (2016) Aquitania: siempre se vuelve al primer amor. Medellín: Silaba Editores

Gómez, Juan Alberto (2010). El camino sembrado, Serie Crónicas: Estudio de Caso del Proceso de apropiación y poblamiento de los corregimientos de Aquitania, El Prodigio, San Miguel, Jerusalen y la Danta. Medellín: Acción Social, Antioquia para todos, Unión Europea, Construcción Colectiva del Territorio, Prodepaz, Corporación Vida, Justicia y Paz.

Idárraga Alzate, Álvaro (2015) Voces que se llevaron. Paso del conflicto armado por Guatapé. Medellín: Editorial Soluciones.

Olaya Rodríguez, Carlos Hernando. (2012) Nunca más contra nadie. Ciclos de violencia en la historia de San Carlos, un pueblo devastado por la guerra. Medellín: Cuervo Editores

Tamayo Gomez, Hugo de Jesús (2013) Desde el salón del nunca más. Crónicas de desplazamiento, desaparición y muerte. Medellín: Inversiones Tamayo Palacio.

Zuluaga Ceballos, Guillermo (2007) 24 Negro. Hombre Nuevo Editores