Compartir en las redes:

Cuando el amor se despide de nosotros, ¿es posible decir adiós pensando en el cuidado del otro y de nosotros mismos?





Compartir en las redes:

“Con la historia de una familia conformada Olivia y Albeiro y sus dos hijos se conocen las posibles señales de maltrato intrafamiliar, una de las problemáticas más comunes en nuestra sociedad.

Podemos ver reflejadas acciones, actitudes y situaciones que muchas familias viven y que no se atreven a denunciar.
Es por esta razón que aprender a identificar los signos de alarma, es básico para poder brindar ayuda a las personas que están sufriendo de manera silenciosa.”





Compartir en las redes:

“Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre la historia de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios

Menciona los origenes de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios en el siglo XVII haciendo una descripción física y ubicando geográficamente la Unidad en el centro de la ciudad de Bogotá, para llegar a la ubicación y estructura básica del hospital actual y al nacimiento de la Unidad de Salud Mental en la década de los años 70.”





Compartir en las redes:

“Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre su experiencia en la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios.

Relata cómo era la dinámica entre los profesionales y los pacientes en la Unidad de Salud Mental de San Juan de Dios y describe la estructura y distribución de la institución antes de la década de los años setenta.

Describe la relación entre las universidades y las unidades de salud mental, que fue creciendo desde Bogotá y posteriormente se extendió a otras ciudades del país.”





Compartir en las redes:

“Carlos Alberto Uribe, profesor titular del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, habla sobre el psicoanálisis humanista de Erich Fromm y José Gutiérrez.

Se hace un repaso de la vida académica de estos pensadores, de la manera como entrelazaron sus experiencias y la manera como influyeron en la psiquiatría colombiana.”





Compartir en las redes:

Por: Semna | Semana.com

El psiquiatra Hernán Santacruz, profesor emérito de la universidad Javeriana y miembro del grupo de atención siquiátrica y psicosocial en desastres, señala por qué es tan importante la recuperación psicológica de las víctimas después de tragedias como la de Mocoa.

 

SEMANA: ¿Qué efecto deja en los sobrevivientes una catástrofe de estas proporciones?

Hernán Santacruz: El primer efecto es estrés agudo que se caracteriza por un estado hiperalerta con una gran ansiedad, insomnio y en el que se pueden producir momentos de agitación desordenada o conductas riesgosas. Otros, sin embargo, hacen episodios de quietud absoluta, de parálisis, que dura unas horas o unos días. La gente se queda como pasmada. Esta fase de estrés agudo se describe hasta las 4 semanas. Luego de este tiempo, la mitad se recuperan completamente.

Puede leer: La horrible noche no cesa en Mocoa

SEMANA: ¿No todos sufren del mismo modo?

H.S.: De 100 personas que viven un impacto como el de Mocoa 50 están bien y 50 hacen estrés agudo y de estas últimas la mitad desarrolla trastorno de estrés postraumático, una condición que se define por un estado constante de ansiedad, insomnio o pesadillas en las que reviven una y otra vez los momentos más aterradores de la experiencia. También se caracteriza por pérdida de apetito y crisis de pánico que se pueden desencadenar cuando cualquier evento les recuerda la tragedia que vivieron.

SEMANA: ¿Cómo se alivia esta condición?

H.S.: Este estado, con tratamiento y sin tratamiento, va a resolverse en los primeros seis meses pero 12 por ciento de la población inicialmente afectada quedará con estrés postraumático crónico. Esos son los que tienen estrés postraumático en los siguientes seis meses al desastre.

Le recomendamos: Mocoa: ¿Furia de la naturaleza?

SEMANA: ¿Qué hace que estas personas no se curen?

H. S.: Se ha observado en las tragedias de Armero y Armenia que una cosa que agrava mucho y que empeora el pronóstico de estas personas es vivir durante periodos muy prolongados en campamentos, en sitios de damnificados, que son planteados inicialmente por corto plazo y se vuelven sitios de permanencia por años. Hay que evitar que se queden en esos sitios más de seis meses. Idealmente lo que se debe buscar es que toda la gente que perdió sus casas se aloje con familiares y amigos y se una a personas de su cercanía. El alojamiento en campamentos hace mucho daño, sobretodo a los jóvenes, porque se pierde el sistema de control sociales que las comunidades siempre tienen.

SEMANA: ¿Cuál es el momento crítico para iniciar la atención?

H.S.: La gente de Mocoa va a necesitar ayuda en las próximas tres o cuatro semanas y esa ayuda no debe limitarse a los fármacos. Una vez se subsana el cobijo y la comida, las víctimas deben recibir consulta psicológica de manera grupal, porque hacerla individual es muy difícil. Lo ideal es trabajar en grupos por una hora y media. Cabe agregar que quienes han sido victimas son los más pobres del pueblo, son sujetos desplazados de áreas de conflicto y entonces ya vienen vulnerados. Van a requerir ayuda más intensa porque ya vienen de estar mal desde hace mucho tiempo.

Le recomendamos: Sábado negro en Mocoa

SEMANA: ¿Es conveniente aliviar estos síntomas iniciales con medicamentos?

H. S.: Desde lo farmacológico debe evitarse usar los tranquilizantes conocidos como benzodiazapinas. Se tienden a usar pero estos medicamentos impiden la recuperación. En general es mas útil bajar al ansiedad con otras drogas como propanolol o antidepresivos de efectos sedantes, en dosis bajas.

SEMANA: ¿Cómo es el manejo con los niños?

H.S: Los niños que se quedan sin papas y aislados deberían merecer la atención primordial. Deben ser cuidados, protegidos y se debe iniciar la búsqueda de los adultos. Eso pasa en los primeros días de confusión inicial. Esperemos que algunos de ellos, ojalá pocos, queden perdidos.

SEMANA:¿Recomienda algunos primeros auxilios mentales para las víctimas?

H.S.: Todos los socorristas están capacitados para dar auxilios psicológicos a las víctimas y el primero es resguardar la vida de los sobrevivientes y resolver sus necesidades básicas de abrigo, hidratación, techo. Obviamente hay que evitar decirles ‘usted viera como están los demás’ o cosas así. Se debe procurar escuchar y siempre tener abierto un contacto para que la víctima sepa a donde dirigirse.

SEMANA: ¿Por qué es tan importante atender este tema desde la perspectiva psicológica?

H.S.: Porque mientras más gente reciba ayuda en las primeras semanas habrá menos estrés postraumático en los meses siguientes, y por lo tanto menos crónicos habrá.

 

SEMANA: ¿Qué pasa si no se tratan bien estos casos?

H.S.: Lo grave es que deja secuelas. Aquellas que lo necesitan y no se tratan pueden tener más tarde sintomatología depresiva. En Armenia, por ejemplo, algunos se volvieron drogadictos o alcohólicos sin antes haber padecido esas patologías

SEMANA: Cómo lidiar no solo con la pérdida de seres queridos sino de todo lo material?

H.S.: Son duelos múltiples y especialmente complicados porque el impacto del evento fue sorpresivo. La intensidad y la duración son los dos elementos que marcan el trauma. Esto no había pasado allá en Mocoa y fue una tragedia brusca y el elemento de lo inesperado es un factor crucial en el trauma. La avalancha aparece y dura 4 a 6 horas, pone en peligro la vida de los que viven allí y ocurre de noche. Si esto pasa de día sería diferente.

SEMANA: ¿En Colombia sabemos atender estas catástrofes?

H.S.: De todas las tragedias hemos aprendido muchísimo y por eso ya muchos de la tragedia de Mocoa están en Neiva y Pasto. Hemos observado que quienes han tenido lesiones físicas están menos mal psicológicamente que los que están sanos. A los heridos les cambia el destino de la angustia. Es como si la herida los protegiera. Además están siendo apoyados inmediatamente con enfermeras y médicos y protegidos o acunados por la gente que se ocupa de ellos. Los indemnes están más vulnerables al daño síquico.

Puede leer: “Mocoa quedará mejor que antes”: Santos

SEMANA: ¿Cuánto pueden durar los traumas?

H.S.: El estrés postraumático crónico, el que se prolonga más de seis meses, puede durar toda la vida. Aún hay gente en Armero que tiene reacciones catastróficas cuando se va la luz porque allá se fue la luz antes de la avalancha. Y son sobrevivientes de hace 30 años que se asustan y hace reacción de terror por el simple hecho de que se vaya la luz; les revive el evento que los marcó.

SEMANA: ¿Qué no se debe hacer?

H.S.: Hasta donde sea posible no separar las familias, que la víctima esté con los suyos, con conocidos y amigos. Observamos en la tragedia del río Paez que las redes de solidaridad comunitaria son más fuertes y sólidas entre los paeces y desde el comienzo el impacto sicológico allí fue más bajo que en Armero y en Armenia. Las poblaciones indígenas nuestras son más idóneas para soportar estas desagracias porque tienen un grado de solidaridad y acompañamiento mayor. Esos vínculos los protegen. En las ciudades todo eso se destruye.





Compartir en las redes:

Por: verdadabierta.com | verdadabierta.com

Para muchos combatientes el paso del tiempo y el trasegar de la guerra hicieron que sus compañeros de filas se convirtieran en su única familia. Algunos de los que están próximos a cumplir 65 años, o que ya los tienen, ven con incertidumbre su futuro, temen un abandono Estatal y falta de garantías para apoyar desde las zonas veredales el proyecto político de la organización.

El 14 de mayo de 1982, al termino de la Séptima Conferencia del grupo armado, condecoraron a ‘Eliana González Acosta’ con uno de los máximos reconocimientos políticos y militares dentro de la vida guerrillera: la medalla ‘Jacobo Arenas’. Ese día se realizaron los nombramientos de aquellos combatientes que ascendían de rango y de los que iban a ser distinguidos por haberse destacado militar y políticamente durante los últimos años de confrontación.

La ceremonia fue precedida por un discurso de ‘Manuel Marulanda’, su máximo dirigente para aquella época. En aquella ocasión le dijo a su tropa que debían honrar el naciente ejército del pueblo y preparase para la “Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia”, la cual suponía la expansión territorial y el desarrollo político-militar en las ciudades principales. (Leer más: Las Conferencias de Expansión)

‘Eliana’ recuerda ese día como uno de los mejores de su “carrera guerrillera”. No ha olvidado el movimiento de ondulación que hacían las banderas del Partido Colombiano Comunista y la de las Farc cuando la condecoraron, así como tampoco los vestidos folclóricos que vestían las distintas agrupaciones artísticas que se presentaron.

A pesar que no hay certeza de la cifra exacta de los combatientes que superan la tercera edad,
por las distintas zonas veredales en las que ha estado VerdadAbierta.com hay historias de estos veteranos de guerra que afrontan algunas inquietudes de cara a su futuro. ¿De que van a vivir una vez entrados a la vida civil? ¿Quién se hará cargo de su vejez? ¿Seguirán dependiendo del partido que entre a regir en la legalidad?

Una de las respuestas automáticas que ofrecen la mayoría de los guerrilleros es que harán “lo que el partido disponga”. No obstante, algunos no pueden trabajar porque han perdido la vista, tienen enfermedades terminales, no cuentan con alguna parte de su cuerpo o, simplemente, ya no pueden realizar esfuerzos físicos mayores. (Leer más: En tierra Grata resuelven dudas del proceso de paz)

Ante ese panorama, en dos oportunidades los comandantes aseguraron que van a responder por todos los integrantes que se acojan al partido y que la función de los veteranos de guerra va a ser crucial para el desarrollo de los proyectos que emprenderán con la puesta en marcha de Ecomun (Economías sociales del común).

Aún así, son cientos los interrogantes y dudas que tienen hombres y mujeres que se han ido incrementando con los asesinatos a los distintos guerrilleros indultados, el más reciente el de ‘Roberto Quezada’ en el departamento de Caquetá. “Queremos trabajar la tierra y en posible quedarnos en las zonas, pero el odio del país contra nosotros lo puede impedir”, aseguró un subversivo consultado al respecto.

 

Tres viejos combatientes

De los 48 fundadores de las Farc o “los marquetalianos”, como se les conoció luego de sobrevivir al bombardeo a la vereda Marquetalia, en el sur del Tolima, solo quedan vivos tres de ellos. Foto: Tomada del Flickr de las Farc.

Si bien hablar de los veteranos de guerra de las Farc nos remontaría a contar las vivencias de los únicos tres combatientes vivos que quedan de los 48 fundadores del grupo armado -Miguel Pascuas, Jaime Guaracas y Fernando Bustos-, a la sombra de ellos se forjaron muchos otros guerrilleros que sin ser altos mandos de la organización han hecho parte del relato de estos 50 años de guerra.

Cerca de cumplir 48 años en las filas insurgentes, ‘Eliana’ pasa sus días en el Punto Transitorio de Normalización Amaury Rodríguez en Pondores, La Guajira. Por su avanzada edad no cumple con el mismo régimen militar de los demás combatientes, ayuda a tareas propias de la comandancia, tiene una comida especial y cuida de su salud. (Ver: Pondores, La Guajira, una vereda que se prepara para el fin de la guerra)

Hace rato dejó la guerra, su ultimo combate fue el primero de marzo de 2008 durante la llamada Operación Fenix, realizada en territorio ecuatoriano, donde murió el entonces miembro del secretariado ‘Raúl Reyes’. “Desde ese día no volví a la guerra. Tuve que atravesar todo el país, de norte a sur, para llegar acá. Fue una de las “patoniadas” más bravas que me he pegado”, recordó.

Toda su vida guerrillera fue operadora de radio, o ‘radista’, como se dice en las filas. En el momento de aquel bombardeo estaba encargada de las comunicaciones entre los frentes del Bloque Sur y los distintos comandantes guerrilleros, una labor que solo a los combatientes de mayor confianza se les otorgaba. Sus últimas tareas consistieron en encriptar mensajes para la organización y descifrar las conversaciones del Ejército.

En su “caleta” no conserva ningún objeto de valor. Pero mantiene frescos los recuerdos de su ingreso a la organización y del día que conoció a ‘Manuel Marulanda’, con quien pasó largos años siendo parte de su tropa y a quien señala de haberle enseñado la disciplina revolucionaria y la humildad campesina.

“La primera vez que escuché del camarada ‘Manuel’ fue cuando se desarrolló la Operación Marquetalia, por la radio se escuchaba. Me acuerdo que le preguntaba a mi papá que ¿por qué si decían que ya lo habían matado en el bombardeo al otro día aparecía vivo?, me respondió: es que es el diablo”, comentó. Entre lágrimas aseguró que luego de haber vivido años a su lado, el Estado le desdibujó la humanidad que tenía, al igual que la de otros combatientes.

 

Dolencias del parkinson

En varias zoonas veredales hay replicas a pequeña escala de lo que se conoció como “Casa Verde”, el mítico campamento del secretariado de las Farc. Foto: Andrés Celis.

‘Alberto Martínez’, otro veterano guerrillero en camino a la vida civil, también hizo parte de la tropa de ‘Marulanda’ que estaba concentrada en “Casa Verde”, como se le conoció al campamento donde se refugiaba el Secretariado en las montañas de Uribe, Meta; asistió a la escuela de formación ideológica, donde recibió clase del comandante ‘Jaime Guaracas’ y en la cual se quedó siendo parte de la comisión de estudio de ‘Jacobo Arenas’.

“En la escuela vimos filosofía, economía política y organización. Como yo estudié ciencias sociales pude dar el curso de economía. Duramos más de tres meses, estudiando día y noche, hasta que llegó el operativo en el Guayabero por parte de Turbay Ayala en la década del ochenta”, recordó.

De allí que conociera a quienes años después se convertirían en comandantes de frentes y bloques, como ‘Jorge Briceño’ o ‘Mono Jojoy’, quien asistió a la escuela en representación del Frente 6 a un curso que directamente dio Marulanda o a ‘Aldinever Morantes’ hoy comandante de la zona veredal de Mestas, Meta. (Leer más: ¿Ejército está ofreciente dinero a guerrilleros para que abandonen zona veredal)

‘Martínez’, afectado por parkinson, guarda sus memorias escritas más de 40 años de anécdotas e historias. Entre ellas que ‘Jacobo Arenas’ le decía que pasara lo que pasara siempre dijera la verdad porque era un acto revolucionario, así lo mataran, pero que la dijera.

El recuerdo llegó a su cabeza al responder a la pregunta: ¿qué le dejan de enseñanza estos años de guerra?, a lo que respondió: “siempre decir la verdad. En las Farc cultivamos seres humanos, y decir la verdad hace parte de ello. Este país está en guerra, en parte, por eso, por las mentiras de unos contra los otros. Hoy, por ejemplo, ustedes conocen una guerrilla diferente al ‘Coco’ que les mostraron. Les mintieron”.

Según los archivos de este veterano guerrillero, en su paso por al menos cinco frentes del Bloque Oriental, sobrevivió a cerca de 9 operativos de larga duración, donde se salvó en tres oportunidades de quedar en los bombardeos que asestó el Ejército en contra los frentes insurgentes que cuidaban al secretariado de la organización.

 

Entre los recuerdos

En el Punto Transitorio de Normalización (PTN) de Pondores, La Guajira, hay varios combatientes que vivieron la guerra con la guerrilla del Epl, aseguran que quedan verdades por conocerse. Foto: archivo Semana.

Como él, ‘Argemiro Tamayo’ o ‘Curruco’, como desde pequeño le apodaban, se forjó en la guerrilla al calor de la “plomacera”, como llaman los viejos al combate. Antes de su ingreso a las filas sirvió como abastecedor de los primeros frentes que se empezaron a formar en el Pacífico colombiano. Fue un agricultor que alcanzó a tener más de 150 reses y cultivos de maíz, cacao, papa y yuca que combinó su trabajo campesino y el de formador de masas para el PC3.

Para junio de 1980, cansado de las amenazas del Ejército y de dos intentos de tortura, decidió ingresar a ser combatiente. “Entré a la guerrilla ya conociéndola, sabiendo cómo se movían y cómo era su forma de vida. Lo que sí conocí fue la disciplina, la rutina y las largas caminadas que tocaba realizar”, aseveró.

Su primera escopeta la ganó luego de una confrontación que hubo con la Policía, estaba bajo el mando de otros dos veteranos de guerra, ‘Isaías Trujillo’ y ‘Efraín Guzmán’, dos comandantes guerrilleros que desde la década del setenta empezaron a constituir uno de los fortines de la guerrilla en el Urabá antioqueño.

‘Curruco’ entró a reforzar el Frente 5, que para la época ya contaba con alta capacidad bélica y con un número elevado de combatientes, por lo cual se desdobló en el Frente 18, del que fue mando medio y participó en esta región agroindustrial en varias acciones conjuntas con la guerrilla del Epl en contra de puestos de Policía y guarniciones militares, entre ellas la toma a Saiza, el 23 de agosto de 1988. (Leer más: Frente quinto de las Farc, protagonista de la guerra en Antioquia)

El tiempo lo llevó a seguir ascendiendo y tener unidades a su mando. Hoy recuerda que los cinco impactos de bala que posee en el cuerpo se los “ganó” en las plomaceras que duraban más de tres días y en las que se combatía sin poder comer o ser relevado. Sigue pegado a los estatutos y fiel a la ideología con la que se ingresó, pero es autocrítico para reconocer los errores de la guerra, como el de la confrontación que se libró en contra del Epl: “Ninguna guerra es perfecta y ningún combate es humano, a nadie le gusta disparar, pero por preservar la vida hicimos cosas que estuvieron mal y con base en la verdad debemos avanzar”. (Leer más: ¿Exterminio del Epl en Urabá, crimen de lesa humanidad?)

Si hay algo en común de estos tres guerrilleros, es que al calor de la guerra se forjaron y en los tiempos de paz se rehúsan a pensar que van a desaparecer los días cotidianos de despertarse, “ranchar” (cocinar), cumplir con lo del día y ayudar a la vida en colectivo.

No es exagerada la posición que tienen si se tiene en cuenta que, por la avanzada edad, algunos guerrilleros ya han perdido a su familia biológica. Hay quienes en la organización consideran a estos combatientes como ortodoxos, pero lo cierto es que va a llegar un momento en que alguien va a tener que cuidar de ellos. El miedo al cambio de vida se les nota hasta en sus gestos.

 

Incertidumbre ante la vejez

Tras 50 años de confrontación Marulanda seguirá siendo el referente para la militancia de las Farc, ahora de cara al partido político aseguran seguirán el legado humanista que les dejó su fundador. Foto: Tomada del Flickr de las Farc.

No los mató la guerra y no quieren que los mate la soledad o el cambio de “vida en colectivo”, como llaman a la convivencia en común que se vive en las Farc. Ya tienen garantizado desde inicio de año el acceso a la salud a través de la afiliación a la Nueva EPS; no obstante, llegará el momento en que tengan que pasar al régimen contributivo. ¿De dónde sacarán el dinero si no están produciendo? Por ahora, nada se sabe.

Como en el Ejército, en las filas de las Farc también se da el retiro; hay quienes están esperando la decisión de la comandancia para ir a sus casas o buscar sus familias, pero otros, entre ellos algunos veteranos, desean que no les llegue ese día. Por muy enfermos que estén, varios se proyectan ayudando desde las zonas veredales al nuevo partido político, cuidado los cultivos o formando las nuevas generaciones.

‘Eliana’, por ejemplo, no quisiera que se acabaran los campamentos y, aunque es consciente de que están pasando por la coyuntura que algún día deseó ‘Marulanda’ – la salida política al conflicto- no se imagina un día sin estar rodeada del calor de los que la acogieron luego de sobrevivir al bombardeo en Putumayo.

‘Curruco, por su parte, está muy desgastado, pero quiere ayudar lo que siempre supo hacer: cultivar la tierra. Se ve enseñándole a las nuevas generaciones del partido político que se forme a trabajar los cultivos y hacer productivas las zonas veredales. Su temor: que lo asesinen por viejas retaliaciones o que no le de el cuerpo para ver materializado el acuerdo que sus comandantes firmaron con el gobierno nacional.

Durante el desarrollo de la Décima Conferencia, en los llanos del Yarí, el integrante del secretariado ‘Joaquín Gómez’ propuso un plan integral de acompañamiento a la tercera edad del que a la fecha no se volvió a conocer su desarrollo, pero que contenía cobertura en salud, asistencia social y acompañamiento psicológico priorizado para la tercera edad.

Por ahora, la única garantía es lo acordado en La Habana y contenido en punto dos del acuerdo, que se refiere a las garantías para la participación política, en ellas se incluye la priorización de la tercera edad en el acceso a la alimentación, pero, ¿y la atención psicosocial y acompañamiento? Por el momento, esas preguntas están sin resolver.





Compartir en las redes:

Por: CAROLINA GARCÍA | El País

La depresión posparto es la enfermedad mental materna más frecuente y afecta a la relación con el bebé. Se estima que la padecen un 15% de las madres recientes

Una de cada cinco nuevas madres presenta, en muchos países, algún tipo de trastorno perinatal o de ansiedad. Enfermedades que no se suelen evaluar ni tratar y que tienen consecuencias a largo plazo importantes para la mujer y el recién nacido. Entre las psicopatologías que afectan a las nuevas madres en este periodo destaca, por su frecuencia, la depresión posparto, cuyos síntomas pueden comenzar en el embarazo y suelen estar presentes hasta un año después del nacimiento del pequeño. Estos trastornos pueden afectar a cualquier mujer sin importar su educación, cultura o raza.

La depresión posparto es la enfermedad materna más común en el año que sigue al parto y tiene síntomas específicos precisamente por su efecto en el bebé, ya que suele alterar la capacidad maternal de responder amorosamente al nuevo hijo. Se estima que la padecen un 15% de las madres recientes, aunque en la mayoría de los casos no se llega a diagnosticar. Se le suele llamar “la depresión sonriente, precisamente, porque muchas madres consiguen esconder su sufrimiento por miedo a ser tachadas de malas madres”, explica Ibone Olza, psiquiatra infantil y perinatal, profesora asociada en la Universidad de Alcalá y directora del programa de formación en salud mental perinatal Terra Mater.

MÁS INFORMACIÓN

Es la incapacidad de disfrutar, especialmente con el bebé, el sentimiento de culpa y arrepentimiento por haberlo tenido, la pena constante por el hijo. Cosas como pensar “pobre hijo mío que le tocó esta madre que no le quiere como debería”, o incluso “estaría mejor sin mí”, explica Olza. “La alteración del sueño, el no dormir ni siquiera cuando duerme el bebé porque no pueden dejar de escuchar cada ruidito que el bebé hace al respirar…El agotamiento profundo, las ganas de llorar, el mal humor. En los casos más graves, se llega a fantasear con hacer daño al bebé, hay pensamientos intrusivos, y también hay madres que no pueden acercarse a la ventana ni bañar al bebé solas porque temen tirarlo por la ventana o ahogarlo. Sufren muchísimo y lo peor es que muchas no se atreven a contar a nadie el infierno que están viviendo en su cabeza”, prosigue la experta.

“Hay que ayudar a las futuras madres y a sus bebés”, está es la premisa con la que parte la campaña del Día Mundial de la Salud Mental Materna que se celebra este miércoles 3 de mayo y que pretende llamar la atención con un mensaje claro: La salud mental materna de las mujeres importa (#maternalmhmatters). “Padecer un trastorno psicológico no es un crimen”, algo en lo que quieren incidir los promotores de esta jornada que instan a informar de los recursos con los que cuenta la mujer para salir adelante y superarlo.

“El estado psíquico de la madre afecta enormemente al bebé desde la gestación. Si sufre ansiedad, estrés o depresión el embarazo se complica, puede producirse un parto prematuro, hemorragias, infecciones… Además, su estado de ánimo afecta, de diversas maneras, al desarrollo cerebral de su bebé, condicionándola, incluso a muy largo plazo”, explica Olza. “¡El estrés en el embarazo puede ser casi tan tóxico como el tabaco!”, recalca la experta. “Y el efecto continúa en el posparto”. “Si la madre no está bien, si no se detecta su sufrimiento y no se le ayuda o se trata, además de al bebé, se verá afectada también la relación de pareja y la crianza de los otros hijos”, añade.

Para la experta, para conseguir que la mujer se sienta apoyada, es importante que la atención durante el embarazo no se centre solo en lo físico. Olza opina que los obstetras y las matronas deben saber detectar en las madres que padecen sufrimiento psíquico y “deben atender a la parte más emocional y preguntar en las consultas: ¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?, ¿cómo está tu pareja?”. “Y cuando haya síntomas de una posible psicopatología, cuando haya sufrimiento, se debe derivar a la mujer a profesionales de salud mental perinatal y que estos participen en los equipos de atención al embarazo y posparto. La mayoría de estos trastornos son tratables, pero si no se hace nada se suelen cronificar, durar años y afectar profundamente al desarrollo del bebé”, argumenta la psiquiatra.

Pocos recursos en España para tratar la salud mental materna

Los recursos en nuestro país para atender a estas mujeres son muy escasos. “Apenas hay psicólogos en los equipos obstétricos o de neonatología. Es una carencia tremenda y dramática. Las familias a veces transitan situaciones durísimas, como la muerte gestacional (muerte del bebé en el útero o en el parto), sin apenas atención o apoyo psicológico. Esta carencia también afecta a los profesionales, que a menudo tienen que atender situaciones muy complejas de gestantes con trastornos mentales sin recursos especializados. No tenemos apenas unidades ni programas de psiquiatría perinatal ni existen las llamadas Unidades Madre-bebé donde ingresar de forma conjunta a las madres que requieren un ingreso psiquiátrico en el posparto, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos. Es urgente que se incorporen psicólogos perinatales a los equipos de atención al embarazo y posparto, así como a los servicios de neonatología”, dice tajante Olza.

Para la experta, si no se trata a la madre, su salud física empeorará, el embarazo se podría complicar y aumentaría la posibilidad de que el futuro niño sea prematuro. Sin mencionar, siempre según la experta, que se podrían tener  “dificultades con la lactancia, en la pareja, separaciones y divorcios”. “La crianza”, prosigue, “se iniciaría de la peor manera y provocaría que los hijos a su vez pudieran padecer alguna psicopatología a lo largo de la infancia y adolescencia”. “Un drama que se transmite de una generación a otra y que puede derivar en maltrato y violencia… Sin embargo, con la detección y tratamiento en el periodo perinatal se puede romper esa transmisión intergeneracional. Es el momento preciso para las intervenciones psicoterapéuticas, el impacto de un buen tratamiento cambia la evolución de toda la familia para bien”, añade.

La falta de información sobre la depresión posparto niega a la mujer estrategias para afrontarla. “Conocer esto es clave para formar a los profesionales sanitarios. Sabemos que las madres con depresión posparto no suelen ir al médico o al psiquiatra. Por el contrario, acuden a urgencias de pediatría a menudo porque el bebé no para de llorar o a la farmacia a comprar lo que sea porque están muy preocupadas por la salud de su retoño. “Creo que nos corresponde a toda la sociedad ayudar a las madres en el posparto, no dejarlas tan solas, facilitarles la vida y desestigmatizar la depresión”, agrega Olza.

Cuando se detecta, según la experta, el tratamiento consiste en diversos puntos

  1. Lo primero es la psicoeducación: entender qué es la depresión, que afecta a todo tipo de madres. Que ellas no tienen la culpa de estar mal y es importante que sepan que se van a curar y que van a poder disfrutar de su bebé.
  2. En el tratamiento hay que incluir al bebé y, si se puede, al padre o pareja. Buscar la manera de que la madre esté acompañada, favorecer que pueda descansar y que se relacione con otras madres.
  3. El ejercicio físico moderado tiene un efecto antidepresivo, aunque en algunos casos va a ser necesario el uso de fármacos.
  4. La psicoterapia es imprescindible: un espacio de escucha donde poder elaborar su nueva identidad como madre y aprender a relacionarse con el bebé de una manera más saludable.

Hay que recordar que, “si no se trata la depresión posparto, afecta mucho a la interacción con el bebé, así que este podría sufrir, por ejemplo un retraso en la adquisición del lenguaje o psicomotor por falta de estimulación. En los casos más graves hay riesgo de suicidio e incluso de infanticidio”, explica Olza. “Sin tratamiento, muchas madres siguen deprimidas meses o años. Son mujeres malhumoradas, con aumento de peso, que no disfrutan de sus hijos ni de su vida. Por eso es importantísimo prevenir, detectar y tratar”, termina la experta.





Compartir en las redes:

Por NATALIA ARBELÁEZ JARAMILLO | La Silla Vacía

Con un sistema pensional de baja cobertura e ingresos, un hueco fiscal en pensiones de 38 billones y sin consenso sobre cuál es la reforma que debe hacerse, el país tiene el reto grande de superar la aproximación puramente económica a las necesidades de los adultos mayores. Así lo plantea el libro “Envejecer en Colombia”, de la Universidad Externado, editado por Fernán Vejarano Alvarado y Pablo Rodríguez Jiménez.

A través de una serie de ensayos, profesores de historia, antropología, psicología, derecho, economía, demografía, plantean estos diez nuevos paradigmas sobre lo que significa envejecer en Colombia.

Para garantizar a las personas mayores los derechos humanos… hay que valorarlas por el hecho de ser personas viejas, y no por su relación con el sistema de producción capitalista, señala Deisy J. Arrubla Sánchez, coautora del libro.

1. Más adultos mayores que niños por primera vez en la historia de Colombia

Por primera vez, en el año 2050 se calcula que habrá más adultos mayores de 60 años en Colombia que niños menores de 15 años. Ya en el año 2000, superaban los menores de cinco años.

Mientras en 1985 los mayores de 60 años eran el 5 por ciento de la población, ahora son cerca del 11 por ciento y, en 2020 serán del 13 por ciento.

Este cambio se debe a dos fenómenos. En primer lugar, a una caída en las tasas de fecundidad, que entre los sesenta y los noventa (treinta años) se redujo a la mitad, con la consecuencia de que en promedio una mujer colombiana pasó de tener 6,5 hijos a tres y en el 2017 ya va en dos hijos promedio. Esto significa que si no es por inmigración la población colombiana comienza a no reemplazarse.

A la vez, las tasas de mortalidad también han caído, por lo que muchas más personas llegan a viejos. Según la Cepal, la esperanza de vida en Colombia era de 50 años entre 1950 y 1955 y pasó a ser de 71,7 entre 2000 y 2005.

2. La Colombia mayor tiene cara de mujer

El aumento de esa población vieja, ha sido mayor en mujeres, pues su esperanza de vida es más alta. Son el 55 por ciento de los mayores de 60 años, el 65 por ciento de los mayores de 80 y el 80 por ciento de los mayores de 90. Con el agravante que han cotizado menos porque su inserción en el mercado laboral formal ha sido un proceso relativamente reciente y paulatino.

3. Entre más viejos menos pensión tienen

El aumento de la población de adultos mayores es opuesta a la cobertura del sistema pensional. Sólo entre el 22 y el 25 por ciento accede a la pensión, que en un 75 por ciento es de sólo un salario mínimo.

Comparativamente con otros países de América Latina a Colombia le va mal, según el índice global de envejecimiento (IGE). Ocupa el puesto 11 entre los 18 que se midieron y está incluso por debajo de Ecuador y, de Bolivia en donde existe una pensión universal.

Como medidas alternativas los autores proponen que cada persona pueda decidir cuándo y en qué condiciones se retira de trabajar, o si se dedica a actividades donde la acumulación de conocimiento y experiencia se valoren. Dicen que la edad no debe ser inamovible.

“Esfuerzos ingentes tiene que hacer el Estado, ya no para crear un modelo sustentable de pensiones, sino para asegurar un ingreso mínimo y decente a todos aquellos no pudieron cotizar al sistema”, señalan los coautores del libro Fernán Vejarano y Pablo Rodríguez, antropólogo e historiador, respectivamente.

Y al final dejan un interrogante: ¿Se deberá contemplar seriamente cambiar el paradigma de la dedicación al trabajo… trabajar menos en las edades jóvenes para dedicar más tiempo a la familia y extender la vida productiva aprovechando la longevidad…?

4. La vida no se acaba a los 60

Los nuevos sesenta son los treinta de antes, por ende es necesario identificar las diferentes etapas que hay hasta los cien años o más, para que “se deshagan las profecías fatalistas que resultan contradictorias con los esfuerzos de las ciencias por prolongar la vida”, plantea la psicóloga Ángela Hernández, coautora del libro sobre el envejecimiento en Colombia.

Dos conceptos ilustran esa nueva realidad y actitud frente a la vida adulta.

“Los sexalescentes”que es una especie de adolescencia de la tercera edad en la que se niega o se posterga la entrada a la vejez, y los “sexygenearios” que no se resignan a envejecer.

Y esa nueva actitud se refleja en el trabajo, la sexualidad y las relaciones con los nietos, que le dan sentido a la vida de los adultos mayores, a la vez que implican un cambio en los paradigmas sociales.

A través de los casos de tres pensionados que siguieron trabajando, la antropóloga Delvi Gómez Muñoz, muestra la importancia que tiene para los mayores mantenerse activos como una forma de sentirse útiles y ser independientes.

Lo que reivindica que los viejos deberían entonces poder decidir cuando se retiran y seguir teniendo cabida en la estructura social y económica dada su conocimiento y experiencia acumuladas.

5. Sexo para rato

En la dimensión sexual, si bien “en el pasado la vejez era una edad castrada”, se calcula que, actualmente, cerca del 62 por ciento de los adultos mayores se mantienen activos sexualmente (porcentaje varía cuando se trata de mujeres viudas, que en un 90 por ciento dejan de tener relaciones sexuales, o en el caso de los hogares geriátricos donde los hombres y las mujeres están separados).

Pero hay una tendencia social a rechazar su sexualidad o erotismo y a tildarlo de perversión. Por eso, “despojar de prejuicios la sexualidad de los ancianos servirá para mejorar su existencia y la de quienes conviven con ellos, señala el profesor historiador coautor del libro Pablo Rodríguez Jiménez.

6. Los nietos, una razón para envejecer

Con ambos padres trabajando, el cuidado de los nietos es una nueva razón para vivir. Antes los abuelos morían pronto y sólo compartían con ellos en épocas puntuales como las vacaciones. Ahora pueden estar presentes incluso en la vida adulta de sus nietos.

“Quienes han escrito sobre su propia experiencia de vejez nombran la relación con sus nietos como una de las mayores alegrías de la vida” dice Pablo Rodríguez Jiménez,autor del capítulo.

Cuentan que Freud perdió la razón de ser de su vida cuando murió su nieto.

7. La vejez está en manos de las familias

Un insuficiente avance en las funciones sociales del Estado, la vinculación de las mujeres al mercado laboral y la reducción del tamaño de las familias, aunado a la cantidad cada vez mayor de adultos mayores en una casa, ha generado que haya una necesidad creciente de cuidadores externos.

La sociedad civil, los grupos religiosos y el mercado han respondido, según el estudio de campo realizado por Javier A Pineda Duque, economista y coautor del libro Envejecer en Colombia.

El registro de casas gerontológicas pasó de nueve por año en la década de 1990 y 30 en la década de 2000 a un promedio de 36 entre 2010 y 2013. Hoy en día la necesidad no es construir jardínes sino hogares geriátricos dice Fernán Vejarano uno de los editores y coautores del libro.

Pero la mayoría de adultos mayores no puede acceder a ese tipo de servicios. En Bogotá, la ciudad con mayor cobertura, sólo un 5,3 por ciento de personas mayores de 75 años lo pueden hacer.

La falta de cuidado se agrava en el caso de los hombres que por la ausencia de lazos afectivos con sus hijos y la represión de los afectos en general, gozan de menos acogida no sólo en la familia sino en los hogares geriátricos por tener un carácter difícil.

En la misma ciudad se estima que sólo uno de cada tres ancianos tiene pensión, uno de cada cinco tiene derecho a otro tipo de subsidio público y un 5,7 por ciento tiene otro ingreso; lo que da como resultado que un poco menos de la mitad de los ancianos están a merced del cuidado de sus familiares.

8. Las cuidadoras necesitan cuidado

Al interior de las familias, el trabajo de cuidado ha recaído sobre grupos específicos de mujeres.

Seis y medio millones de mujeres se dedican a las actividades no remuneradas del hogar, según cifras del Dane 2014. Y se estima que en uno de cada cinco hogares hay una persona mayor, o sea que más de un millón de mujeres amas de casa se dedica al cuidado de los mayores.

Al lado de éstas se calcula que hay cerca de 560 mil trabajadoras asalariadas, de bajos ingresos, que tiene doble jornada laboral, en sus trabajos y en sus casas; 480 mil son trabajadoras informales, que tienen ventas callejeras o microempresas en sus casas, y lo alternan con la labor de cuidado y, por último, aproximadamente 700 mil empleadas domésticas que suelen tener dentro de sus oficios este tipo de funciones.

Estas mujeres hacen el trabajo de cuidadoras sin ningún tipo de remuneración: “las relaciones de servidumbre se continúan presentando como parte de patrones culturales… que ven el cuidado como una actividad de menor estatus y como vocación … femenina” , dice Javier A Pineda, economista y coautor del libro.

Lo que no difiere mucho de las instituciones de cuidado. La mayor parte del personal son auxiliares de enfermería y la proporción es 85 por ciento de mujeres contra 15 por ciento de hombres, y un sueldo mayoritariamente de un salario mínimo y medio.

Es difícil revertir esta proporción por la llamada “Feminización del cuidado” que es la creencia generalizada que las mujeres son “ideales” para ese trabajo en virtud de que siempre han sido las responsables del hogar y, en razón de sus cualidades de dulzura, nobleza, amorosidad.

A la precaria situación económica tanto de las cuidadoras en la familia como en las instituciones y la escasez de recursos logísticos y de infraestructura en algunos centros, se suma la exposición emocional o Burden Syndrome que pueden tener y que actúa como una amenaza silenciosa por la adaptación patológica que sufren muchas mujeres y los pocos espacios que hay para atender esas necesidades pese a la normatividad.

Tratar con el genio de alguien y más que se siente inútil, no se siente querido, no es fácil y la gente no valora…(cuidadora)

“para mi es como lo máximo este trabajo nunca me da aburrimiento de ir a atender a un viejito … la alegría … de poder estar ahí … una persona que por “x” o “y” motivo necesita … que le colabore no tanto para un dolor físico, … sino espiritual… Uno llena ese espacio” (Cuidadora).

Lo anterior amerita un esfuerzo mayor de las autoridades para mejorar no sólo las condiciones laborales y económicas de las mujeres cuidadoras, formales o informales, sino para prevenir el desgaste emocional de que son víctimas, que es el llamado que hace Javier A Pineda en su capítulo del libro.

9. Los adultos mayores no sólo requieren sanar el cuerpo sino la mente y el alma

Sobre muchos adultos mayores, especialmente hombres, pesan imaginarios de la vejez como algo terrible, dada la definición de la vida en términos de éxito laboral y social, que se traduce en un deseo temprano y oculto de vivir pocos años para evitar los sufrimientos ligados a la enfermedad y la dependencia de otros.

Lo anterior explica círculos viciosos de aislamiento, pasividad y abuso del alcohol.

Muchas mujeres, por otro lado, definieron el sentido de su vida desde el rol de cuidadores de esposos e hijos con dificultades, que conlleva un cúmulo de fatiga que no siempre hacen consciente y que callan, derivando en dolores físicos por sobrecarga, en quejas culposas, irritabilidad y, en últimas, conflictos familiares.

Esos fueron algunos de los hallazgos de una de las coautoras del libro, la psicóloga Ángela Hernández, a partir del análisis de 37 casos de consultas privadas que atendió en Bogotá, durante los años 2011 a 2013.

La psicoterapia se convierte en un espacio de acogida de la necesidad fundamental que tienen las personas mayores de plantearse la pregunta sobre el sentido de la vida y de la muerte, que cobra aún mayor sentido cuando la esperanza de vida actual puede implicar 20 años más de vida después de llegar a los 60 ó 65.

Pero la atención a los adultos mayores tiene limitaciones y exige lo que ella llama una “calibración entre el cuestionamiento y la validación de las motivaciones vitales”, de las fantasías, de los rencores guardados por años, pues cuando se trata de posturas arraigadas que tienen que ver con la supervivencia de las personas, retirarlas puede implicar el “desmantelamiento de su identidad”.

Por ello, en algunos casos, el acompañamiento se orienta más al abandono por parte de los seres queridos, de la idea de cambio y a la redefinición de las relaciones familiares “poniendo a prueba la elasticidad del amor y su capacidad de acompañar y de cuidar al otro, a pesar de no compartir su ruta existencial”.

Hay entonces una necesidad de cambiar el paradigma de que la vejez es una enfermedad y con ello las políticas públicas que sólo apuntan a cuidados físicos y malgastan recursos médicos en fines para los no están diseñados.

10. Los viejos tienen su cuarto de hora en la pantalla grande

El crecimiento de la población adulta también se ve reflejado en el inicio de un ciclo cinematográfico sobre la vejez desde hace cerca de 15 años. Sigue habiendo películas dirigidas a niños pero casi ninguna se ocupa de tratar sus temas. Por el contrario, a través de personajes concretos, el arte del cine discute la idea de la vejez como algo negativo y terminal y descubre sus potencialidades.

“Por cierto, para muchos (personas viejas), ser invitados a hacer estas películas ha significado volver al oficio cuando ya se encontraban en retiro” dice el historiador Pablo Rodríguez Jiménez, autor del capítulo.