El lenguaje del carnaval en medio de un estallido social y una pandemia
Angie Elizabeth Gómez Pacheco1Estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Universidad del Tolima. Contacto: aegomezp@ut.edu.co
Resumen
En medio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del virus SARS-CoV-2 (causante del Covid-19), aun vivida en 2021, también se vivió un estallido social: el paro nacional en Colombia, que ha sido una representación del cansancio, que gritaba con noches de horror y violencia, en Ibagué y el resto del país. Por ello se pensó pertinente participar en las movilizaciones, y entender la comunicación, el lenguaje y las representaciones de los jóvenes de la ciudad; específicamente, en la Marcha Carnaval, que se llevó a cabo el viernes 14 de mayo de 2021, fecha posterior al asesinato (el 1 de mayo de 2021), en la carrera 5 con calle 60, del joven Santiago Murillo, de 19 años, y quien fue asesinado tras recibir un disparo en el pecho; al parecer, por el arma de un policía, según las investigaciones.
Sin embargo, los jóvenes, lejos de tener miedo, salieron con más fuerza a la calle: según el Comité Ambiental, alrededor de 150 000 personas salieron a las calles. Así fue como se hizo la gran Marcha Carnaval, con el fin de defender el agua, la vida y el territorio, y donde muchos jóvenes, entre cánticos, gritos y bailes, representan sus mensajes contundentes.
Estas circunstancias, justamente, motivan la realización de este trabajo investigativo. Concretamente, se pretende comprender la forma como los jóvenes de Ibagué utilizan el lenguaje para protestar en plena crisis sanitaria mundial. Desde esta perspectiva, también se busca: 1) identificar las razones de los jóvenes para participar; 2) observar la forma del lenguaje y sus interpretaciones como recurso de protesta, y 3) crear un registro fotográfico.
Para el logro de esos objetivos, se lleva a cabo una etapa de entrevista, una de análisis y un fotorreportaje.
Palabras clave: marcha carnaval, jóvenes, lenguaje, pandemia.
Relato o narrativa de la experiencia
Ibagué es “La ciudad musical de Colombia”. Está ubicada en el departamento de Tolima y, al igual que en las diferentes ciudades capitales, fue epicentro de diversas manifestaciones, protestas, y enfrentamientos. Una de dichas manifestaciones fue La Marcha Carnaval, que se presentó en 2021 en su decimosegunda versión, tomando en cuenta el contexto global por la pandemia del coronavirus (el Covid-19, causado por el virus SARS-CoV-2) y la coyuntura del país.
En esta marcha, que aconteció el viernes 14 de mayo de 2021, se reunieron organizaciones sociales, campesinos, sindicatos, artistas, miembros de la comunidad LGBTIQ+, y diferentes colectivos de la ciudad —entre ellos, de mujeres, de ciclistas y de moteros—, así como entidades públicas, a fin de defender el agua, la vida y el territorio, y en el marco del paro nacional, que no cesaba desde el 28 de abril.
Esta experiencia de protesta y de actos comunicativos nace a partir de la pregunta: ¿Por qué llama tanto la atención este evento?, tomando en cuenta que, según se estima, alrededor de 150 000 personas asistieron a la marcha, lo cual marca un nuevo récord de asistencia; asimismo, cabe observar la forma del lenguaje y sus interpretaciones como recurso de protesta, pues la semiótica de la protesta también resulta ser el relato que es configurado y reconfigurado a través de representaciones cinematográficas, como, en este caso, el fotorreportaje de esta movilización, que ha hecho uso de las nuevas tecnologías para convocar, organizar y difundir movilizaciones; “el motor del cambio, lo que mantiene las relaciones y las estructuras sociales honestas, vivas y respondiendo dinámicamente a las necesidades, aspiraciones y crecimiento humanos” (Lederach, 2007, p. 13).
A medida que se iba caminando entre la gente, con colores, afiches, cantos, había algo que era diferente de todas las demás marchas, así que el primer paso fue identificar los puntos de referencia semióticos dentro del fenómeno, para dar forma y contexto. Dentro de las múltiples pancartas y las pinturas había más rojo, más descontento; las personas no solo exigen respeto por el agua y el territorio, sino que a lo largo y ancho del país se presentaron múltiples enfrentamientos, que dejaron heridos, muertos y desaparecidos, como es el caso explícito del 1 de mayo de 2021, en la carrera 5 con calle 60 de Ibagué: Santiago Murillo, de 19 años, fue asesinado tras recibir un disparo en el pecho. Su caso aún sigue en investigación. Esto nos lleva a “[…] la semiótica que juzga completamente natural y elemental considerar cualquier texto como algo dado, sino en calidad de objeto de desciframiento, ante todo prestando atención a los mecanismos codificantes que lo generaron” (Lotman, 2009, p. 16).
Lo anterior nos deja la pregunta de cómo podemos seguir capturando, analizando e interpretando aquellos momentos clave del lenguaje y la protesta. Por eso, cabe remitirnos a Bajtín (2011, p. 11): “Los tres momentos, a saber, el contenido temático, el estilo y la construcción compositiva, están inseparablemente unidos en la totalidad de la expresión y se definen unívocamente por la especificidad de la esfera de comunicación dada”. Toda la composición de la fotografía daba cuenta de un momento total, fragmentado por cada expresión específica, y para esto era necesario ir por partes.
- Esta Marcha Carnaval utiliza la democratización de la red para convocar, como usualmente lo hacen los jóvenes.
- Los niños participaron de la marcha, más que en otras manifestaciones, pues, aunque se daba en la coyuntura del paro, resultó ser un buen espacio para el ejercicio de la protesta y de los derechos, a los cuales este puede ser un muy buen primer acercamiento.
- Los tapabocas fueron un elemento clave en esta marcha, pues en medio de una crisis sanitaria, el lenguaje del carnaval y el descontento se apoderaron de los ciudadanos, lo cual no les impidió salir a contar, a visibilizar, a reclamar, dando el mensaje de que, realmente, ni una pandemia puede parar el pueblo.
- La noche fue sinónimo de desmanes por largos días; las personas que iban acompañadas de sus familiares decidieron retirarse antes de estos.
- Los cantos y los movimientos siguen uniendo a la gente, pero también pueden ser cambiados; puede haber modificaciones en las estructuras comunicativas de los cánticos, para mejorarlos y volverlos políticamente correctos.
Muchas fueron las estrategias comunicativas, desde su planeación y organización relámpago, el estampado de camisas, el hecho de pintar los cuerpos, llevar atuendos típicos de la región, los maquillajes representativos hacia la naturaleza, la vida y el territorio, los múltiples sectores y las edades que acudieron desde una situación meramente virtual.
El aporte de esta marcha a la comunidad ibaguereña es el éxito de la conciencia social de pertenecer a una histórica fotografía de una ciudad con múltiples colectivos, comunidades, personas que están dispuestas a no callar, y donde incluso la persona más tímida puede dedicar algunos saltos, hablar a través de su vestimenta y su maquillaje, y ser parte de este rugir de la montaña.
Interpretación-reflexión desde la experiencia
De acuerdo con lo vivido en la Marcha Carnaval como mujer fotógrafa y comunicadora social, hay que tener en cuenta que estos factores influyeron en que el fotorreportaje se diera a través de un teléfono móvil, y no desde una cámara profesional, pues los delincuentes suelen ver más vulnerables a las mujeres, al igual que las autoridades. No obstante, ser esa mujer fotógrafa y social me permitió conectar con marchantes, jóvenes, niños y niñas que se encontraban a mi alrededor; y poder pedir una foto de las acciones que estaban realizando, y que aceptaran y hasta posaran, fue un gran avance para la mirada semiótica en fotografía, porque ayudó a construir un todo, y que, a través de la imagen y la experiencia, se pudiera decodificar su mensaje a través del contexto y la coyuntura del país.
Uno de los mayores obstáculos fue estar en medio de una multitud en plena crisis sanitaria mundial —cuando solo hasta el 1 de marzo de 2021 ingresaron al país las primeras vacunas, y cuando las estadísticas de los vacunados eran aún muy inciertas—, además de entender que cada día que pasaba más jóvenes iban desapareciendo, y había más enfrentamientos con la Fuerza Pública que remataban no solo los ojos, sino hasta las vidas de personas.
Pero al participar no solo yo, sino muchos de los asistentes, ellos y yo teníamos claro que esta marcha no es algo efímero: es una protesta arraigada en la ciudad, una protesta arraigada en el medio ambiente, en la protección de la vida y la lucha por el territorio, pues no es solo una marcha más, sino un grito de protesta y descontento que se da anualmente, y que también les permite a los padres acercar a sus hijos a este tipo de prácticas, que se desarrollan de forma pacífica, a través del lenguaje. Por eso, una de mis fotografías se llama La niña que pinta de rayas, porque es la interpretación perfecta de que pintar, manifestarse o colorear no son ningún tipo de armas: tan solo resultan ser parte de un momento coyuntural que poco a poco se borrará, pero habrá quedado en el lenguaje, pues con el paso de los días la carretera se fue lavando y el mensaje se fue desdibujando, pero la acción y aquella niña fueron retratadas, y el mensaje quedó ahí por algunos días y fue leído por personas que codificaron su mensaje y lo hicieron parte de su realidad.
La organización también fue uno de los detalles, comenzando por la olla comunitaria a las afueras de la Universidad del Tolima. El otro punto de encuentro fue la Avenida Ferrocarril, donde comienza esta travesía hasta el parque Murillo, y aunque fue una organización relámpago esta Marcha Carnaval fue todo un éxito, porque asistieron más de 1000 personas a este llamado del rugir de la montaña.
Referencias
Bajtín, M. (2011). Las fronteras del discurso. Las Cuarenta.
Lederach, J. (2007). Definiendo la transformación del conflicto. Hechos del Callejón, 3(26), 11-14.
Lotman, I. (2009). La caza de brujas: Semiótica del miedo. En D. Navarro (Ed.), El pensamiento cultural ruso en Criterios 1972-2008. (Vol. 1, pp. 14-34). Centro Teórico Cultural Criterios.