ISBN : 978-958-781-555-9
ISBN digital: 978-958-781-556-6

Los lenguajes de la memoria en Colombia

Iniciativas territoriales para la paz: una propuesta de reconciliación nacional desde la reconstrucción de la memoria con niños, niñas y adolescentes1

José Luis Rodríguez Cuchivaguen

Trabajador social. Cuenta con experiencia en procesos de intervención individual, familiar y comunitaria. Profesor universitario y ejecutor de proyectos sociales y educativos territoriales.

jose.rodriguez.c@uniminuto.edu

Cindy Mariana Ariza Rodríguez

Magíster en Educación de la Universidad Autónoma del Caribe. Comunicadora social y periodista de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Centro Regional Girardot.

carizaro@uniminuto.edu.co

Adriana Lucía Hernández Palacio

Maestrante en Territorio, Conflicto y Cultura de la Universidad del Tolima. Especialista en Psicología Social Comunitaria de la Universidad de Buenos Aires. Psicóloga de la Universidad Antonio Nariño.

adriana.hernandez@uniminuto.edu.co

Andrés Francisco Olivar Rojas

Magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana. Comunicador social y periodista de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Centro Regional Girardot.

aolivar@uniminuto.edu.co

Magnolia Rivera Cumbe

Trabajadora social de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Centro Regional Girardot. Especialista en Planeación, Gestión y Control del Desarrollo Social, Universidad de la Salle. Maestrante en Territorio, Conflicto y Cultura, Universidad del Tolima.

mrivera@uniminuto.edu.co

Resumen

La construcción de la memoria del conflicto armado en Colombia se ha convertido en un compromiso inaplazable para la academia, el Estado y la sociedad civil, dada su relevancia en los procesos políticos y sociales en el marco del Acuerdo firmado entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno en el 2016. Esta investigación, denominada “Iniciativas territoriales para la paz y la reconciliación: una propuesta desde la región del Tequendama y el Alto Magdalena”, permitió la recuperación de la memoria del conflicto por medio de los discursos de los niños y adolescentes escolarizados en una zona rural del país (municipio de Viotá, Cundinamarca) que históricamente fue azotada tanto por la violencia bipartidista, como por el enfrentamiento entre guerrillas, paramilitares y Ejército. El objetivo es que dicha memoria les permita construir iniciativas de paz en sus territorios. Metodológicamente, la investigación es de corte cualitativo. Se ha realizado mediante investigación-acción participativa (IAP) y grupos focales, en los cuales se aplicaron técnicas como la “colcha de retazos”, cartografía territorial y entrevistas semiestructuradas, propuestas en la ‘caja de herramientas’ del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Los hallazgos de la investigación remiten a que la apropiación y resignificación de sus territorios en las dimensiones política, cultural y social les permitió a los niños y adolescentes la articulación del pasado con el presente, pese a los discursos que compartieron con cierto temor, ya que a la fecha persiste la coacción de diversos grupos armados. Igualmente, los niños se reconocieron como sujetos activos para la reconstrucción de tejido social, pues no quieren ser como los dirigentes que actualmente los gobiernan ni como los actores armados. Así mismo, los niños y niñas participantes exteriorizaron el dolor que sus familias guardan como un secreto sobre los horrores cometidos por los actores armados que circundaron el territorio.

Palabras clave: construcción de memoria, narrativas de paz, territorio, conflicto armado.

Introducción

Así como en Cien años de soledad la peste del insomnio obligó a los habitantes de Macondo a etiquetar los nombres de los objetos cotidianos y sus funciones para no olvidar su utilidad, Colombia, en un intento por emular la ficción garciamarquiana, atraviesa un proceso de reconstrucción de la memoria histórica del conflicto armado que ha atravesado su existencia casi desde su misma formación como Estado-nación. Dicho proceso intenta darle nombre e identidad a los actores y dinámicas que han hecho parte del conflicto, con el fin no de inducir a acusaciones ni incitar a estigmatizaciones, sino de sanar las heridas que la guerra ha dejado en las víctimas.

Actualmente, hablar de paz y reconciliación es imprescindible dado el escenario social y político del país. Por tal razón se hace necesario promover iniciativas que converjan en la construcción de un país reconciliado, que brinde mejores oportunidades a las nuevas generaciones, especialmente en el área rural, teniendo en cuenta que el campo colombiano sufrió y enfrentó la crueldad del conflicto interno armado por más de 53 años. La promoción de prácticas reconciliadoras a través de la memoria histórica brinda la oportunidad de generar las narrativas locales y regionales del conflicto a partir de la caracterización de sus propias dinámicas, Los niños, niñas y jóvenes de la región deben conocer el pasado histórico de sus municipios y veredas para, de esta forma, aportar a la construcción de la paz territorial propuesta en el acuerdo de paz firmado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC- EP) y el Gobierno Nacional en septiembre de 2016.

Esta propuesta busca incentivar desde la academia iniciativas escolares y comunitarias en los niveles rural y urbano que estimulen aquello que manifiesta Gonzalo Sánchez, Director del Centro de Memoria Histórica: “El principio de no repetición quizá no es otra cosa que el reconocimiento de la capacidad de intervención del pasado en el futuro, la renuencia a imaginar el futuro solo como novedad, como un porvenir no marcado por el pasado. Y viceversa, pues hoy sabemos que el pasado también está determinado por el futuro”.

Pasado y presente son las consignas que identifican este proyecto. Por ende, se hace relevante no desconocer la semilla que se siembra en los niños, niñas y jóvenes para que sean artífices de un futuro esperanzador, en el que todos aportemos a la reconciliación del país desde nuestros propios escenarios de actuación.

Aspectos teóricos

Las regiones del Alto Magdalena y el Tequendama, más algunos municipios del Tolima circundantes a UNIMINUTO, Centro Regional Girardot, fueron territorios afectados por el conflicto armado. Algunos con mayor intensidad, como es el caso de Viotá (Cundinamarca) y otros menos, como Girardot. Cundinamarca y sus regiones no fueron ajenas a la violencia perpetrada por los grupos al margen de la ley, llámense guerrilla o paramilitares. Sin embargo, se reconoce que los actores al margen de la ley que transitaron con mayor frecuencia e intensidad por estas regiones fueron las FARC. El Observatorio del Programa de la Presidencia de Derechos Humanos y Derecho Humano Internacional (2001) realizó un estudio del estado del conflicto interno armado en Cundinamarca y demuestra cómo la tesis de la “toma del poder local” fue la consigna de los frentes guerrilleros 42 y 44, que bordearon dichas regiones. Muerte y desplazamiento fueron el saldo que dejó el paso de estos grupos por esta región. Muchos de estos actos fueron invisibilizados, desconociendo la crueldad del conflicto con los actores no combatientes.

De acuerdo con el contexto anterior, desde 2007 hasta 2013 se adelantó en el país un proceso de construcción de la memoria histórica de la violencia, que dejó como resultado el informe denominado ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad (2013), documento que referencia con sumo detalle el fenómeno de la violencia y el conflicto interno armado. El objetivo central de este informe fue indagar y construir un testimonio que permitiera dar cuenta de las cinco décadas de violencia que millones de colombianos sufrieron y que nunca habían sido relatadas desde sus propias voces. Durante el periodo de construcción del informe, específicamente en el año 2012, el Gobierno Nacional y las FARC-EP se sentaron en La Habana, Cuba, a negociar un acuerdo de paz que permitiera poner fin “(…) al conflicto interno más antiguo del hemisferio occidental, en cuyo país no hay ningún ciudadano que durante los últimos 50 años no haya sido afectado”. (Cosoy, 2016).

Una de las recomendaciones de este informe, específicamente la número 22, indica lo siguiente:

“Se recomienda al Gobierno Nacional y a las Secretarías de Educación y de Cultura, centros educativos y academia, promover e implementar programas y campañas de tipo pedagógico y comunicativo que propendan por reconocer los impactos diferenciales del conflicto armado contra mujeres y hombres, superar la discriminación por razones de género, promover nuevas modalidades de equidad en términos de género y difundir mensajes que fomenten la igualdad de género, el respeto de las identidades y un imaginario de masculinidad promotor de paz”. (Centro Nacional de Memoría Histórica, 2013).

Esta recomendación permite que como academia nos preguntemos: ¿qué hemos hecho y qué estamos haciendo para contribuir en la reconciliación de nuestro país? ¿O hemos sido ajenos a ella desde nuestro deber como ciudadanos y como investigadores? Lo anterior se traduce en las siguientes interrogantes:

¿Cómo desde la academia se pueden implementar estrategias e iniciativas que permitan la construcción de memoria y reconciliación en los escenarios escolares y comunitarios de las áreas urbanas y rurales?

¿Cómo generar espacios de conversación entre niños y adultos para narrar la historia del conflicto interno de sus regiones?

¿Cómo articular el pasado con el presente para que estos hechos no se vuelvan a repetir?

¿Cómo incidir en la construcción de paz desde las unidades territoriales, llámense veredas, escuelas, comunidades, barrios?

¿Cuál es el imaginario social sobre el conflicto interno armado del país que tienen los niños y jóvenes?

A partir de la construcción de la memoria histórica del conflicto interno armado del país, se empezó una nueva etapa que, como el mismo Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 –“Todos por un Nuevo País”- indica, el pueblo colombiano merece una nación justa, reconciliada y en paz. La embajada sueca, a propósito del programa “Reconciliación Colombia” referencia esa nueva etapa de la siguiente forma:

“Reconciliación Colombia” es una iniciativa de la sociedad civil que nace por la necesidad de enviar un mensaje a la sociedad de la importancia de iniciar un proceso de reflexión y acción hacia la recuperación y reconstrucción de la confianza, el empoderamiento de los grupos sociales, el verdadero valor estratégico de los territorios, el restablecimiento de los derechos, el resurgimiento de las tradiciones, la creación de oportunidades a quienes han querido cambiar, entre otros. (Embajada Sueca , 2017).

La nación, junto a diversas organizaciones e instituciones, ha emprendido procesos de construcción de memoria que han sido documentados por el Centro Nacional de Memoria Histórica, especialmente en los territorios donde la violencia se vivió de forma más cruda. Casos emblemáticos como las masacres de Bojayá, El Salado, Segovia, entre otras, permitieron que las víctimas del conflicto armado recordaran e iniciaran un proceso para superar lo vivido, o por lo menos encararlo de frente. Ya son varias las publicaciones que dan cuenta de este proceso, entre ellas: El legado de los ausentes. Líderes y personas importantes en la historia de El Salado (2015), y Un viaje por la memoria histórica (2015). Estas iniciativas de memoria fueron y son el preámbulo a la reconciliación que el país actualmente encara.

De esta forma, la reconciliación se ha visto como un tema ajeno para la gran mayoría de colombianos, prueba de ello fueron los resultados del plebiscito convocado por el presidente Juan Manuel Santos para refrendar el acuerdo Gobierno-Farc en octubre de 2016. Se asume que la reconciliación es solo entre las víctimas y los victimarios, desconociendo que, así solo se haya sido espectador de la realidad social, el pleno de la sociedad civil tiene injerencia en la reconciliación. Todos tenemos algo que contar o recordar sobre el conflicto armado. De eso se trata la memoria en este proyecto, y por ello el propósito de implementar estrategias que permitan la construcción de paz desde los microterritorios.

Por tanto, la reconciliación ha dejado de ser una apuesta exclusivamente discursiva, nominal y abstracta, para ser un proceso real y palpable que se cimienta en la creación de escenarios propicios para el restablecimiento de relaciones interrumpidas o determinadas por la violencia, incluso en medio de las hostilidades armadas.((CINEP/PPP), 2015). Esa es la apuesta que los investigadores de las ciencias sociales y humanas se han encargado de construir, documentar y, lo más importante, visibilizar de la mano de todos los actores sociales.

Metodología

El desarrollo de la investigación se da en el marco de la propuesta metodológica del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) bajo un método cualitativo de tipo IAP. Así las cosas, se planean tres (3) talleres sobre esta línea, de los cuales ya se han ejecutado dos (2). Estos talleres se implementaron con 19 niños y niñas de octavo grado de la Institución Educativa Bajo Palmar en Viotá, residentes de las veredas Bajo Palmar y Alto Palmar. A continuación, una explicación de cada taller (se aclara que, en este documento, por razones de espacio, no se exponen los resultados de los talleres realizados hasta el momento).

Taller 1. Narrativas del Conflicto: Las Rutas de la Memoria Histórica

Según Alejandro Baer (2010), la memoria social alude a las dimensiones de los procesos sociales, colectivos y culturales donde se configuran sus diferentes representaciones y usos, que dan cuenta de la identidad social de un grupo en relación a sus saberes, conocimientos, herencias, vacíos y olvidos; pero también hace referencia a la violencia social donde se produce y reproduce el pasado traumático de un pueblo. Los recuerdos de las experiencias individuales en la guerra activan la interpretación sociocultural en el marco social de la memoria, como parte de una construcción del pasado, modificado por los valores y creencias del presente (Baer, 2010).

De este modo, en el contexto colombiano la memoria colectiva hace referencia al carácter compartido de las experiencias del conflicto armado durante más de 50 años, donde la población civil ha experimentado la violencia y la guerra en sus diferentes expresiones y las víctimas son los testigos vivientes que narran su propia historia, así como la huella mnémica que la guerra ha dejado. De esta forma, la tramitación de los efectos de la guerra pueden ser comprendidos y analizados a partir de los talleres de memoria, que funcionan como un dispositivo en un espacio temporal y comunicativo para la elaboración del duelo, donde fluyen las emociones y un nivel de conflicto. Por tanto, la posibilidad de una historia compartida permite que los sentimientos generados por la experiencia del conflicto armado, experimentadas individualmente, se colectivicen por la realidad psicosocial que convoca la tarea en el taller, ya que motivan a las personas a la expresión directa y abierta de sus sentimientos como parte del procesamiento y la resignificación de la experiencia (Bello, 2006).

De esta forma, la tarea del taller es activar las narrativas y los discursos del individuo desde la memoria personal, con el fin de organizar sus experiencias de forma consciente al tiempo que escucha activamente los relatos del otro, de manera que tenga un efecto identificatorio, como una “red de identificaciones cruzadas”. Estas redes permiten consolidar un proyecto común que permita al grupo identificarse, solidarizarse, generar la catarsis, construir redes de apoyo y tejido social para dar un sentido de comunidad a los proyectos de vida individuales, como parte de la elaboración cultural del duelo.

De esta manera, el objetivo general del taller es incidir en la construcción de paz desde lo territorial, a través de la promoción de iniciativas de memoria y reconciliación emanadas por los actores sociales involucrados estableciendo como Preguntas Generadoras:

  • ¿Qué conoce del conflicto armado en su territorio?
  • ¿Qué les han contado del conflicto armado?
  • ¿Qué situaciones o experiencias recuerda del conflicto armado?

Posteriormente se realiza una discusión grupal con las preguntas anteriores, de manera que el recuerdo de uno active la experiencia del otro, para ir construyendo una historia en común, donde se identifiquen los lugares, las personas, las situaciones y las experiencias personales y colectivas con relación al conflicto armado. Finalmente, se realiza una Biografía Visual, donde cada participante dibuja su propia experiencia con relación al conflicto armado, con el fin de recrear una situación específica frente al evento.

Taller 2. Identidad y Territorio

El Territorio, según Giménez, es un espacio en permanente transformación, socializado e intervenido culturalmente por el hombre, o en palabras de Raffestin (1980, en Giménez, 1999) “el espacio apropiado valorizado -simbólica y/o instrumentalmente-por los grupos humanos” (p.27). El proceso de territorialización, por su parte, se genera a partir de los patrones de asentamiento que dan significación al espacio cultural que habitamos. De manera que el territorio se traduce en los procesos de usos y apropiación del espacio, dados en las prácticas de producción como la agricultura, la ganadería y desde una segunda forma de apropiación, reconocida como espacio de sedimentación simbólico-cultural, entendida como los lazos o vínculos “estético-afectivos”, los cuales funcionan como soporte en la construcción de la identidad individual, grupal y colectiva de los individuos.

De acuerdo a lo anterior. para el desarrollo de este taller se propone como técnica la cartografía social, la cual tiene como objetivo identificar las diferentes representaciones del territorio desde la percepción de los actores, en tanto permite un acercamiento a la realidad sociocultural de los sujetos en sus entornos y las reflexiones que surgen de esta, de modo que es fundamental orientar estas acciones en relación a las tres dimensiones propuestas por Lynch (1959):

  1. Representar mediante un mapa tu región.

    DIBUJAR EN EL MAPA:

    • El lugar donde vives
    • Las Sendas: Los caminos que utilizas frecuentemente
    • Los Nodos. Los lugares donde te gusta pasar el tiempo, los lugares donde compartes tiempo con tu familia, los lugares que consideras importantes para tu familia y comunidad (topofilias).
    • Los lugares a los que le tienes miedo o que te traen malos recuerdos (topofobias).
    • Mojones: Los lugares que te gustaría mostrarle a personas que vengan de fuera.
  2. Identificación de los recursos.

    DIBUJAR EN EL MAPA

    • Todos los productos que se originan en tu región.
    • Las labores que se realizan todos los días en región.
    • Las riquezas de tu región.
  3. Identificación de las necesidades.

DIBUJAR EN EL MAPA:

  • Lo que consideres que le hace falta a tu región para ser mejor.
  • Lo que consideres que tú y tu familia necesita para mejorar las condiciones de vida.
  • Lo que tu comunidad necesita para lograr una verdadera paz.

Taller 3. Iniciativas territoriales para la paz y la reconciliación

El concepto de Paz se ha venido desarrollando en la investigación académica durante los últimos 60 años. En este sentido, Johan Galtung genera un profundo viraje epistemológico y metodológico a estos estudios, mediante la fundación del Instituto Internacional de Investigación para la Paz, en Noruega (1959), donde se propone una reconceptualización de la Paz. De modo que la Paz no necesariamente implica la ausencia de guerra, planteada desde la perspectiva occidental de la Pax Romana, guiada muchas veces por la máxima “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra) es decir, la Paz que se desarrolla mediante tratados o acuerdos y en periodos de relativa calma entre guerras, denominada Paz negativa.

En este sentido para Galtung, la paz negativa responde a la violencia directa, en tanto la Paz Positiva, es el «despliegue de la vida» (Galtung, 2003) y responde a la satisfacción de las necesidades, a la libertad e identidad, es decir a la posibilidad de construir un mundo más equitativo, incluyente y justo. De acuerdo con lo anterior, para enfrentar la polarización entre la Paz negativa y la Paz positiva es necesario desmantelar la idea de que un posacuerdo en sí mismo es una garantía de paz, y que las configuraciones de las violencias (Directa, Estructural y Cultural) van a desaparecer en tanto los cambios estructurales en el sistema no se realicen, de modo que la paz Estructural está cimentada en tres principios para una Paz con Justicia social basada en:

  1. La igualdad
  2. La reciprocidad en las relaciones humanas
  3. La distribución y el control equitativo de los recursos

Por su parte, la Paz imperfecta ha sido propuesta por Muñoz (2001), quien explica que la paz se refiere a las prácticas sociales que las personas y los grupos realizan en su cotidianidad, asociadas a la preocupación por el bienestar del otro, la ayuda desinteresada, la cooperación, la solidaridad, el cariño, la ternura, el altruismo y la hospitalidad, de acuerdo con las decisiones individuales y colectivas del poder popular y cultural, basado en unas normas y valores sociales donde se gestione la violencia y se atiendan las necesidades para ampliar los espacios de Paz.

De esta forma, la propuesta de la Paz imperfecta ha permitido el desarrollo de un concepto relacionado con la Paz transformadora. Esta nueva perspectiva de la paz proviene del concepto de Paz imperfecta (Muñoz, 2001), en la cual se concibe la Paz como proceso en construcción y transformación permanente, de manera que desde la perspectiva socio-práxica la Paz es un constructo social internalizado, donde “el ser humano es el constructor, desde su particular sistema de observación, de sus propias realidades y su particular universo” (Ramos, 2015 p.47).

Conclusiones

Las capacidades inherentes al ser humano para dar significado y sentido a sus acciones le permiten transformar y transformarse en su proceso de construcción de la realidad y atender de forma creativa a sus necesidades, dotándolas de utilidad y sentido social y generando respuestas innovadoras frente a las dificultades, problemáticas, conflictos o controversias que surgen de esta realidad. De esta forma, al compatibilizar y comunicar estas acciones con los otros se producen procesos de intercambio y reflexión con los demás sistemas a través de la participación, entendida como un proceso colectivo de construcción de prácticas, comportamientos, actitudes, valores, culturas y poderes en los diferentes espacios y redes relacionales.

Por lo tanto, es necesario enfatizar que la propuesta teórica y metodológica de esta investigación se afirma en estas dos últimas concepciones de Paz. En primer término, la comprensión de la paz como parte de una construcción social, desarrollado por unos agentes y actores, en este caso los niños, las niñas y los adolescentes, quienes identifican en sus acciones sentidos y significados para pensar y hacer la paz desde lo cotidiano, es decir como parte de sus prácticas sociales “reconociendo al otro como un interlocutor válido en la relación” (Maturana, 1997 p. 33); así mismo, en la capacidad de identificar en sus propias realidades, la realidad del otro y de sus comunidades, desde una perspectiva dialógica donde surjan propuestas e iniciativas de paz para sus territorios.

En relación a la dimensión metodológica, la presente investigación se ha enfocado en desarrollar un proceso participativo, donde los niños, las niñas y los adolescentes han reflexionado en torno a la memoria histórica y a sus territorios como categorías problémicas, en tanto han logrado identificar los efectos de la guerra, las problemáticas y necesidades de sus entornos, pero a la vez sus recursos y potencialidades. De modo que este espacio basado en la horizontalidad para la reflexión-acción-reflexión ha permitido que las voces de los niños, niñas y adolescentes, históricamente silenciadas, se manifiesten para dar forma a estas acciones en torno a la construcción de paz, ahora como actores y agentes que participan en la construcción de sus propias vidas, de quienes le rodean y de los contextos sociales en que viven y además tienen una comprensión de la realidad social, donde este entendimiento lo llevan en la praxis de la vida cotidiana, lo cual implica que tienen la capacidad de construir discursos y prácticas que den cuenta de los factores que problematizan su contexto social (Giddens, 1984).

Por otra parte, frente a la Reconciliación, en contextos donde se ha dado un cese al fuego bilateral, como en el caso de Colombia, desde la perspectiva de Galtung (1998), es necesario comenzar a restablecer lo que el autor ha denominado “las 3R”, es decir, Resolución, Reconstrucción y Reconciliación. La primera alude a las conversaciones que se deben establecer por las partes en conflicto. Dichas conversaciones se materializan, para el caso colombiano, con el acuerdo firmado entre las FARC y el Gobierno. La segunda tiene que ver con curar los efectos directos de la guerra, mediante la rehabilitación y asistencia a las víctimas frente al trauma y el estrés postraumático, así como la reconstrucción de los espacios físicos, materiales y entornos naturales. Así, la institucionalidad del Estado y todo su andamiaje debe llegar a los territorios en donde el Estado nunca llegó, o simplemente cedió su espacio a los actores armados. La Reconciliación, por su parte, se enfoca en enfrentar los efectos de la violencia cultural como la exclusión social, la opresión y explotación, a través de la restauración del tejido social, mediante la educación, la distribución equitativa de los recursos (tierras, créditos, tecnología, administración) y la reducción de las distancias verticales, así como en el fortalecimiento de las comunidades locales y la reivindicación de los derechos humanos desde una visión de conjunto donde se construya cultura de paz. Esta última fase, según los expertos, es la más difícil de establecer. Por ello, propuestas investigativas como esta se implementan con la intención de andar el camino de la Reconciliación mediante la visibilización de voces acalladas. Los niños, niñas y adolescentes son actores clave en la Reconciliación para la no repetición de la violencia política.

Referencias

Baer, A. (2010). La memoria social: Breve guía para perplejos. Editorial Trotta: Madrid.

Bello, M. (2006). Investigación y desplazamiento Forzado. Reflexiones éticas y metodológicas. Bogotá: Red Nacional de Investigadores Desplazamiento Interno Forzado y Colciencias. Recuperado el 14 de mayo de 2016 en https://revistas.unal.edu.co/index.php/tsocial/article/view/8521/9165

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2015). Los caminos de la Memoria Histórica. Bogotá: CNMH

Curle, A. (1977). Conflictividad y Pacificación. Barcelona: Herder

Galtung, J. (1989). La violencia cultural. Documento No.14. Gernika.

________. (1998). Tras la violencia 3R: Reconstrucción, Reconciliación, Resolución: Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la Violencia. Bilboa: Bakeaz

_________. (2003). Paz por medios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización. Bilbao: Gernika Gogoratus.

Giddens, A. (2003). La Constitución de la sociedad: Bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu

Gimenez, G. (Junio de 1999). Territorio, Cultura e Identidades. Estudios sobre culturas contemporaneas, 25-57. Recuperado el 16 de Abril de 2018, de https://www.culturascontemporaneas.com/contenidos/region_socio_cultural.pdf

Lederach, J.P. (2000). El abecé de la paz y los conflictos. Madrid: Catarata.

Lynch, K. (1959). La imagen de la ciudad. Buenos aires: Infinito.

Maturana, H. e Nisis, S. (1997). Formación humana y capacitación. Santiago: Dolmen Ediciones.

Muñoz, F. (2001). “La paz imperfecta ante un universo en conflicto”. En muñoz, F. (Ed) La Paz Imperfecta. Instituto de la Paz y los Conflictos. Universidad de granada: granada. pp 21 - 66. Disponible en: https://www.ugr.es/~eirene/eirene/Imperfecta.pdf.

Ramos, E. (2015). Paz transformadora y participativa: Teoría y método de la Paz y el conflicto desde la perspectiva socio-práxica. Honduras: Instituto Universitario de Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS); Universidad Autónoma de Honduras (UNAH).

Vidal, T. P. (2005). La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares. Anuario de Psicología, 281-297.


1 El texto será incluido en la revista The Journal of Alternative Perspectives In Social Sciences, 2019, vol. 5, No 3, pp. 411-430