ISBN : 978-958-781-326-5
ISBN digital: 978-958-781-327-2

Jóvenes de Bucaramanga y acciones socioculturales de participación política

Laura Fernanda Peña López

Estudiante de octavo semestre de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana. Integrante activa del semillero de investigación U’wa Werjayá desde el 2016.

laura.pena.2014@upb.edu.co

Melissa Isabel Quiroz Prada

Estudiante de octavo semestre de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana. Integrante activa del semillero de investigación U’wa Werjayá desde el 2016.

melissa.quiroz.2014@upb.edu.co

Giovanni Bohórquez-Pereira

Magíster en Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana. Coordinador del semillero de investigación U’wa Werjayá de la Facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana, sede Bucaramanga.

giovanni.bohorquez@upb.edu.co

Resumen

El objetivo principal de este trabajo es mostrar cómo acciones socioculturales creadas hace más de 40 años siguen vigentes en la participación social y política de los jóvenes de Bucaramanga. Se identifica a la ciudad como referente de los movimientos juveniles en Colombia, caracterizados por su capacidad de organización, movilización y fundamentación ideológica. La metodología del proyecto se ubica en el plano cualitativo, con enfoque fenomenológico y pautas del interaccionismo simbólico. Contrario a lo pensado, manifestaciones simbólicas como “el abrazatón”, la recolección de firmas contra la minería ilegal y la “twitteratón” son nuevas acciones que evidencian cómo las nuevas narrativas mediáticas no logran desplazar al grafiti, las marchas, la música y los grupos de estudio, ni pierden su accionar para “dar cuenta de los asuntos públicos y estructurar la conciencia social” (Castillo, 2016).

Palabras clave: acciones culturales, jóvenes, movimientos estudiantiles, participación política.

Introducción

Las acciones políticas de los jóvenes entendidas desde las cifras, no dejan claro que éstos participen votando, por esto es necesario reflexionar sobre el ejercicio político en otros ámbitos más allá del institucional, si bien los jóvenes no votan, en algunos casos, el porcentaje que lo hace consciente da luces de que sí se están movilizando y la pregunta que surge es desde dónde lo están haciendo.

Desde lo electoral existen datos que muestra la apatía al sufragio por parte de este segmento poblacional. Un ejemplo: la Registraduría del Estado Civil (2017), señala que, del total de la población apta para votar en Colombia, 16 % es joven (18 a 26 años) y solo el 10 % de ella vota, es decir que de 35 millones 875 mil 747 ciudadanos aptos para votar, 5 millones 740 mil 120 son jóvenes y de ellos acuden a las urnas solo 574 mil.

Autores como Alvarado, Botero y Ospina (2010), aseguran que “los jóvenes de entre 18 y 26 años de edad en América Latina no vota, entre otras causas, por su poco o bajo interés, escepticismo en lo político, carencia de filiación a un partido político, desconfianza en las instituciones y no considerarles ningún beneficio a estas acciones”.

Sin embargo, estudios como la encuesta ‘Cultura Política’ del Departamento Nacional de Estadística, DANE en los años 2013 y 2015 advierten otra actitud de los jóvenes cuando se les pregunta sobre las razones por las que vota. Los consultados negaron votar por costumbre (69,8 %), tampoco lo hacen por apoyar candidatos (66,5 %). Afirman que acuden a las urnas para que la situación mejore (68,2 %) y para ejercer su derecho (82,3). Solo un 7.6 % dijo votar porque le ofrecieron algo.

Es también claro que la participación no puede ser medida exclusivamente por el uso de los mecanismos de acción democrática tradicionales y es aquí donde aparecen espacios donde la representación política se evidencia a través de expresiones de carácter estético y cultural. “La relación comunicación-cultura-participación juvenil da lugar a pensar la noción de ‘ciudadanía cultural’ que coincidiera la heterogeneidad de los sujetos, de los grupos sociales, de sus necesidades y de las relaciones que establecen en su experiencia colectiva con los otros” (Muñoz, 2007).

Este fenómeno no se presenta solo en la actualidad, los registros bibliográficos indican que las acciones de los jóvenes, germinaron alrededor de la década de los años 60 con movimientos como el Mayo Francés de 1968 con consignas tales como ‘seamos realistas, pidamos lo imposible’ exigieron cambios económicos, políticos y hasta culturales. Desde allí se gestó una generación de jóvenes que encontraron en la cultura un símbolo para participar.

En Colombia los movimientos de los jóvenes han tenido protagonismo en varios momentos de la historia. Uno de los más recientes fue la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) que en el año 2011, logró movilizar a los jóvenes de universidades públicas y privadas del país, a fin de rechazar decisiones legislativas y enfrentar con las ideas y propuestas la reforma a la Ley 30 de Educación Superior en Colombia.

Aunque los esfuerzos fueron significativos en llevar a la esfera pública una temática álgida y rodeada de tantos intereses, MANE hizo posible que la percepción de los ciudadanos cambiará en relación a la forma de ver a los jóvenes manifestantes y a la acciones simbólicas que realizaban cada vez que salían a las calles del país. Además, durante el tiempo que estuvo vigente esta iniciativa, la creatividad en las actividades fue su principal característica. Alegría, color, respeto al otro, solidaridad y movilización, consiguieron respaldo social en torno a sus ideas y reclamos. De los resultados y, metas cumplidas o no, es otro punto a discutir pero no este momento. Lo importante a resaltar es que MANE despertó y alertó al país que nuevos líderes, algunos de base social, estaban surgiendo y que pronto harían presencia en los espacios de decisión política.

Manifestaciones similares se advirtieron en colombia, en particular, Bogotá, luego de los resultados del plebiscito de octubre del año anterior, donde los jóvenes se visibilizaron de diferentes maneras y mostraron su disposición a hacer que los acuerdos firmados se refrendaran.

A partir de lo planteado se hace importante reconocer los lugares y las acciones socioculturales desde las cuales los jóvenes participan, es por ello, que este documento establece desde lo histórico las acciones socioculturales que han liderado los jóvenes bumangueses tales como: protesta, movimientos estudiantiles, movimientos culturales, entre otros. Adicional a ello, se caracterizan los hechos, escenarios y expresiones culturales a los que recurren los jóvenes para visibilizar y exponer sus ideas en lo político y social.

La importancia de esta investigación recae en dos líneas. Desde lo académico es un ejercicio propicio para el aprendizaje de la investigación social y fortalecer al grupo de integrantes del semillero de investigación de la Facultad de Comunicación Social de la UPB, sede Bucaramanga. De igual manera al ser la propuesta un subproducto de la investigación ‘Incidencia de los contenidos que circulan en redes sociales y mass media en la participación política electoral de los jóvenes votantes, un estudio desde Santander y Norte de Santander’ liderada por Bohórquez-Pereira y Rueda (2016) evidencia el principio cautivador (Muñoz, 1992) de la investigación, que indica cuando comienza, más no se sospecha su fin, pues en una constante que atrae y por ello da sentido a la existencia humana.

El otro aspecto que justifica la investigación, es reconocer y mostrar las nuevas alternativas de participación, propiciadas por las tecnologías de la información, que no anula las anteriores, por el contrario fortalecen o aportan a las ya existentes.

Ahora, revalidar y mantener vigente a los jóvenes en el escenario de lo público y lo político es un argumento más que resalta en este ejercicio investigativo, por ello el tema desde el cual se enuncia el problema investigativo, es reconocer la participación política de los jóvenes desde su accionar social-cultural, en Bucaramanga e intentar comprender el contexto en el que se desarrollan, en palabras de Diana Uribe (2017), descubrir, identificar y reconocer “la gente que intentó cambiar el mundo”.

Los jóvenes como actores y transformadores de la realidad

Para hablar de la participación política de los jóvenes a través de las acciones socio-culturales, será necesario discutir las miradas conceptuales que al respecto tienen autores reconocidos en este campo.

El concepto de juventud ha sido abordado desde distintas perspectivas, algunos se han centrado en edad, otros en condicionantes propios del sujeto o en las épocas en las que se encuentran. “Se asume a la juventud como un fenómeno social variable que puede existir, que es diferente de un lugar a otro o de un momento histórico a otro y que, bajo determinadas condiciones, en el pasado como en el presente puede o no estar integrada al proceso social haciéndose sentir y reconocer a través de su “acción social” con expresiones y significados propios, políticos y culturales” (Mejía Velásquez, 1994).

A partir de lo anterior, los jóvenes se perfilan como posibles actores sociales y se configuran en su territorio, apropiándose de espacios públicos olvidados por la sociedad, utilizando herramientas culturales. Carles Feixa (1998) señala que “a través de la función de territorialidad la subcultura se enraíza en la realidad colectiva de los muchachos, de esta manera se convierten ya no en apoyos pasivos, sino en agentes activos”. Mediante sus relaciones con el territorio se perfila su acción, por redescubrir su espacio urbano para dotar de significados las zonas de la ciudad, humanizar plazas, y reconstruir calles a través de la fiesta, las rutas de ocio, pero también con el uso del grafiti, el mural y el mercado callejero, diversas generaciones de jóvenes han recuperado espacios públicos que se daban por perdidos.

Dentro de los espacios de la ciudad se forma la cultura juvenil urbana que para Garcés, (2004, p. 41) la construcción de dichos territorios es importante “para verificar la diferencia entre los espacios de socialización de los adultos y de los jóvenes buscando espacios que de alguna manera alejan a la socialización tradicional, se trata de espacios que cobran sentido para los jóvenes y están relacionados con el espacio público”.

Es precisamente el espacio público al cual apuntarán sus acciones, por ello se hace pertinente definirlas desde Castillo (2016) quien asegura son “acciones colectivas, que apuntan a identificar la existencia y participación de una cantidad plural de sujetos que comparten preocupaciones similares, tienen intereses y motivaciones que los inducen a actuar de manera conjunta que para el caso de los jóvenes podría considerarse como maneras de vivir, de ser y de actuar, generan expresiones y manifestaciones similares” Castillo (2016, p.123).

Estas acciones buscan ser visibilizadas y cubrir una carencia que es reconocida por Galindo (2016) cuando los medios tradicionales de comunicación no los registran y reconoce que actos simbólicos como los realizados por la MANE, como la ‘abrazatón’ y la búsqueda de espacios públicos, resalta la importancia que tiene la vida cotidiana como escenario en el cual se ubican aspectos que establecen componentes significativos, que además son susceptibles de ser comprendidos desde el sentido que tienen.

Estos actos sustentarán maneras alternativas de participación política, la cual se asume como un ejercicio en escala que implica involucrarse democráticamente que se sustenta en el quehacer ciudadano, o democracia real (Botero Gómez, 2008). Ahora, desde Sears, (1987, p. 166) la participación política se define “como cualquier tipo de acción realizada por un individuo o grupo con la finalidad de incidir en los asuntos públicos” por ello, en este proceso investigativo se incluye los actos tradicionales, pero también, se reconocen las huelgas, manifestaciones y diferentes acciones de participación.

El escenario desde el cual se configuran las acciones de los jóvenes es desde donde interactúan y el mismo que quieren transformar, si bien parece que los jóvenes rechazan la institucionalidad, el fin último según Castillo (2016) es ser reconocidos como actores y que sus acciones sean válidas ante el sistema.

Se tienen antecedentes de participación de los jóvenes como activistas desde los años 50’s (Tarazona, 2016), pero será solo hasta 1997 que el país promulga la Ley de la Juventud “la cual además de reconocer su existencia como sujeto social, le otorga el ejercicio pleno y solidario como ciudadanos responsable y transformador de la sociedad” (Bohórquez-Pereira, 2016).

Metodología

Con base en estas reflexiones y el interés por explorar las dinámicas de los jóvenes, se formuló como pregunta de investigación cuáles son las acciones socioculturales que realizan los jóvenes votantes de Bucaramanga que contribuyen al fortalecimiento de la participación política, de manera que se hizo necesario establecer desde lo histórico las acciones socio-culturales que han liderado los jóvenes de Bucaramanga tales como: protesta, movimientos estudiantiles, movimientos culturales, entre otros; caracterizar los hechos, escenarios y expresiones culturales a los que recurren los jóvenes para visibilizar y exponer sus ideas en lo político y social en Bucaramanga y finalmente comparar los planteamientos ideológicos y las acciones socioculturales de los jóvenes en los años setenta y en la actualidad entorno a la participación política.

A partir del enfoque cualitativo apoyado en el paradigma fenomenológico, se abordó el análisis de las expresiones socio-culturales y a los jóvenes como el centro de estudio, toda vez que se pretende desarrollar un proceso de acercamiento y consulta a un grupo poblacional con características específicas que representan un sector social de Bucaramanga. En palabras de Sandoval Casilimas (2002) nos encontramos en el proceso de búsqueda de un nuevo conocimiento a partir de la realidad humana; desde el enfoque fenomenológico se habla de los jóvenes como un “fenómeno que es experimentado, vivido y percibido por el hombre” (Casilimas, 1996) que fue identificado en un primer momento por medio de la revisión documental (Feixa, 1998). Visto desde el histórico de sus acciones políticas en la década de los 60 y los 70; época registrada por autores como Tarazona (2016) como una de las más activas hasta el momento.

La investigación fue sistematizada en cuatro fases, la primera se denominó revisión documental y conceptual, tomando como base investigaciones realizadas sobre jóvenes y documentos que aportaron a la construcción del marco teórico como; ‘Jóvenes, malls y prácticas culturales. Miradas, reflexiones y aportes desde dos investigaciones Latinoamericanas’, Bohórquez-Pereira y López (2016); con el propósito de discutir desde lo histórico y teórico el accionar socio-cultural de los jóvenes en Colombia y especialmente en Bucaramanga.

En segundo lugar, se aplicaron técnicas de investigación como observación participante y registro fotográfico, con el fin de realizar la caracterización actual del fenómeno, también se buscó identificar las características simbólicas de las expresiones que serán enunciadas a continuación, que contempla el interaccionismo simbólico como eje de análisis, también se contempló para esta investigación el registro de las actividades en forma de bitácora y matriz bibliográfica, para analizar los registros posteriormente.

En este orden, la tercera fase buscó el análisis, triangulación y sistematización de la experiencia, para elaborar conclusiones al respecto, por último, la cuarta fase consiste en dos momentos la socialización de los resultados obtenidos hasta el momento y se proyecta el diseño y la recolección de entrevistas estructuradas a diferentes actores sociales juveniles, para aportar al desarrollo pleno de la investigación, Jóvenes en movimiento: alternativas de participación política.

Se define una muestra no probabilística para fines de la investigación cualitativa, el perfil requerido son jóvenes votantes entre los 18 y 26 años de edad, habitantes del área metropolitana de Bucaramanga, que estén interesados en participar de manera voluntaria y que se hayan vinculado o participado en alguna de la categorías definidas a continuación como alternativa para promover y hacer participación política, desde su región. Teniendo en cuenta los objetivos de la investigación, aquí plateados, para la sistematización de la información, la participación juvenil fue dividida en categorías tales como grafiti, caricatura, marcha, protesta, música, literatura y los grupos de estudio.

Resultados

A partir de las categorías definidas por Tarazona (2016) y en con el próopósito de dar cumplimiento al primer objetivo específico, el cual es, establecer desde lo histórico las acciones socio-culturales que han liderado los jóvenes de Bucaramanga tales como: protesta, movimientos estudiantiles, movimientos culturales, entre otros, se identificaron diferentes acciones en los jóvenes de Bucaramanga a partir de los años 60 y 70 que revelan la presencia de éstos como actores políticos en el plano regional.

Un primer hecho significativo hallado en la revisión documental es La Marcha del Triunfo’ del 7 de julio de 1964, fecha en la que salieron de la ciudad de Bucaramanga 28 jóvenes marchando hasta la capital, para exigir mayor representación en las asambleas estudiantiles y mejor calidad en la educación, a la marcha se unieron más universitarios provenientes de otros municipios. Para esta misma fecha los jóvenes de la Universidad Industrial de Santander, UIS, decretaron huelga de hambre, dicho en palabras de uno de los testimonios recogidos por Tarazona (2016) “La universidad es mantenida con dineros del pueblo, por impuestos, etc ¡Defiendan la UIS!” todo para evitar que los militares se tomaran la universidad.

En 1971 salieron nuevamente jóvenes a marchar con el lema: ‘Por una educación nacional, científica y de masas’, una de las movilizaciones más importantes, que logró la vinculación de otras organizaciones, sin embargo, el impacto de ésta y su arbitrariedad cobró la vida de veinte universitarios. Después de la muerte de Luis Carlos Galán el 11 de marzo de 1990, en la elección de Senado, Cámara, Asamblea Departamental, Concejo, Alcaldías y juntas administrativas locales, jóvenes de distintas universidades se organizaron en la creación de la ‘Séptima Papeleta’; una reforma constitucional, que gracias al apoyo de los medios y de todo un proceso de revisión logró la Constitución de 1991.

La realización de este tipo de acciones tuvo como inicio la formación de distintos grupos de estudio, con sede central en la UIS, dedicados a revisar y debatir los textos más importantes para seguidores de Marx, Lenin y Mao Tse-tung. La formación ideológica fue fundamental, los grupos de estudio y las representaciones se convirtieron en las expresiones de la época; en la música, con géneros como el son cubano proveniente de las revoluciones, el teatro utilizado para expresar el inconformismo que sentían los jóvenes, murales como elemento ilustrativo del sentir de la época y un marco de referencia propio entre los cuales se encuentra ‘Donde hay memoria y hombres, no hay fantasmas’ de Saúl Meza. “El movimiento universitario sí bebía mucho de las actividades culturales” (Albeiro Valencia Llano en Tarazona, 2016)

La simbología e identificación revolucionaria estaba presente en la cotidianidad, “la gente revolucionaria se vestía de una manera que era como mostrar la cédula” (Alfonso Oviedo en Tarazona, 2016) la movilización política encontraba gran influencia y acogida. Una influencia que no ha mermado con el paso de los años, en la actualidad la capacidad de movilización de los jóvenes bumangueses se ha hecho notoria en la participación a la Marcha por el Orgullo Gay el 24 de junio de 2017, la Marcha contra recorte al presupuesto de ciencia el 24 de agosto y la Marcha por el agua el 2 de octubre del mismo año, movilizaciones que además, dejaron en la ciudad representaciones simbólicas que confirman el paso de los jóvenes. Sumado a esto, “el abrazatón” técnica propia de la organización juvenil MANE, la recolección de firmas contra la minería ilegal y la “twitterton” son medidas alternativas inmersas en las nuevas dinámicas sociales que terminan por confirmar que el movimiento de los jóvenes todavía está vigente.

A manera de cierre

Al revisar la bibliografía, sobre cómo ha sido tratado el tema de la juventud en las investigaciones en el campo de la ciencia social, (Oliart, Feixa, 2016) se concluye que a partir de la década de los 60 y 70 se concibe al joven universitario como militante ideológico radical, inmerso en dictaduras militares, en los años 80 frente a la crisis económica el joven se convertirá en un segmento poblacional que necesita atención, nacen pandillas juveniles y se formulan políticas públicas y observatorios de la juventud en los países Latinoamericanos para hacer frente a la situación, finalmente en 1990 se reconoce la energía creativa de los jóvenes en la sociedad, entendiéndolo como un ciudadano, se traslada a la política de la cultura juvenil.

La juventud es el momento en el que se empiezan a formar las ideas en lo político, económico y social. Los actos simbólicos de los jóvenes en lo político tienen como objetivo, visibilizar un problema o una inconformidad del contexto, como en el caso de la ‘Marcha del triunfo’ la formación de La MANE, entre otros. Según Galindo (2016) la invisibilización de ellos, ya sea por los medios de comunicación de masas o por los mismo partidos tradicionales, genera un distanciamiento, creando una imagen negativa ante sus actos de protesta. La razón por la cual se movilizan, ha cambiado, en los años 60 y 70 sus acciones son ideológicas y teóricas, en la actualidad están más enfocadas a temas de la cotidianidad y la actualidad.

La partición política no se puede reducir a ejercer los mecanismos de participación democrática, en el caso colombiano, que si bien hacen parte del proceso para ser ciudadanos participantes, activos y autónomos, no contienen la participación política ya abordada en el documento por autores como Sears (1987) la cual la define como cualquier tipo de acción realizada con la finalidad de incidir en los asuntos públicos, por eso el joven se perfila como un actor social válido y creíble.

Sobre estos primeros pasos caminamos, buscamos recordar para evitar olvidar, más en los actuales momentos que nuestro país requiere atención y jóvenes activos que impidan que la violencia y el sectarismo primen sobre los espacios de reconciliación y que la búsqueda de una paz amplia y duradera, no sea un slogan de un gobierno, sino una realidad para todo un pueblo.

Referencias

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Garcés, Á., Patiño, C., y Torres, J. (2008). Juventud, Investigación y Saberes. Estado del arte de las investigaciones sobre la realidad juvenil en Medellín. Medellín: Editor López, David Leonardo.

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Velásques, H., Londoño, E., y Granda, A. (1994). La juventud de Medellín y la construcción de la democracia. Medellín: Trabajo de investigación. Departamento de formación humanística. Universidad Pontificia Bolivariana.