ISBN : 978-958-781-326-5
ISBN digital: 978-958-781-327-2

Ecoaldeas: prácticas de comunicación para cuidar a la madre Tierra

María Victoria de la Morena García

Estudiante de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Uniminuto). Especialista en Comunicación y Educación de Uniminuto. Docente investigadora de Uniminuto.

viquimo@yahoo.es

Resumen

Con esta ponencia, pretendo compartir algunas reflexiones sobre la relación entre la comunicación y el desarrollo sustentable en las ecoaldeas, las cuales nacen de los resultados de una investigación que se enmarca en la tesis de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Universidad Minuto de Dios en Bogotá, Colombia. Es un estudio de caso de la Villa Ecológica, que combina aspectos del método etnográfico con la observación participante. El objetivo central es presentar uno de los resultados de la investigación: el alcance de la sustentabilidad como alternativa al modelo de desarrollo hegemónico pasa por realizar prácticas sustentables en la vida cotidiana, las cuales constituyen en sí mismas prácticas de comunicación en las que el interlocutor principal es la propia naturaleza.

Palabras clave: prácticas de comunicación, sustentabilidad, alternativas al desarrollo, naturaleza.

Introducción

La Villa Ecológica Proyecto Gaia es un asentamiento sustentable intencional inscrito dentro de los movimientos ambientalistas que quieren transformar el modelo de desarrollo hegemónico que domina en Occidente desde la segunda mitad del siglo XX; sin embargo, frente a otras experiencias ambientalistas, la Villa ecológica Proyecto Gaia constituye un actor social emergente por su postura radical, que trasciende el discurso para poner en práctica una forma de vida sustentable al servicio del cuidado de la tierra, la cual pasa por la vuelta a la vida en el campo.

Comprender esta experiencia local de vida alternativa, puede servir como inspiración y guía al resto de sociedad para ver ejemplos reales, efectivos y posibles de nuevas maneras de comprender, estar y hacer en el mundo, desde la perspectiva de relación con la Naturaleza, que permitan afrontar la gran crisis civilizatoria en la que estamos sumidos.

Desarrollo

La Villa Ecológica Proyecto Gaia, conformada en el año 2012, es habitada por once copropietarios de manera permanente, más un número indeterminado y temporal de visitantes; situada en medio del campo en una finca de diez hectáreas en el municipio de Santa Sofía, se configura como un condominio, en el que dos hectáreas son destinadas para vivienda privada distribuidas en veinte lotes, y las ocho hectáreas restantes son comunitarias.

Su objetivo central es “la transición a un mundo en el que la humanidad viva en armonía con la naturaleza” (Proyecto Gaia, s.f.a), parr.1), combinando todas las prácticas ambientales que conocen como la bioconstrucción de las edificaciones, el manejo de los residuos, la agricultura orgánica, o la cosecha del agua entre otras muchas.

La sustentabilidad como alternativa al desarrollo

Para comprender la propuesta de desarrollo de la Villa Ecológica Proyecto Gaia, esta se analiza desde Gudynas (2014), autor que comprende que la base que soporta las distintas visiones de desarrollo se encuentra en los modos de valorar la Naturaleza, las cuales califica como posturas culturales sobre cómo se entiende el papel que desempeña el ambiente. Por tanto “las distintas estrategias de desarrollo, al aprovechar los recursos naturales, expresan también valoraciones sobre el ambiente” (Gudynas, 2014, p.53). Desde esta premisa para este autor (2011a) la sustentabilidad de un modelo de desarrollo se mide en función de la valoración que éste hace de la Naturaleza, lo cual se materializa en unas determinadas maneras de incorporar lo ambiental en tales estrategias de desarrollo. Fruto de mencionada medición jerarquiza tres posibilidades: una concepción sustentable débil, otra fuerte y otra súper fuerte. Éstas permiten comprender qué tan sustentable es la propuesta que hace la Villa Ecológica.

Como conceptualizaciones del desarrollo con una sustentabilidad débil considera a aquellas en las que la solución que se propone para resolver la crisis ambiental es economizar la Naturaleza ingresándola a la lógica del mercado para protegerla, lo que se ha venido a llamar Capital Natural.

Con respecto a las conceptualizaciones del desarrollo desde una sustentabilidad fuerte, el autor uruguayo (2011ª) explica que son aquellas que incorporan el concepto de Capital Natural Crítico, dado que introducen una valoración ecológica con la que el ambiente debe ser regulado no solo por el mercado, sino también por políticas estatales que protejan la biodiversidad.

Para finalizar, las conceptualizaciones del desarrollo que Guydinas (2011ª) considera de una sustentabilidad súper fuerte, son aquellas que amplían las escalas de valoración de la Naturaleza con otras que incluyen valores sociales, culturales, estéticos, religiosos o intrínsecos. La valoración intrínseca es de suma importancia, pues es la única que plantea que la Naturaleza tiene un valor propio que no depende de la utilidad de ésta para el ser humano. Desde esta visión se propone como alternativa el Patrimonio natural, al que se define como el acervo heredado de antecesores, el cual debe ser mantenido y preservado, legándolo a futuras generaciones (Gudynas, 2011a).

En este punto es importante realizar una diferencia sustancial entre lo que se entiende por modelos de desarrollo y por alternativas al desarrollo como marco general dentro del cual clasificar las distintas concepciones de desarrollo y entender dónde se ubica la Villa ecológica. Arturo Escobar (2014) entiende que aquellas propuestas de vida que plantean una ruptura con el postulado esencial de la visión de desarrollo anclado en el crecimiento económico, están tanto en su discurso como en sus prácticas, por fuera de lo que se entiende tradicionalmente como desarrollo, y habla por tanto de modelos alternativos al desarrollo (Escobar, 2014). Los modelos de desarrollo serían por el contrario todas aquellas formas de organización social dictadas desde los centros de poder en las que, a pesar de tener en cuenta en distintos grados el componente ambiental, supeditan la relación con la Naturaleza al crecimiento económico como motor de desarrollo social.

Prácticas de sustentabilidad de la Villa Ecológica Proyecto Gaia

Como resultado de la investigación realizada, se pudieron evidenciar los múltiples referentes en los que la Villa ecológica Proyecto Gaia basa su propia concepción de sustentabilidad. En primer lugar, como eje central de su propuesta, retoman la visión de sustentabilidad de la comunidad indígena Arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, según la cual “Un ser humano es sustentable cuando deja de ser una carga física, emocional y espiritual para su familia, sus amigos, la tierra y la sociedad” (Betto Gómez, facebook, 17 octubre 2015).

Sobre esta base de comprensión de la sustentabilidad, la Villa ecológica incorpora otro referente muy importante: los principios de la permacultura, un sistema de diseño para la creación de medioambientes humanos sostenibles propuesto por los australianos Bill Mollison y Reny Mia Slay en 19941, que nace como respuesta a la pregunta ¿qué es lo que tenemos que cambiar como sociedad para generar una vida sustentable, y transitar hacia una cultura sustentable? (Memorias Bioconstruyendo 2016) Dichos autores proponen espacios que imiten los sistemas vivos para vivir en armonía con la naturaleza, rescatando saberes ancestrales, los cuales aúnan con el conocimiento moderno.

Desde la permacultura se definen siete principios para transformar el modelo de desarrollo hegemónico, los cuales suelen ser representados en la forma de una flor con siete pétalos que abarcan las siguientes dimensiones: 1. Un manejo de la tierra y la Naturaleza diferente al de la agroindustria, como puede ser la agroecología; 2. Construcciones e infraestructuras con materiales naturales; 3. Una economía al servicio de las personas, como puede ser el trueque, economía solidaria o monedas locales; 4. Tenencia de la tierra justa y un sistema de gobernanza más democrático, como por ejemplo la sociocracia; 5. Educación y cultura que rescaten otros saberes; 6. Nuevas herramientas y tecnologías apropiadas que utilicen energías limpias, y 7. Preocupación por la salud y bienestar espiritual de las personas, más allá del progreso material. El soporte de todas esas transformaciones parte de lo que ellos llaman una ética básica de la vida que consiste en tres pilares: el cuidado de la tierra, el cuidado de la gente y la generación de excedentes en tiempo, dinero y energía (Mollison y Slay, s.f.).

Dentro de la Villa ecológica se pueden observar más de ochenta prácticas sustentables, enmarcadas dentro de los siete principios de la permacultura, las cuales a su vez van encaminadas a conseguir la sustentabilidad desde la perspectiva indígena arhuaca. A continuación presento algunas de dichas prácticas.

Pa’ cuidar la tierra hay que estar en la tierra

Sin duda, la apuesta principal del Colectivo Proyecto Gaia es la de hacer una transición para irse a vivir al campo y dejar la ciudad, entendiendo que en las ciudades, por el momento, no se puede ser sustentable, ya que la aglomeración de personas sobrecarga el territorio, impidiendo obtener del mismo lo necesario para alimentarse (hay que importarlo de otros países o traerlo del campo); así mismo la especulación con el suelo y las políticas públicas en materia de construcción impiden realizar casas con un bajo impacto ecológico.

Realizar dicha transición implica comprar una tierra para poder cultivar y construirse la casa, lo cual no es fácil de hacer de manera individual y desde la perspectiva económica; por ello el Colectivo Proyecto Gaia decide crear una Villa Ecológica desde la que poder materializar colectivamente la misión del cuidado de la Tierra, pues el trabajo comunitario facilita el avance de todos los procesos, y la suma de muchos hace económicamente más accesible la adquisición de un terreno. A pesar de que la compra del terreno es una práctica que está dentro del sistema de la propiedad privada propio del modelo de desarrollo hegemónico; sin embargo ésta se realiza con un sentido contrario a como es utilizado por el sistema económico tradicional, ya que no usan el terreno como capital natural, sino para salvaguardarlo de ello precisamente.

El hecho de comprar la tierra es un acto de aprovechar las herramientas legales para así mismo empezar a proceder en favor de la tierra y es que si tu eres dueño de la tierra pues nadie te puede decir qué hacer con ella, entonces es cubrirle un poco a las multinacionales (...) (Joku García, comunicación interpersonal nº6, diciembre 2016)1.

Restaurando los ciclos naturales

Otra de las prácticas de sustentabilidad que han puesto en marcha son las tecnologías para el manejo del agua, debido en parte a la necesidad de adaptarse a un territorio en el que el cambio climático genera épocas de gran sequía. Los objetivos de estas últimas tecnologías son reducir al máximo el consumo de agua, prevenir su contaminación, y tratar el agua utilizada para dejarla limpia. Entre las diversas prácticas que realizan al respecto quiero destacar la del sistema de baños secos, con la cual las heces no se desechan y contaminan el río, como sucede habitualmente con los baños convencionales, sino que se convierten en humanaza, es decir, se recuperan dichos nutrientes para abonar los bosques o cultivos, permitiendo cerrar el ciclo natural, tal y como se muestra en el gráfico 1, y ahorrar hasta 60 000 litros del agua potable (La Pacha Permacultura, s. f.).

Gráfico 1. Estado de los ciclos naturales en función del manejo de las heces

Fuente: La Pacha Permacultura. Presentación sobre baños ecológicos

La visibilización de estas prácticas de sustentabilidad permite evidenciar que en la Villa ecológica Proyecto Gaia las valoraciones éticas de la naturaleza son múltiples, transitando desde valoraciones económicas, lo más próximo a una escala de sustentabilidad débil, hasta llegar a valoraciones intrínsecas desde las que se considera el valor propio de la Naturaleza por fuera del interés o utilidad del ser humano, y se entiende la Naturaleza como sujeto, lo cual constituyen una escala de sustentabilidad súper fuerte.

Por todo ello, se puede considerar que la experiencia de la Villa ecológica Proyecto Gaia es una apuesta con carácter biocéntrico, con unos referentes propios de sustentabilidad (visión Arhuaca y permacultural) que hacen de la experiencia un modelo alternativo al desarrollo con un grado de sustentabilidad súper fuerte, generando una ruptura con las formas tradicionales de entender el desarrollo.

Prácticas de comunicación de la Villa ecológica

La transición hacia un cambio de paradigma en la manera de construir alternativas sustentables al desarrollo, pasa por un cambio de imaginarios y sentidos colectivos sobre lo que significa tal desarrollo, pues todo objetivo de cambio social conlleva necesariamente “la creación de utopías y nuevos horizontes de futuro” (Unicef, 2006, p.44).

Un escenario por excelencia para la construcción de sentidos compartidos es la vida cotidiana, donde se pueden observar prácticas de comunicación diversas en las que se ponen a jugar dichas significaciones. Es por eso que la Villa Ecológica constituye un escenario privilegiado para observar las prácticas comunicativas de sus habitantes.

Para Eliana Herrera-Huérfano y Jair Vega (2015) las prácticas comunicativas son significaciones o referentes simbólicos que están implícitos en un conjunto de prácticas tales como rituales, rutinas, procedimientos y actividades que constituyen los procesos comunicativos.

Dicho repertorio de prácticas lo enmarco dentro de lo que Michel De Certeau (1996) denomina prácticas culturales cotidianas del hombre común moderno. Tales prácticas son “maneras de hacer”, es decir, maneras “de caminar, de leer, de producir, de hablar, etcétera” (p.36).

De ello se puede interpretar que todas esas prácticas de sustentabilidad que la Villa ecológica desarrolla en su cotidianidad, de las que se han podido mostrar algunas, son maneras de hacer, es decir, rituales, rutinas, procedimientos y actividades que resignifican la manera de ser y estar en el mundo, por tanto son prácticas comunicativas en las que el principal sentido colectivo que construyen es el del cuidado de la Madre Tierra.

Todo proceso comunicativo en el que se construyen sentidos es necesario que tenga interlocutores con los que compartir, dialogar, confrontar, o negociar tales sentidos, entendiendo el concepto de interlocutor como

los grupos de actores/as involucrados/as en un proyecto, que comparten espacios institucionales, intereses, características sociodemográficas o consumos culturales, y que constituyen, por lo tanto, una comunidad de sentido. Los interlocutores tienen un rol activo en los procesos comunicativos en tanto pueden ser receptores de sentidos y también participar activamente de su producción y resignificación (...)” (Bruno, García y Quintero, 2017, p.194).

Del testimonio anterior se puede analizar que el interlocutor principal para la Villa Ecológica Proyecto Gaia, es la propia Naturaleza, por encima de otros interlocutores como el resto de sociedad o el mismo sistema hegemónico. La Naturaleza es el principal interlocutor porque por un lado, es la fuente de inspiración en la producción y resignificación de sentidos en torno al concepto de desarrollo; por otro lado, como vimos en el apartado anterior, desde la Villa la consideran no como un objeto a explotar, sino como un sujeto de derechos a respetar y con el que dialogar.

Ese diálogo pasa no solo por disfrutar cotidianamente de la relación directa con la Naturaleza, como bañarse en el río, o por una comunicación dialógica constante entre los habitantes y la Madre Naturaleza; pasa, principalmente, por todas las prácticas de sustentabilidad que se realizan desde la Villa Ecológica, que son prácticas de comunicación. Cada acto de la vida cotidiana se hace en función del cuidado de la Madre Tierra, asumiendo su cuidado como una cuestión de obligación moral, tal y como se evidencia en este testimonio de Betto Gómez: “Es un tema de conexión espiritual con ella que sí alcanzas a sentir el dolor, que sí alcanzas a sentir su clamor, entonces es como lo mismo que tu puedes hacer por un enfermo. Por eso, como por respeto, por tu mamá, que te dio la vida, porque ya me duele”.

La posibilidad de un cambio de paradigma hacia alternativas al desarrollo en las que el ser humano pueda progresar y acceder al bienestar social en armonía con la Naturaleza solo puede pensarse resignificando entonces la relación que tenemos con la Naturaleza; es necesario transitar de una visión antropocéntrica en la que se considera a aquélla como un objeto cuyo fin es satisfacer las necesidades e intereses del ser humano, a una visión biocéntrica en la que la Naturaleza sea un sujeto de valor y de derechos, en la que se toman en cuenta sus necesidades y se valora la vida de cada animal o ecosistema por sí misma.

La Villa ecológica Proyecto Gaia nos muestra que una visión sustentable de la vida, en la que el objetivo principal sea el cuidado de la Madre Tierra, solo puede producirse de manera coherente si el principal interlocutor en la resignificación de los sentidos sobre el desarrollo es la propia Naturaleza, a través de prácticas sustentables en la vida cotidiana, que implican el abandono de la ciudad y la transición al campo.

Conclusiones

Propuestas como la de la Villa Ecológica, se posicionan en una visión del bienestar social y la calidad de vida alternativo al desarrollo, porque trascienden el crecimiento económico como motor de progreso, y amplían otras escalas de valoración en las que el eje central es el cuidado de la Naturaleza; es por tanto una propuesta biocéntrica, en la que la Naturaleza se considera un sujeto de valor y de derechos.

La Villa ecológica hace su propia propuesta de modelo de vida alternativa al desarrollo, implementando como referentes principales la concepción de sustentabilidad del pueblo Arhuaco de la Sierra de Santa Marta de Colombia, y los principios de permacultura de los australianos Bill Mollison y Reny Mia Slay. El primero concibe la sustentabilidad como la autosuficiencia de un ser humano con base a su capacidad de generar su propia vivienda, alimento, medicina y ropa; el segundo propone un estilo de vida basado en siete principios cuyos pilares son una ética del cuidado de la tierra y de la gente, y la generación de excedentes en tiempo, dinero y energía.

Llegar a ser sustentable implica ser coherente en las prácticas cotidianas para no impactar el medioambiente. Para el Colectivo Proyecto Gaia, dicha coherencia no se puede conseguir en las grandes ciudades porque aquéllas están concebidas desde las lógicas del modelo de desarrollo tradicional, y todas sus dinámicas son un obstáculo para conseguir la sustentabilidad entendida tanto bajo la perspectiva de los arhuacos, como de la permacultura, generando un gran impacto ambiental en el territorio donde se asientan. Por eso, ser sustentable pasa por una práctica radical: irse a vivir al campo.

Para la Villa ecológica, solo desde el propio territorio es posible construir nuevos significados alternativos al modelo de desarrollo hegemónico, puesto que es en el territorio donde se pueden realizar todas las prácticas de sustentabilidad de manera coherente. Desde la perspectiva comunicacional, la Naturaleza es considerada por la Villa como el interlocutor principal con el que construir tales nuevos sentidos, no se puede se puede desarrollar un modelo de sustentabilidad si se excluye a la Naturaleza como actor protagónico de este diálogo. Por tanto, cada práctica de sustentabilidad es en sí misma una práctica de comunicación entre los habitantes y la Naturaleza, en la que el mensaje principal es el cuidado de la Madre Tierra.

Referencias

Aliste, E. y Rabi, V. (2016). Representaciones y representatividad de los discursos del desarrollo: una mirada socioambiental. En: América Latina, Sociedade e Meio Ambiente. Teorías, Retóricas e conflitos em desenvolvimento (Floriani, D. y Elizalde, A., org.). Paraná: Universidad Federal Do Paraná.

Bruno, D., García, R. y Quintana, M. (2017). ¿Comunicación estratégica o estrategias de comunicación? En Planificación y comunicación. Perspectivas, abordajes y herramientas. La Plata: Ediciones de Periodismo y Comunicación de Universidad Nacional de la Plata.

De Certeau, M. (1996). La invención de lo cotidiano: artes de hacer. I (1). Universidad Iberoamericana.

Escobar, A. (1996). La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Grupo Editorial Norma, Bogotá.

Gudynas, E. (2011a). Ambiente, sustentabilidad y desarrollo: una revisión de los encuentros y desencuentros. Reyes-Ruiz, J. y Castro-Rosales, E.(coords.) Contornos educativos de la sustentabilidad. México: Universidad de Guadalajara. Consultado el 16 de marzo en: https://goo.gl/wfojFQ

Gudynas, E. (2014) Derechos de la Naturaleza y políticas ambiental. Bogotá: Jardín botánico José Celestino Mutis.

Herrera-Huérfano, E. y Vega, J. (2014) Prácticas comunicativas de participación cultural y memoria biocultural. En Pensar desde la experiencia, comunicación participativa en el cambio social. Bogotá: Uniminuto.

La Pacha Permacultura, espacio de aprendizaje transformativo. (s. f.). Presentación baños ecológicos. Material Bioconstruyendo 2016.

Mollison, B. y Slay, R. (s. f.). Introducción a la permacultura.

Unicef (2006) Elaborando proyectos de comunicación para el desarrollo. Buenos Aires


1 Joku García forma parte del Colectivo Proyecto Gaia, ha residido en la Villa como voluntario-aprendiz por 6 meses.