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Etiqueta: Apoyo social
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Cuidar y ser cuidados es algo que nos ocurre en distintos momentos de la vida. Pero, ¿en qué consiste y por qué cuidamos o dejamos, a veces, de cuidar a nuestros semejantes? ¿A quién cuidar o quiénes cuidan más? ¿Cómo somos cuidados?.
Todas estas preguntas nos permiten reflexionar, transformar y reconocer el cuidado como una tarea, que no siempre ocurre espontáneamente, pero que siempre trae importantes beneficios.
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«1. Tipo de estudio Es un estudio observacional descriptivo de corte transversal, para el ámbito poblacional. La población de interés es la población civil, no institucionalizada; los criterios de selección se muestran en tabla 4.1.»…
«01 En mayo de 2012, la 65.a Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA65.4 sobre la carga mundial de trastornos mentales y la necesidad de una respuesta integral y coordinada de los sectores sanitario y social de los países. En ella se pidió a la Directora General, entre otras cosas, que en consulta con los Estados Miembros prepare un plan de acción integral sobre salud mental que abarque los servicios, políticas, leyes, planes, estrategias y programas»…
«La edición en español fue realizada por la Organización Panamericana de la Salud. Las solicitudes de autorización para reproducir, íntegramente o en parte, esta publicación deberán dirigirse al Departamento de Gestión de Conocimiento y Comunicación, Organización Panamericana de la Salud, Washington, D.C., EE. UU. (pubrights@paho.org). La Unidad de Salud Mental y Uso de Sustancias (NMH/MH) podrá proporcionar información sobre cambios introducidos en la obra, planes de reedición, y reimpresiones y traducciones ya
disponibles. Las publicaciones de la Organización Panamericana de la Salud están acogidas a la protección prevista por las disposiciones sobre reproducción de originales del Protocolo 2 de la Convención Universal sobre Derecho de Autor.
«Con la historia de Rosalía se conocen posibles señales de alarma que podrían indicar la presencia de Alzheimer: pérdida de memoria, pérdida constante de objetos, insomnio en las noches y desorientación, pueden ser algunos síntomas comunes en los pacientes que padecen de este trastorno.
Tener conciencia de las señales de alarma que presenta una persona con este tipo de enfermedades, puede ser fundamental para brindarle ayuda oportuna y especializada.»
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«Con la historia de Gladys se conoce de manera general en qué consiste la depresión y cuáles sus principales síntomas: cambios en el comportamiento, pérdida de interés, sensibilidad extrema y debilidad física.
Tener conciencia de las señales de alarma que presenta una persona con depresión, puede ser fundamental para brindarle ayuda oportuna y especializada.»
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«Gracias a la voz y la experiencia de Victoria, una enfermera que vivió en una zona de control paramiliar, se narra la manera cómo se fue transformando la salud mental de la comunidad, una vez los violentos pusieron en marcha una estrategia para romper el tejido social. Esta experiencia corrobora que la salud mental es un asunto que se vale de la vida colectiva. Recomponer la salud mental luego de experiencias tan dolorosas, en donde la muerte violenta estuvo presente, solo es posible a través del fortalecimiento de redes de apoyo, del diálogo y la participación.»
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«Los pasados 8 y 9 de mayo de 2017, se realizó en la Pontificia Universidad Javeriana, el evento Para que suceda… El Buen vivir.
El evento estuvo centrado en las preguntas ¿Cómo hacer para que el anhelo del buen vivir colectivo sea un propósito y una experiencia en la vida de cada cual? y ¿Y este buen vivir tiene algo que ver con la salud mental?
La agenda del evento se construyó a partir de páneles sobre crianza, vida laboral, conflicto social, cuerpo y género.»
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Aunque la tecnología nos facilita la vida. Cuando hacemos un uso intensivo de ella es importante recordar que disfrutar y compartir con los otros es básico para nuestra salud mental. El desafío está en que las tecnologías no reemplacen la proximidad, el afecto y la comunicación genuina que caracterizan a las relaciones humanas.
Joan Tronto (Minnesota, 1952) asiente a cada palabra. Persigue con la mirada cada movimiento y atiende, con interés extraordinario, cada consigna que la jefa de prensa del Col·legi d’Infermers i Infermeres de Barcelona –donde ha realizado una charla– lanza. «Ella me cuida hoy», explica risueña.
Ella misma traza el paralelismo entre una anécdota tan nimia y lo robusto de su tesis de estudio: la ethics of care (ética del cuidado), teoría feminista de principios de los años 90, compete cada espacio de la vida de las personas. Ser consciente de ello es lo que hace que Tronto, doctora en la Universidad de Minnesota y acostumbrada a los viajes y simposios, muestre tanto interés en las palabras de su entorno.
Para Tronto, todo está relacionado con el cuidado: las relaciones, las estructuras… La democracia. «Por supuesto también el trabajo», destaca la politóloga, que relaciona la ética del cuidado con el decrecimiento económica y califica el cuidado como algo «revolucionario». Un cambio de paradigma.
Tronto apuesta por reducir las jornadas laborales e invertir menos en paliar y más en prevenir. «Cuántas horas trabaja usted?», pregunto. «Muchas», dice mientras ríe. «Yo tengo la posibilidad de invertir tiempo en algo que me gusta, pero no podemos obligar a la gente que trabaja en algo menos satisfactorio a que haga lo mismo», concluye.
El concepto ética del cuidado nos acompaña toda la vida, aseguran sus estudios. Pero los términos en si no nos resultan familiares.
El cuidado es una parte esencial de lo que significa ser humano. No se puede entender la humanidad sin entender lo que significa cuidar de los demás. Existen muchos tipos de relaciones diferentes que implican el cuidado.
Define el cuidado como «antídoto contra el capitalismo».
El cuidado no forma parte de muchas teorías políticas. Pero yo, como teórica feminista, lo pongo en el centro: ¿Qué pasaría si nos tomáramos enserio esta parte de vida? Creo que la del cuidado es la mejor crítica al capitalismo; pone en relieve la falacia que el mercado es la manera de entender la vida humana… El mercado presume que somos racionales, autónomos. Entes individuales. El capitalismo construye un patrón de persona que se corresponde a un segmento pequeño de la sociedad. Dice que sólo tenemos responsabilidad sobre nosotros mismos o, cómo mucho, sobre la familia. Esa no es una manera muy certera de entender la vida.
¿Cómo somos, según la ética del cuidado?
Los humanos somos dependientes desde nacimiento. Necesitamos a la gente incluso para sentirnos seguros, ¿más prueba que esa? Necesitamos cuidados cada día de nuestra vida. Incluso en cosas más mundanas: comer, asearse… También cuando crecemos y enfermamos; o cuando envejecemos… Todas estas cosas pueden convertirse en algo dramático si descuidamos el cuidado en la sociedad. Cuando empecemos a reconocer cuánta de nuestra felicidad viene de los cuidados…
La especialista ha expuesto su tesis en el Col·legi de Infermeres i Infermers SANDRA LÁZARO
¿Se preocupan las sociedades por el cuidado?
No. Se preocupan por los mercados. [Larga pausa] Y a mi me preocupa lo siguiente: ¿Por qué invertimos tanto tiempo en la producción económica? Incluso en las sociedades democráticas pensamos: ‘Si tenemos más trabajo, más producción, la vida humana será mejor’. Y no es cierto. La vida de la gente, con más, no es mejor. Necesitamos una economía del cuidado.
¿Qué significa eso?
Simple: producir menos y centrarnos más en cuidarnos.
Usted defiende, bajo la teoría feminista, que debemos erradicar la idea del cuidado como algo natural. Algo dado.
De ahí viene la opresión de la mujer, de entender el cuidado como algo natural. Pues los roles sociales los creamos nosotros. Y esto es una cuestión de justicia: unos privilegiados bloquean a otros que lo son menos. Los que están arriba, fruto de su posición, hacen que los otros hagan lo que ellos no quieren. Y por esa simple razón, los hombres, que son los que están arriba, los presentes en la esfera pública, han relegado a las mujeres… A sus casas. La pregunta es: ¿Es más natural para las mujeres la cura?
…
No. Son enseñadas a cuidar, lo hacen por el privilegio de los hombres.
En 1987 usted escribía sobre esta cuestión: Más allá de la diferencia de género. Hacia una teoría del cuidado. ¿Hemos avanzado en algo?
Las cosas mejoraron un poco hace unos años, pero empeoraron aún más después. Cosas del capitalismo.
Balance pesimista.
[Ríe] Sí, visto con la perspectiva de la historia de las ciencias sociales modernas es dramático. Pero comparado con la historia de la humanidad, no está mal. Hace realmente poco que hablamos de los cuidados, por lo que soy optimista. Esta es una idea revolucionaria y sólo estamos al principio del cambio.
Cuando habla de cuidado lo expande a ciudades, estados… A la misma democracia.
Hay varias cosas que deben pasar. Necesitamos pensar en las necesidades humanas y medioambientales. Y pensar quién tiene esas responsabilidades: aquí entra la política. Organizamos las responsabilidades atendiendo al pasado, debemos repensarlo: qué cojo y qué no cojo. Esas elecciones están relacionadas con el cuidado, y en ello está involucrada cualquier estructura y institución de la sociedad.
Tronto califica los cuidados como un «antídoto del neoliberalismo» SANDRA LÁZARO
¿Cómo afecta esto al sistema médico, concretamente? Usted ha hablado ante un auditorio de enfermeras y enfermeros.
El sistema médico también debe repensarse. La medicina es un ejemplo claro de cómo la ciencia nos lleva, generalmente, por el mal camino. ‘Puedo hacer un nuevo medicamento que curará…’. ¡Guau! Igual deberíamos gastar menos dinero en la industria, y más en la gente. Igual pensando en la gente nos damos cuenta que necesitamos menos. Menos, sobretodo, trabajo.
¿Decrecimiento?
El capitalismo quiere traducirlo en términos de mercado. Incluso las relaciones y los cuidados. Hay un libro, Born to buy [Juliet Schor, 2004], que lo ilustra: en América la gente trabaja 50 horas a la semana. Y les preguntas: ‘¿Para qué?’. Ellos contestan que es para darle un futuro a sus hijos, para comprarles cosas a sus hijos. Lo que no nos hemos planteado es que tal vez invirtiendo más tiempo con ellos, necesitarán menos cosas. Y eso habla de lógicas de la producción, que deben ser substituidas por lógicas del cuidado.
Eso no parece competer a la mayoría de la gente, que no tiene posibilidad de decidir. ¿Qué pequeños cambios podemos hacer?
Volvamos a Marx: ¿Por qué cambiamos nuestro tiempo? Dinero? Necesitamos trabajar la mitad, 20 horas. Con mejores salarios. Pero eso será complicado. Para bajarlo a un nivel cotidiano: la gente debe democratizar y cambiar cada institución de la que forma parte. Familia, amistad, comunidad. ¿Qué puedo hacer cada día para reducir lo que consumo y a la vez mantener las relaciones con mi entorno? Aquí reside el cambio. El poder de la ética del cuidado reside en cómo entiende la vida cada uno: cuidarse es lo más importante.