ISBN : 978-958-781-555-9
ISBN digital: 978-958-781-556-6

Conferencias

Entre la información, la memoria y el patrimonio: una perspectiva desde el Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA)1

Luis Gonzalo Jaramillo E.2

Resumen

La construcción y desarrollo de espacios de interacción alrededor del tema del patrimonio cultural es una tarea que lejos de concluida, y como se puede vislumbrar, será el punto focal de interés para múltiples instancias y actores en las próximas dos décadas, dentro del complejo —pero esperanzador— macrocontexto del “posconflicto” o del “posacuerdo”. Porque el patrimonio cultural, se advierte ya, es y será un nodo y eje de acción central en materia económica, de empoderamiento y agencia civil, y en materia de reconstrucción y construcción identitaria. En este escenario, la relación entre información, memoria y patrimonio, particularmente vista desde la óptica de la comunicación y difusión para materializar la denominada “apropiación social del patrimonio”, define no solo un tema central de reflexión académica y teórica, sino que, ante todo, plantea un reto para crear y diseñar instancias, medios y mecanismos de monitoreo y seguimiento. La iniciativa del Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA), en particular el Boletín OPCA, se analizará, en esta perspectiva, como una apuesta proactiva concreta de comunicación para pasar del “dicho al hecho” en el entramado esbozado.

Preámbulo

Para dar alcance a lo esbozado en este resumen, resulta conveniente iniciar el texto con un contexto de encadenamiento de los tres conceptos centrales enunciados en el título: información, memoria y patrimonio. Ello nos permitirá también destacar dos acepciones para el concepto de “apropiación social del patrimonio”, una de ellas relacionada, a su vez, con la noción de “identidad nacional”, asunto que se convierte en un cuarto elemento de la argumentación que queremos desarrollar. En este sentido, el texto se estructura en función de tres apartados. En el primero se desarrolla la relación entre los conceptos enumerados. En el segundo se presentan los datos esenciales para caracterizar al Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico, y el Boletín OPCA como propuestas de investigación, seguimiento y comunicación sobre el patrimonio, y como dispositivos de “apropiación social”. En el tercer apartado, a manera de conclusión, se señalan algunas acciones para mejorar, desde la perspectiva del Observatorio, el monitoreo y discusión del tema patrimonial.

Afinando la cuestión (memoria, patrimonio e información)

Si aceptamos que la función primordial de la memoria no es tanto preservar el pasado, sino adaptarlo para enriquecer y manipular el presente, tal y como lo expresó hace un par de décadas Lowenthal (1985, p. 210), develar cómo se produce este fenómeno define un reto instrumental fundamental, dada la naturaleza no de evento, sino de proceso que este presenta, el cual exige un monitoreo sobre una línea temporal de cierta duración mayor de lo que presupone “lo eventual”. En efecto, como bien lo plantea la convocatoria para esta XXV Cátedra Unesco de Comunicación, lo central en este contexto es:

Más allá de pensar la memoria como una remembranza del pasado […] [se trata de] comprender el sentido activo y de construcción permanente que las sociedades hacen sobre su pasado desde el presente, haciendo de esta un hecho cambiante vivo y en permanente construcción. (Cátedra Unesco de Comunicación, 2018)

El reto instrumental al que hemos aludido, claro está, se agudiza más al reconocer el papel de la memoria —así entendida— en la construcción de “lo patrimonial”, una expresión/categoría que incorpora tanto la pregunta sobre por qué se rememora, como sobre qué se preserva y cómo se selecciona lo que ha de ser patrimonial. Cuestiones que nos confrontan a su vez con lo que es quizá uno de los efectos más patéticos de la denominada “patrimonialización”, como la cosificación y trivialización de las prácticas y objetos culturales materia de tal proceso. Estos son: el mercadeo, la difusión y la propaganda —expresiones todas del fenómeno de la comunicación masiva sobre lo patrimonial—, los cuales hacen el milagro de despojar de los sentidos esenciales a las prácticas y objetos culturales, dejándonos como interlocutores, lo que son entidades difíciles de reconocer como relevantes para forjar el sentido de “lo nacional”. Esto, porque su esencia es lo local/identitario, no valores que trasciendan como agenda colectiva las diversidades de lo vivencial y de la diversidad que con ahínco exaltamos como atributo quinto esencial de “lo nacional”. Pero dado que lo diverso no se unifica como discurso ni como realidad per se, la pregunta acerca de la “apropiación social del patrimonio” resulta muy pertinente como forma de reflexión sobre cómo ocurre este proceso y cómo monitorearlo para estudiarlo y entenderlo.

En este sentido, es necesario indicar que una revisión de textos y contextos para la expresión apropiación social del patrimonio, o apropiación social del patrimonio cultural, permite establecer que su sentido más generalizado es describir acciones para motivar, propiciar y/o empoderar la autogestión (la “agencia” si se quiere) por parte de colectivos que, como punto de partida, se asume que no reconocen o que requieren revalorar “sus valores propios” —valga la redundancia— como elementos importantes para su vida en comunidad, y como recursos para la convivencia y negociación con “otros”. En últimas, estrategias para lograr que los actores directos identifiquen y se comprometan con “su” patrimonio. Dos ejemplos concretos de nuestro ámbito nacional son apropiados para ilustrar esta perspectiva. El primero de ellos se enmarca en el contexto del estudio realizado por Adriana Gómez titulado Modelo de diseño para la valoración y apropiación social del paisaje cultural cafetero de Colombia, paisaje que fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; en él se afirma:

[…] se ha identificado la necesidad de implementar un proyecto integrador para posibilitar una mayor participación de la comunidad en el reconocimiento de sus valores patrimoniales y lograr una comunicación efectiva del público mediante la estructuración de un modelo de diseño ecoeficiente. (2015, p. 117)

El segundo ejemplo lo aporta Ana María Groot (2014), en su texto Apropiación social del patrimonio arqueológico del municipio de Nemocón, Cundinamarca: un camino entre la ciencia, la sociedad y la política. En este, la iniciativa adelantada busca que:

El conocimiento construido sobre el poblamiento prehispánico se articule con procesos de apropiación social de estos saberes por parte de la población local y del ente territorial, con el fin de propiciar un sentido de pertenencia con los valores culturales y ambientales de la zona, y minimizar los riesgos de destrucción. En este orden, en el proceso de apropiación social del patrimonio arqueológico se da un intercambio de conocimientos y una acción participativa de la comunidad que propende por un mejor conocimiento de lo local, y por su adecuada protección y divulgación, orientado hacia acciones que incidan en el beneficio común de los pobladores. (Groot, 2014, p. 473)

No obstante, la acepción que nos interesa resaltar para la expresión de apropiación social del patrimonio es aquella con un sentido social amplio, que nos confronta con el discurso/entelequia del “patrimonio nacional”; una que devela la permanente tensión entre lo “mío” identitario y lo “nuestro” emblemático, realidad cuya agencia no parece tener doliente concreto, y que, cuando se invoca, resulta más una instancia del accionar mediático. Este, a costas de la pretendida patrimonialización, logra vaciar de contenido esencial las prácticas y lugares de enunciación identitaria de lo local/intragrupo, para dejar en la palestra los vacuos —pero no por ello inofensivos— y poderosos íconos nacionales, que, en consecuencia, con este argumento, no son más que evocaciones (fantasmas) difíciles de reconocer en la distancia como identitarios nacionales.

Hace unos años, en el marco del VI Congreso de Arqueología en Colombia, celebrado en Santa Marta, tuvimos la oportunidad de convocar el simposio “Los ‘teatros’ de la memoria: dinámicas y tensiones” (2010), que luego se convirtió en un texto publicado con el título Los “teatros” de la memoria: espacios y representaciones del patrimonio cultural en Colombia (Jaramillo y Salge, 2012). Haciendo hoy “memoria”, lo que desde entonces nos preocupaba en el marco del Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA) —para ese momento de reciente creación— era tomarle el pulso a una pregunta que hoy continúa vigente y que le da también sentido a esta presentación: ¿cómo anclar y difundir contenidos de opinión sobre los temas del patrimonio cultural de manera que estos circulen con “equidad intelectual” y “diversidad analítica/sensitiva”? Y, sobre todo, que, en dicho ejercicio, sin ser una camisa de fuerza, se promueva un ambiente para la reflexión sobre el reto que, como ya hemos señalado, plantea la entelequia de lo “patrimonial nacional”. En otras palabras: ¿cómo contribuir al análisis y reflexión del patrimonio cultural de manera que, sin constreñir los relatos nacidos de lo local y vivencial, el resultado pueda “objetivamente” permitir, o ser al tiempo, plataforma de evaluación y agente de la construcción —y deconstrucción— de lo patrimonial nacional?

“…Del dicho al hecho”: el Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico, y el Boletín OPCA

Es justamente en este punto en el que, de acuerdo con la invitación que nos hicieron los organizadores de esta XXV Cátedra Unesco de la Comunicación, podemos traer a colación la experiencia del Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA) en cuanto dispositivo para adelantar un monitoreo del acontecer del patrimonio cultural, y tomar el pulso a la cuestión patrimonial nacional. En efecto, como se indica en el portal web, en la sección “¿Qué buscamos?”, el Observatorio pretende:

Incidir en la percepción y gestión tanto del sector público como del privado, en torno al tema del patrimonio cultural y arqueológico, a partir de la producción de conocimiento derivado de investigaciones que produzcan información de primera mano, así como del monitoreo del acontecer mundial, nacional y regional sobre el tema. (https://opca.uniandes.edu.co/)

Ante todo, lo que busca OPCA es plantear debates y propiciar espacios para difundirlos; espacios en los que puedan tener cabida la diversidad de voces que conforman la realidad nacional, todo en un ambiente de diálogo abierto y constructivo. Para tal propósito, OPCA cuenta con un portal web y con un boletín digital como instrumentos principales de interacción, cuyo acceso, de manera coherente con lo que nos motiva, es libre, sin registro ni suscripciones de ningún tipo, sin cortapisas, para hacer de este un medio de interacción “democrático” —esto es, de acceso amplio—. Además, OPCA gestiona y lidera otras actividades que apoyan la agenda global del observatorio, con el fin de prestar un espacio en el que se logre balancear el rigor académico con la diversidad de posturas, de lenguajes, de imaginarios y de perspectivas sobre lo que de por sí es diversidad en movimiento: la definición y puesta en valor del patrimonio cultural y de la entelequia de la identidad nacional.

La historia de OPCA se remonta a mediados del 2007, cuando, para responder a lo que empezaba a ser un interés creciente por parte de estudiantes del programa de Antropología en la Universidad de los Andes sobre el tema del patrimonio cultural, vimos que la conformación de un observatorio podía ser una respuesta viable, de la mano de algunos semilleros y seminarios sobre patrimonio cultural en general, y sobre patrimonio arqueológico en particular. Pero seamos claros, más allá de la idea, en ese momento no teníamos conocimiento previo sobre cómo instrumentar un observatorio, ni el respaldo de una actividad previa en áreas como el desarrollo de páginas o portales web, y menos aún en la labor editorial y de gestión sobre comunicación escrita en la forma de boletines digitales. Es decir, lo caminado hasta la fecha ha sido un trasegar de aprendizaje en estos y otros campos, recorrido que se convierte en el equipaje con que contamos hoy para poder compartir una experiencia que, a muchos de los asistentes, sobre todo a los estudiantes aquí congregados, puede resultarles de interés; pero, sobre todo, para animarlos a emprender sus propios proyectos de acción en esta temática.

En concreto, y tomando como referente una visita al portal como tal, el cual se lanzó en abril de 2010, podemos ver que este se estructura a partir de una serie básica de contenidos, entre los que se destaca el correspondiente a la legislación, subdividida en internacional, nacional y local (tanto departamental como municipal). De estos tres apartados, mientras los dos primeros se encuentran al día, el tercero ha sido una de esas incitativas que no han logrado aún materializarse, debido a razones que tienen que ver más con la dificultad de obtener este tipo de información (decretos, acuerdos, ordenanzas, resoluciones), a menos que se cuente con aliados estratégicos que puedan tener acceso directo a las fuentes primarias. Esta situación —que recuerda lo que sucede también con el contenido histórico y de información general disponible en los portales web de los municipios, los cuales con mucha frecuencia están desactualizados, ofrecen vínculos o enlaces muertos o sin información— nos indica que en materia de accesibilidad a contenidos oficiales aún nos queda mucho camino por recorrer. En efecto, no existe en ninguno de estos casos la obligatoriedad de hacer que dichas disposiciones sean convertidas en documentos de acceso digital y/o a que los portales web, de igual manera, hiciesen un seguimiento regular a la publicación y administración de los contenidos ubicados en estos.

Sobre este tema volveremos luego, pues los documentos aquí señalados hacen parte de lo que es uno de los más valiosos acervos documentales para monitorear la construcción de lo patrimonial y de los discursos identitarios en la esfera de lo local.

En el portal web de OPCA se encuentra también una agenda de eventos destacados, y el registro histórico sobre programas y actividades auspiciados por el Observatorio y/o relacionados con él. Estos últimos incluyen, por ejemplo, el Taller Nacional “Patrimonio cultural y academia en Colombia: una lectura desde los currículos, los planes de estudio y la praxis profesional” (2012), cofinanciado por la Universidad de los Andes y el Ministerio de Cultura (MinCultura); el Panel Internacional “Bienes arqueológicos: legislación, políticas y prácticas” (2010), en conjunto con el Museo del Oro del Banco de la República y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH); o los “Encuentros sobre patrimonio cultural y conflicto” (2016), en asociación con la Fundación Gavia y la Confederación Suiza. También podemos registrar actividades como el Concurso Patrimonio Subvertido (2010) o la exposición “Organología colombiana” (2012), organizadas como parte de la celebración de la Semana del Patrimonio en la Universidad de los Andes, otra iniciativa en la que hemos venido trabajando desde hace ya varios años, en asocio con el Centro Cultural de la Decanatura de Estudiantes.

Entre los “productos” del observatorio, claro está, el Boletín OPCA ocupa una parte muy importante de la actividad; en lo que tiene que ver con esta presentación, es quizá el elemento concreto más relevante, pues allí se materializa la tríada memoria-patrimonio-información y “lo nacional”. En este sentido, debemos destacar que se trata de una estructura de ediciones o números temáticos, lo que genera un espacio apropiado para vislumbrar, con coherencia, múltiples voces y sopesar el estado de la cuestión tratada. La diversidad de temas a la fecha es una clara expresión de cómo percibimos las múltiples aristas del fenómeno cultural y patrimonial; por ello hemos tratado temas tan diversos como la reindigenización, el desarrollo económico, el agua, el fútbol, el turismo, la música, la violencia o la alimentación, para mencionar algunos, buscando en todos ellos hacer evidente y relevante la conexión con el tema del patrimonio cultural y la identidad nacional.

En este momento contamos con 13 números publicados en los casi ya 10 años de existencia; el Boletín OPCA núm. 1 se lanzó en mayo del 2009, y con el número 14, previsto para ser lanzado el próximo 14 de noviembre, sumaremos 85 artículos publicados. Así, es claro que hemos construido una amplia base de datos y reflexiones sobre el tema del patrimonio cultural; de hecho, se trata de un importante archivo patrimonial que no existía en el país. En esta medida, pensamos el boletín como patrimonio, como un depósito o memoria de este. Adicionalmente, cabe resaltar que, para casi todos los boletines, además de las referencias puntuales que cada contribución cita, existe una lista o base de datos consolidada sobre noticias relacionadas con cada tema, las cuales ayudan a que quienes tengan un interés específico puedan acceder de manera expedita a material relevante; este recurso es otro apoyo a la labor de seguimiento y monitoreo de dichas temáticas.

La pertinencia y relevancia de los temas tratados en los boletines han sido definidas atendiendo a lo que sucede en el país; por ello, el Boletín núm. 13, por ejemplo, versó sobre patrimonio subacuático, un tema que para muchos pareciera leerse con nombre propio como Galeón San José. Pero nada más distante. Mientras que este caso es de por sí un tema álgido y pertinente —y en extremo complejo—, lo subacuático implica un mundo mucho más amplio de reflexiones, de suerte que el título que le dimos a dicho boletín, esperamos, le hace justicia a esta realidad: “Patrimonio cultural subacuático… ¡Más allá de historias de piratas, corsarios y naufragios!”. ¿Y cuáles son esas otras aristas? Como ejemplo podemos citar el provocativo texto “Patrimonios emergidos. Herencia inmaterial y su vínculo con el patrimonio sumergido en San Andrés de Tumaco y Buenaventura”, de Víctor Pérez y Wilson Peña-Pinzón.

En la estructura del boletín, la sección denominada “Diálogos” sirve para establecer una trama que orienta al lector entre las posiciones de los diferentes “actores” (autores), y previsualiza el derrotero de las contribuciones, tratando así de interdigitar y propiciar ese diálogo entre posiciones diversas y a veces contradictorias, y sentar también nuestra voz sobre estos hechos, además de convocar a su reflexión. Pero estas posiciones también las hemos expresado en cartas abiertas, como las dos recientemente publicadas sobre preocupaciones concretas frente al tema del rescate del Galeón San José, las cuales buscan producir efecto sobre las instituciones encargadas del tema. Más allá de si se logrará el propósito —esto es, la suspensión, reversión o reestructuración del proceso de rescate en marcha—, el caso sirve para ilustrar cómo en estas materias se puede pasar del “dicho al hecho”.

Así, el Boletín OPCA no solo está abierto a cubrir diversidad de perspectivas sobre lo patrimonial, sino que es un espacio abierto a la diversidad de formas de escribir, de narrar; i. e., no regido por el discurso canónico del “texto académico” (léase, hegemónico) de las formas estandarizadas (aceptadas) de expresión en publicaciones “culturales”, sino que valora “las palabras propias de los otros”, como alguna vez lo manifestó algún participante en uno de los lanzamientos de nuestros boletines. Esto nos ha llevado a resistirnos a instituir como premisas editoriales los estándares ahora en boga de la “lógica” de la indexación, lo cual no quiere decir, por supuesto, que las contribuciones sean de “baja calidad”. Nada más lejano a la realidad. Esto ha supuesto más trabajo al comité editorial, pues entre la diversidad de productos recibidos, se intenta ponderar con sentido proactivo no solo cuáles contribuciones pueden pasar, sino, en muchos casos, con cuáles establecer un diálogo directo con los autores para hacer ajustes que logren definir un balance entre una narrativa que efectivamente logre comunicar una posición y sus ideas, y preservar lo personal de cada relato. En otros casos, la tarea ha sido convocar a profesionales reconocidos —académicos, funcionarios públicos y actores civiles— para que asuman el reto de escribir en el formato ágil que sugerimos desde OPCA, con el fin de llegar a públicos cada vez más amplios. Al revisar la lista de autores vemos que esta tarea es cada vez más sencilla, los que nos da un nuevo aire para continuar.

Ahora bien, ¿y cómo sopesar o medir el impacto de la interacción/difusión de los contenidos? En este sentido, además de las ideas que sobre ello hemos perfilado a partir de referencias, correos, etc., contamos también con algunas estadísticas de los últimos tres años, proporcionadas por la herramienta de Google Analytics, que confirman, a nuestro entender, que se cuenta con una interacción relativamente homogénea a lo largo del tiempo. Algo similar ocurre con el otro indicador, la herramienta de seguimiento de Issue, un portal en el que también hemos publicado el boletín para dinamizar y aumentar la visibilidad y su distribución, y que nos informa datos del último año. Ambos indicadores nos dicen que el portal y el boletín están siendo tomados en cuenta por una creciente audiencia como referente para sus diversos intereses.

A manera de conclusiones: estrategias y proyectos para consolidar la agenda de OPCA

De acuerdo con lo expuesto hasta este punto, es claro que al ser múltiples las aristas del fenómeno patrimonial y los caminos para trasegarlo, en materia de la apropiación social del patrimonio, la relación entre patrimonio, comunicación y posconflicto define un espacio de investigación y acción de gran pertinencia nacional. Este escenario/espacio se entiende como el tema de “grandes públicos”, el del discurso “integrador total” (el del patrimonio nacional que reclama la reconstrucción social en la era del posconflicto). Así, creemos que más allá que clamar por el “respeto a la diferencia” y la “convivencia pacífica”, se requiere la instalación de cada vez más apuestas y productos en los que los actores puedan concretar sus perspectivas para construir comunidad.

En este sentido, no cabe duda, como lo señalábamos en el resumen, de que el patrimonio cultural es hoy y será un nodo de economía y empoderamiento comunitario en el posconflicto o posacuerdo, pues múltiples acciones se estructuran en función de la construcción, reconstrucción del sentido de comunidad con sus acervos históricos (lengua, gastronomía, paisaje, etc.), todos para ser difundidos (circulados/vendidos) como parte de intercambios más amplios, y que por medio del turismo, por ejemplo, materializan a cierta escala la perspectiva de un mejor futuro económico.

Pero, claro está, los espacios y productos a los que hemos hecho referencia como centrales en la dinámica del posconflicto desbordan las acciones de los actores locales o comunitarios, y permiten que, como lo son a nuestro juicio tanto el Observatorio como el Boletín OPCA, sean vistos y entendidos como vehículos muy necesarios para visibilizar y, en esa medida, lograr reconocimiento (conocimiento por los otros) sobre lo que tiene sentido y valor en unos y otros, con el fin de posibilitar la construcción de ese sentido cohesionador que referimos como “lo nacional”. Proceso en el que se aporta a sanar heridas y a conciliar los parámetros de la vida colectiva en el nuevo entorno que propone —ojalá no solo como utopía— la era del “posacuerdo”.

¿Qué otras cosas hacer? Como línea de acción a corto y mediano plazo, se debe estructurar un Boletín OPCA grados 10.° y 11.° que sirva para catalizar y leer lo que significa el patrimonio cultural para estas nuevas generaciones; una oportunidad de mirar con atención qué tan presentes y exitosos son los mensajes y discursos dados/recibidos en su proceso de formación (endoculturación), pero también vislumbrar los distanciamientos de estos y así anclar, para monitorear, la perspectiva que va tomando “lo nacional”.

La segunda línea de acción, que ya habíamos introducido, corresponde a desarrollar un proyecto formal para hacer una compilación significativa de la legislación producida a escala local (departamental y municipal), dado el valor analítico que tendrían estos documentos en la comprensión de las dinámicas de la construcción identitaria.

Así pues, sin desconocer el valor y función terapéutica de la apropiación social del patrimonio al nivel de los intragrupos, aquella que puede narrar la memoria de lo vivido en el conflicto, de exorcizar lo padecido, de clamar por justicia y el derecho a no repetición y a un futuro esperanzador, no se puede perder de vista que este proceso, al estar centrado en lo local —así sea de eventos similares en múltiples comunidades—, paradójicamente va en contravía de apalancar y consolidar los procesos de construcción de lo nacional —cohesionador—, que podría ser leído también como la alternativa de un futuro diferente.

Quizá este es el punto en el que para concluir debamos traer a colación las palabras del profesor Emilio Yunis (2013), cuando al ser interrogado sobre la identidad nacional planteaba de manera categórica que la gran transformación y posibilidad real de materializar esa entelequia era si, por ejemplo, los valores que se destacaran fuesen la paz, la honradez, la justicia (si la hubiese, acotaba con vehemencia) o la solidaridad. Haciendo eco de esta observación del profesor Yunis, podemos entonces anotar que en un contexto como ese, el sombrero “vueltiao”, el poporo quimbaya, la palma de cera, para mencionar algunos íconos referentes de “lo nacional”, tendrían un nuevo marco para ser “significados”. Y aquí el encanto de una temática que no permite ver el fin, sino esbozar nuevas rutas, nuevos caminos para trasegar, para ser observados metódicamente y difundidos o compartidos a cabalidad.

Referencias

Cátedra Unesco de Comunicación. (2018). Convocatoria, sección Objetivo. Recuperado de https://www.javeriana.edu.co/unesco/objetivos.html

Gómez Alzate, A. (2015). Modelo de diseño para la valoración y apropiación social del patrimonio en el paisaje cultural cafetero colombiano. Revista KEPES, 12(11), 117-138.

Groot Sáenz, A. M. (2014). Apropiación social del patrimonio arqueológico del municipio de Nemocón, Cundinamarca: un camino entre la ciencia, la sociedad y la política. Boletín de historia y antigüedades, CI(859), 473-492.

Jaramillo, E. L. G., y Salge Ferro, M. (Comps.). (2012). Los “teatros” de la memoria: espacios y representaciones del patrimonio cultural en Colombia. Bogotá: Ediciones Uniandes.

Lowenthal, D. (1985). The past is a foreign country. Cambridge: Cambridge University Press.

Yunis, E. (2013). Entrevista en Colombia Identidad y Destino. Corpocaribe Corporación Desarrollo del Caribe. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?time_continue=158&v=T-I0I4FfVo4 (minuto 1:41-1:50).


1 Los temas centrales de interés e investigación han sido el surgimiento y desarrollo de las sociedades complejas al nivel de los cacicazgos —especialmente en las regiones del Alto Magdalena (cultura agustiniana), el valle medio del río Cauca (zona quimbaya) y el altiplano cundiboyacense (zona muisca)—, y el tema del patrimonio cultural y su relación con la sociedad contemporánea. Estos intereses se han consolidado en programas de investigación que combinan el trabajo arqueológico, etnohistórico y etnográfico, como el Programa Sopó en Contexto y el Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA) (véase https://opca.uniandes.edu.co/).

2 Ph. D. Arqueólogo. Gestor-coordinador del Observatorio del Patrimonio Cultural y Arqueológico (OPCA), de la Universidad de los Andes.