ISBN : 978-958-781-326-5
ISBN digital: 978-958-781-327-2

Narrativas, discursos y lenguajes para la reconciliación y el buen vivir

Reflexiones sobre el proceso de investigación del documental Cosechando resistencias

Carolina Arias Sánchez y Mariana López Ospina

Estudiantes del pregrado en Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

caroarisa@gmail.com; marianalosquino@gmail.com

Resumen

El Resguardo Indígena de San Lorenzo (RISL), de la cultura embera chamí, ubicado en el municipio de Riosucio, Caldas, está conformado por 21 comunidades, en las cuales se han venido desarrollando prácticas de resistencia ligadas con la soberanía alimentaria. Nos interesamos en retratar los procesos de soberanía alimentaria, por medio del lenguaje audiovisual, para lo cual hicimos una búsqueda de personajes que encarnan diferentes historias transversales a las formas de ser mujeres y cultivar el propio alimento. Es un documental etnográfico y directo, pues se mantiene fiel al ambiente, a los testimonios y a los fragmentos de la cotidianeidad de los personajes, en busca de una empatía con los espectadores. La realización del documental fue experiencial. Por medio de las historias que dichas mujeres relataron, y durante el rodaje, se creó un proceso de aprendizaje que nutrió nuestros conocimientos acerca de la soberanía alimentaria y también los roles que ellas desempeñan dentro de esta práctica. Durante el proceso de investigación y la recolección del material audiovisual que realizamos, hemos encontrado que en el RISL, la soberanía alimentaria es importante porque defiende aspectos esenciales para la vida comunitaria, como el acceso, la tenencia y el cuidado de sus tierras; la conservación y recuperación de semillas nativas, y el autoabastecimiento, aspectos que son fundamentales para la autonomía de comunidades indígenas y rurales. Así, nos enfocamos en estudiar la participación de las mujeres en estos procesos de resistencia, y su empoderamiento en las funciones agrarias y también en los roles de liderazgo, además de la influencia de su participación en dichos procesos, para responder nuestra pregunta de investigación: ¿cuál es el papel de las mujeres indígenas en las prácticas comunicativas que se dan en los procesos de soberanía alimentaria en el Resguardo Indígena de San Lorenzo?

Palabras clave: soberanía alimentaria, ontología indígena, prácticas comunicativas, identidad.

Introducción

El Resguardo Indígena de San Lorenzo (RISL), de la cultura Embera Chamí, ubicado en el municipio de Riosucio, Caldas, está conformado por 21 comunidades en las cuales se han venido desarrollando prácticas de resistencia, algunas ligadas a la Soberanía Alimentaria.

Nos interesamos en retratar los procesos de Soberanía Alimentaria por medio del lenguaje audiovisual, para lo cual hicimos una búsqueda de personajes que encarnan diferentes historias transversales a las formas de ser mujeres y cultivar el propio alimento. Es un documental etnográfico y directo, pues se mantiene fiel al ambiente, a los testimonios y fragmentos de la cotidianeidad de los personajes en busca de empatía con los espectadores.

La realización del documental, que se encuentra en proceso, ha sido experiencial, pues a través de las historias que dichas mujeres nos relatan y durante el rodaje, hemos creado un proceso de aprendizaje que nutre nuestros conocimientos acerca de la Soberanía Alimentaria y valora los roles de ellas dentro de esta práctica.

Durante el proceso de investigación que realizamos, y la recolección del material audiovisual, hemos encontrado que en el RISL la Soberanía Alimentaria es importante debido a que defiende aspectos esenciales para la vida comunitaria, como el acceso, la tenencia y el cuidado de sus tierras, la conservación y recuperación de semillas nativas y el autoabastecimiento, aspectos fundamentales para la autonomía de comunidades indígenas y rurales. Nosotras nos enfocamos en estudiar la participación de las mujeres en estos procesos de resistencia y su empoderamiento, no solo en las funciones agrarias, sino también en los roles de liderazgo y la influencia de su participación en dichos procesos, para responder nuestra pregunta de investigación: ¿cuál es el papel de las mujeres indígenas en las prácticas comunicativas que se dan en los procesos de Soberanía Alimentaria en el Resguardo Indígena de San Lorenzo (RISL)?

Factores comunicativos que influyen en los procesos de Soberanía Alimentaria en el RISL

Cuando realizamos el rodaje del documental, las mujeres sentían timidez en algunas ocasiones. Esto es importante mencionarlo porque era un factor que cambiaba cuando compartían su testimonio acerca del trabajo con la tierra. En ese momento evidenciamos la facilidad con la que podían comunicarse con la tierra, hablar con y de ella. La comunicación no se limita solamente a la difusión, sino que se convierte también en una experiencia con la Madre Tierra.

Aparte de participar en espacios como reuniones, comercialización de productos, trueque de semillas, aspectos comunicativos fundamentales al momento de consolidar la práctica de Soberanía Alimentaria en los miembros del RISL, existen otros factores comunicativos que surgen fuera de la investigación y le otorgan más valor a esta. Las mujeres que participaron en el documental, nos mostraron que la lucha para la autonomía se debe llevar con amor, y resaltaron componentes de sus rituales como darle un buen trato a la tierra, sin necesidad de hablarle, lo que genera conexión entre ellas y sus huertas. Antes de realizar el documental, pensábamos que el amor era un valor tal vez inaportante para la academia, pero luego entendimos que no lo fue porque precisamente fue ese valor el que le dio un giro al documental y además fortaleció el trabajo de investigación.

La práctica diaria de trabajar la tierra, sembrar y cosechar va de la mano con la relación estrecha que las mujeres tienen con la tierra y lo que pasa alrededor de su trabajo. Para las mujeres ha sido muy valiosa esta práctica, y compartirla se vuelve trascendental para su consolidación. Los testimonios que compartieron con nosotras frente y fuera de la cámara, hablan de un trabajo que se realiza no por deber, sino por querer; de ahí que las mujeres mantengan una comunicación armoniosa y además horizontal con sus familiares, y con las demás personas del RISL con quienes comparten abiertamente su sabiduría acerca de la agroecología y la relación con la tierra. Lo anterior conlleva a pensar la Soberanía Alimentaria como una práctica de resistencia, pues es así como ellas tienen autonomía sobre el alimento que consumen, pero asimismo a pensarla como una práctica que tiene aspectos comunicativos compartidos no solo con otras personas, sino también con la Madre Tierra.

Las prácticas comunicativas reveladas a través de la investigación (reuniones, trueque de semillas, comercialización de productos) son esenciales para la reproducción de la práctica de Soberanía Alimentaria dentro del RISL. Sin embargo, aspectos comunicativos evidenciados durante el rodaje del documental, que parten de su vida cotidiana, como los mencionados anteriormente, influyen fuertemente en este proceso, pues le otorgan valores como la dedicación, lo que convierte esta práctica en un aspecto primordial en la vida de estas mujeres.

Construcción de conocimiento de las mujeres a través de las prácticas de Soberanía Alimentaria en el RISL

En las prácticas agrícolas de las mujeres del RISL pudimos entender cómo desde la tradición de los saberes ancestrales, las conversaciones, las relaciones con el otro y el territorio hay un diálogo de saberes que les permite empoderarse y nutrir ese proceso de Soberanía Alimentaria desde diferentes experiencias de vida, pero todas con una conciencia y un sentido de identidad, de rescate de la diversidad y la autonomía. De esto nos fuimos enterando en la medida que fuimos conociendo a las mujeres que coordinaban algunos procesos o granjas agroecológicas designadas por el resguardo para que las familias las trabajaran.

El solo hecho de confirmar la participación de las mujeres fue un gran paso, desde ese punto empezamos a darle un enfoque más específico al documental: mostrar que hay diversas formas de ser mujeres y mujeres indígenas.

Definir quiénes iban a ser los personajes no fue fácil, aunque ya sabíamos que habían muchas mujeres cultivando, rescatando semillas y participando en diferentes espacios, San Lorenzo es un territorio muy amplio compuesto por 21 comunidades que están ubicadas a lo largo y ancho de las montañas y los cerros, así que pensamos que la unica posibilidad de acercarse era visitar cada casa. Ese recorrido nos hubiera llevado semanas, pero corrimos con suerte y aprovechamos que hubo diferentes eventos realizados por el cabildo, nos permitieron asistir a una asamblea extraordinaria que tenía como objetivo la aprobación de los estatutos del Resguardo.

Doña Hermelina Gañán, quien coordinaba todo lo relacionado con territorio y Doña Yaneth Tapasco, de la Secretaría de la Mujer del cavildo, nos presentaron a varias mujeres, de las comunidades de Lomitas, de Costa Rica y de Veneros, para ese entonces ya habíamos visitado varias veces a Doña Martha Gañán, una madre de familia que nos cuenta con orgullo la importancia de recuperar los alimentos ancestrales; eso nos facilitó también, porque ya teníamos una idea de las posibles situaciones laborales y pensamientos de las mujeres indígenas con la tierra y en ese punto de la investigación habíamos generado una gran empatía con las historias y los saberes de doña Martha y las madres y amigas de nuestros más antiguos conocidos y amigos en el territorio.

Para ellas es muy importante resaltar las propiedades de los alimentos, siempre que nos hablaban de una fruta nos hablaban de sus propiedades curativas y nutritivas, o si servían para hacer crecer el cabello, o para hacer una receta que quedaba muy rica. También resaltan mucho las tradiciones de los ancestros, ya que los conocimientos han llegado a ellas en un viaje generacional. Por ejemplo Doña Martha Gañán cuando hablaba de la preparación de la chicha, hacía hincapié en que la chicha más que una bebida embriagante, como la reconocemos muchos, era un alimento, el desayuno de los ancestros, y que eso les daba la fuerza para resistir todo el día de trabajo.

La idea que teníamos del documental era tener una mirada experiencial, narrar a través de imágenes lo que pasaba en la vida de estas mujeres y lo que significaban estos procesos, teniendo como eje narrativo la cotidianidad y el territorio. En ese momento confirmamos que esas mujeres que eran capaces de contarse y contar el territorio sin recurrir al discurso aprendido ni a la conceptualización del término de la Soberanía Alimentaria, eran las que debían dar vida al documental.

En el rodaje se vio reflejado todo esto. Poco a poco se fue volviendo un poco más directo. Antes de empezar a grabar, cuando conversábamos con ellas antes de ir a los cultivos, nos respondían de manera muy puntual, pero al momento de rodar, cuando ellas ya estaban trabajando la tierra, o preparando la chicha, veíamos que tenían muchas más cosas por decir, por contar, de una manera muy espontánea, se contaban entre ellas o nos contaban los cuidados de los vegetales, la preocupación porque la tierra se quede sin quien la cultive, la felicidad que sentían al trabajar la tierra y tener los alimentos para su familia. Todo eso fue narrando esa realidad y esas vidas de esas mujeres, que era lo que en el fondo buscábamos, aunque no fuera lo que planeamos y no se pareciera ni un poco a la escaleta.

Prácticas de soberanía alimentaria como proceso de resistencia

El RISL al ser territorio indígena y tener el derecho constitucional a tener su propio gobierno, le provee a la comunidad ciertas garantías que le permiten generar este tipo de procesos de resistencia. Cultivar el propio alimento es el primer paso para ser autónomos del sistema imperante, es una claridad que tiene el Cabildo a nivel del Resguardo. Las personas se apropian de estos objetivos y prácticas, específicamente las mujeres que hacen parte del proceso de Soberanía Alimentaria; porque además de que son conscientes de estar resistiendo al sistema establecido, en su forma de cultivar, también resisten al estereotipo patriarcal que trajo la colonización, trabajar la tierra, desyerbar, cargar bultos, sembrar, cosechar dentro de los imaginarios sociales, son labores realizadas por los hombres.

En el momento de rodar, estas mujeres toman la palabra para expresar que en ese lugar donde estamos, en ese territorio, se cultiva diferente porque no se utilizan fertilizantes, porque no se utilizan agrotóxicos y porque son cultivos libres de transgénicos, al darnos esta información, al mismo tiempo, están asumiendo una posición acerca de cómo conciben el mundo, defendiendo su identidad, no solo por no cultivar según los estándares de la industria agrícola sino por cómo viven su relación con la tierra.

La ontología indígena en la comunidad de San Lorenzo entiende a la naturaleza como un ser que vive y que siente, como la madre de todo y no como un recurso, entonces cuando estas mujeres le hablan a la cámara siendo conscientes de la realidad externa (de la que sienten ajenas) argumentan desde las experiencias sus percepciones tales como que consideran que no debería existir una ley que obligue a todos los niños a estudiar, alejándose del trabajo de la tierra, o que no está bien permitir que las empresas trabajen la tierra con el único fin de producir, sin preocuparse por su cuidado. Después de escucharlas y entender la importancia que para ellas tiene comunicar estas situaciones queda evidencia el proceso de resistencia que se ha venido tejiendo a través de la apropiación del territorio y la identidad indígena.

Visibilización del papel de las mujeres en las prácticas comunicativas relacionadas con Soberanía Alimentaria realizadas por los miembros del RISL a través del corto documental

El documental ha sido para nosotras crucial al momento de entender la relación que existe entre las mujeres del RISL y la Soberanía Alimentaria. Al filmar la cotidianidad de las mujeres, hemos entendido que sus acciones rutinarias representan una gran lucha que vislumbra la importancia de la resistencia dentro de la comunidad. Filmar momentos cotidianos que quizá habríamos dejado de lado si realizáramos solo la investigación, nos mostró el peso que tiene un ritual en la resistencia por ser autónomas.

Las mujeres del RISL, que fueron los personajes del documental, demostraron tener una relación armónica con la tierra y sus cuidados. Para ellas era importante contarnos que como mujeres, su trabajo en la tierra era diferente al de los hombres. Hay una fuerte de comunicación presente entre ellas y la tierra, con sus huertas, realizan los trabajos con amor y mientras tocan la tierra, generan una conexión con esta, de la cual surgen rezos y ritos propios de las mujeres y la tierra como dadoras de vida.

La comunicación que se genera entre estas mujeres y sus familias, se convierte en la manera más eficaz que existe para asegurar la Soberanía Alimentaria en los espacios inmediatos a ellas, son estas mismas prácticas cotidianas las encargadas de dar sentido al trabajo de las mujeres por sembrar y cultivar su propio alimento y el de su familia. Conversar con sus hijos e involucrarlos en el trabajo de la tierra, las hace verdaderas legitimadoras de la práctica de Soberanía Alimentaria.

El rodaje del documental permitió entrever aspectos de las mujeres soberanas alimentarias que la investigación como tal podría haber ignorado. Para realizar el documental con un tono fresco y natural, nos encargamos de hablar con ellas antes de filmar para que no se sintieran tan incómodas frente a las cámaras, lo que ayudó a generar una relación menos formal entre nosotras como investigadoras, y ellas. Dicha relación contribuyó a que ellas compartieran detalles tales como aquel cuidado con la tierra que Doña Martha Gañán nos contó, que hablaba de la importancia de no tocar la tierra cuando “estábamos en luna”, es decir, cuando nos llegaba el periodo, porque los alimentos podrían dañarse.