Estamos en un momento de desarrollo y crecimiento exponencial de las inteligencias artificiales (IA) en el mundo. Esto nos enfrenta a tomar decisiones: subirnos a este tren de altísima velocidad que son las IA o continuar a paso lento usando las herramientas a las que estamos acostumbrados.
Esta decisión la enfrentamos de manera personal pero también se enfrenta desde los gobiernos, las instituciones y por supuesto la ciencia. Para entender como las Inteligencias Artificales se vinculan con la medicina y con nuestras vidas, el pasado 31 de mayo, se llevó a cabo el Café Pesquisa: Inteligencia Artificial y Medicina, un espacio en el que dos expertos compartieron sus perspectivas acerca del rol de las inteligencias artificiales en la medicina y en la vida de todos.
Luis Gabriel Moreno Sandoval, ingeniero de sistemas y profesor de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana; y Edwin Bautista, médico y profesor de la Universidad del Bosque, hicieron parte de esta conversación.

¿Qué es una inteligencia artificial?
El concepto de Inteligencia Artificial corresponde a un conjunto de modelos y tecnologías que buscan emular lo que hacen las personas, como puede ser el reconocimiento de rostros, entender el lenguaje o las emociones.
Estas tecnologías permiten crear dispositivos que sean capaces de por ejemplo de procesar el lenguaje humano. Por ello no hablamos de una sola IA sino de varias, como son varias las inteligencias humanas, en lo social, lo emocional, lo espacial, etc., comenta el profesor Luis Gabriel Moreno.
No todas las inteligencias artificiales son ChatGPT
Existen una gran cantidad de herramientas basadas en inteligencia artificial, y aunque no todas funcionan como ChatGPT, tienen un elemento común que es su eficiencia: la capacidad de responder rápidamente en función de una gran cantidad de información.
Cuando usamos ChatGPT o cualquier modelo de lenguaje largo, tenemos la sensación de estar hablando con alguien. Sin embargo, los modelos de inteligencia artificial generativa son el resultado de su entrenamiento y la información con la que han sido programados.
Producir lenguaje no es lo mismo que conocer y entender conceptos. Los niños, por ejemplo, aprenden a hablar por exposición al lenguaje y a medida que crecen producen lenguaje cada vez más complejo. Pero ese discurso no necesariamente da cuenta de una comprensión profunda sobre el tema del que está respondiendo.
Por eso es clave tener presente que el criterio experto y profesional es fundamental para tomar decisiones haciendo uso de herramientas basadas en inteligencia artificial.
Modelos computacionales
En la investigación científica, “un modelo es una reproducción de una parte de la realidad que nos rodea, no podemos llevar el fenómeno del rayo para el laboratorio, pero sí replicar su ocurrencia en una escala más pequeña y así poder estudiarlo”, explicó el profesor Edwin Bautista.
Los modelos de inteligencia artificial funcionan de manera parecida, se crean modelos de esa realidad que es la inteligencia y se reducen a una tarea específica. Entonces tenemos modelos de IA que generan imagen, sonido, texto, cálculos complejos, y otros.
Los modelos nos ayudan a representar problemas específicos, explicó Luis Gabriel Moreno, y permiten tener herramientas para cada necesidad: “Así como tenemos herramientas para martillar, cortar o rasgar, existes modelos computacionales con gran capacidad de cómputo que permiten resolver diferentes tipos de tareas”, afirmó.
Herramientas de inteligencia artificial para la medicina
La medicina también tiene problemas específicos, comentó Edwin Bautista, y las herramientas basadas en inteligencia artificial pueden hacer más eficiente la solución a esos problemas, por ejemplo, mediante ayudas diagnosticas. Tradicionalmente, los radiólogos analizan una a una las radiografías, tomografías y resonancias magnéticas para identificar fracturas y otros patrones.
Con el uso de modelos de inteligencia artificial, los patrones presentes en las imágenes se pueden parametrizar y automatizar haciendo posible analizar rápidamente grandes volúmenes de imágenes médicas y detectar lesiones o enfermedades, siguiendo un proceso lógico similar al que sigue un radiólogo entrenado.
No obstante, esto no implica que los radiólogos sean innecesarios. Son esenciales para entrenar y supervisar los modelos de inteligencia artificial, pues los sistemas aún son falibles y requieren revisión y ajustes continuos. Con la ayuda de la IA, los radiólogos podrán dedicar más tiempo a otras áreas que aún requieren desarrollo y así ampliar el alcance de sus capacidades.
Con herramientas basadas en inteligencia artificial los tiempos de espera se acortan y las decisiones médicamente relevantes llegan pronto a los pacientes y con ello la cura, el cuidado y la recuperación.
Construir una relación de confianza
“La tranquilidad con la que recibamos el criterio o la respuesta diagnóstica de una herramienta basada en inteligencia artificial depende de los prejuicios que tengamos”, comentó el investigador Bautista. La confianza que inspira la IA no es un problema técnico sino un problema humano, un problema que nos enfrenta a entender para qué queremos la herramienta y para qué la usamos.
En medicina, la confianza en la inteligencia artificial se logra con algo “que siempre ha sido fundamental en el ejercicio médico y es explicarle al paciente muy detalladamente la práctica médica”, siguió Bautista. Explicar los alcances y las limitaciones de las IA y también del profesional de la salud, e incluso las limitaciones de los instrumentos médicos que pueden carecer de resolución para captar la alteración o el cambio que está causando la enfermedad.
Los modelos de inteligencia artificial pueden tener grados de confianza, pues, como en el caso humano, pueden existir imprecisiones y posibilidades de error. Podemos confiar en lo que dice la IA, pero no se puede perder de vista que tienen un propósito particular. “Confiamos en lo que nos dice la inteligencia artificial, pero tenemos que hacerlo de manera responsable”, apuntó Luis Gabriel Moreno.
Términos y condiciones para las inteligencias artificiales
Los datos que producimos como pacientes, desde nuestro peso, el nivel de azúcar o los hábitos de alimentación, hacen parte de nuestra historia clínica, pero también pueden hacer parte de conglomerados de información que entrenen el funcionamiento de las inteligencias artificiales.
Con las posibilidades que esto genera también surgen riesgos de malos usos y para mediar estos escenarios es clave el papel de los gobiernos, señala Edwin Bautista.
La legislación puede establecer límites, criterios de custodia de datos y proteger a las personas de venta de datos. Sin legislación no se puede implementar ni avanzar, por lo que la discusión sobre la adopción y el uso de las inteligencias artificiales es de gran relevancia.
El uso ético de la IA está en discusión y Colombia no es la excepción, comentó Moreno. Aunque el país no cuenta con la tecnología avanzada, sí tiene marcos legales importantes. Para hacer reales los escenarios de inteligencia artificial comentados, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación debería recibir más inversión; Colombia ya cuenta con un Conpes (documento de evaluación de política pública), que aborda la inteligencia artificial, también un comité de expertos trabajando en estos temas. “Ya estamos discutiendo estos asuntos desde una perspectiva legal”, afirmó el docente.
Pero no estamos generando esta tecnología y es necesario como país hacer inversiones grandes y serias en CTeI, esto trae mucho progreso como país, complementa el investigador.
Todos usamos ChatGPT contentos pero el agua se está acabando… ¿dónde están las discusiones serias que deberíamos tener sobre estos temas?
Luis Gabriel Moreno
Un equilibrio necesario entre inteligencia humana e inteligencia artificial
Hay grandes posibilidades de encontrar respuestas mediante el uso de IA. Para encontrar balance entre beneficios e impactos son varios los frentes que se deben atender comentó Bautista. Además de la legislación, es fundamental educar sobre las implicaciones sociales, económicas, políticas y ambientales de la inteligencia artificial. La legislación es importante, pero también es crucial reconocer y abordar la huella de carbono generada por el uso de IA.
Es clave promover el uso responsable y consciente de la inteligencia artificial, evitando el uso excesivo de recursos para actividades triviales y en ello la academia tiene un rol importante: formar a las nuevas generaciones para que comprendan las limitaciones, beneficios y problemas asociados con la inteligencia artificial, en búsqueda de un equilibrio sostenible en su uso.
Para Luis Gabriel Moreno, la inteligencia artificial es una realidad que llegó para quedarse, similar a otros cambios históricos como la Revolución Industrial. No es un apocalipsis, es un nuevo escenario donde la IA es una herramienta poderosa en manos de quienes la comprenden y utilizan adecuadamente. Ignorar su impacto no es una opción, pues se espera que reemplace millones de trabajos en el futuro cercano y que también cree millones de nuevos trabajos en ese proceso.
Como humanidad hemos recorrido un largo camino desde los primeros usos de plantas medicinales y los primeros algoritmos de Al-Juarismi que sentaron las bases de la computación moderna. En el Café Pesquisa también recorrimos un camino importante, exploramos cómo estas herramientas se integran en nuestras vidas y cómo la reflexión va más allá de su aplicación en la medicina. La responsabilidad individual en el uso de estas herramientas y la postura ciudadana para garantizar que nuestros sistemas legislativos prioricen el bienestar de todos es crucial para que nuestro rol en esta revolución tecnológica tenga un efecto.