Por Andrés Torres, Nelson Obregón, Carlos Devia, Juan Diego Giraldo, Angela Moncaleano, Jorge Escobar, Daniel Castillo, investigadores del Instituto Javeriano del Agua.
La situación de desabastecimiento de agua que está sufriendo Bogotá, que no es ajena a problemáticas similares en diferentes lugares del mundo en los últimos años, se genera por el desbalance entre la oferta y la demanda de agua, cuya solución debe abordarse desde el corto, mediano y largo plazo, privilegiando este último si se espera que la afectación no presente una mayor criticidad a futuro.
Recientemente hemos visto algunas iniciativas tanto del gobierno distrital como del Gobierno nacional que intentan limitar la demanda mediante medidas que penalizan a la población civil, sin considerar acciones que podemos plantear para aumentar la oferta, ni medidas que incentiven a la población a disminuir la demanda de agua.
Adicionalmente, la situación de crisis que estamos viviendo pone al descubierto algunas realidades que gran parte de la ciudadanía nunca se hubiera imaginado. Estas realidades tienen que ver con vacíos y deficiencias en la gestión del recurso hídrico de la capital, a pesar de ser reconocidos a nivel global por tener una gran riqueza de ecosistemas acuáticos.
Estas deficiencias en la gestión se presentan en varias dimensiones, pero hoy podemos preguntarnos si el estilo reactivo implementado hasta ahora es el apropiado o si debiéramos considerar esfuerzos preventivos y proactivo.
Ejemplo de ello, se evidencia en la poca relación entre la ciencia y la toma de decisiones, así como el atraso tecnológico y de conocimiento en el manejo integral del recurso hídrico. Igualmente, podemos pensar en la inoperancia para poner en práctica decisiones legales tomadas hace décadas, que podría revelar una falta de coordinación institucional.
La realidad actual deja al descubierto todos estos vacíos y, como cualquier crisis, representa una oportunidad para cuestionarnos sobre cómo fortalecer nuestra relación con el agua, y cómo es y cómo debería ser la transacción que realizamos como ciudadanos con la naturaleza para que nos preste el servicio del agua. Teniendo en mente esto, un grupo de investigadores del Instituto Javeriano del Agua de la Pontificia Universidad Javeriana planteamos algunas medidas que podrían mitigar este desbalance entre oferta y demanda.
Soluciones en respuesta al acuerdo del Concejo de Bogotá
La gestión del recurso hídrico debe contemplar periodos de atención en diferentes niveles. Por ello, este trabajo de reflexión propone dos horizontes temporales: corto plazo (semanas a meses) y mediano y largo plazo (meses a años).
Para el corto plazo, es necesario revisar los mandatos 1, 3, 8 y 10 del Acuerdo 790 de 2020 del Concejo de Bogotá, D.C., puesto que esta crisis debe verse como una oportunidad para reconocer que:
- El agua es un elemento ordenador del territorio, un derecho fundamental indivisible del derecho a la vida para las actuales y futuras generaciones y esencial para lograr la justicia climática (mandato 1);
- La disminución de la oferta hídrica en la capital de Colombia se debe a efectos del cambio y la variabilidad climática, así como afectaciones en el recurso hídrico y el suelo en Bogotá y la región y eventos extremos a diversas escalas espaciales (mandato 3);
- Las prácticas actuales de consumo, así como el cuidado y manejo de la naturaleza, no parecen adecuados y, por lo tanto, es necesario emprender acciones de educación y participación para una nueva ética ambiental (mandato 8);
- Es imperativo definir y actualizar las reglas, criterios y normas encaminadas a mitigar y adaptar la ciudad al cambio climático en todos los procesos de desarrollo y expansión urbanos, teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad y eficiencia, en armonía con el ambiente y en función de la equidad social (mandato 10).
Una perspectiva con proyección a mediano y largo plazo
Para el mediano y largo plazo, aparte de los mandatos anteriormente mencionados, pensamos que es necesario revisar los mandatos 2 y 9 del mismo acuerdo a la luz de la actual crisis, reconociendo que, de un lado, debe priorizarse la recuperación de la conectividad ecológica entre todos los hidrosistemas de la ciudad con el fin de garantizar los servicios ambientales, la biodiversidad urbana y los caudales ecológicos, con especial atención a la población y territorios con mayores riesgos frente a la crisis climática (mandato 2).
Además, reconociendo las brechas de conocimiento por parte de la población y los administradores distritales que conllevan a desinformación y decisiones inadecuadas tanto de la ciudadanía como de los gobiernos, debe mejorarse el manejo de la información, la democratización del conocimiento y la innovación científica relacionadas con riesgos climáticos en la ciudad (mandato 9).
Comencemos por un diagnóstico de la situación actual
Las propuestas mencionadas a continuación deben validarse mediante un diagnóstico de escenarios prospectivos de la seguridad hídrica en el Distrito, incluyendo un análisis de riesgo hídrico para la ciudad de Bogotá, bajo un esquema de trabajo conjunto entre todas las entidades involucradas y la academia que permita evaluar la factibilidad de las medidas consideradas, en particular para el mediano y largo plazo.
Este diagnóstico, realizado de manera interdisciplinar y participativa, debe incluir escenarios que involucren en conjunto la magnitud de las variabilidades de los fenómenos de El Niño y La Niña, los cambios climáticos, las dinámicas poblacionales de la ciudad de Bogotá y los aspectos comportamentales de la población bajo diferentes incentivos, por ejemplo, el pago por servicios ambientales.
En esta estrategia será importante tener en cuenta metodologías pedagógicas y motivacionales, utilizando diversos enfoques planteados desde la psicología ambiental; variables económicas a diferentes escalas (domiciliario, pequeñas, medianas y grandes empresas); los ecosistemas de la estructura ecológica principal y colindantes del Distrito; el balance de la oferta hídrica actual en el Distrito y sus áreas rurales; el balance de la demanda hídrica por diferentes sectores (domiciliario y empresarial), y posibles tipos de gestión hídrica para implementar en el Distrito.
Se espera que este diagnóstico prospectivo sea la base para la construcción de un programa para el manejo del riesgo hídrico de la ciudad de Bogotá, el cual no solo permita gestionar las contingencias de los eventos climáticos futuros de la ciudad, sino proponer medidas de adaptación ante escenarios de cambio climático.
Aumento y diversificación de la oferta de agua potable (corto plazo)
Estas propuestas tienen que ver con acciones de captación adicional del agua, en relación con el Mandato 1 del Acuerdo 790 de 2020 del Concejo de Bogotá. Es necesario aclarar que, si bien actualmente se vive una situación de crisis relacionada con el agua potable, dicho recurso se utiliza para diversos propósitos, los cuales en muchos casos no exigen una alta calidad del agua y, por tanto, tener una oferta hídrica para usos no potables implicaría ahorros importantes de manera indirecta.
Por consiguiente, la diversificación de la oferta hídrica no solamente se trata de encontrar diversas fuentes sino también de encontrar diversos niveles de calidad del recurso.
Hoy es posible pensar en sistemas de captación descentralizados. Esto podría realizarse a escala de barrio o conjunto residencial, implicando la adecuación de tanques temporales para la recolección de aguas lluvias, para ser utilizados principalmente en los riegos de los jardines, aseos de pisos y fachadas y, eventualmente, la descarga de los sanitarios. Estos sistemas podrían verse inicialmente como sistemas de emergencia, pero podrían poco a poco ser parte integral de la oferta de agua de la ciudad de manera más permanente.
En caso de que la situación se torne más crítica, podría habilitarse la construcción de tanques de almacenamiento de contingencia para usos no potables y/o el uso de carrotanques por barrios y/o localidades, los cuales captarían el agua en zonas de las partes altas de las cuencas Fucha, Tunjuelo y Juan Amarillo.
De requerirse, para las soluciones mencionadas, es posible pensar en esquemas de tratamientos de potabilización in situ y/o plantas potabilizadoras móviles.
Disminución de la demanda de agua
Estas propuestas se relacionan con el Mandato 10 para los sectores industrial, empresarial y domiciliario y con el Mandato 3 para la zona rural.
Sector industrial y empresarial: de manera interinstitucional, es posible pensar en revisar los topes de consumo de industrias y empresas en general que utilicen agua y eventualmente restringir la operación. Así como se ha propuesto una penalización por alto consumo, parece necesario incentivar (sin penalizar) a las industrias y empresas para consumir menos agua.
Pueden considerarse diversos esquemas, por ejemplo, disminuir la factura de cobro del servicio de agua potable si se reduce el consumo durante algunos periodos consecutivos. Es deseable instaurar una mesa interinstitucional de decisión y monitoreo para hacer seguimiento a las acciones implementadas por las empresas, atendiendo el mandato 8.
Sector domiciliario: estudios piloto podrían ayudar a identificar y cuantificar actividades en los hogares que más consumo de agua representen (lavado de ropa, lavado de vajilla, aseo personal, descarga de sanitarios, etc.). Con base en esto, podría plantearse un esquema de subsidios o financiación para que la población acceda a servicios de lavado de ropa en seco, adquisición de lavavajillas, cambio de calentadores de paso por soluciones más ahorrativas, etc. Estos subsidios podrían manejarse en cada hogar o de manera comunitaria.
Igualmente, es necesario estudiar la posibilidad de modificar las medidas de racionamiento en cuanto a cantidad de población por día y duración de la medida, por ejemplo, más de 24 horas. De tal forma que se cambien las dinámicas de ahorro del agua en los hogares durante la emergencia y contribuir en transformación de hábitos en el uso cotidiano del agua. En ese mismo sentido, podría estudiarse la posibilidad de disminuir el consumo penalizable por vivienda.
Así como se ha propuesto una penalización por alto consumo, podría considerarse incentivar (sin penalizar) a los hogares para consumir menos agua. De igual manera, pueden considerarse diversos esquemas que impliquen la disminución de la factura de cobro en función de los periodos de reducción de consumo consecutivo.
En cuanto a la zona rural, al que apunta el mandato 3, parece necesario revisar las demandas de aguas superficiales en zonas rurales, incluyendo campos deportivos, zonas de recreación, parques, etc., para eventualmente fomentar la implementación de alternativas de riego más eficientes.
Por último, relacionado con comunicación y pedagogía, se recomienda que para cada sector mencionado antes, se propone desarrollar campañas de comunicación sustentadas en información técnica, acompañadas de material didáctico de alta calidad y adaptadas a diferentes franjas socioculturales de la población.
Estas campañas estarían encaminadas a dar recomendaciones de uso eficiente del agua que permitan mayores ahorros y a cambiar creencias o preconceptos que tiene la población sobre el ahorro del agua. El objetivo es que la población identifique la viabilidad y beneficio de las acciones de ahorro y que puedan implementarlas de manera adecuada, transformando sus hábitos cotidianos y relacionamiento con los recursos hídricos.
Aumento de la oferta de agua (mediano y largo plazo)
Así como sucedió con el sector energético a nivel mundial, hoy parece evidente diversificar las fuentes de suministro de agua, haciendo referencia a los principios y conceptos básicos del ciclo hidrológico.
En ese sentido, se propone revisar alternativas que permitan la combinación de diferentes fuentes de abastecimiento, más allá de las aguas superficiales. Se propone revisar la opción de la explotación de las aguas subterráneas del acuífero de la Sabana. Esto abre la posibilidad de generar alternativas de reúso, por ejemplo, mediante la inyección de agua residual al acuífero.
Esta alternativa de diversificación, también puede considerar la generación de incentivos para construir y adecuar sistemas de recolección de aguas lluvias en diferentes lugares estratégicos de la ciudad, dentro de un esquema de adecuación de infraestructura verde-azul, que involucre sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS) y alternativas de construcción, como pavimentos porosos, para que los cuerpos de agua y canales funcionen como reservorios y además como sistemas de conducción del agua en momentos de déficit. Lo anterior, responde a los mandatos 1 y 10 del Acuerdo del Concejo de Bogotá.
También se puede revisar la necesidad y viabilidad del embalse de La Playa y las estrategias consideradas actualmente para la ampliación del sistema Sumapaz, teniendo en cuenta los impactos ambientales que este tipo de acciones causaría versus la sostenibilidad del mismo recurso hídrico (mandato 1).
Otra propuesta es considerar el pago por servicios ambientales, desde una visión más ampliada de lo que el agua representa en la ciudad, de tal manera que la conservación y preservación de los ecosistemas que son parte fundamental del ciclo del agua, se mantengan en condiciones óptimas, para la recarga de los sistemas superficiales y subterráneos del agua (mandato 2).
Frente a la disminución de la demanda de agua (mediano y largo plazo)
Para el sector industrial y empresarial se propone fomentar el reúso y la recirculación del agua a nivel industrial a partir del desarrollo de diagnósticos con las empresas en los cuales, con una caracterización detallada del uso del recurso en el sistema productivo, se puedan identificar los tipos de tratamientos que permitan volver a incorporar el agua dentro de la cadena productiva (mandato 10).
Para esto se recomienda revisar esquemas de financiación a diferentes plazos orientados a la implementación de la tecnología y la asesoría para el acceso a deducciones tributarias por la implementación de tecnologías sostenibles. El apoyo a las industrias con el fin de lograr la transición debe recaer en gremios, asociaciones y la academia.
En esta misma línea, se propone generar incentivos para aquellas empresas en las que ya se encuentran implementados estos sistemas de recirculación y de reúso, de tal manera que aumenten los volúmenes de agua tratados y se logre una mayor autonomía para satisfacer la demanda industrial del recurso hídrico.
Se propone revisar con las empresas sus planes de contingencia por riesgo de desabastecimiento, teniendo en cuenta que varias de las actividades industriales de la ciudad consumen agua de manera importante. Estos planes deben promover la inclusión de medidas innovadores para la captación adicional de agua, por ejemplo, el agua de lluvias e incluir las mediciones de las huellas hídrica y de agua hacia la generación de estrategias de reúso del recurso y diminución en su demanda.
A nivel Distrital se propone identificar alternativas para asegurar fondos económicos que permitan la construcción de infraestructura para captar aguas lluvias, el tratamiento y la recirculación del agua en los colegios distritales, teniendo en cuenta que estos lugares representan altas congregaciones de población estudiantil de la capital (más de 1 millón de personas). Esto permitiría, por un lado, reducir la demanda, pero además que los planteles educativos aporten a la sostenibilidad de la ciudad, que sean agentes de cambio y renovación cultural y ambiental (mandato 1).
Se propone la revisión de alternativas de financiación que promuevan el cambio de sistemas de riego de alto consumo en zonas verdes del Distrito y alrededores, que demandan altas cantidades de agua del sistema actual, como por ejemplo campos de golf, parques, canchas, jardines, etc., por sistemas más eficientes y que permitan la reducción del consumo.
Se recomienda revisar, en conjunto con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá – EAAB -ESP, los niveles de presión de agua en la ciudad, ya que en algunos sectores la presión es excesivamente alta y esto puede generar desperdicios de agua. Esta medida aplica tanto para el sector domiciliario como para el industrial.
Finalmente, se recomienda realizar un plan de autonomía para los municipios de la capital que demandan agua de la ciudad, con el fin de garantizar su sostenibilidad y reducir la demanda de los sistemas de abastecimiento del Distrito, acompañado de una revisión del otorgamiento de las licencias de uso del suelo teniendo la demanda potencial del recurso hídrico para escenarios de déficit futuros.
Para cerrar, las propuestas que planteamos desde el Instituto Javeriano del Agua de la Pontificia Universidad Javeriana, en cuanto a educación e innovación (mandato 8), se propone implementar una apuesta de educación en gestión y uso adecuado del agua para toda la población, en la cual de manera didáctica y pedagógica se continúe señalando la importancia de hacernos responsables del consumo del agua, no solo en épocas de crisis sino en todo momento, y cómo el cambio climático representa una amenaza inminente para la oferta del recurso hídrico.
* Los autores de este artículo son investigadores del Instituto Javeriano del Agua de la Pontificia Universidad Javeriana.
1 comentario
El territorio se debe ordenar entorno a la disponibilidad de agua; La Sabana de Bogotá y sus cerros circundantes deben protegerse como elemento fundamental del ciclo y disponibilidad de agua en el territorio; lo anterior implica necesariamente revalidar el concepto de áreas protegidas “libres de construcciones y endurecimientos” para la Reserva forestal protectora Bosque oriental de Bogotá, La Reserva Thomas Van Der Hammen, el Bosque de las Mercedes, El Cerro la Conejera y los humedales que hacen parte de la estructura ecológica principal.
Es necesario priorizar la disponibilidad del agua en el ecosistema sabana de Bogotá y cerros circundantes (Incluso Municipios vecinos) como elemento clave para definir las áreas susceptibles de desarrollo urbano, áreas industriales y áreas de construcción de vivienda. El interés ecológico de “Toda la sociedad” debe primar sobre el interés económico de la minoría propietaria de suelos mal ordenados ambientalmente que se pretenden destinar a la vivienda y el uso industrial sin tener en cuenta que son elemento fundamental para el ciclo del agua en todo el territorio.
Incluso se debería proyectar el crecimiento y ubicación de viviendas e industrias en otros Municipios fuera de la Sabana con mejor disponibilidad de agua y proyectar el crecimiento urbano regional entorno a la disponibilidad del líquido elemento.