A finales de septiembre, la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación dio a conocer los artistas, álbumes y canciones nominados al Grammy Latino de 2024. Dentro de la categoría al mejor álbum del año, como mejor álbum de música clásica, está Aire, Aire… No Puedo Respirar. una obra con sello javeriano en varios de sus procesos.
En primer lugar, este álbum, que reúne cinco obras de compositores colombianos, fue dirigido por Ricardo Jaramillo, profesor de cátedra y egresado de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Javeriana. También, es una producción de Naku Récords, sello discográfico que conforman dos egresados del programa de Estudios Musicales de la Universidad: Marcela Zorro y Jefferson Rosas. Además, las obras son interpretadas por la Orquesta Nueva Filarmonía, que incluye a profesores y egresados de la misma Facultad.
Finalmente, la cuarta obra del álbum, Ferocious: contorting femininities, es de la profesora Carolina Noguera, coordinadora del Énfasis en Composición del Departamento de Música de la Facultad de Artes. Muchas huellas javerianas destacadas en este disco reconocido ya entre el listado de lo mejor de la música latina.
Pesquisa Javeriana conversó con la profesora Noguera sobre la obra nominada al Latin Grammy, el rol de la mujer en la composición y el presente y futuro de la música clásica.

Pesquisa Javeriana: ¿Cómo se construyó Aire, Aire… No Puedo Respirar?
El álbum Aire, Aire… No Puedo Respirar fue grabado por la Orquesta Nueva Filarmonía, que fue fundada por el maestro Ricardo Jaramillo. Está conformada por cinco obras de compositores colombianos vivos que representan el espíritu de nuestra época.
En el caso de mi obra, se llama ‘Ferocious: contorting femininities’ y fue compuesta en 2021, comisionada por el Festival Donaueschingen de Alemania. A pesar de que fue importante estrenar esta pieza en Alemania, en un festival tan importante para la música clásica, para mí era vital que la obra pudiera tocarse aquí con una orquesta colombiana.
Al maestro Jaramillo le interesó hacer parte del montaje. Como todo esto sucedió en la época de pandemia, obtuvimos el apoyo del Banco de la República para hacer un audiovisual y fue interpretada por percusionistas colombianos.
PJ: ¿Qué buscaba con su obra Ferocious: contorting femininities?
Inicialmente pensé asociarla al tema del Covid-19, pero me fui por otro lado. Terminé indagando en temas que para mí eran importantes. Esta obra tiene que ver con las expectativas de la sociedad sobre el comportamiento de las mujeres. Quise indagar desde mi linaje femenino: mi madre y la madre de mi madre.
Mi abuela es del Huila y mi madre del Valle, entonces quería hacer una especie de viaje hacia el Tolima grande para tratar de entender ese linaje al que no fui muy cercana. Por eso elegí la Rajaleña como uno de los elementos importantes.
Pero lo hice desde una mirada crítica porque muchas de las rajaleñas se burlan del comportamiento de las mujeres liberales, hay muchos chistes verdes en las coplas. Yo quería volver a esos ritmos pero con otros acentos y distintas modificaciones para imaginarme qué tan lejos uno puede llevar las expectativas que otros tienen de lo que es femenino.
Esto lo hice desde técnicas compositivas de variación y permutación rítmica. Tomé una cita textual de una de estas rajaleñas, pero ya no aparece en un sentido humorístico, sino que aparece en un sentido más contemplativo. Esa cita luego suena más lenta y la acompaño con un contrapunto de tintinabuli, que es una técnica de la música minimalista sacra, muy empleada por el compositor estonio Arvo Part, para tratar de darle un sentido de ternura y no de burla.
PJ: Esta obra se estrenó en Alemania ¿Cómo fue poner a tocar rajaleña a músicos austriacos?
CN: (Risas) Hice una escritura muy cercana a lo que yo quería representar. La obra fue estrenada por el ensamble Klangforum Wien, de Viena. Esta obra tiene muchos elementos de percusión, por eso trabajé muy de cerca con el maestro Eduardo Caicedo, también profesor del departamento de Música de la Javeriana, uno de los percusionistas de la Orquesta Nueva Filarmonía.
Pero los músicos de Viena fueron muy profesionales e interpretaron muy bien la obra. Su director había visitado varias veces Colombia algunos años atrás y estaba muy contento de imbuirse en los ritmos que yo estaba proponiendo. El resultado fue excelente.
PJ: El álbum fue nominado al Grammy Latino, 2024. ¿Qué significa para usted esta nominación?
Es muy significativo porque es tener los ojos del mundo de la música en nuestra producción. Yo soy una académica que se dedica a formar estudiantes, o que los acompaña a encontrar su propia voz, a descubrir técnicas que los ayuden a comunicar lo que ellos quieren expresar. Y sin duda, es un reconocimiento importante. Aunque estas nominaciones son principalmente para los productores, para mí es una honra que esté mi obra dentro del disco.
Es también un reconocimiento para la universidad como parte de la producción intelectual y artística. Muchos miembros de la Orquesta son profesores de la universidad, el mismo director es profesor y egresado del departamento. Es valorar la trayectoria y el trabajo que hemos hecho en el país y en la universidad desde hace años.
PJ: ¿Cómo está la música clásica actualmente en el país?
Históricamente ha habido un estigma y es que la música clásica es para una élite. Yo lo pienso más desde una tradición introspectiva. No necesariamente lo asocio a asuntos de una élite.
Actualmente hay un festival en Bogotá que es maravilloso: el Festival de Música Sacra. Afortunadamente tiene mucho patrocinio y casi todos sus eventos son gratis. Estos espacios demuestran que la música clásica es para todo el mundo. Cualquier persona puede ir a compartir estos estados de introspección, que no tienen que ver con ideologías, ni con la situación económica, ni con un nivel de formación académico particular, sino con encontrarse uno a sí mismo a través del sonido del otro.
Yo soy enemiga de pensar que hay una alta cultura y una baja cultura. Creo que hay momentos de introspección y de extrospección. A todos nos hace bien habitar ambos espacios. A veces es bueno estar de parranda, cantar a grito pelado las canciones y conectarnos con los demás. Ahí no importan niveles de formación, ni culturales, de repente solo estamos contentos y queremos estar juntos con quien sea. Eso se puede lograr con músicas populares o con músicas clásicas.
La música clásica lo que tiene diferente es mayor introspección. El proceso mismo de creaciones se da en soledad, se escribe las ideas en papel, se hacen unas partituras muy cuidadas, se trata de capturar mucho detalle la cantidad de fenómenos acústicos. Es un proceso que se produce en lentitud, con un carácter introspectivo.
PJ: ¿Y El rol de la mujer dentro de la música clásica cómo está?
Siempre hemos hecho música clásica. Sin embargo, mucho del trabajo que hemos hecho las mujeres ha quedado a las sombras. No se le ha dado el reconocimiento y la visibilidad que podría tener.
Nuestra voz es importante, en la música clásica y en cualquier otro género. La humanidad la conformamos muchas voces y todas tenemos algo muy importante que decirnos. Durante mucho tiempo hemos escuchado al hombre blanco, que tiene cosas valiosas por expresar, pero detrás de ese mandato también hemos silenciado otras voces.
Debemos plantear cuáles son las preguntas que podemos tener nosotras frente a lo que es femenino, al deseo, a cuidar, a ser cuidadas, a tener libertad, a poder soñar. En todo tenemos mensajes y reflexiones importantes que vale la pena que sean escuchadas.
PJ: ¿Y qué pasa con la voz de la mujer en otros géneros musicales?
Me parece fabuloso que las voces de las mujeres estén siendo escuchadas. Creo que han tenido un espacio más favorable en las músicas populares que en las más clásicas. Ahora hay cantautoras que tienen el foco muy merecido: Natalia Lafourcade, Rosalía, Shakira, Beyonce, Taylor Swfit, y otras muchas que tienen una fuerza enorme con un trabajo de producción precioso, bien logrado y que son referentes para nuestros estudiantes y para la juventud en general.
Desde mi experiencia, tengo la fortuna de estar acompañada de mujeres muy valiosas. Justo en este momento estoy haciendo un trabajo de comisión por Gabriela Ortiz, compositora mexicana que es mentora de muchas generaciones de música clásica y que de la mano de Gustavo Dudamel ha conquistado escenarios en todo el mundo a través de su trabajo impecable y una voz muy fuerte. Creo que es un momento muy bonito donde la humanidad nos está escuchando
PJ: ¿Cuáles son las discusiones más importantes en torno a la música clásica en la academia de hoy?
Tenemos muchas discusiones sobre cuál es el papel de la música. Particularmente en la academia, nos parece importante que la música pueda ser sanadora. También es importante que haya un pensamiento decolonial. Muchos valoramos que hemos heredado una tradición magnífica de Centro Europa, muy afortunados de conocerla, pero también proponemos que no seamos objetos vacíos que se llenan con cosas de afuera, sino sujetos que tienen un palpitar, un deseo, una vida, una búsqueda de una voz que puede hablar, cantar y ser escuchada.
Estamos reconociendo qué somos y que tenemos unas vivencias particulares y que por lo tanto, hay una manifestación en el sonido, en la música, que es muy particular. A muchos nos interesa pensar el arte como una vía de cura personal.
Esto está muy en relación con la visión y misión de la universidad. Entendemos la música como un camino de sanación y autoconocimiento, de exploración y de búsqueda de la belleza.
PJ: ¿Hacia dónde están yendo las nuevas generaciones de compositores?
Hacia muchos lugares. Muchos estudiantes están contentos de conquistar espacios en la música popular. Tenemos una escuela muy fuerte de ingeniería de sonido, que además se nutre del nuevo énfasis de creación y producción de canciones. Los estamos animando -y esto ha tenido mucha resonancia- a romper las barreras entre los géneros, entre los tipos de música, porque todos estamos hechos de muchas voces, géneros, sonidos e influencias.
Estamos siendo conscientes de que no hay barreras tan sólidas entre las disciplinas. Lo que nos hace grandes es nutrirnos de los otros, compartir con los otros y una de las rutas que más celebro y que tenemos ahora en la carrera, es la posibilidad de combinar sonidos tradiciones y quehaceres.