La pantalla aparece en negro y, aunque esté inmóvil, los sonidos oscilantes parecen hacerla temblar. Un texto en letras color blanco, “¿Llevaremos armas a Marte?”, rompe de repente la monocromía. El vídeo se llena de imágenes juguetonas, casi inocentes. “¡Claro que sí! llevaremos armas a Marte. Y con ellas llevaremos himnos y banderas”.
Esta pieza hace parte de un conjunto de video-ensayos resultado del proyecto Imágenes del futuro, llevado a cabo por SensoLab, un laboratorio de experimentación en ciencias sociales de la Pontificia Universidad Javeriana que, desde 2017, ha incursionado en la investigación+creación a partir de múltiples sensibilidades.
Experimentando con la incertidumbre
SensoLab funciona como un espacio para la investigación disidente, pues se aleja de trayectos lineales en donde el inicio está dado y el final, intuido. En cambio, pone como punto de partida la incertidumbre, que representa una oportunidad para potenciar la imaginación y la creatividad. La exploración comienza desde el interior de cada integrante: ¿qué sucesos lo han conmovido?, ¿qué lo ha alegrado?, ¿qué lo angustia?
Las respuestas a esas preguntas se comparten y se hilan hasta ver, por fin, cuáles son los puntos donde convergen los sentires y las reflexiones. “Hay unas agendas que inconscientemente están operando y nuestra tarea es descifrarlas”, explica Mariana Florian Tirado, ecóloga e integrante de SensoLab.
La necesidad de mantener los procesos creativos e investigativos abiertos al movimiento, al error, a la incertidumbre y a lo intempestivo ha llevado a que el laboratorio prescinda de líneas investigativas que pueden sobredeterminar la exploración. Abrazar estos aspectos permite que su trabajo toque los rincones de la vulnerabilidad humana.
Su creación de conocimiento se da a través de la experimentación con la imagen, los materiales, las formas y el sonido. “Nosotros somos como un grupo de cazadores recolectores, vamos mirando qué nos sirve, qué no nos sirve y qué puede servir de referente”, expresa Florian. Con las imágenes y sonidos se crean archivos, en cambio, los materiales se convierten en prototipos que dan una idea de cómo podría lucir el proyecto a futuro. En palabras de la investigadora, “la idea es que los materiales hablen”.

Óscar Guarín Martínez, coordinador de SensoLab y profesor asociado del Departamento de Historia y Geografía de la Javeriana, recalca que el objetivo del laboratorio no es crear obras de arte, documentales u otros dispositivos académicos convencionales, sino artefactos de pensamiento que se van materializando a medida que transcurre la experimentación.
Un ejemplo de este proceso es Parasomnias, un proyecto de intervenciones visuales proyectadas en fachadas de edificaciones, realizadas a partir de los sueños pandémicos de los integrantes del laboratorio. Nació a partir de espacios virtuales de escucha activa, donde emergió el tema de los sueños como una experiencia colectiva, el cual determinó el hilo conductor del proceso creativo.
Esta obra fue elegida para el cierre de la edición 22.a de la Muestra Internacional Documental de Bogotá, en 2020. Otros productos del laboratorio también han recibido reconocimientos, como Herbario de la catástrofe, obra ganadora de la convocatoria “En Blanco” de la galería Espacio El Dorado, en 2022.
SensoLab, más que rebeldía
SensoLab es hijo del Grupo de Estudios Visuales, que estaba liderado por quien es hoy directora del Departamento de Estudios Culturales, Marta Jimena Cabrera. Este grupo, que duró alrededor de diez años, dio pie a espacios de reflexión y creación, sin embargo, llegó el momento en que el apetito creativo rebasó los confines de lo visual y, con la llegada de Óscar Guarín Martínez, se materializó SensoLab para dar un espacio desencastillado y horizontal a la exploración sensible de sus integrantes.
No es común que un grupo de investigación en ciencias sociales tenga como producto los artefactos de pensamiento que se gestan en SensoLab: video-ensayos, intervenciones visuales y demás formatos manejados por el grupo son difícilmente insertables en revistas y congresos académicos. “Si los espacios convencionales no tienen esos formatos, no es problema nuestro”, comenta Guarín Martínez.
La apuesta política de Sensolab “también nace como un acto contestatario a los congresos”, opina Florian Tirado. Es por eso por lo que SensoLab le apunta a circular en espacios abiertos que vayan más allá de lo académico, tales como muestras, exposiciones y festivales, en los que sus propuestas han tenido una fuerte acogida.
Sus acciones se enmarcan en la lucha por reconocer la creación como una forma válida de producir conocimiento. “Esto implica la generación de mecanismos institucionales para que la creación se visibilice, se posicione y para que su producción se homologue”, destaca Tania Delgado Barón, asistente para la Creación Artística de la Vicerrectoría de Investigación de la Javeriana.
Las dinámicas del trabajo en equipo también hacen parte de este modelo, que incluye la interdisciplinariedad a través del uso de metodologías provenientes de saberes por fuera de las ciencias sociales, como el radical open access, el uso de softwares libres y la horizontalidad. “Estas prácticas nos enriquecen como grupo. Creo que eso es algo que marca nuestra manera de hacer, de proceder y de pensar el mundo”, señala Florian Tirado.
El trabajo de este laboratorio es un ejemplo de cómo las distintas disciplinas pueden explorar la creación de conocimiento a través de nuevas metodologías y formatos. No solo cuestiona cómo entendemos y valoramos el conocimiento, sino que también invita a reimaginar las dinámicas en las que se gesta.
SensoLab llama a desempolvar los monstruos que habitan bajo la cama de la investigación convencional, para dejarlos rondar libres en el pecho de los investigadores, pues, en ocasiones, hay que recordar que para explorar el mundo externo hay que echar mano de las preguntas que surgen dentro, en lo sensible. Tal vez estas prácticas y reflexiones sean el vehículo para una investigación más inclusiva y capaz de resonar más allá de la academia.