Los cauces zigzagueantes de los ríos, casi como seres vivos, lentamente van cambiando su curso, moviéndose de izquierda a derecha. Es un suspiro en su historia geológica de millones de años; para nosotros, cambian en tiempos que van de décadas a siglos. En este armonioso movimiento, van dejando viejos cauces, aguas represadas y madreviejas, una variedad de humedales que nos dan grandes beneficios. Las ciénagas de los valles del río Cauca y Magdalena son algunos ejemplos.
Este movimiento serpenteante del río y la formación de humedales ocurre en las zonas más planas de los valles, en lo que se conoce como la planicie de inundación. Cuando el caudal de agua es bajo, los humedales se desconectan del río; cuando el caudal es alto, desbordan en extensas zonas. Este proceso, repetitivo, anual, ha causado que el ciclo de vida de organismos como algas, peces y plantas dependa del pulso.
¿Cuánto dura uno de estos humedales?
Generalmente los ríos traen muchos sedimentos y los humedales reciben todos estos materiales. Entre más sedimentos ingresen, más rápido se rellena el humedal. Al final, todos los humedales pierden su profundidad, es decir, dejan de almacenar agua y se transforman en tierra firme. Pero este proceso se puede ralentizar cuando el humedal no recibe tantos sedimentos del río. También puede pasar que el humedal, al hacerse más productivo por exceso de nutrientes, produzca sus propios sedimentos. Millones de organismos, especialmente algas y plantas, van dejando sus restos hasta que se rellena.
¿Qué pasa cuando aumentamos la carga de sedimentos y nutrientes desde las cuencas? Aunque no parecemos percibirlo, muchos de los ríos son más turbios de lo que eran hace cientos de años, cuando aún no habitábamos en sus cuencas. Nuestras acciones han aumentado sustancialmente la erosión, arrastrando cantidades ingentes de materiales que terminan en los planos inundables, y por ende en los humedales. Por otro lado, el vertimiento de aguas residuales de las ciudades, de la agricultura y la ganadería, inyectan tantos nutrientes en los humedales, de tal manera que el exceso de crecimiento de las plantas y algal terminará terrizándolos.
Si bien los humedales de planos inundables no son los ecosistemas acuáticos de mayor longevidad, con nuestros descuidos, estamos logrando reducir su tiempo de vida. Es difícil decir cuánto, tal vez estamos haciendo que su longevidad se reduzca de cientos de años a un periodo más parecido al nuestro.
Hoy en día, la conservación de estos humedales la centramos en reducir al máximo los impactos que están sufriendo, pero perdemos la perspectiva de su futuro a largo plazo. Los humedales están envejeciendo más rápido de lo esperado y nuestras afectaciones comienzan a acelerar su llenado con sedimentos. Poco a poco habrá menos humedales y, por lo tanto, se afectarán los servicios que nos brindan.
¿Los humedales de planos inundables están destinados a desaparecer?
Los ríos puede ayudarnos a construir nuevos humedales, sólo tenemos que darle tiempo y libertad, o más bien espacio para moverse. Para nuestras efímeras vidas los ríos parecen estáticos, pero ellos siguen moviéndose. Debemos permitir que el plano inundable les pertenezca totalmente y evitar la canalización o dragado de los ríos. De esta manera, el agua que corre durante los periodos de mayor lluvia terminará inundando el plano inundable y los ríos seguirán dejando nuevos humedales en sus costados.
La visión de conservación que estamos planteando actualmente es a escala de nuestras vidas; pero tenemos que pensar en la dinámica de los ríos a mediano y largo plazo, tenemos que pensar en dónde estarán los futuros humedales. Estas deben ser áreas de conservación tan prioritarias como las que estamos escogiendo hoy en día. Parece una tarea difícil, pero el trabajo multidisciplinar de geógrafos, geólogos, ingenieros, biólogos y ecólogos, permite definir cuáles son los planos inundables del río. Estas zonas son lo más parecido a una visión del futuro.
Actualmente en Colombia tenemos normas, que si bien en su espíritu protegen a los ecosistemas acuáticos, son insuficientes e imprecisas para identificar la visión dinámica de los ríos y su conexión con los planos inundables. Podemos pensar en los humedales románticamente por su diversidad, belleza, pero no es suficiente, tenemos que pensar en todos los servicios que nos dejarán de brindar en las próximas décadas.