Desde finales de 2021 se repite un comentario en los hogares, barrios, plazas de mercado, tiendas y supermercados colombianos: “todo está muy caro”. El precio de útiles escolares, productos básicos en la alimentación, peajes, gasolina y en general, de la canasta familiar, aumentaron de forma considerable para el 2022. ¿Cómo explicar un alza de este tipo?
Rémi Stellian es profesor del Departamento de Administración de la Pontificia Universidad Javeriana y explica que se debe entender, principalmente, por una crisis económica a nivel mundial. “Las medidas sanitarias para enfrentar la pandemia hicieron que muchos trabajadores no pudieran ocupar de manera funcional sus puestos de trabajo. Las cadenas de producción (y de distribución) no funcionaron bien y esto hizo que no hubiese tanta disponibilidad de mercancías como antes”, dice.
Crisis de contendores: una economía represada
Stellian cuenta que en 2020 China, una de las economías mundiales más fuertes, fue uno de los primeros países en cerrar sus fronteras comerciales debido a la pandemia de la covid-19, así que muchas de las mercancías provenientes y dirigidas a este país quedaron represadas durante varios meses en otros lugares.
Lo mismo ocurrió en otros países, así que los barcos y, en general, todo el transporte de mercancías no pudo descargar ni transportar productos.
Una vez se comenzaron a flexibilizar las medidas y el comercio mundial empezó a restablecerse, aparecieron retrasos en la producción y distribución mundial. Hubo congestión en muchos o casi todos los puertos del mundo y estas demoras representaron gastos extra para importadores y exportadores, aumentaron los fletes (el alquiler del transporte de mercancías) y, por ende, el precio final de los productos al consumidor.
A este fenómeno se le conoce como la crisis de los contenedores y aún, dos años después, no se resuelve del todo.
Qué está pasando en los mercados internacionales? por qué están aumentando los precios? por qué se habla de #InflaciónImportada en tantos países?
Acá una corta radiografia del mundo logístico post crisis#MicroCápsula #LasNotasDeBruce #FelizViernes pic.twitter.com/qwpvtJ1LpV— Bruce Mac Master (@BruceMacMaster) October 29, 2021
El precio del dólar y su efecto en la economía de Colombia
Según Stellian, otro factor determinante es la caída del precio del peso colombiano respecto al dólar. Explica que está relacionado con la inversión extranjera que llega al país, pues allí empieza una negociación entre los que traen dólares para invertir y unos sesenta actores acreditados por el Banco de la República para comprarlos. Entre menos dólares estén disponibles para la venta, se van a necesitar más pesos colombianos para comprarlos.
Desde inicios de noviembre de 2021 el dólar se ha venido fortaleciendo. Los primeros días de ese mes estaba por debajo de los $3700 y fue subiendo progresivamente durante semanas. El 2022 inició con un dólar por encima de los $4000 y durante los primeros dos meses no bajó de $3900. Durante marzo el peso colombiano se ha recuperado, llegando durante algunos días a precios similares a los de noviembre del año anterior.
Sostiene Stellian que la reducción en la disponibilidad de dólares afecta directamente los precios de los productos que se consumen al interior del país, pero también a diversos sectores de la economía. “La crisis económica a nivel mundial representó para Colombia mucha menos inversión extranjera. Estamos hablando de una caída de casi el 50 % entre 2019 y 2020, es decir, unos 7000 millones de dólares que no entraron al mercado de divisas colombiano”, afirma.
Sostiene también que el sector de la industria petrolera experimentó una caída de la inversión extranjera de más del 80 %, y para empresas explotadoras de minas de cantera cayó a un poco menos del 67 %. “Mientras no se recupere la inversión extranjera, no podemos esperar que el peso vuelva a retomar un poco de fuerza frente al dólar y eso depende de la coyuntura mundial”, agrega.
Pero esta situación no solo se vive en Colombia, donde la inflación anual a febrero de 2022 se ubica en 8 %. En la región también se sienten los efectos de esta crisis económica. En los primeros meses del año Perú ha reportado una inflación del 6,3 %; México del 7,6 %; Chile del 7 % y Brasil del 10 %.
Sonia Carolina López, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Javeriana también coincide en que en una economía global los efectos impactan también al interior de los países, incluso algunos con una economía más desarrollada.
“Estados Unidos está enfrentando una inflación de 7,5 % y un alza de precios relacionada con varios factores, por ejemplo, falta de mano de obra para empacar y transportar mercancías. Esto es un tema directamente relacionado con las políticas migratorias”, manifiesta.
“En Reino Unido”, agrega López, “la situación es similar. Han reducido la capacidad de contratación por políticas migratorias. A las personas que contrataban antes se les dificulta entrar y las que están dentro del país no pueden asumir estos trabajos porque no están calificadas o no les interesa”. Este país registró un aumento en la inflación de 5,5 %.
Pero ¿y la producción nacional?
Lo anterior explica una crisis internacional, pero, que un producto tan nacional e infaltable en cualquier plato colombiano, como la papa haya experimentado un aumento de precio del 140 %, ¿qué explicación tiene?
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE– , mide mensualmente la variación del costo promedio de una canasta de bienes y servicios. Con esta evolución mensual se mide la inflación en el país. Esta cifra se conoce como el Índice de Precios al Consumidor – IPC–. Según esta entidad, en promedio, la canasta familiar tuvo un aumento del 8,01 % durante febrero.
La división de gasto #Alimentos y #bebidas no alcohólicas registró un incremento de precios anual de 19,94 % en enero de 2022.
La #papa presentó una variación anual del #IPC de 140,16 %, la #carne de #res de 34,86 % y el #plátano varió 42,05%.➡️ https://t.co/Y6kS4JWtAe pic.twitter.com/EQghH3Xdlu
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) February 5, 2022
Pero al revisar al detalle cada producto hay algunos casos más preocupantes. Las bebidas no alcohólicas tuvieron un aumento de precio del 20 %, la carne de res de un 34 % y el plátano del 42 %.
El profesor Stellian describe que, si bien estas son producciones nacionales, se requieren insumos traídos del exterior en el proceso. “Para producir algunas mercancías en muchos casos es obligatorio importar algunos insumos, y no hablamos solo de maquinaria o herramientas, sino también de pesticidas y productos químicos. Para la producción de carne, pollo, huevos o productos lácteos también se requieren insumos o alimentos para los animales”, expone.
En este proceso, manifiesta el docente, los productores también tienen obligaciones financieras a corto plazo, como el pago a sus empleados, servicios públicos, créditos y deudas. La solución lógica en estos es subir los precios, no para ganar más, según él, sino para mantener la rentabilidad de la producción.
“Ahí nos acomodamos”
El alza lleva a que las familias tengan que ajustar sus presupuestos y la profesora Sonia López ha estudiado estos impactos en la economía familiar. “Lo que pasa en Colombia es que tenemos diferentes tipos de familias en términos económicos, pero hay una gran cantidad que tienen ingresos bajos, lo que determina qué tanto pueden consumir”, afirma.
Lo primero que intentan las familias es aumentar los ingresos, pero en contextos como la pandemia es difícil lograrlo. Lo segundo es reducir los gastos y cuando esta opción no es suficiente, se endeudan.
Lo que López ha evidenciado en sus investigaciones es que cuando se pierde poder adquisitivo, compartir vivienda es una estrategia para reducir costos del arrendamiento, servicios públicos y para distribuir labores del hogar, como la limpieza. Esto sucede entre parejas, familias, amigos o incluso desconocidos que prefieren compartir espacios para disminuir gastos.
En una investigación que desarrolló en conjunto con el Departamento de Nutrición de la Javeriana, revelaron que en barrios de bajos ingresos otro de los impactos económicos de la pandemia fue el cambio en las dietas.
“Encontramos que lo que hacían algunas familias era reducir la cantidad de proteína animal que consumían por persona. Disminuían y en muchos casos eliminaban las porciones de carne, pollo o pescado de sus platos. Muchas veces no encontramos un reemplazo para suplir esa necesidad proteínica, ni siquiera por una de origen vegetal”, relata la investigadora, lo que afecta la seguridad alimentaria de muchas familias.
De 7,8 millones de hogares colombianos, 1,6 millones dejaron de consumir tres comidas diarias https://t.co/yiRYVhaVuK
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) September 1, 2020
Frente a este panorama el gobierno nacional anunció a finales del 2021 un aumento del 10,07 % en el salario mínimo, que quedó en un millón de pesos. Ambos expertos consultados por Pesquisa coinciden en que esta medida puede representar una protección a corto plazo para intentar sopesar estos efectos, pero se deben buscar estrategias a largo plazo.
“Lo que uno tiene que analizar es si la familia tuvo la capacidad de mantener una canasta de consumo. Si no la tuvieron, no fue un incremento, simplemente fue un ajuste para continuar consumiendo lo que consumía. Si las familias tienen que reducir su consumo, el ajuste no fue suficiente”, afirma López.
Una nueva oportunidad para repensar la economía global
El profesor del Departamento de Sociología de la Javeriana, Samuel Venegas, cree que este contexto de crisis en el que los precios de alimentos y productos se han incrementado a esos niveles potencia problemas estructurales en la organización y condiciones productivas en el país. También, que es una nueva oportunidad para repensar la economía nacional.
“La producción de alimentos no tiene la suficiente fortaleza como para que en estos vaivenes internacionales se pueda tener un colchón que amortigüe. En la economía actual es iluso pensar que un país puede estar cerrado al contexto internacional, pero sí es más posible pensar en condiciones para fortalecer las cadenas productivas al interior del país”, opina.
Uno de los puntos a mejorar para el sociólogo es el transporte de alimentos y materias primas. “Haciendo nuestro trabajo de campo vimos que, en tiempos normales, con una vía en buen estado, un recorrido podría ser de máximo 35 minutos. Pero en temporadas de invierno un campesino puede gastar más de dos horas para llegar al pueblo más cercano a vender sus productos”, relata.
Otro de los problemas estructurales que enfrenta el agro colombiano es el de la distribución. Para el profesor Vanegas los intermediarios se están quedando con la mayor parte de los recursos en la venta de productos. Sus investigaciones han evidenciado que los que compran a los productores y llevan al consumidor final podrían incidir en los precios.
“Quienes tienen mayor capacidad de almacenamiento y distribución son los que terminan manejando el precio, ya sea en periodos de abundancia o de escasez. Algunos economistas podrán decir que es una distorsión del mercado, pero es lo que hemos podido investigar en varias regiones”, dice.
Para la profesora López es necesario crear políticas que apunten a la seguridad alimentaria en los próximos años. “Un paso importante que tiene que dar el siguiente gobierno nacional es pensar en que podamos generar nuestros propios insumos, eso nos haría más autónomos”. Además, insiste en que el país hace parte de una economía global y que así debería seguir, pero que también es la oportunidad de buscar acciones para ser menos dependientes, por lo menos en la producción de alimentos básicos.
Los tres expertos son enfáticos en que no hay una solución milagrosa. Se necesitan medidas y políticas públicas para atender al contexto a corto plazo, pero también otras a futuro que fortalezcan las dimensiones territoriales, que generen convergencia de privados, del Estado, de la academia y los productores locales. Todo esto con el fin de satisfacer la demanda local y generar condiciones que no puedan atenuar los impactos de las crisis internacionales y así, de a poco, ir dejando de repetir con resignación en cada reunión familiar o mercado: “todo está muy caro”.
1 comentario
Estamos de acuerdo en que las causas del detrimento de la economia Colombiana, las variables externas influyen de manera significativa. La inflación y recesión economica a nivel global y que nos impacta a nosotros como población Colombiana, pero no debemos descuidar que hemos dado paso a muchas variables desde antes de los años 90, cuando promulgamos el neoliberalismo como alternativa de solución a la situación socioeconomica de mas de 50 millones de habitantes en la actualidad; estas variables que podemos denominar alternativas de solución estan representadas en la entrega de grandes contratos que representan la mayor inversión del estado para resolver las necesidades en salud, saneamiento, infraestructura las cuales han entregado resultados de bajo impacto a la sociedad, asi como un raquitico impulso a la generación de empresas y emprendimiento. Pero grandes rendimientos y utilidades a pocas empresas, monopolisticas u oligopolisticas que entre otras cosas no orientan su capital al desarrollo de sectores como la industria, las tecnologias, la investigación sino que siguen es al asecho de nuevos contratos en procura de rentar del presupuesto publico.