Las brechas laborales entre mujeres y hombres se acentúan con la llegada de la pandemia por la COVID-19. Según un estudio del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), las medidas de confinamiento afectaron económicamente al 56% de las mujeres ocupadas y al 45% de los hombres.
Esta consecuencia se debe a que los sectores más perjudicados por la contingencia han sido los que por lo general lidera la población femenina como servicios, manufactura, turismo, entre otros. Es más, ante el cierre de instituciones educativas, muchas mujeres tuvieron que dejar sus trabajos para ocuparse de los niños en casa.
En uno de los encuentros virtuales sobre economía feminista realizados por el Departamento de Economía de la Javeriana Cali, expertas en género y economía como Cecilia López (exministra), Paula Herrera (profesora de la Javeriana Bogotá) y Natalia Escobar (Coordinadora de la Mesa de Economía Feminista del Valle del Cauca), dialogaron sobre la dinámica que enfrentan las mujeres en la actualidad.
Mariela*, que a sus 32 años de vida y con una trayectoria laboral de más de una década en una empresa reconocida del país, tuvo que dejar su cargo como operaria. “No podía dejar a mis hijos con otros cuidadores pues las recomendaciones eran mantenerse aislados con el grupo familiar y, además, para el colegio virtual era complicado porque mi mamá era la única que estaba en la casa y no podría dirigirles las tareas ni colaborarles con los aparatos tecnológicos. De verdad que ojalá los niños puedan regresar pronto a estudiar, porque yo no puedo seguir en la casa, yo estoy enseñada a trabajar y mi esposo es el único que está aportando en este momento. Estamos estallados”, describe.
Con la reactivación económica, uno de los sectores que primero retomó labores fue el de la construcción, el cual tiene mayor representación masculina y menos del 1% de las mujeres, según confirma estudio del DANE. Uno de los sectores más afectados ha sido el de manufactura, en el que las mujeres cuentan con el 45% de los empleos sobre todo en la fabricación de prendas de vestir, labor feminizada que está atravesando una crisis por la disminución de su demanda.
Ante esto, la noción de economía feminista parte del hecho de que las mujeres están rezagadas dentro del sistema económico. Por eso, esta área de estudio propone repensar la economía como disciplina para erradicar la violencia doméstica, proteger a las mujeres y educar para involucrar a los hombres en el trabajo doméstico y de cuidado, de acuerdo con Maribel Castillo, profesora investigadora asociada al Departamento de Economía de la Javeriana Cali. “No hay que pensar la economía feminista como un subcampo, sino como un eje transversal a todo lo que hacemos en economía”, complementa.
Desigualdad laboral entre géneros
Hoy en día las mujeres conforman una buena parte del mercado productivo y desempeñan labores de gran importancia alrededor del mundo. No obstante, las inequidades entre géneros persisten en la sociedad y el ámbito laboral es un claro ejemplo de ello. En Colombia, por ejemplo, para el primer trimestre del 2020 la participación de las mujeres en el mercado laboral fue del 53,4%, mientras que la de los hombres representó el 74,4% y, a su vez, el desempleo en mujeres fue del 13,3% frente al 7,7% en los hombres. “La mujer sigue siendo subvalorada tanto en el tiempo trabajado como en el pago remunerado”, explica Castillo.
Y la situación no deja de ser preocupante cuando se fija la mirada en las cifras que demuestran que el trabajo remunerado ha disminuido con relación al trabajo no remunerado, que va en alza, dice Castillo. Ella agrega que el cuidado de niños, personas de la tercera edad y familiares enfermos ha caído en hombros de las mujeres alrededor del mundo, reflejo de las normas sociales predominantes y la estructura del mercado laboral actual. Esto afecta la capacidad de las mujeres para dedicarse al trabajo remunerado, sobre todo cuando son labores que no pueden realizarse de manera remota. Según cifras de Naciones Unidas, a nivel global las mujeres están dedicando un promedio de 4,1 horas diarias al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, lo que equivale aproximadamente al 50% de una jornada laboral paga.
Ahora bien, ¿qué pasa con la situación de las mujeres que además de ser empleadas con sueldos muy por debajo de lo que en su lugar ganaría un hombre, cumplen con tareas del hogar sin recibir una remuneración económica a cambio? Este panorama hace referencia a lo que desde la economía se denomina “trabajo doméstico o de cuidado no remunerado”, el cual no es considerado como una actividad productiva bajo el paradigma económico convencional Al respecto, López, Herrera y Escobar, como lo afirmaron en el encuentro web mencionado, que aunque la situación ahora mismo no es alentadora, poner sobre la mesa estas ideas de desigualdad y reconocerlas, ya representa un paso enorme para empezar a operar en favor de la equidad económica, social, política y cultural.
Ese es uno de los motivos de la creación de la ‘Mesa de economía feminista de Cali y el Valle del Cauca’, instaurada a partir de esfuerzos conjuntos de instituciones como la Universidad ICESI, la Universidad del Valle y la Pontifica Universidad Javeriana Cali, con el fin de poner en la agenda municipal y departamental el abordaje de la economía feminista y con ello hacer frente a las desigualdades mencionadas.
Maribel Castillo señala que la pandemia ha revelado la importancia de las labores de cuidado y enfatiza en que las políticas de reactivación económica deben incluir la perspectiva feminista, o de lo contrario se seguirán ampliando las brechas entre géneros. “Debemos darle lugar a la economía feminista en los debates políticos nacionales y trabajar hacia un nuevo modelo de desarrollo que reconozca la importancia de la mujer en los diferentes escenarios, económicos, políticos y sociales”, enfatiza.
Con este tipo de imágenes, los encuentros virtuales ejemplifican la situación actual laboral de las mujeres en el país.
*Nombre modificado por solicitud de la fuente