En este mundo cada vez más globalizado, los desequilibrios se manifiestan en muchos aspectos, tienen su origen en realidades muy complejas y son de diverso tipo. Pero quizás ninguno tan sutilmente pernicioso como el desequilibrio mundial en la producción y apropiación del conocimiento científico. Todos sabemos que, en términos generales, las universidades en Colombia y América Latina llegaron tarde al concierto mundial de producción de conocimiento científico, y ello debido al modelo de sociedad que teníamos a la base: nos fuimos acostumbrando a importar de otras latitudes el conocimiento pertinente para nuestro desarrollo económico y social, y eso ha hecho que vayamos más lentos que otros, si es que vamos por el camino correcto.
A mediados de la segunda mitad del siglo XX, las universidades colombianas comenzamos a despertar de una larga y cómoda modorra socioeducativa y a tomarnos en serio el tema de la investigación. La creación de Colciencias y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, a finales de los años sesenta, fue un paso decisivo en la dirección correcta. Si bien, ya antes algunas universidades generaban conocimiento social, científico y humanístico de calidad, Colciencias vino a dar un impulso definitivo al esfuerzo por hacer de la investigación una de sus tareas regulares.
Es evidente que la Pontificia Universidad Javeriana ha participado muy activamente en ese dinamismo. Desde su restauración hace ochenta años hasta el presente, han existido en ella profesores con altísimas calidades académicas que, a la vez que ofrecían docencia de excelente calidad, produjeron investigación científica y humanística reconocida y con pertinencia social y cultural. Tal es el caso de la obra de destacados jesuitas, como Félix Restrepo, en las letras, y Jesús Emilio Ramírez o Lorenzo Uribe, en las ciencias.
Hoy, la investigación en la Javeriana va también por buen camino. La última clasificación de los grupos de investigación de universidades colombianas, publicada por Colciencias hace apenas un par de meses, revela que la Pontificia Universidad Javeriana –sumadas las sedes de Bogotá y Cali– es la universidad privada del país con mayor número de grupos de investigación de alta calidad: cuenta con 29 en las categorías más altas (A1 y A) y sólo es superada por la Universidad Nacional de Colombia, con 107; la Universidad de Antioquia, con 49, y la Universidad del Valle, con 32. Esto significa un desarrollo importante en relación con la medición anterior de 2008: en la sede de Bogotá pasamos, en estos dos últimos años, de 11 grupos A1 y A, a 26. Avanzamos especialmente en las áreas de ciencias sociales y humanas (11 grupos de alta calidad), en salud (6 grupos de alta calidad), y en ciencias básicas (3 grupos de alta calidad). Podemos decir que allí están nuestras fortalezas más notables y que el esfuerzo realizado en los últimos años ha valido la pena.
Pero los balances sirven tanto para evaluar el pasado como para descubrir debilidades y proyectar el futuro a través de planes de mejoramiento. Es mucho lo que aún nos queda por avanzar. Tenemos que continuar afinando los propósitos que buscamos con la investigación, somos una universidad católica y jesuita con una clara identidad de servicio a la sociedad, en un momento histórico particularmente complejo de su historia.Sabemos que difícilmente podremos servir al país al que nos debemos sin investigación de alta calidad. Nuestra vocación docente no se opone al reto investigativo, ni va en la vía contraria a lo que nuestros estudiantes y sus familias esperan de nosotros. Por el contrario, percibimos que la investigación de calidad proyecta la docencia y la formación profesional hacia los más altos estándares educativos, porque coloca a nuestros estudiantes en las siempre dinámicas fronteras del conocimiento y la actividad profesional.
Por eso, además de continuar compitiendo por los recursos de Colciencias, vamos a redoblar esfuerzos por buscar alianzas y fortalecer vínculos que nos permitan acceder a recursos financieros internacionales, para continuar investigando. Vincularemos más nuestro empeño investigativo con empresas que estén abiertas a la innovación científica y tecnológica, en armonía con la naturaleza y con las necesidades sociales.Continuaremos produciendo el conocimiento que el país requiere para su desarrollo, para el perfeccionamiento de sus instituciones sociales y políticas, y para avanzar en la construcción de una Colombia más incluyente, más próspera y más democrática.