Una persona padece de anemia cuando es bajo el nivel de los glóbulos rojos que se considera saludable en el cuerpo. Lo mismo sucede con el nivel de hemoglobina, la proteína de la sangre que contiene hierro y transporta oxígeno desde los órganos respiratorios a otras partes del cuerpo.
Son varias las causas de la producción inadecuada de glóbulos rojos y la pérdida de sangre: enfermedades hereditarias, infecciones, parasitismo intestinal, cáncer o, la más común, problemas nutricionales, como la deficiencia de hierro y vitaminas.
Esta enfermedad puede ocasionar severas complicaciones, por ejemplo el estrés, la fatiga, el mal funcionamiento del cerebro y el desgaste corporal. De hecho, el síntoma más común de la anemia es la astenia, o el cansancio extremo. Este tipo de debilitamiento puede traer graves repercusiones en el día a día, pues no se trata del cansancio que afecta a una persona que haya realizado un esfuerzo físico, sino de un estado de lasitud constante que no desaparece tomando reposo.
El caso de la anemia nutricional, asociada a la deficiencia tanto de hierro como de otros nutrientes esenciales, genera serias repercusiones en niños y adultos. Los infantes que tienen deficiencia de hierro crónica presentan desventajas inmediatas en procesos cognitivos, en su funcionamiento mental y en su comportamiento. En los adultos la situación también es crítica: la anemia disminuye la capacidad física, la productividad y el desempeño intelectual.
Un mal nacional
En Colombia, el mayor número de personas que padecen esta enfermedad son los niños de cinco a 12 años, y se acentúa en un alto porcentaje en la población más pobre del país. En el caso de los menores de cinco años, la enfermedad genera afectación predominantemente en el área rural, en las zonas urbanas marginadas y en la Región Atlántica colombiana.
Esta problemática sanitaria es producida por distintos factores sociales: las barreras de acceso a los alimentos, la deficiencia en la infraestructura de saneamiento básico de los hogares, la falta de participación en programas de crecimiento y desarrollo de las familias, la desvinculación de los programas de seguridad social, las dietas deficientes y, quizá el más importante: el descuido estatal en los temas sociales y de salud.
Un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana llegó a estas conclusiones tras la elaboración de un estudio centrado en el análisis de las disparidades en anemia nutricional en Colombia. Mediante la información recopilada en la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN) y de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), realizadas en 2005, con representatividad y cobertura nacional, los investigadores construyeron un diagnóstico de esta problemática desde la perspectiva de los determinantes sociales de la salud, la seguridad alimentaria nutricional y el derecho a la alimentación.
Según Román Vega Romero, investigador principal, la anemia nutricional y, particularmente, las disparidades por anemia ferropénica –caracterizada por la deficiencia de hierro en los glóbulos rojos– constituyen un problema de salud pública digno de ser analizado, pues sus repercusiones sociales y económicas afectan a un alto número de la población colombiana.
Más allá de conocer las prevalencias promedio de la anemia ferropénica en la población general, los investigadores quisieron establecer una comparación entre los grupos vulnerables y en desventaja social con respecto a los de mejor situación económica. A partir de este cotejo, se propusieron explicar las causas de las posibles disparidades.
Con base en la Encuesta Nacional de Situación Nutricional, las cifras comparativas de anemia entre 1996 y 2005 aumentaron del 23% al 32% a nivel nacional, lo que resultaba alarmante. Los perjudicados eran grupos de la población como mujeres gestantes y en edad fértil y niños y niñas hasta los 12 años –especialmente entre los menores de seis años–.
A través de la medición de razones de tasas y la descomposición del índice de concentración entre distintos grupos de la población –por regiones y lugar de residencia (urbano o rural) y según el índice de riqueza–, los investigadores detectaron a las víctimas de esta situación y los factores de riesgo relacionados con el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos.
La estimación de razones de prevalencias, índices y curvas de concentración, un análisis múltiple de las variables determinantes de las disparidades en anemia y el uso de modelos de regresión fueron las técnicas utilizadas para puntualizar y revelar las disparidades.
Después del proceso metodológico, entre los aspectos más importantes a destacar, los investigadores concluyeron que:
• Los niños de cinco a 12 años constituían el grupo de mayor prevalencia de anemia ferropénica y de mayores disparidades que afectaban a los más pobres.
• La Región Caribe resultó ser la de mayor prevalencia y disparidades.
• La mayor proporción de personas con anemia del país se localizó en el área rural (excepto en el grupo de mujeres en edad fértil).
• Las disparidades por nivel de riqueza fueron mayores en el área urbana.
• Se registró un visible aumento de anemia en las mujeres en edad fértil (31,6% en 2005 en comparación con el 22,5% en 1996).
Así pues, las carencias de saneamiento básico, el inacceso al agua potable, la falta de afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS), la percepción de inseguridad alimentaria, entre otros, constituían los principales problemas en salud de los estratos más bajos de la población. Esto los hacía más propensos, no sólo a la concentración de la anemia, sino también a otro tipo de enfermedades.
La academia propone
Para la reducción y el control de las disparidades, la investigación plantea el requerimiento de intervenciones que afecten los determinantes sociales de la anemia ferropénica. Para ello es necesaria una pronta y eficiente actuación del Estado sobre los factores relacionados con el modo de producción y distribución de los alimentos, la regulación de la propiedad de la tierra, los precios de la canasta familiar y el ingreso de la comida a los hogares: todo en función social.
Otras acciones que debería emprender el Estado para cubrir necesidades colectivas, según los investigadores, consisten en lograr mejoras en el saneamiento básico, suplementar y fortificar alimentos con hierro, permitir el acceso a programas de salud preventivos y de educación nutricional, promover el empoderamiento de las mujeres, ofrecer tratamiento con antihelmínticos, entre otras. Aunque esto no es suficiente. Como señala Román Vega Romero: “Se necesitan políticas públicas universalistas para garantizar la equidad social y, complementariamente, se deben priorizar acciones integrales e intersectoriales en grupos pobres y vulnerables”.
Esta investigación, centrada en proporcionar elementos analíticos a quienes corresponde tomar decisiones sobre la problemática de la anemia nutricional, lanza un llamado al Gobierno y a los poderes económicos y políticos para que establezcan estrategias efectivas contra el hambre y la desnutrición que padece el pueblo colombiano. Este mal social cada vez tiene mayores alcances, pues cuando uno de cada tres niños en Colombia padece de anemia, las políticas asistencialistas y de mitigación de la pobreza son insuficientes. Se requiere entonces con urgencia cesar la práctica del despojo de tierras a los campesinos, devolver el terreno que les ha sido robado, redistribuir bienes y subsidios para que haya una mejoría en los ingresos de los hogares, y, sobre todo, desarrollar una política de soberanía y seguridad alimentaria y nutricional que prevalezca sobre los intereses particulares.
Para leer más…
+Vega Romero, R., Acosta Ramírez, N., Martínez Collantes, J., Arrieta Flórez, R., Estupiñán, Z., Fonseca, Z. & Castro, C. (2005, junio-julio). Análisis de disparidades por anemia nutricional en Colombia. Gerencia y políticas de salud, 7 (15), 46-76.+Vega Romero, R. (2010). Determinantes sociales de la salud y la nutrición. Disponible https://coin.fao.org/cms/media/4/12753264688360/roman_vega_-_determinantes_sociales.pdf. Recuperado en 25/07/2010
1 comentario
Un excelente artículo y muy recomendable. Saludos