Con el propósito de incentivar la producción de conocimiento en las regiones, el Sistema General de Regalías estipula que el 10 % de los ingresos provenientes de la explotación minero-energética debe destinarse al Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (FCTI), el cual entró en funcionamiento en 2012.
La puesta en marcha del FCTI ha traído consigo importantes retos y desafíos para las universidades del país. Junto a la sociedad civil, los gobiernos territoriales y el Gobierno nacional, las instituciones de educación superior resultan claves en la formulación, el desarrollo y el acompañamiento de los proyectos investigativos. La experiencia de la Pontificia Universidad Javeriana en este proceso da cuenta de ello.
Considerando que solo a través de propuestas fundamentadas en la calidad y el rigor investigativo es posible aportar a la generación de conocimiento y tecnología en las regiones, la Universidad Javeriana ha formulado 24 proyectos que corresponden a sus fortalezas investigativas: biodiversidad y desarrollo; ciudadanía, democracia y derechos; educación, comunicación y pedagogías; conflicto, desplazamiento y paz; infraestructura y territorio; innovación para el desarrollo; biotecnología para el aprovechamiento de los recursos biológicos; manejo y gestión de recursos, agua y energía, y salud y sociedad.
Durante el foro “Desafíos de la ejecución y seguimiento del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación”, celebrado el pasado 30 de septiembre en la Javeriana, Consuelo Uribe Mallarino, vicerrectora de Investigación, aseguró que la formulación de dichos proyectos “ha partido de la consideración del carácter colectivo de su construcción”. En este proceso han participado diversos actores locales y regionales de la mano de las gobernaciones de Cundinamarca, Huila, Meta, Boyacá, Nariño, Sucre, La Guajira, Risaralda y el Distrito Capital.
Dos de esos proyectos fueron aprobados el pasado 23 de agosto por el Órgano Colegiado de Administración y Decisión (OCAD), conformado por representantes del Gobierno nacional, de los gobiernos territoriales y de las universidades (cuatro públicas y dos privadas), y que tiene la responsabilidad de definir los proyectos de investigación que se financiarán con el Sistema General de Regalías, así como de evaluar, viabilizar, aprobar y priorizar la conveniencia y oportunidad de financiarlos.
Por un lado, liderado por la profesora Liliana Otero, directora del Centro de Investigaciones Odontológicas de la Javeriana, el “Programa de estudios clínico-genéticos, diagnóstico e intervención de las enfermedades asociadas a la explotación del carbón en La Guajira” tiene como propósito analizar los efectos de la explotación del carbón sobre los habitantes, la fauna y la flora aledañas a la mina El Cerrejón. “De ahíla importancia del trabajo mancomunado de las facultades de Ciencias, Medicina y Odontología y del hospital San Ignacio”, señala Otero,y destaca la participación de habitantes de La Guajira a través de su vinculación a la formación doctoral y de maestrías que ofrece la universidad.
Por otro lado, “Smart Town: talento e innovación aplicada al territorio” es un proyecto de investigación liderado por Enrique González, de la Facultad de Ingeniería, que, junto a las facultades de Educación y Psicología, pretende generar un innovador modelo de aprendizaje y propiciar ambientes educativos que correspondan a las particularidades de Cundinamarca para que los jóvenes del departamento puedan apropiar la tecnología en su contexto social y productivo.
El FCTI exige estrategias de cooperación diferentes en la medida en que “es una oportunidad histórica para nivelar el desarrollo regional con el de las grandes metrópolis”, dice Pablo Orozco, director del Centro de Estudios Interdisciplinarios Básicos y Aplicados en Complejidad (Ceiba), del que hacen parte las universidades de los Andes, la Nacional, el Rosario y la Javeriana.
Según Orozco, “pensar en la producción de ciencia y tecnología no solo hacia las regiones, sino también desde las regiones” implica grandes retos en términos de reglamentación, coordinación interinstitucional, calidad de los proyectos, criterios de evaluación, transparencia en la ejecución presupuestal y, especialmente, una visión de largo plazo que permita a la investigación tener un impacto efectivo en las realidades de cada región. Para ello, dice, la formación de ciudadanos en las regiones es una condición indispensable. “Tenemos la certeza de que el talento humano está distribuido en cada rincón del país. Las oportunidades son las que marcan la diferencia”.