El mundo parece estar muy cerca de una crisis económica global. La inflación causada por la pandemia, la devaluación e inestabilidad de muchas monedas, la posible recesión en las economías más grandes del mundo y todos los problemas sociales que esto implica, llevan a repensar muchos asuntos de la producción y finanzas a pequeña y gran escala.
Pero estas discusiones no son nuevas. Desde hace décadas las universidades, centros de investigación económica y organizaciones sociales han venido analizando nuevas formas de plantear la economía para contrarrestar o minimizar el impacto de estos fenómenos globales.
La Pontificia Universidad Javeriana también lo ha venido haciendo y para tener un panorama de estas discusiones, la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales (FEAR), organizó del 25 al 26 de julio el II Encuentro Javeriano de Iniciativas Solidarias, un espacio en el que participarán múltiples experiencias que han generado propuestas alternativas para pensar la economía.
Pesquisa Javeriana habló con Juan Fernando Álvarez, profesor de la FEAR y uno de los organizadores del evento, acerca de la economía solidaria como una alternativa al contexto actual del país.
¿Qué es la economía solidaria?
Estamos hablando de organizaciones, algunas de ellas, estructuradas como empresas. Estas tienden a poner en el centro de su actividad, de su interés y como propósito principal, la satisfacción de las necesidades de los asociados, de los miembros. No es como una firma capitalista que busca poner en el centro la maximización del capital, de la utilidad, para que eso pueda repercutir en unos socios accionistas.
¿Cómo se ha desarrollado este concepto?
Se caracteriza por las expresiones territoriales. No es lo mismo la economía solidaria que atiende las necesidades en Bogotá o en el mundo urbano, a la economía solidaria en la provincia de Guanentá, en Santander, o en contextos rurales. Tienen incluso características particulares entre países.
Hay muchos contenidos asociados a esta forma de hacer economía, como la social, solidaria, del trabajo, economías propias, economía social y solidaria, sector b, tercer sector, economía comunal, economía del bien común. Dependiendo de la latitud, se le va dando un título u otro, pero el propósito es ser una forma alternativa de proceder en los mercados.
Por otro lado, algunas organizaciones se estructuran como empresas, pero también hay movimientos como los ecologistas o feministas. Aquí las acciones económicas tienden a ser plurales, es decir, no es solo la práctica del mercado, sino que también reconoce la capacidad de los agentes, de los distintos tomadores de decisiones, oferentes y demandantes para, por ejemplo, realizar intercambios mediante la reciprocidad.
Incluye incluso formas de antaño, como el trueque, la donación. Todo esto hace parte de este inmenso mundo de la economía social, de la economía solidaria.
¿Cómo se ha desarrollado esta economía solidaria en Colombia?
En el contexto colombiano se han dado múltiples vacíos y fallas del mercado, por ejemplo, cuando la gente no puede acceder a un crédito. Los que están en sectores populares, maestros que no ganan lo suficiente para pedir un crédito bancario, pero que tienen la suficiente estabilidad para asegurarlo, aun así, no les prestan. Ahí hay una falla que el mercado no atiende.
Ante ese vacío, la gente organiza cooperativas que le apuntan a esa necesidad: dar crédito a partir de unos aportes o ahorros de los asociados. Esto ya ocurrió en el sector transporte, lechero y sector cafetero.
Si tenemos a alguien que sea capaz de liderar un emprendimiento, una iniciativa solidaria, el resultado, muchas veces, son organizaciones que terminan formalizándose, convirtiéndose en empresas que satisfacen esas necesidades. En Colombia los principales sectores donde existen organizaciones solidarias son las que tienen que ver con los créditos, ahorro y seguros.
¿Por qué el interés de la FEAR en investigar estos temas y poner sobre la mesa este tipo de iniciativas?
La Facultad de Estudios Ambientales y Rurales cumple 25 años. Pero desde hace mucho más tiempo sus profesores y gestores venían trabajando con este tipo de organizaciones. Nos dimos cuenta de que teníamos una trayectoria importante, que estamos influyendo en las decisiones, en los gremios nacionales, que, de alguna manera, los estudios que planteamos se expresan en políticas públicas.
Sin embargo, dijimos: “nos faltaba fortalecer los análisis sobre la transacción económica, la competitividad de las organizaciones de mercado, tenemos que hablarlo con los colegas economistas; necesitamos mejorar el proceso fabril, necesitamos encontrarnos con los colegas de ingeniería, estudiar la sociología del trabajo ligado a que un trabajador sea dueño a la vez de una organización. Necesitamos hablar con los colegas de psicología y así sucesivamente, con otras facultades”.
Al internalizarlo y encontrarnos con otros colegas, nos dimos cuenta de que la expresión de economía social y solidaria sufría el mismo problema que sufre a nivel mundial: tiene muchos nombres. Pero independientemente de los títulos o conceptos con que lo entendemos, nos vamos encontrando a dialogar al respecto.
¿Cómo se ha desarrollado la investigación de la economía solidaria en el país?
Es muy similar a lo que se ha hecho en otros países en Latinoamérica. Se ha basado en la observación y hemos visto cómo se va transitando a la subsistencia de espacios territoriales, incluso a veces en conflicto. Cómo las estrategias de sintonizarse con los vecinos se han dado en esos contextos y han logrado no solo sobrevivir, sino generar esquemas de comercialización, de intercambio económico interesante.
Por ejemplo, hemos visto pequeñas comunidades en Nariño que no tienen acceso a las carreteras. Hay una falla de Estado protuberante en esa dotación pública, pero las comunidades se organizan para ellas mismas construir las vías y mantenerlas. O como comunidades rurales que no tienen prestación del servicio del agua potable y buscan mecanismos para hacer del agua un derecho económico, un derecho humano de la práctica cotidiana del territorio.
Estamos documentando, viendo y aprendiendo cómo los territorios pueden ser gestionados, desarrollarse a partir de iniciativas que no siempre coinciden con la práctica capitalista.
Ahora, en nuestro enfoque de investigación no entramos en el conflicto de pensar, como decía un gran clásico del cooperativismo, en unas repúblicas cooperativas. Nosotros no estamos pensando en regiones aisladas y en absoluta disputa con el sector capitalista, con el sector estatal. Entendemos que todos caben y por eso hablamos de organizaciones que cooperan pero que comparten un ecosistema con otras iniciativas.
En estos momentos de crisis económica y en que lo económico se relaciona con lo ambiental, con lo social, con lo político, ¿qué puede aportar la economía solidaria a la discusión?
Junto a otros académicos de otras universidades, de otros países, hemos documentado desde hace rato estas múltiples crisis. Ahora se expresa en lo económico, pero son múltiples las crisis que están, que confluyen allí. El cambio climático, la desigualdad, las migraciones, hay varios problemas que se han conjugado y lo que hemos visto es que dan las condiciones para generar un punto de inflexión.
Hay que decidir entre una economía basada en combustibles fósiles, en la depredación, en la exclusión, en valorar lo que menos nos interesa que es la ganancia a una economía hecha para la gente.
Hay un movimiento muy importante que va transitando hacia otra forma de hacer las cosas y se necesitan organizaciones que transformen el hecho económico y ese es el rol que juegan las distintas iniciativas solidarias, llámese movimiento, organizaciones, esquemas de producción, de intercambio como comercio, monedas sociales. Lo importante es crear una economía hecha para la vida.
#Ahora Inauguración del
II Encuentro Javeriano de Iniciativas Solidarias. “La economía solidaria como acción transformadora de nuestra casa común”. pic.twitter.com/sowXfu4gwD— Facultad de Estudios Ambientales y Rurales (@FearJaveriana) July 25, 2022
¿Qué podrá encontrar la gente en el II encuentro javeriano de iniciativas solidarias?
Vamos a tener una fiesta que se manifiesta en una gran cata de profesores, estudiantes y administrativos que están haciendo otras economías.
Iniciaremos con discusiones teóricas en las que vamos a deconstruir el concepto de “desarrollo” para empezar a ver la experiencia de generación de nuevas prácticas desde nuestra Facultad de Estudios Ambientales locales.
Conoceremos los proyectos de investigación que se están desarrollando desde las facultades de Ciencias Económicas y Administrativas, de Psicología y de Ingeniería. Tendremos bloques de experiencias de estudiantes de pregrado, egresados, de semilleros, de maestría, doctorado y estudiante de doctorado de la Javeriana seccional Cali. Todo esto será como un termómetro para visibilizar lo que hace cada uno desde su especialidad.
Aparte del abordaje que hacen las facultades que ya nombré, tendremos análisis desde la salud, la teología y la doctrina social de la iglesia. En fin, es una mirada muy interdisciplinar y una fiesta de las transiciones hacia otras economías.
También vamos a ver un proyecto de treinta profesores de planta pensando otra forma de hacer economía, trabajos de grados y tesis que, gracias a las iniciativas construidas en común, han fortalecido programas en Colombia. Veremos qué están haciendo otras obras de la compañía de Jesús en estos temas.
Además, van a participar el Instituto Pensar y el Instituto de Salud Pública de la Javeriana, la Confederación de Cámaras de Comercio, la Confederación de Cooperativas de Colombia y el Servicio Jesuita a Refugiados. Intervendrá la copresidenta del Foro Mundial.
El 25 de julio el encuentro tendrá lugar en el Auditorio Luis Carlos Galán, de 8 a.m. a 6 p.m.
El 26 de julio la sede será el Auditorio Marino Troncoso en el mismo horario del 25 de julio.