Los delfines de río se distribuyen en Suramérica y Asia y se encuentran entre los cetáceos más vulnerables a la extinción en el planeta debido a diferentes actividades humanas. En Suramérica habitan dos de estas especies y las dos se encuentran en la categoría En Peligro de extinción (EN) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y están listadas en la resolución 1912 de 2017 que incluye las especies silvestres en alguna categoría de amenaza de Colombia.
Se trata del delfín rosado o tonina (Inia geoffrensis), que habita en las cuencas del Amazonas, Orinoco; y Araguaia – Tocantins; y el delfín gris o tucuxi (Sotalia fluviatilis) que se encuentra en el Amazonas.
Las amenazas que enfrentan las poblaciones de toninas en la Orinoquía, principalmente debidas a diferentes actividades humanas, motivaron a un equipo de investigadores de la Fundación Omacha y del Laboratorio de Ecología Funcional (LEF-UNESIS), de la Pontificia Universidad Javeriana, a estudiar en tiempos de pandemia, la ecología del movimiento y las causas de la reducción de la población de estos cetáceos y sus hábitats en el Orinoco colombiano.
Gracias a esta investigación fue posible instalar en la aleta dorsal de dos delfines rosados pequeños transmisores satelitales (90gr de peso) para estudiar sus movimientos y uso de los ambientes acuáticos en dos machos adultos de la especie. En esta primera fase de la investigación se instalaron dispositivos en dos individuos de la cuenca del río Orinoco; y durante la segunda fase (2021-II), se instalarán igual número de dispositivos en delfines de río que habitan en la cuenca del río Amazonas en Colombia.
Así fue implantar transmisores en los delfines
En el procedimiento participaron alrededor de 14 personas. Entre los participantes se encontraron veterinarios, biólogos y pescadores y demoró alrededor de diez y doce minutos después de la captura, la medición y pesaje del animal, al igual que la instalación del transmisor satelital.
Podemos seguir los desplazamientos de los delfines a través de la tecnología denominada telemetría satelital, en la cual, el transmisor emite alrededor de 250 registros diarios que van hacia un satélite de la plataforma Argos que luego envía en tiempo real las localizaciones a la plataforma de Wildlife Computers, donde accedemos a la información de los movimientos de los animales. Estos registros tienen un valor incalculable en términos ecológicos y de conservación para establecer áreas de uso y posibles amenazas y riesgos.
Los primeros registros no muestran que los delfines hagan uso de la confluencia entre el río Orinoco y caños como Negro, Verde y Tesoro, que se originan al interior de las sabanas de la Orinoquía. Presentan desplazamientos de hasta 25 kilómetros entre canales y las confluencias en busca de alimento, además de una intensa interacción entre los individuos de esta población, lo que evidencia comportamientos gregarios y de grupo.
¿Para qué estudiar a los delfines?
Las toninas presentan dimorfismo sexual, en este caso las hembras suelen ser más pequeñas que los machos adultos de la especie que pueden alcanzar una longitud máxima de 255 cm y un peso de 220 kg. Su coloración rosa se debe a procesos de vasodilatación, como estrategia para regular la temperatura corporal, y su cuerpo es extremadamente flexible para facilitar sus movimientos durante el periodo hidrológico de aguas en ascenso.
El director científico de la Fundación Omacha, Fernando Trujillo, quien ha estudiado por más de 30 años a estos increíbles cetáceos, resalta la importancia de esta información científica para la construcción de mecanismos que apoyen las acciones de gestión y manejo de las poblaciones de los delfines de río y sus hábitats, teniendo en cuenta que además es un gran aporte a la Iniciativa Suramericana de Delfines de Río, SARDI.
Por otro lado, acciones como el Conservation Management Plan (CMP por sus siglas en inglés), la recategorización a En Peligro (EN) del estado de amenaza ante la UICN, la actualización de la resolución 1912 de 2017 que ubicaba a los delfines de río como especies en condición vulnerable (VU) y pasaría a la categoría En Peligro (EN), y el seguimiento satelital de delfines de río generan información de base para la identificación de hábitats claves para los delfines y, de esta forma, promueven la designación de áreas para su conservación, como los sitios Ramsar con los que ya cuenta el país: lagos de Tarapoto, la cuenca del río Bita y la Estrella Fluvial del Inírida.
Jairo Pérez-Torres, director del Laboratorio de Ecología Funcional, miembro del Grupo de Unidad Ecológica y Sistémica (LEF-UNESIS) y docente investigador de la Javeriana, resalta que los delfines de río desempeñan un papel importante en la salud de las pesquerías, la cultura de las comunidades ribereñas y el apoyo a la economía local mediante prácticas sostenibles como la observación responsable de los delfines de río.
Finalmente, este estudio busca sensibilizar a los colombianos sobre el estado de conservación de los delfines de río y los ecosistemas donde habitan. La acelerada transformación y degradación por la sobrepesca, los efectos negativos del cambio climático, la contaminación por la minería ilegal y la disminución de los caudales por deforestación son los factores que más amenazan a estas importantes especies, que solo se encuentran en Suramérica y Asia.
Federico Mosquera-Guerra PhD, es investigador postdoctoral, pertenece al Laboratorio de Ecología Funcional – LEF, a la Unidad de Ecología y Sistemática (UNESIS) y al Departamento de Biología Pontificia Universidad Javeriana. También es Investigador de la Fundación Omacha*.