“La investigación abre puertas que ni siquiera imaginamos”. Con esa frase, una de las participantes del Programa Delfín resume lo que significó para ella conectarse con la ciencia internacional. Por tres décadas, esta iniciativa ha tejido redes entre universidades y centros de investigación de América Latina y Estados Unidos, permitiendo que cientos de estudiantes vivan experiencias internacionales de investigación mediante el desarrollo de competencias interculturales. Tres jóvenes de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali, nos compartieron las expectativas, retos y aprendizajes que vivieron.
Evidencia del impacto positivo y transformador del programa son Angélica Flórez, Mirith Barrera y Heilyn Casanova, tres estudiantes de pregrado de Javeriana Cali que se embarcaron en la aventura y el reto del Programa Delfín. Las tres estudiantes saltaron a la posibilidad de esta experiencia de investigación con expectativas diferentes.
Por un lado, Mirith Barrera, estudiante de Diseño de la Comunicación Visual, siempre había soñado con hacer un intercambio y vio en el Programa Delfín la posibilidad de cumplir su sueño. De otro lado, Angélica Flórez, estudiante de Biología, tiene una pasión desde hace años por las ballenas y los delfines, que pudo explorar e investigar con este programa. Finalmente, Heilyn Casanova, estudiante de Ingeniería Biomédica y coordinadora del Semillero de Investigación en Aplicaciones y Desarrollos Biomédicos tenía una curiosidad y un deseo por explorar un área nueva de su carrera: la nanomedicina, no contaba con bases académicas, pero se aventuró a investigar el tema en el Programa.
Mirith Barrera hizo una pasantía de investigación en Wichita State University, en Kansas (Estados Unidos). Se vinculó a la investigación de un doctor en el área de lingüística, enfocada en el análisis de cómics sobre la frontera de Estados Unidos y México. Su trabajo consistió principalmente en leer el cómic y revisar bibliografía de manera autónoma y luego discutir sus hallazgos con el investigador.
Mirith se enfocó principalmente en Red Border, un cómic sobre una pareja de mexicanos que cruzan la frontera y se encuentran con una familia americana que practica canibalismo con migrantes, como metáfora de explotación. “Mi investigación se centró en cómo era vista la mujer en ese cómic. Solo había tres personajes femeninos: una mujer sexualizada, una abuelita y la protagonista, quien siempre recibía críticas por sus decisiones. Era un mensaje subliminal de machismo patriarcal”, explica la estudiante.

/ Fotografía cortesía de la estudiante
Angélica Flórez fue al Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana en Xalapa, México, y se vinculó al Laboratorio de Mamíferos Marinos (LabMMar). Trabajó de la mano de dos investigadores: la doctora Isabel Hernández y el doctor Eduardo Morteo, aprendiendo directamente de su experiencia. “Me apasionan los mamíferos marinos, considero que son los animales más increíbles del mundo, ellos trabajan con delfines. Por eso dije: tengo que estar ahí y aprender de ellos”, asegura la estudiante con emoción. Su investigación comenzó con teoría: aprendió de ecología de delfines, su evolución y de proyectos previos del laboratorio. Adquirió conocimientos de estudiantes de maestría, lo que le dio una base sólida para aplicar el conocimiento en la práctica.


del golfo de México / Fotografía cortesía de la estudiante
Una vez en el laboratorio, estudió las presas de los delfines, identificando parásitos, contaminación y residuos plásticos, vinculando esto a la salud de los animales. Y finalmente, y quizás lo más emocionante para la estudiante, fue la salida de campo. Angélica tuvo la posibilidad de embarcarse siete horas en aguas abiertas en el Golfo de México, siguiendo protocolos de laboratorio. Tomó fotografías de la aleta dorsal de los delfines, así como registro acústico, y realizó observación de su comportamiento.
Mientras Angélica refleja la decisión de seguir una pasión de años, Heilyn Casanova se lanzó a explorar un camino desconocido. Ella participó en el programa Delfín en la Universidad Autónoma de la Ciudad de Juárez, México, y apoyó el proyecto enfocado en la liberación de fármacos contra el cáncer —el primer paso que permite que el principio activo de un medicamento llegue al sitio donde ejercerá su efecto—, con un enfoque de nanomedicina. En concreto, apoyó a los investigadores en la elaboración de un sistema de encapsulación de vincristina y ácido gálico, dos fármacos comprobados como anticancerígenos, buscando una forma más eficiente de liberarlos.
“El director nos recomendó escoger un tema del que no supiéramos nada, para aprender desde cero. Al principio me dio nervios, pero luego se sintió muy bien”, comparte la estudiante. Su aporte consistió en la investigación de los fármacos y sus mecanismos de liberación, la elaboración de un protocolo de encapsulación y la validación con el director del programa, las pruebas de laboratorio previo y posterior a la aplicación de los fármacos y, finalmente, el análisis de datos con espectrofotómetros —instrumento usado para identificar, cuantificar o analizar la composición de una muestra, a través de la absorción de luz — y otros equipos avanzados de nanomedicina.

Una experiencia de transformación académica y personal
Las tres estudiantes vivieron un proceso valioso de transformación personal y académica en el Programa Delfín. Mirith dice que adquirió autonomía y confianza en sí misma, en sus palabras: “Esta experiencia me cambió muchísimo. Me permitió superar retos personales, conocerme mejor, y poner a prueba mis habilidades en inglés”. En términos académicos, Mirith desarrolló habilidades de búsqueda y análisis de información, lectura crítica, interpretación de mensajes en textos y cómics y comprensión de problemáticas sociales de otros contextos. “Creo que todas estas habilidades serán muy útiles en mi futuro profesional como diseñadora de comunicación visual, tanto para proyectos personales como académicos”, afirma.
Angélica Flórez desarrolló habilidades de socialización, investigación y apertura para recibir información. En sus palabras: “aprendí a ser curiosa y proactiva, a preguntar y aprender de cada persona”. Para ella, esta experiencia le cambió totalmente la perspectiva y afirma ahora sentirse empoderada y tener mayor claridad sobre su futuro académico y profesional.
Finalmente, Heilyn Casanova llegó a una conclusión similar. Ahora se siente más abierta y receptiva al cambio, para ella, “lo más enriquecedor fue trabajar con investigadores y estudiantes de otros países. Aprendí a ver mi carrera y mi campo de acción desde otra perspectiva”. Heilyn no tenía claridad sobre sus estudios de posgrado, pero esta experiencia le permitió decidir hacer su maestría en el campo de la nanomedicina.
Las tres estudiantes trajeron de vuelta a Colombia una convicción sobre la importancia de la investigación para los jóvenes. “Participar en investigación es fundamental para los estudiantes porque permite adquirir conocimientos que no se enseñan en clase y abre muchas puertas, incluyendo contactos y oportunidades profesionales”, dice Mirith. Angélica añade que, “investigar nos nutre, nos permite aplicar el método científico, observar por nosotros mismos y sacar conclusiones propias. Salir de la teoría, vivir experiencias internacionales y trabajar con docentes nos empodera”. Finalmente, Heilyn considera que la investigación permite, “ver las cosas de manera diferente, innovar y ser creativo”.
Las tres jóvenes animan a otros estudiantes a vivir esta experiencia y a acercarse a la investigación, porque para ellas investigar abre puertas inesperadas, transforma el futuro y ofrece la oportunidad de crecer personal y profesionalmente. Las experiencias de Mirith, Angélica y Heilyn demuestran cómo la investigación fomenta la autonomía, la confianza, la visión de futuro y la curiosidad, a la vez que abre horizontes académicos y culturales. En ellas se refleja el verdadero espíritu de la investigación formativa: la preparación de profesionales capaces de innovar, tener pensamiento crítico, conectarse con el mundo desde la teoría y la práctica y aportar al desarrollo de sus comunidades.