Esta nota titulada Lo que nunca nos contaron del 20 de julio de 1810 fue publicada originalmente el 20 de julio de 2019 y se reproduce tal como circuló.
Esta es una historia perdida, de esas que nuestros abuelos o maestros nunca nos contaron. Han transcurrido 209 años desde aquel 20 de julio, en el que unos personajes desconocidos, en las entrañas de la Nueva Granada (Santafé de Bogotá), firmaron el Acta del Cabildo Extraordinario, la que abriría un difícil y amargo camino hacia la independencia de Colombia con un dulce sabor a victoria.
En 1810, mientras España se las arreglaba para sobreponerse a la guerra que libraba contra las tropas francesas, la invasión napoleónica, el cautiverio del rey Fernando y demás momentos que llevaron a la crisis constitucional de la monarquía, en Santafé, lejos de que la idea de independencia se inmiscuyera como objetivo principal en la memoria de sus pobladores, lo que pedían los santafereños era la constitución de una junta de gobierno que defendiera la autonomía de los territorios americanos por regiones, es decir, mantener el control de Santafé frente a lo que estaba sucediendo en la Península, y así se consolidó la Junta Suprema.
Sin mencionar palabra que insinuara el deseo por liberarse de la monarquía, se firmó el Acta del Cabildo Extraordinario. Para ese viernes 20 de julio bastó solo una pluma y un papel donde se plasmaron las ideas que indicarían la autonomía territorial: la Junta Suprema del Nuevo Reino de Granada ejercería la autoridad, convocaría al Congreso y en conjunto dictarían una Constitución; luego se mencionaba a la Junta como garante de la seguridad del territorio y, entre otros, se reconocía formalmente un nuevo gobierno comandado por este cuerpo interino en ausencia del rey.
Se firmó un acta, pero ¿quiénes escribieron sus nombres en ella?
Sin duda resulta de interés saber de la existencia del acta, pero es aún más interesante conocer la ‘historia perdida’ de quiénes fueron los firmantes. “Hay quienes piensan que los hombres que la firmaron son criollos y que siempre estuvieron marginados por el Estado, por el rey, o que eran unos recónditos que iban pasando por Santafé y aprovecharon para firmar”, afirma Juana María Marín Leoz, historiadora y profesora javeriana, quien llegó desde Navarra, España, para estudiar la historia que desconocemos de nuestro país y relatar con su caluroso acento hispano los hallazgos de su obra.
¿Qué hay detrás de los nombres que aparecen en ese papel, aquéllos que han tenido el privilegio de ser denominados héroes y próceres de la patria? ¿Realmente los firmantes estaban subordinados por la corona? ¿Qué estudiaban? ¿Cuántos años tenían? ¿De qué familias venían y de dónde?
Marín Leoz, quien hoy en día se considera una criolla por la cantidad de años que lleva radicada en Colombia, escudriñó cada uno de los 53 nombres que aparecen en la emblemática acta del 20 de julio, mal llamada ‘Acta de Independencia de Santafé’ porque, según ella, la independencia llegaría algunos años después. “Esta denominación de independencia se construye posteriormente, cuando los patriotas y los granadinos ganaron todas las guerras de la independencia y finalmente consiguieron la ruptura con la monarquía tras la victoria en la batalla de Boyacá, en 1819”, afirma.
Para el desarrollo de su investigación Genealogía de un acta. Los firmantes del Acta del Cabildo Extraordinario de Santafé del 20 de julio de 1810, Marín utilizó la prosopografía, es decir, recogió las biografías extendidas de cada uno de los firmantes, sustentadas en los datos personales, sus actividades administrativas, políticas y económicas, al igual que la reconstrucción de sus contornos familiares y sociales, lo que le permitió cruzar informaciones, analizar similitudes y divergencias y, con esto, construir una biografía colectiva.
La historiadora asegura que después de la lectura de muchas de las obras queda la sensación, en un sentido amplio, de que no es relevante saber quiénes eran los firmantes. “Su familia, sus matrimonios y sus relaciones políticas, profesionales, amistosas, familiares… pasan a un segundo plano primando la construcción de una imagen plana, sin análisis crítico, que sirve para engrosar las relaciones de ‘héroes y patriotas’, en las que todo es luz y no tiene cabida ninguna sombra a excepción de aquellas que oscurecen las trayectorias de aquellos ‘traidores’ que mudaron sus fidelidades tras la firma del acta”, explica.
Con su investigación, Marín encuentra las sombras difusas de nuestra historia. Sus hallazgos demuestran que son criollos (hijos de españoles nacidos en América o españoles con más de 5 años en la Nueva Granada), o peninsulares, que llevaban participando e integrando los resortes de poder político-administrativo y socio-económico santafereño desde la década de los 90 del siglo XVIII; personas que, más allá de su origen geográfico, tienen un recorrido vital y profesional de larga duración en la capital.
“No son gente marginada, recién llegados al sistema, que asaltan la institucionalidad desde fuera sino que se convierten en garantes de ella desde antes; cuentan con una larga experiencia siendo parte del sistema y, además, al estar en las instituciones, son gente con plata, que hacen parte de la élite”, explica.
También logra desfigurar la idea, para muchos, de que este suceso estuvo liderado por jóvenes alborotados y rebeldes buscando la libertad. De hecho, la media de edad de los firmantes, según la investigación, es de 40 años: “No son jóvenes incautos luchando por la libertad y el futuro que amanece o que tenemos ahí anhelante; opuesto a esto, tienen ya mucho recorrido”.
Dentro de los otros datos curiosos, poco explorados y perdidos en nuestra historia, a Marín Leoz le llama la atención que la familia Caicedo y Flórez no firmara el acta porque eran quienes mandaban en Santafé a finales del siglo XVIII y principios del XIX, eran los dueños del cabildo y tenían mucho dinero. “Yo dije: ¡qué raro!, no están firmando aquí. Pero no es que no estén, porque cuando revisé el acta con más detalle me encontré con un señor que se llama Fernando Benjumea, y dije ya está, ahí están”. Benjumea es un señor sevillano y, cuenta la historiadora, era el apoderado de los Caicedo y Flórez.
Este fue el indicio para responder a otra extrañeza que surgió en el camino: ¿por qué José Ignacio Pescador Amaya firmó, y sorprende porque lo definen como un indio, cura de Villeta nacido en Choachí. Para el momento histórico, donde incluir a un indio no era una necesidad de principios del siglo XIX, tal participación parecía difícil de creer. Pero “si nosotros viajáramos en una máquina del tiempo al 20 de julio de 1810 y preguntáramos por el señor Pescador, nos dirían: ‘sí, él es el apoderado de fulanito, está representando a este señor de la élite’”, es la hipótesis de la investigadora.
Otro hallazgo es que dentro de los firmantes hay una jerarquía de poder interna. Unos firmarían en un momento y otros después. “Los que firman primero son los que mandan en la organización de ese régimen de transformación, y de esos 35, los que mandan de verdad son 17, que están presentes en la administración desde antes, algunos desde 1770, y van a estar en los diferentes escenarios hasta 1816”, concluye.
¿Y qué pasó con los firmantes después de dar un cauteloso paso con el acta para transitar a la independencia? De los que se tiene conocimiento, unos fueron encarcelados, otros desterrados o fusilados; hoy integran la larga lista de mártires de la independencia. Después de todo, esta investigación es un aporte para acercarnos a nuestra historia y desfigurar mitos, conocer quiénes fueron los que por tanto tiempo hemos llamado héroes de la patria y reconocer que quienes se han consolidado casi como ‘santos’ también tienen oscuridades que pocas veces nos han contado.
2 comentarios
investigación Genealogía de un acta. Los firmantes del Acta del Cabildo Extraordinario de Santafé del 20 de julio de 1810 , Marín utilizó la prosopografía
Intesantísimo trabajo investigativo de la Dra Marín Leoz para poder conocer difusos detalles de la incipiente idea independista. Cómo me sería posible conocer la genealogía completa de la aludida acta? Agradecimientos de antemano