El biólogo Dimitri Forero pasa la mayor parte del día en una especie de búnker donde la señal de celular es casi inexistente. Allá lo visitan centenares de estudiantes que comparten su pasión por el mundo de los insectos; armados con algunos microscopios se adentran en una colección que parece infinita y que Forero, con un postdoctorado en Entomología, domina como si fuera la sala de su casa. En ella abundan los arácnidos, lepidópteros, coleópteros y hemípteros, por los que siente una particular atracción.
Entre todos, Forero prefiere los chinches. Su gusto por ellos nació desde que era niño, cuando caminaba por las calles de Guayaquil, Ecuador, y se dio cuenta de que con las lluvias miles de insectos se tomaban las calles, las plantas, las ventanas, todo. Desde entonces decidió responderse a través de la ciencia preguntas sencillas pero esenciales: “¿De dónde vienen los bichos? ¿Cuántos hay? ¿Por qué tienen tantos colores y formas?”.
Su trabajo se divide en las clases que dicta en la Facultad de Biología de la Pontificia Universidad Javeriana, el tiempo que permanece al frente de las Colecciones Biológicas y las expediciones que realiza con sus estudiantes a distintos lugares del país. Este año 2017, después del viaje a los llanos orientales, regresaron con centenares de frascos plásticos con nuevos “huéspedes” para la colección.
Con habilidad de relojero armó camas permanentes, luego los puso en el microscopio, observó sus particularidades y les agregó rótulos donde describió especie, familia y origen. Todo esto mientras enseñaba el proceso para multiplicar el esfuerzo y las manos hábiles. Después de todo, clasificar a todos los insectos es un esfuerzo titánico.
Existen al menos 750.000 especies de insectos en el mundo. Durante sus años como entomólogo, Forero ha clasificado más de 50: “Creo que ya perdí la cuenta, incluso he mejorado un poco con el tema de los nombres”. Uno de sus últimos descubrimientos es una especie de chinche que pareciera confundir a sus enemigos disfrazándose de arácnido, incluso llevando en su cuerpo varios cuernos que asemejan las patas de las arañas.
Los insectos viven guerras infinitas, la evolución los llevó a crear defensas para sobrevivir y armas para cazar. Algunos son venenosos, otros se disfrazan para disuadir a sus depredadores, varios tienen garras y aguijones que inspiraron miles de películas de terror, mientras que buena parte prefiere vivir en colmenas donde la unión hace la fuerza.
Para Forero todos son especiales y cada uno merece un cuarto en la colección, que le permita a cada investigador sumar esfuerzos y construir entre todos el relato infinito del mundo de los insectos.
1 comentario
Dimitri que bueno saber de ti, que buen trabajo super ir a conocer la coleccion un abrazo