En plena expansión de las multinacionales de la comunicación, como son los emporios de las cadenas radiales, los sonidos de la radio comunitaria y ciudadana recrean un paisaje polifónico en el territorio colombiano. Acentos y realidades de un centenar de municipios cobran su existencia en el dial, en pequeñas estaciones que retratan la vida cotidiana y diversa de sus habitantes, más próximos a una naturaleza de entornos rurales que a las costumbres de la gran ciudad.
Estas emisoras locales, que han venido consolidándose desde hace más de una década, son un referente, e incluso, un patrimonio, en cada uno de sus municipios, como la plaza, la casa de la cultura o la casa cural. Escenario de lo social y lo político, acompañan las horas con músicas populares y crean sentidos a las formas de existir a través de mensajes o programas realizados con las voces de niños, jóvenes, mujeres, hombres y ancianos, que poco saben de radio pero han aprendido el valor que tiene la palabra.
De hecho, no estamos hablando de la radio “formato”, tampoco de una parrilla con estándar de programación. Nos referimos a la radio como lugar de encuentros y diálogos de una comunidad. Por lo tanto, es clara la dificultad para clasificar y definir estas emisoras en el marco de un modelo de medio de comunicación, e incluso en la categoría que les asigna el Ministerio de Comunicaciones –“servicio comunitario de radiodifusión sonora”– al otorgarles el derecho a hacer uso legal del espectro electromagnético. De ahí su complejidad y riqueza: la comprensión de las radios comunitarias y ciudadanas se da en la dimensión cultural.
Entre 1997 y 2008 el Gobierno asignó frecuencia de radiodifusión a 831 emisoras comunitarias, 31 en ciudades capitales; las demás, el 96%, en poblaciones intermedias y municipios lejanos geográfica y socialmente. Pero no todas las frecuencias asignadas están al aire, muchas han sido cerradas, otras están en proceso de conformación; así mismo, se da el caso de aquéllas que no cumplen con la misión comunitaria. Aun así, no se puede desconocer el trabajo de movilización social y reconocimiento a su población, que una gran proporción está llevando a cabo.
La radio comunitaria y ciudadana, de acuerdo con la política pública, responde a la intención de “promover la participación social y la democracia”, un logro de organizaciones y movimientos sociales que buscan y protegen el derecho a la democratización de las comunicaciones, discusión que en Colombia se está dando desde hace más de diez años. De esta manera, en su ideal como medio ciudadano, de interés colectivo e inclusión, la radio comunitaria se está construyendo y muestra proyectos comunicativos en proceso que dejan aprendizajes para fortalecer su sentido y la acción de quienes impulsan su existencia.
Sin embargo, por la naturaleza efímera de este medio de comunicación, no se cuenta con mecanismos o metodologías que puedan dar cuenta del impacto que logra en sus audiencias. Aquello que dicen, lo que conmueve y transforma, lo que provoca una respuesta colectiva, crea o fortalece un vínculo social que no tiene otro testimonio demostrativo distinto a la memoria de los protagonistas. Tan ligero es su actuar que ni siquiera la misma emisora lleva un registro o un archivo con su historia.
La memoria como evidencia
Frente a la ausencia de conocimiento y metodologías que permitan observar y sistematizar el impacto de un medio de comunicación comunitario, se lleva a cabo, entre 2004 y 2007, la investigación Sistematización de experiencias de comunicación y medios ciudadanos. Caso de Aredmag.
Aredmag es la sigla de la Asociación Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio, una de las primeras organizaciones que surge en torno al movimiento radial comunitario, con un componente adicional: cuenta con el respaldo del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, PDPMM, factor que la vincula a un trabajo continuo de resistencia para mantener a la población del sur de Cesar y de Bolívar, noroeste de Antioquia y noroeste de Santander al margen del conflicto armado colombiano. Aredmag integra 17 emisoras comunitarias que tienen en común tanto aspectos culturales como diferencias.
El proyecto se constituye en un modelo de investigación participativa. Vincula dos universidades colombianas, la Javeriana y la del Norte; dos norteamericanas, la de Oklahoma y la British Columbia, y Aredmag. La coordinación está a cargo de Amparo Cadavid, profesora de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, y cuenta con la asesoría de Pilar Riaño de la Universidad de British Columbia en Canadá. Se desarrolla en distintos momentos a lo largo de cuatro años de los cuales dan cuenta documentos publicados, registros en video y debates públicos, todos ellos cuerpo y resultado del proceso de investigación.
En esencia, propone “un diálogo de saberes entre activistas y académicos”, explica Amparo Cadavid, con el fin de poner a prueba un modelo metodológico que permita confirmar si estas emisoras tienen incidencia en la transformación de la sociedad como se presume lo están haciendo. Es decir, la investigación consiste en una reflexión sobre la forma de investigar procesos sociales y comunicativos de la complejidad de la radio comunitaria, discusión que pone sobre la mesa, en primer lugar, el concepto de audiencia bajo el cual los medios tradicionales interpretan a sus públicos.
El concepto de audiencia, uno de los puntos de partida, marca hondas diferencias entre la definición teórica de un medio de comunicación convencional y la apropiación que ejerce un grupo social o una comunidad de un soporte y una técnica comunicativa. En este sentido, la audiencia de la radio comunitaria se desplaza, abandona el estado pasivo. Son el bombero, el ama de casa, el estudiante, el médico, el docente, el creador de las músicas campesinas, el cura y el predicador evangélico quienes están actuando como generadores de contenidos, a la vez que son parte de la audiencia, en un diálogo que se ha de prolongar en los espacios de encuentro cara a cara, como el mercado o el parque, que pertenecen a esa pequeña y única comunidad.
Por consiguiente, no operan allí y se ponen en tela de juicio para estos medios las metodologías cuantitativas con que se miden las audiencias masivas; igualmente, queda en evidencia que la radio comunitaria y ciudadana más que un medio de comunicación es un “proyecto social comunicativo”, por consiguiente, no puede observarse a partir de técnicas y variables tradicionales.
En consecuencia, los investigadores optan por aplicar una dinámica participativa en la que intervienen los actores sociales y políticos que han hecho posible la radio, y a través de testimonios, relatos, debates, reflexiones e imágenes hacen que vaya apareciendo en el tiempo que dura la investigación el objeto de estudio, es decir la evidencia del cambio social.
La metodología aplicada se caracteriza por un enfoque etnográfico que se sustenta en los trabajos de dos investigadores, Jo Tacchi y el concepto de “ecologías comunicativas”, y Pilar Riaño y los talleres de recuperación de la memoria denominados “colcha de retazos” y “mapa mental”. Tacchi propone observar las relaciones sociales a través de círculos concéntricos en donde se ubica en el centro el objeto de estudio, que para el caso corresponde a Aredmag, y, a su alrededor, se van configurando como ondas los actores que en distinto nivel interactúan con éste: los miembros de la Red, las instituciones y organizaciones locales y regionales, y la sociedad.
El método de Tacchi permite organizar la investigación y dar cuenta del proceso que tiene la radio desde el momento en que se crea. Lo complementa la metodología de la “colcha de retazos”, una acción participativa y lúdica que recupera en primera instancia la memoria individual y en segundo lugar, la colectiva. De esta manera, y haciendo uso de técnicas cualitativas complementarias, es posible recuperar en el tiempo ese instante en que la radio cambia el curso de los hechos.
Para leer más…
+Cadavid, A. (2006, julio). Resolviendo viejos retos. Una alianza académicos-activistas. UNIrevista 1 (3). Recuperado el 30 de junio de 2009, de https://www.unirevista.unisinos.br/_pdf/UNIrev_Cadavid.PDF+Cadavid, A., Rodríguez, C. & Durán, O. (2008). De la violencia al discurso: Conflicto y radios ciudadanas en el Magdalena Medio. Lo que le vamos quitando a la guerra. Medios ciudadanos en contextos de conflicto armado en Colombia. Bogotá: Centro de Competencia en Comunicación para América Latina, Fescol. Recuperado el 30 de junio de 2009, de https://www.c3fes.net/docs/capitulo4_quitandoguerra.pdf
Sitio web de la Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio: https://www.aredmag.org.co/