Hace un tiempo, tal vez el año pasado, ví un video en YouTube que hablaba acerca de las emisiones de carbono que generan los correos electrónicos y cómo lo hacen. Si les soy sincera no quedé muy convencida con el tema y aunque lo tuve entre mis pendientes, lo deje ahí esperando. En estos días, en una cuenta de Instagram llamada @reals_lab publicaron un reto con el hashtag #limpiomicorreo, el cual trajo a mi mente este tema. Por eso, decidí investigarlo un poco más con el fin de encontrar la relación entre el envío de correos electrónicos y el impacto en los ecosistemas.
Resulta que cuando nos hablan de huella de carbono o acciones que impactan el medio ambiente, normalmente pensamos en carros, motos, fábricas o plástico, pero pocas veces nos viene a la cabeza el uso que le damos a la energía, a las redes sociales y a nuestros correos electrónicos. Los datos, especialmente aquellos que se encuentran en los e-mail, deben ser almacenados en centros de datos o servidores; y, aunque se encuentran a kilómetros de nosotros y por ello no es visible el impacto, requieren grandes cantidades de agua y energía para su funcionamiento porque pueden sobrecalentarse y necesitar procesos de enfriamiento.
Así mismo, según un estudio realizado en Reino Unido por la compañía energética Ovo, enviar correos también genera un gasto de energía porque se necesita de ella para que tanto los centros de datos como los dispositivos electrónicos envíen, filtren, lean y entreguen los correos. Para el estudio realizado por esta compañía, llama especialmente la atención aquellos correos que se envían con un único contenido; es decir, mensajes prescindibles como “gracias”, “recibido”, “saludos”. En 2017, un informe de la consultora Two Sides indica que la actual circulación de correos electrónicos llegaría a equivaler a la huella de carbono producida por cerca de 890 millones de automóviles en un año. Por supuesto, es importante señalar que la huella de carbono de los correos electrónicos depende de su contenido: es mayor si tiene archivos adjuntos y se incrementa si el correo se reenvía.
Según el medio La Vanguardia, de Barcelona (España), en entrevista con Ana Figaredo, eliminar 30 correos de nuestra cuenta puede ahorrar 222 Watts, que es aproximadamente el gasto de energía de una bombilla ahorradora encendida durante un día. Así mismo, según Ovo, si cada una de las personas de Reino Unido prescindieran de correos que pueden ser considerados innecesarios, no emitirían 16.433 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en lo corrido de un año.
A partir de mi investigación, yo podría hacerle un par de sugerencias: si usted tiene miles de correos en su cuenta que no usa o no necesita, elimínelos. Recuerde que para que pueda consultarlos en cualquier momento, estos correos deben estar alojados en servidores que requieren energía y agua. También, si puede evitar correos innecesarios como aquellos que tienen un contenido corto y que incluso usted puede comunicar a su compañero de trabajo o amigo de forma personal, hágalo; de esta manera también estará disminuyendo su huella de carbono.
Puede ser que aún leyendo esto, cuando piense en el impacto de un correo electrónico sobre el medio ambiente le parezca poco, pero imagínese las cuentas de e-mail de todo el mundo, quizás ya no sea tan pequeño. Ahora, suponga que todos conocieran esta información y pudieran aportar con un clic al eliminar correos innecesarios o evitar otro clic para no enviar correos innecesarios. Estaríamos haciendo mucho.
Más información aquí.
* Bióloga, Magíster en Educación.
Instagram: @karoltvera
1 comentario
Muy importante aprender de estos temas, porque de esta manera podemos evaluar nuestras rutinas, nuestras actividades y mejorar poco a poco, de manera que seamos más amigables con el medio ambiente, y podamos ser conscientes de cómo podemos evitar así sea un poquito su deterioro por tanta contaminación o por acciones irresponsables.