Incursionan en los procesos productivos de comunidades de artesanos y de sistemas de creación de mercados, no siempre tratados por el diseño como fuentes fundamentales para el desarrollo, desde la perspectiva del capitalismo moderno y de las diversas formas de neoliberalismo.
Dos aspectos se amalgaman para consolidar la noción de diseño socialmente responsable: ideología y participación. Para abordar el trabajo, las autoras buscan informarse sobre las posturas más críticas con respecto a lo que significa responsabilidad social. En este debate, como se sabe, hay aguas peligrosas y obstáculos para deslindar la diversidad de posiciones desde las cuales se relaciona dicha actividad con las estructuras sociales. Se cuidan de no caer en “la modernidad” de los discursos elaborados con persistencia por el neopositivismo y la escuela más pragmática exhibida por el empirismo y el desarrollismo de nuevo cuño.
Un elemento de evidente interés para el debate es la relación estrecha que tiene el diseño con la dimensión ética. En este apartado asumen una postura muy definida en relación con la educación de los diseñadores. El marco de referencia se valida de forma eficiente con las propuestas que la Pontificia Universidad Javeriana ha estructurado para la formación de los profesionales en esta área. Las autoras examinan y analizan los ciclos de educación, sus intenciones y los cambios curriculares. Además, los desafíos pedagógicos que la Universidad adopta de acuerdo con las dinámicas y las transformaciones generadas en la sociedad en su conjunto.
Como colofón del estudio, las autoras acentúan la capacidad que tiene el diseño con las características anotadas para analizar y proponer alternativas frente a problemas prioritarios de la sociedad.